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Coplas de «Vita Christi»


Fray Íñigo de Mendoza



[Nota preliminar: Edición digital a partir de la de Zamora, Centenera, 1482. Edición facsímil: Madrid, Real Academia Española, 1953 y cotejada con la edición crítica de Julio Rodríguez-Puértolas: Fray Íñigo de Mendoza, Cancionero, Madrid, Espasa-Calpe, 1968, pp. 1-153. Seguimos los criterios de actualización ortográfica y puntuación de esta última, cuya consulta recomendamos por ser imprescindible para la correcta apreciación crítica de la obra].








Invocación del actor

1     Aclara, sol divinal,
la çerrada niebla obscura
que en el linaje humanal,
por la culpa paternal
desdel comienço nos dura;
despierta la voluntad,
enderesça la memoria,
porque sin contrariedad
a tu alta magestad
se cante divina gloria.

2     Aquella gran conpasión,
aquel amor entrañal
que por nuestra salvaçión
hizo sofrir tal passión
a tu fijo natural;
aquella bondad divina
que le forçó a ser ombre
enmiende lo que se inclina
en esta carne mesquina
a ofender el tu nombre.


Prosigue

3     Los altos meresçimientos
de aquella Virgen y Madre,
y los ásperos tormentos
que sufren por tí contentos
los que te tienen por padre,
y la vitoria famosa
de tus mártires pasados,
me alcançen que la prosa
de tu vida gloriosa
escriva en metros rimados.


Despide las musas poéticas e invoca las christianas

4     Dexemos las poesías
y sus musas invocadas,
porque tales niñirías
por humanas fantasías
son çierto temorizadas
y veniendo a la verdad
de quien puede dar ayuda,
a la sola Trinidad
que mana siempre bondad
gela pidamos sin duda.


Prosigue

5     Non digo que los poetas
los presentes y passados,
non fagan obras perfectas,
graciosas y bien discretas
en sus renglones trobados;
mas afirmo ser herror,
perdonen si bien non fablo,
en su obra el trobador
invocar al dios de amor
para serviçio del diablo.


Prosigue y prueva con San Iherónimo

6     San Iherónimo acusado
porque en Çiçerón leía,
en spíritu arrebatado,
fue duramente açotado,
presente Dios, quel dezía:
«si piensas que eres christiano
según la forma devida,
es un pensamiento vano,
que eres çiçeroniano,
pues es Çiçeron tu vida».


Limita lo sobredicho

7     Con todo no rehuyamos
lo que la razón ordena,
mas tal templança tengamos
que la carrera sigamos
que nos mostró Juan de Mena,
alimpiándola por vía,
quitada fuera la escoria
de la dulce pohesía
tomemos lo que nos guía
para llegar a la gloria.


Concluye la invocación

8     Así que la invocación
al solo eterno se faga,
que espira en el coraçón
y El da la discreçión
cada y cuando que se paga.
Pues do comienço a la obra
en nombre de Aqueste solo
de quien todo bien se cobra,
dexada toda çoçobra
de Venus, Mares y Apolo.


Pone la causa e efecto de la passión del Señor

9     Por la culpa cometida
del que quiso ofenderte,
¡o bondad tan sin medida!,
Tú diste muerte a tu vida
por darnos vida sin muerte;
¡o justiçiera piedad,
o piadosa justiçia!
Fartaste la Trinidad,
salvaste la humanidad,
sobraste nuestra maliçia.


Confiesa el actor la divinidad e humanidad del Señor

10     Eternalmente engendrado,
temporalmente nasçido,
eternalmente hordenado
para ser nuestro enbiado;
temporalmente venido;
eternal governador
de las cosas tenporales,
por salvar al pecador
vestiste, inmortal Señor,
la carne de los mortales.


Reprehende de ingrata a la humanidad nuestra

11     ¡O ciega natura humana,
quán nada son tus servicios,
ca según siempre te mana
de la bondad soberana
la fuente de beneficios,
ca te crio de no nada
doctada de fermosura,
y más, después de criada,
por remediar tu errada,
se vestio la carne tuya.

12     En la virgen sin manzilla,
sin ayuntamiento alguno,
¡o graçiosa a maravilla!
¿qué lengua podrá dezilla
nin de mil cuentos el uno?
Forçado de caridad
encarnó el Fijo de Dios;
¡o quán nueva novedad,
parir con virginidad
y conçebir sin ser dos!


Loa a Nuestra Señora en comienço de la istoria

13     De nuestra noche candela,
de nuestras cuitas abrigo,
de nuestra virtud escuela,
de nuestras graçias espuela,
freno de nuestro enemigo,
muerte de nuestra tristeza,
vida de nuestros plazeres,
arca de nuestra riqueza,
fuerça de nuestra flaqueza
corona de las mugeres.


Comiença la istoria de la Incarnaçión

14     De los culpados perdón,
guarda de los perdonados,
de los tristes compassión,
julepe de perfeçión,
triaca de los pecados,
nuestra torre de omenaje,
claro sol de nuestro día,
a tí el alto mensaje
fue traido por el paje
que te dixo Ave María.

15     Con cuya sancta visión
se alteró toda tu cara,
porque forma de varón
dentro de tu abitaçión
nunca ver se acostumbrara;
¡o cosa muy de notar,
do claro se nos enseña
que en todo tiempo y lugar
deve la virgen estar
sospechosa y çahareña!


Amonesta las donzellas a ençerramiento a propósito de esquividad y alteración de Nuestra Señora

16     Por la gigante maldad
del viçio que aquí non nombro,
en tan flaca humanidad
sienpre la virginidad
esté la barba en el onbro,
y la que quiere guardarse
de enturbiar su claro nombre,
así cure de ençerrarse
que tenga cierto espantarse
cada vez que viere onbre.


Conparaçión

17     La liebre por no encobarse
a vezes pierde la vida;
la virgen por demostrarse
avemos visto tornarse
de virgen en corrompida;
por salir de la barrera
muchos mueren nesçiamente;
la virgen mucho plazera
es imposible que fuera
no quiebre'l asa o la fruente.

18     La estopa no está segura
en burlas con los tizones;
la virginidad no tura
en la muger que procura
pendencias con los varones:
huilla, que no esperalla,
tal guerra de mí consejo,
do valen menos sin falla
los arneses de Missalla
que las armas del conejo.


Esfuerça su amonestaçión con exemplos

19     Ca Dina si no saliera
a mirar y ser mirada,
ni de ser virgen perdiera
ni menos por ella fuera
tanta sangre derramada;
Bersabé si se lavara
do no la viera David,
ni él con ella pecara
ni su marido matara
con infiel mano en la lid.

20     De la hermosa Thamar,
su hermana de Absalón,
leemos por se apartar
a solo dar de yantar
al doliente hermano Amón
ser del dicho Amón forçada
y con gran aviltamiento
luego en punto desechada,
causa de la cual errada
fue su necio apartamiento.


Descubre un engaño castellano

21     Un muy donoso partido
han tomado todas ya,
de traher por apellido,
y las más dellas fingido,
«primo acá, primo acullá»;
pues si debdo tan çercano
a Thamar hizo burlarse,
es un consejo muy sano
con el más lexos que hermano
ni aún con él nunca apartarse.


Prosigue

22     Que en achaque de nuestra ama,
según es nuestra Castilla,
la muy parentera dama
en la cama o en la fama
siempre resçibe manzilla,
ca o çiega o pierde el tiento
hasta dar consigo en menguas
o resçibe detrimento
en la fama o casamiento
con lo que dizen las lenguas.


Prosigue

23     Es toda la conclusión
de la presente doctrina
que con sola la ocasión
esta gigante passión
al más sabio desatina;
aquesto sólo sentid,
que no basta discreçión
ni coraçón a la lid
que desatentó a David
y enloquesçió a Salomón.


Conclusión

24     Así que deve esquivar
con esquivo continente
la donzella por casar
el parlar y cartear
del pariente y no pariente;
pero la virgen donzella,
quando tales ademanes
hallan buena cara en ella,
desde entonçe fiad della
un buen saco de alacranes.


Torna a la istoria

25     O cunbre de las mejores,
del Fijo de Dios morada,
madre de los pecadores,
tornemos a los amores
de que fueste requestada
quando de rodillas puesto,
el ángel que a tí venía
con gran mesura de gesto,
en son de varón modesto,
te saludava y dezía:


Pone la salutaçión angelical

26     «Dios te salve, virgen llena
de la graçia de Dios Padre;
¡o virgen de culpa agena!
Sábete que Dios ordena
de resçebirte por madre,
de cuya parte te digo
estas nuevas plazenteras:
Nuestro Señor es contigo
y te requiere conmigo,
pues te quiere, que le quieras.

27     Eres bendita muger
entre las mugeres todas,
mas más bendito ha de ser
el fijo que ha de nascer
destas divinales bodas,
ca éste será llamado
hijo del muy alto rey,
el Mexías prophetado,
el que tenéis figurado
y prometido en la Ley.»


Prosigue la istoria

28     Con tan gran nueva a desora,
¡o Virgen, mas no mañera!,
tu color se descolora,
tu descolor se colora,
tu alma toda se altera
y engendra la humildad
en el sancto coraçón
un temor de indignidad
por tu baxa humildad
y la grandeza del don.

29     El mudar de la color
en tu rostro virginal
le descubre tu temor
al discreto enbaxador
de la essençia divinal,
el qual con inspiraçión,
alunbrado desde suso,
con una viva razón
de dulçe comparaçión
esfuerça lo que propuso:


Comparaçión

30     «Tú quedarás tan entera
de la preñez del infante,
qual queda la vidriera
quando en ella reverbera
el sol y passa adelante,
que la dexa en aquel son
que la halla quando vino;
pues así sin corrupçión
serás de la encarnación
del sacro verbo divino.


Prueva el ángel su enbaxada con las revelaçiones que fueron della hechas antes a los prophetas

31     La çarça que vio en su vida
seyendo pastor Moisés,
abrasada y ençendida,
de bivas llamas ardida
mas toda verde después;
la puerta que vio çerrada
Ezechiel el propheta,
¡o virgen maravillada!,
destierren de tu morada
qualquiera dubda secreta.

32     En la victoria campal
que resçibio Gedeón,
esforçado en la señal
de la lluvia celestial,
en la hera y en el vellón,
quando en tinajas de tierra
fue la lumbre secretada,
hasta el tiempo de la guerra,
¡o virgen!, toda se ençierra
la verdad de mi enbaxada.

33     La maravilla mostrada
en la verga de Aarón;
aquella fuente sellada,
aquella huerta çerrada
de quien habla Salamón,
y la çierta prophecía
que de tí dixo Isaías,
¡o sancta virgen María,
reina de todas y mía!,
igualen nuestras porfías.

34     En el primer casamiento
de vuestro primero padre,
quando le dio el sacramento
añudado ayuntamiento
con vuestra primera madre,
fue sabido y señalado
que sería con mucha gana,
d'espuelas de amor forçado,
el Hijo de Dios casado
con vuestra natura humana.


Prueva el ángel por razón natural

35     Por aquel negro bocado
que Adán ovo comido,
el mundo quedó llagado
de un infinito pecado
por razón del ofendido,
pues nunca podrá cobrarse
la ya perdida corona,
ni la tal debda pagarse,
salvo si viene a encarnarse
una infinita persona.

36     Así que, virgen más alta
que los más altos del çielo,
hermosa, buena, sin falta,
de cuyas gracias se esmalta
para ser hermoso el suelo,
amansen tu alteraçión
las pruevas con que concluyo,
por Escriptura y razón,
la divina encarnación
en el sacro vientre tuyo.»


Prosigue el actor la istoria

37     Las fuerças del sancto ruego,
el manifiesto provar,
han hecho que torne luego
el desterrado sosiego
a su primero lugar,
y del todo despedida
de peligrosas repuntas,
la miraglosa venida
del Hijo de Dios creida,
el cómo verná preguntas.

38     Y lo que más entre todo
altercávades los dos,
hera disputar el modo
cómo se puede del lodo
hazer saya para Dios,
y tanbién otra questión,
difícil, ardua, escura:
cómo podrá sin varón
hazerse generación,
pues non lo sufre natura.

39     Estas dubdas remontadas,
metidas dentro en el çielo
por aves tan esmeradas,
boladas y porfiadas,
mas no vencidas de buelo,
al no poder alcançar
heziste lo que diré:
viendo vano el porfiar,
desçendiste te a hartar
al señuelo de la fe.

40     A do, temiendo, creiste,
¡o virgen!, a la enbaxada,
y creyendo respondiste
respuesta por do saliste
del Hijo de Dios preñada.
¡O flaco seso humanal,
no te dé miedo el espanto,
que si fue carnal el metal,
las manos del oficial
son del Spíritu Sancto!


Exclamaçión y comparaçión a loor de Nuestra Señora

41     ¡O sancto vientre bendicto!
Quanto de tí yo magino
y todo lo que es escripto
es quanto lieva un mosquito
de muy gran cuba de vino,
que nunca le haze mella
aunque beva cuanto pueda;
si mil vezes entra en ella,
él sale borracho della,
mas ella llena se queda.

42     Y con todo su bever
aún no acaba las espumas;
así contigo, a mi ver,
es nuestro corto entender
y nuestras lenguas y plumas,
espeçial en el secreto
de tan alta encarnaçión,
que quando en él me entremeto,
si por la manga le meto,
váse por el cabeçón.


Exclamación a loor de la Encarnación

43     ¡O muy alto sacramento
de nuestro Dios encarnado!,
en quien nuestro entendimiento
ni sabe do está el cimiento
ni puede ver el tejado,
y con quanta çiençia aprende
y se desvela y trasnocha,
quanto más lexos se estiende
tanto de tí se le entiende
como al asno de melcocha.


Comparaçión

44     ¡O fecho tan soberano!
¡O cosa toda divina!,
en quien nuestro seso humano
es así como aldeano
metido en real cortina,
que se altera y se demuda,
y se açora y çahareña
y su lengua torna muda
y aún a él le toma dubda
si lo mira o si lo sueña.


Exclamaçión

45     ¡O maravilloso sí
que hizo tal casamiento!,
ca seyendo dicho por tí.
«O ángel, cúnplase en mí»,
según tu prometimiento
encarnó en ese punto
el que era hijo eternal;
el cómo no lo pregunto,
que no se puede trasunto
sacar deste original.


Que la fe ha de ser creida y no escodriñada

46     Ca tal cosa cómo fue
es locura escodriñarla;
la cosa que çierto sé
basta creerla por fe
si más no puedo alcançarla,
porque es una conclusión
que San Gregorio nos muestra
que la fe non ha galardón
a do la humanal razón
por sus sendas nos adiestra.

47     Dize la difinición
de la fe, letor, que crees,
que es la fe divino don
sobre toda discreçión
con que creas lo que no ves;
pues si pruebas a entender
cosa que tanto te sobra,
serás tan loco, a mi ver,
como quien quiso hazer
la babilánica obra.

48     Ca con lo poco que alcança
nuestro sesso deleznable,
no era justa balança
poder ver la semejança
del resplandor inestable,
ni la divinal essençia
infinita podrá ser
si nuestra finita sçiençia
con humana esperiençia
la puede conprehender.

49     Mas conviene ser creida
en tanto que la miseria
desta miserable vida
nos tiene el alma vestida
de vil y gruesa materia
por aquel don gratuito
que por nonbre fe llamamos,
el qual guía el apetito
a dar en medio del hito
sin que su blanco veamos.


Comparaçión

50     No busquemos otra arenga,
sino que la vista çiega
si por algo que convenga
a mirar lexos se aluenga
entonçes muy menos llega,
y queda tan mal librada
de la su loca porfía
que después en sí tornada
apenas puede ver nada,
ni lo poco que antes vía.

51     Así la vista desmaya
del entender natural
quando comete o ensaya
de pasar algo la raya
de la flaqueza humanal,
con el soberbio deseo
que çegó el sabeliano
y con aquel devaneo
que se perdió Manicheo
y fue dañado Arriano.

52     Mas, ¡o flaca humanidad!,
aunque no puedas ver claro,
no temas tu çeguedad,
que la divina bondad
no te dexó sin reparo,
porque el divino alunbrar,
como el alva quando quiebra,
nos haze claro mirar
lo que por nuestro pecar
ha cubierto la teniebra.

53     ¿Quál entendimiento humano
puede ver nada de Dios
si la poderosa mano
del mismo Dios soberano
no haze uno de dos?:
o sobre nuestra natura
levantar nuestro entender,
o abrir la çerradura
a la çerrada escriptura
porque le podamos ver.

54     Mas esto que digo verlo
en tal modo se declara
que llamo ver al creerlo,
llamo ver al conosçerlo,
pero no en su propia cara,
y según mi entendimiento
éste ver llamarse deva
no claro conosçimiento,
mas un conosçer a tiento,
como çiego blanca nueva.

55     Por esta causa escrivamos
lo palpable que entendemos;
lo alto que no alcançamos,
firmemente lo creamos,
pero no lo escodriñemos;
bien me plaze que a las horas
las razones naturales
en son de disputadoras
alleguen por valedoras,
pero no por prinçipales.

56     Pues con muy justo temor
al presente me despido,
por no caher en error
de buscar cosa mayor
de quanto tengo el sentido,
mas es sola mi intençión
en estos grosseros rimos
de contar la salvaçión
que por tu vida y passión
los humanos resçebimos.


Comienza a loar a Nuestra Señora para entrar en la istoria de la natividad del Señor

57     Ronçeando a la muger,
un ángel de los caidos
nos hizo a todos caer
en çeguedad de entender
y en mil causas de gemidos;
por esta causa yo quiero
usar de su artellería,
haziendo guerra al ronçero
con ronçe muy verdadero
de nuestra virgen María.

58     En el mar de tu exçelençia,
¡o virgen, nuestra abogada!,
la más cresçida prudençia,
la más prudente eloquençia,
como corcho ençima nada,
en espeçial en aquel
hondo piélago sin suelo,
do fue tu vientre el batel
que nos passó a Hemannuel
quando nos vino del çielo.

59     ¡O cabo de nuestra pena,
comienço de nuestra gloria,
o tú sola siempre buena,
llave de nuestra cadena,
causa de nuestra victoria,
sospiro de los dañados,
del purgatorio consuelo,
carrera de los errados,
fáznos bienaventurados,
pues eres reina del cielo!

60     Que todo linaje deva
loarte, virgen bendicta,
podemos traer por prueva
aquella culpa de Eva
que por tu causa se quita,
porque si tú no parieras
al Justo hecho suave,
ni tan excelente fueras
ni la puerta nos abrieras
de do tu Hijo era llave.

61     Cunbre de las gerarchías,
de nuestras tiniebras luz,
madre de nuestro Mexías,
tú que más parte sentías
de la passión de la cruz,
tú que virtud exçelente
toviste para sofrirla,
porque la llore la gente
fázme, señora, eloquente,
para que sepa dezirla.


Comiença la istoria de la natividad del Señor

62     De sus entrañas vençido
por nuestro solo interesse
y de las tuyas salido
para ser muerto nasçido
porque el mundo renasçiesse,
la divinal magestad
de nuestro muy alto rey,
luego en su natividad
quiso estar por humildad
entre un asno y un buey.

63     ¡O Fijo de Dios eterno!
¿Quién piensa tal desvarío,
que seyendo niño tan tierno
y en lo peor del invierno
no estavas muerto de frío?
Mas aquel fuego de amor
en el portal de Bethleem
te escalentó, Redemptor,
que después, cuando mayor,
te mató en Iherusalém.

64     La tu alta señoría,
¡o muy gran Hijo de Dios!,
en tanto resplandeçía
en el lugar do yazía
con los animales dos,
que si el sol se cotejara
contigo, sancto luzero,
tan disforme se fallara
como la hermosa cara
en el espejo de azero.

65     Quál estavas, quién te viera
cercado de resplandor;
¡o, quién presente estoviera
para ser, si ser podiera,
pesebre de su Señor!
Pues llorad, fieles varones,
en este duro comienço,
la durez de los vigones,
la falta de los colchones
y la pobreza del lienzo.

66     La conpassión de natura
llorad, y la de bondad
con que la virgen procura
de enpañar su criatura
llagada de piedad,
y mientra lo está enbolviendo,
aved compassión del viejo,
que quebrantado, moriendo,
anda el pecador barriendo
aquel sancto portalejo.

67     Qué pensava, qué dezía
en aquel tiempo y sazón
la madre virgen María,
ningún seso no podría
recontarlo al coraçón;
con el alma lo adorava,
con el cuerpo lo servía,
y con amos se alterava
quando ser Dios contemplava
el hijo que ella paría.

68     ¡O tan celestial muger
que en el mundo meresçió
sin dexar de virgen ser
ver de sí mesma nasçer
al mismo que la crio!
¡Quán digno de ser loado
es el vientre de tal madre,
do quiso ser encarnado
el mismo Dios engendrado
eternalmente del Padre!


Comiençan las razones de la virginidad de Nuestra Señora

69     ¡O cosa jamás oída!
¡O miraglosa verdad!
Quedó después de parida
guardada, no corrompida,
su sacra virginidad,
por darnos a conosçer
quel Hijo de quien hablamos
es Aquel cuyo nasçer
del divinal entender
es sin corrupçión de entramos.

70     En su mismo entendimiento
el alto Padre eternal
sin ningún corrompimiento
causa siempre el nasçimiento
del su Hijo natural,
pues era muy gran razón
quien así nasçe en el çielo
en su santa encarnaçión
sin ninguna corrupçión
fuese nasçido en el suelo.


Pone la segunda razón

71     Y tanbién, pues que venía
a curar lo corronpido,
en señal desto devía
ser de la virgen María
sin corromperla nasçido,
porquel niño divinal,
guardando su madre pura,
con el parto virginal
consoladora señal
nos diese de nuestra cura.


Pone la tercera razón

72     Si han de participar
con el medio los estremos,
ésta virgen singular
las cumbres deve llevar
de las dos leys que tenemos;
pues osemos dezir della
que fue razón de le dar,
porque estava en medio ella,
de la nueva, el ser donzella,
de la vieja, el engendrar.


Torna a la istoria

73     Dexemos estas razones
porque tornemos al cuento
del que está entre los vigones
sintiendo ya las passiones
de nuestro meresçimiento,
començando a trabajar
en establo entre animales,
porque viene a desatar
a los que tornó el pecar
de razonables, bestiales.


Conparaçión

74     Como en cas del boticario
el buen físico prudente
escudriña en el almario
el xarope que es contrario
a la passión del paçiente,
así, para quien se enpina
a querer divinal nombre
halló la çiençia divina
ser muy sana mediçina
que se tornase Dios onbre.

75     Tras esta purga perfecta
que sola nos dio la vida,
fue medicina discreta
ordenar alguna dieta
por huir la recaida;
por esta causa movido,
el que cura nuestros males
seyendo luego nasçido
fue tan en dieta regido
que apenas tovo pañales.

76     Así que, ponpa humanal,
de vanas honras hanbrienta,
la magestad divinal
en un mostrenco portal
entre bestias se aposenta
por darte muy claro aviso,
para curar la dolençia
que heredaste de quien quiso
en el baxo paradiso
procurar loca exçelençia.


Exclamación a loor de la voluntaria pobreza

77     ¡O muy alta pobredad,
de la sancta paz hermana,
causa de tranquilidad,
torre de seguridad
a quien te sufre de gana;
de la soberbia enemiga,
de los pródigos cadena,
de los humildes amiga,
a los viçiosos fatiga,
a los buenos mucho buena!

78     ¡O medicina secreta
de muchas enemistades!
¡O tú, física discreta,
que con un poco de dieta
sanas mil enfermedades!
Es tu purga muy amarga,
mas puesto que nos destiempre,
el alma nos desembarga
de la peligrosa carga
que nos mata para siempre.

79     ¡O virtud tan abiltada
y desechada entre nos,
muy digna de ser amada
después que fueste casada
en el pesebre con Dios,
do el frío fue el padrino
y la hanbre la madrina,
las ropas de grueso lino,
y los colchones de pino
y de barro la cortina!

80     Do fueron los conbidados
a cantar, que no a yantar,
los nueve coros sagrados
de ángeles confirmados
en ya no poder pecar,
los quales con alegría
llevavan de lo cantado
la boz y la melodia,
y los tenores María,
las contras su desposado.

81     Eran todas las cançiones
de aqueste suave canto
humildes adoraçiones,
muy altas contemplaçiones
del rezién nasçido sancto;
y la madre del infante,
con gozoso coraçón,
antes que ninguno cante
ella comiença delante
la su siguiente cançión:


Canción en nonbre de Nuestra Señora

82     «Adoro tu magestad
en la tierra y en el çielo,
pues por tu sola bondad
has tomado humanidad
de mí, tu sierva, en el suelo.
    Adoren todos agora
la bondad tan soberana.
que de las más servidora
ha hecho mayor señora
de toda la carne humana,
acatando mi humildad
desdel su trono del cielo,
y por su sola bondad
resçibiendo humanidad
de mi, su sierva, en el suelo.»


Otra suya

83     «Adórote, Dios y ombre,
hijo del Eterno Padre,
que sienpre virgen y madre
me diste por sobrenombre.
    Que por tu sola clemençia,
quantos venieren de nos
virgen y madre de Dios
me dirán por exçelençia;
loando tu sancto nombre
darán gracias a tu Padre,
porque soy virgen y madre
y tú Fijo de Dios y ombre.»


Otra suya

84     «Eva de fin a su lloro;
tú, Adán, sey sin cuidado,
que yo he parido el tesoro
con que serás delibrado
de la pena del pecado.
    Gózense de tanto bien
los sanctos que están contigo,
que en el pesebre está quien
vençerá vuestro enemigo:
por Luçifer os lo digo;
no curés de buscar oro
para pagar el bocado,
que yo he parido el tesoro
con que serás delibrado
de la pena del pecado.»

85     Cantado lo que dezía
la virgen Nuestra Señora,
la primera gerarchía
con toda su conpañía
al divino niño adora,
y después de adorado
suavemente prosiguen
en un son muy reposado,
con dulce canto flautado,
las canciones que se siguen.


Cançión de la prima orden de la primera gerarchía angelical

86     «Estas son las maravillas
que Dios se sabe hazer,
que por reparar las sillas
que trastornó Luçifer
es nasçido de muger.
    El qual infante sagrado,
con divinal poderío,
poblará lo despojado
del lugar que está vazío
por el primer desvarío;
todos puestos de rodillas
le confessemos Dios ser,
reparador de las sillas
que trastornó Luçifer
y naçido de muger.»


Cançión de la segunda orden de la primera gerarchía

87     «Bendiçión y claridad,
honor y gloria y virtud
a la humana juventud
y vieja divinidad.
    Loores y mil merçedes
a esta madre donzella,
pues nos ha parido ella
aqueste niño que vedes,
que puebla nuestra çibdad
y obra vuestra salud
con su humana juventud
y vieja divinidad.»


Cançión de la terçera orden de la primera gerarchía

88     «Cantad todos los humanos
con esta corte del cielo,
pues tenéis entre las manos
el paraíso en el suelo
en el cuerpo de un moçuelo.
    Pues tenéis la puerta abierta
de la çelestial morada;
pues tenéis la muerte muerta
que ovistes heredada
por la primera herrada;
pues sois hechos cortesanos
de nuestra corte del çielo;
pues tenéis entre las manos
el paraíso en el suelo
en el cuerpo de un moçuelo.»

89     Acabando los cantores
de cantar desta manera
las cançiones de loores
de los dulçes trobadores
de la gerarchía primera,
todos ellos juntamente
començaron de adorar,
con tal habla y continente
qual acostumbra la gente
quando alçan al altar.

90     Y fecha la adoraçión,
muy humilde, muy profunda,
començó en suave son
toda la congregaçión
de la gerarchía segunda,
en tal orden repartidos
y sus bozes conçertadas,
que nunca oyeron oídos
en tan diversos sonidos
cançiones tan acordadas.

91     Y començó San Miguel,
príncipe muy soberano
del gran pueblo de Israel
y agora, después dél,
de nuestro pueblo christiano,
las cançiones que tenía
sacadas del cancionero
de aquella sabidoría
que en el pesebre yazía
tornada manso cordero:


Cançión de la primera orden de la segunda gerarchía

92     «Tú eres nuestra corona,
tus obras, nuestra memoria,
y tú, divina persona,
subirás a nuestra gloria
los ombres con tu victoria.
    Tú as de juzgar el mundo,
y de los linajes dos,
lançarás en el profundo
el que cayó de entre nos
porque se igualó con Dios,
y será nuestra matrona
ésta virgen sin escoria,
y tú, divina persona,
subirás a nuestra gloria
los onbres con tu vitoria.»


Cançión de la segunda orden de la segunda gerarchía

93     «Con tu vista corporal,
¡o infante!, reçebimos
mayor gozo açidental
que jamás nunca sentimos
después que te conosçimos.
    Aquel esençial plazer
que de vida nos guarnesçe,
ni le podemos perder
ni jamás nunca fallesçe
ni menos mengua ni cresçe,
mas después del esençial
en este portal sentimos
mayor gozo açidental
que jamás no reçebimos
después que te conosçimos.»


Cançión de la terçera orden de la segunda gerarchía

94     «¡O miraglosa bondad!
¡O infinito poder!
¡O eterna caridad!
¿Quién te puede engrandesçer
según es tu meresçer?
    Ca nuestras bozes finitas
tienen finito loar;
tus grandezas infinitas
no se nos dexan tomar,
sino solo remontar;
desta causa, en la verdad,
el más subido entender
ha de loar tu bondad
con falta de grandesçer
por el tu gran meresçer.»

95     Quando los cantos çesaron
desta segunda compaña,
los terceros se llegaron,
cuyos rostros semejaron
a los pajes de Alemania,
por la cual hermosa grey
una tal grita se haze:
«¡Biva Dios y biva el rey
que entre un asno y un buey
en este pesebre yaze!»

96     La qual grita ressonó
hasta dentro en los infiernos,
y luego que se acabó
esta gente repartio
sus bozes todas en ternos,
y después que conçertaron
sus cantos y menistriles,
primero luego adoraron
y tras esto començaron
estas canciones gentiles:


Cançión de la primera orden de la terçera gerarchía

97     «Si tu grandeza despide
el cabo de tu loar,
esa misma nos conbide
a jamás nunca çesar
de te servir y adorar.
    Lo mesmo que nos arrienda
con freno de no poder,
eso mesmo nos entienda
a muy más te conosçer,
honrar, amar y querer;
pues a todos nos enride
a cantar y no acabar
lo mesmo que nos despide
de jamás poder hallar
el cabo de te loar.»
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