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ArribaAbajoCampoamor


ArribaAbajo    Este del cabello cano,
como la piel del armiño,
juntó su candor de niño
con su experiencia de anciano;
cuando se tiene en la mano  5
un libro de tal varón,
abeja es cada expresión
que, volando del papel,
deja en los labios la miel
y pica en el corazón.  10

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ArribaAbajo Esquela a Charles de Soussens


ArribaAbajo    A la vista del blanco lucero matutino
a tu amistad envío mi saludo cordial,
pues tus dedos despiertan el alambre divino,
sobre la lira, sobre el tímpano inmortal.

    Tu Suiza, coronada de un halo diamantino,  5
circundada en abismos de torres de cristal,
alzará un día, para tu numen peregrino,
un busto blanco y fino de firme pedestal.

   Compañero, que traes en tu lira extranjera
caras rosas nativas a nuestra primavera,  10
y que tu Ranz nos cantas en el modo español,

   ¡que la América escuche tu noble melodía
y a Suiza, Buenos Aires pueda enviar algún día
tu cabeza lunática coronada de sol!

1895

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ArribaAbajoHelda


ArribaAbajo    Helda c'est la musique et le rythme charmant,
évocateur. C'est la femme mysterieuse
et plastique, amoureuse, et pleureuse, et rieuse,
et même elle est le vers qui câline et qui ment.

   Je ne boirai jamais le vin de son serment,  5
et la coupe d'or de cette femme amoureuse
n'enivrera jamais mon âme malheureuse,
malheureuse d'Amour, ma Belle au bois dormant.

    Mais Helda est pour moi comme une harpe éolienne:
et de mes rêves est aussi musicienne  10
en fleurissant sa voix des paroles de jour.

    Je voudrais être Roi du pays d'Utopie
et je donnerais la couronne à mon amie,
des perles de musique, et des diamants d'amour.

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Ilustración

Alma blanca, más blanca que el lirio;

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ArribaAbajo A una novia


ArribaAbajo    Alma blanca, más blanca que el lirio;
frente blanca, más blanca que el cirio
que ilumina el altar del Señor:
Ya serás por hermosa encendida,
ya serás sonrosada y herida,  5
por el rayo de luz del amor.

    Labios rojos de sangre divina,
labios donde la risa argentina
junta el albo marfil al clavel,
ya veréis cómo el beso os provoca,  10
cuando Cipris envíe a esa boca
sus abejas sedientas de miel.

    Manos blancas, cual rosas benditas,
que sabéis deshojar margaritas
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junto al fresco rosal del Penil,  15
¡ya daréis la canción del amado
cuando hiráis el sonoro teclado
del triunfal clavicordio de Abril!

   Ojos bellos de ojeras cercados,
¡ya veréis los palacios dorados  20
de una vaga, ideal Estambul,
cuando lleven las hadas a Oriente
a la Bella del Bosque Durmiente,
en el carro del Príncipe Azul!

    ¡Blanca flor! De tu cáliz risueño  25
la libélula errante del Sueño
alza el vuelo veloz, ¡blanca flor!
Primavera su palio levanta
y hay un coro de alondras que canta
la canción matinal del amor.  30

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Ilustración

Parece un viejo dios, altanero y esquivo,
que se animase en la frialdad de su escultura.

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ArribaAbajoSoneto


Para el señor don Ramón del Valle-Inclán




ArribaAbajo   Este gran don Ramón, de las barbas de chivo,
cuya sonrisa es la flor de su figura,
parece un viejo dios, altanero y esquivo,
que se animase en la frialdad de su escultura.

   El cobre de sus ojos por instantes fulgura  5
y da una llama roja tras un ramo de olivo.
Tengo la sensación de que siento y que vivo
a su lado una vida más intensa y más dura.

    Este gran don Ramón del Valle-Inclán me inquieta,
y a través del zodíaco de mis versos actuales  10
se me esfuma en radiosas visiones de poeta,

   o se me rompe en un fracaso de cristales.
Yo le he visto arrancarse del pecho la saeta
que le lanzan los siete pecados capitales.

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Ilustración

Los ojos de las hechiceras...

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ArribaAbajoQuerida de artista


ArribaAbajo    Cultiva tu artista, mujer,
que por cierto debes tener
los ojos de las hechiceras...
Cultiva tu artista, mujer,
sin abusar del alfiler  5
y del filo de las tijeras.
Y si eres de las hechiceras
que, desnudas, se dejan ver
en las pieles de las panteras,
o si de las tristes y fieras,  10
cultiva tu artista, mujer...

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ArribaAbajoTant mieux...


ArribaAbajo    Gloria al laboratorio de Canidia,
gloria al sapo y la araña y su veneno,
gloria al duro guijarro, gloria al cieno,
gloria al áspero errar, gloria a la Insidia,

   gloria a la cucaracha que fastidia,  5
gloria al diente del can de rabia lleno,
gloria al parche vulgar que imita el trueno,
gloria al odio bestial, gloria a la envidia.

   Gloria a las ictericias devorantes
que sufre el odiador; gloria a la escoria  10
que padece a la luz de los diamantes,

   pues toda esa miseria transitoria
hace afirmar el paso a los Atlantes
cargados con el orbe de su gloria.

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ArribaAbajoLírica


A Eduardo Talero




ArribaAbajo    Eduardo: está en el reino de nuestra fantasía
el pabellón azul de nuestro rey divino.
Saludemos al dios en el pan y en el vino,
saludemos al dios en la noche y el día.

   Todavía está Apolo triunfante, todavía  5
gira bajo su lumbre la rueda del destino
y viértense del carro en el diurno camino
las ánforas de fuego, las urnas de armonía.

    Hundámonos en ese mar vasto de éter puro
en que las almas libres del cautiverio obscuro  10
de la sombra, celebran el divino poder

    de cantar. Tal será nuestra eterna retórica.
En tanto suena la música pitagórica
y brilla en el celeste abismo Lucifer.

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Ilustración

Ninfas, danzad.

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ArribaAbajoDanza elefantina


ArribaAbajo    Oíd, Cloe, Aglae, Nice,
es singular.
El elefante dice:
Voy a danzar.

    Lleno de filosofía  5
tiene el testuz,
la trompa es sabiduría,
los colmillos, luz.

    Las formidables orejas
gravedades son  10
muy llenas de cosas viejas
y de erudición.
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    Cuatro patas misteriosas,
pues no vienen sin
haber chafado las rosas  15
de griego y latín,

    van a trenzar unas danzas
que son la verdad,
los ensueños y esperanzas
de la humanidad.  20

    ¿El elefante está enfermo?
¿Harto de laurel
indico está el paquidermo
rehúso al rabel?

    Basta pesadez le sobra  25
para la función;
y danza mejor la cobra
de la flauta al son.

    Ninfas, danzad. El alisio
besa vuestros pies.  30
El virtual don de Dionisio
con vosotras es.
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    Oíd, Cloe, Nice, Aglae,
toda mi ciencia es amor:
Y en mis danzas se distrae  35
mi maestro el ruiseñor.

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Ilustración

Rosa, que en la cortesana
fuiste sobre seda azul,

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ArribaAbajoInterrogaciones


ArribaAbajo    ¿Abeja, qué sabes tú,
toda de miel y oro antiguo?
¿Qué sabes, abeja helénica?
-Sé de Píndaro.

    -León de hedionda melena,  5
meditabundo león,
¿sabes de Hércules acaso...?
-Sí. Y de Job.

    -Víbora, mágica víbora,
entre el sándalo y el loto  10
¿has adorado a Cleopatra?
-Y a Petronio...
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    -Rosa, que en la cortesana
fuiste sobre seda azul,
¿amabas a Magdalena?...  15
-Y a Jesús...

    -Tijera que destrozaste
de Sansón la cabellera,
¿te atraía a ti Sansón?
-No. Su hembra...  20

    -A quién amáis-, alba blanca
lino, espuma, flor de lis,
estrellas puras, ¿a Abel?
-A Caín.

    -Águila que eres la Historia,  25
¿dónde vas a hacer tu nido?
¿A los picos de la Gloria?...
-Sí. ¡En los montes del olvido!

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Arriba Los piratas


Arriba   Remacha el postrer clavo en el arnés. Remacha
el postrer clavo en la fina tabla sonora.
Ya es hora de partir, buen pirata, ya es hora
de que la vela pruebe el pulmón de la racha.

   Bajo la quilla el cuello del tritón se agacha  5
y la vívida luz del relámpago dora
la quimera de bronce incrustada en la prora,
y una sonrisa pone en el labio del hacha.

   La coreada canción de la piratería,
saludará el real oriflama del día  10
cuando el clarín del alba nueva ha de sonar

    ¡glorificando a los caballeros del viento
que ensangrientan la seda azul del firmamento
con el rojo pendón de los reyes del mar!





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