141
Ibid., p. 82.
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No sorprenderá, después de este recorrido, que la afortunada máxima nebrijense, acuñada en 1492, contase en su genealogía tanto a Lorenzo Valla como a Gonzalo García de Santa María, jurista aragonés descendiente de la que Asensio llama la «más gloriosa familia de conversos castellanos» (E. ASENSIO, La lengua compañera del Imperio, en «Revista de Filología Española», 43 (1960), pp. 399-413: 402), entre cuyos ascendientes figuraban Pablo de Santa María y, claro, Alonso de Cartagena.