Manda a Ordaz reconocer la Ciudad, cuya salida anima a
los Mexicanos, hasta asaltar al Cuartel, de donde vuelven
rechazados: Dispónense unos Castillos de madera, contra
las avenidas de los terrados, y quedan hechos pedazos en
la primera ocasión, aunque salen los nuestros victoriosos.
Moctezuma, receloso de la fidelidad de los suyos, despide
al Caudillo, y se sosiega con su respuesta, en sazón
que acometiendo las Milicias de refresco, tiene por bien
dejarse ver en la Muralla, para corregir tanto motín;
y aunque a la primera vista se reducen, remolinándose
la Plebe, ve sobre sí el último atrevimiento
de los suyos: Cae mal herido en una Sien, y muere en su obstinación.
Llenase la Ciudad de clamores a vista del Real Cadáver,
y coronase Quauhtlabuac, con cuya tregua convalecen los nuestros,
si bien poco después aparece el alto Panteón,
coronado de la mayor Nobleza Mexicana: Asáltalo Escobar:
Sangriento destrozo por ambas partes, y artificios bélicos,
que en estos días discurrieron sus Ingenieros: Ganalo
Cortés, y vese en manifiesto peligro a la heroica
resolución con que tiraron a despeñarse con
él dos nobles Mexicanos: Socorre a los suyos, y retirase
al Cuartel: Proponen los interlocutores con algunos pretextos
frívolos, que miran sólo a la detención,
que salgan de la Ciudad, con ánimo de sitiarlos por
hambre: Discreta respuesta del Caudillo, sirviéndose
de sus propios artes, hasta mejorar sus Partidos; y resuelve
al fin salir aquella misma noche: Modo con que lo dispuso,
y generoso desprecio en abandonar tantas riquezas adquiridas,
por la reputación de sus armas: Comienzan la marcha,
y los Mexicanos, con extraordinario sosiego en su natural,
la dejan empeñar en la Calzada, y cortando los Puentes,
acometen por Agua, y Tierra con intrépida ferocidad:
échase a fondo la Artillería: mueren más
de doscientos Españoles: piérdese totalmente
la Retaguardia, y entre ella, algunos Cabos principales de
la más acendrada Nobleza de Cuba. Hace alto en Tlalcopán,
(hoy Tacuba) donde se recogen los heridos a la primera luz
de la mañana. Cebados en el despojo los Mexicanos,
encuentran a sus Armas muchos Principales de los suyos, con
cuyas Exequias divertidos, dan lugar a los Españoles
a alojarse en los Cúes de Otomcapulco, doce millas
al Poniente de la Corte, en donde se venera hoy, en memoria
de tanto beneficio, el peregrino Santuario de la Emperatriz
de los Ángeles, con la advocación de los Remedios.
1 | A Penas el Pintor
de la mañana, | | | | En la
tabla del Orbe, que ya dora, | | | | Va
metiendo colores de Oro, y Grana | | | | A
los bosquejos, que dejó la Aurora: | | | | Cuando
Ordaz con Milicia veterana, | | | | En
cuya fuerza la de Marte mora, | | | | Del
Cuartel saca cuatro Compañías, | | | | A
hacer con el discurso correrías. | | |
|
2 | Escueta la Ciudad,
nadie parece; | | | | No Corte, Yermo
queda silencioso: | | | | La presunción
hasta evidencia crece, | | | | De
ser tanto sosiego misterioso: | | | | Cuando
a poca distancia se aparece | | | | De
Armadas Tropas Cuerpo bullicioso, | | | | Que
mueve la pereza, y con extraña | | | | Pausa
le incita, cuando así le engaña. | | |
|
3 | Por tomar
en algunos Prisioneros | | | | Lengua,
cierra el Avance, y de repente | | | | Dos
Ejércitos gruesos de Guerreros | | | | Le
buscan por la espalda, y por la frente; | | | | Encuentran
al partir, en los aceros | | | | Españoles,
repulsa tan valiente, | | | | Que
vieron que al marcial desembarazo, | | | | No
hace el número tanto, como el brazo. | | |
|
4 | Frente a
la Retaguardia da segunda, | | | | Picas,
y Espadas a las avenidas, | | | | Y
contra otro tercer trozo, que inunda | | | | Las
Azoteas, de flechas guarnecidas: | | | | Asesta
el fuego, sin que se confunda | | | | El
orden, en defensas prevenidas; | | | | Que
cada uno en la guerra (si la entiende) | | | | Pelea
por sí, y a los demás defiende. | | |
|
5 | Arde el
furor, rompiendo los montados, | | | | Calles
enteras de gentil plumaje, | | | | Vomitando
los suelos, y terrados, | | | | Lanzas,
y piedras, por mayor ultraje: | | | | Disparan
los Cañones asestados, | | | | También
humos, y Plomo al ventanaje; | | | | Obscurécese
el Cielo, y en un punto, | | | | El
Sol Infante, se creyó difunto. | | |
|
6 | Crece el desorden
en la turba vaga, | | | | A tiempo
que Miscuac, que va llegando | | | | Con
gente de refresco, un ojo apaga | | | | Al
Caballo, en que Urrutia iba volando: | | | | Ciego
con el dolor, su dueño paga | | | | El
despique, llevándolo arrastrando | | | | Preso
al estribo: Nada le repecha, | | | | Por
donde es más cerrado, abre más brecha. | | |
|
7 |
Aún así su coraje no sosiega | | | | El
Español, que haciendo maravillas | | | | Va
con la Espada, (como aquel que siega) | | | | Cercenando
a los más las espinillas: | | | | No
queda con salud quien se le llega; | | | | A
unos los brazos, a otros las rodillas, | | | | Mocha,
y si no se suelta, a sus reveses | | | | La
tarea acaba, por faltarle mieses. | | |
|
8 | Mas ¿quién
pudo librarse de su muerte? | | | | Al
soltarlo la Arción, una cantera | | | | Caída
de arriba, le prendió de suerte, | | | | Que
menearse no puede, aunque más quiera. | | | | Lezcano,
que anda cerca, el daño advierte, | | | | Y
dejando su Silla, fiel se esmera | | | | En
quitar el estorbo, que retira, | | | | Pero
es en ocasión, que Urrutia espira. | | |
|
9 | Al agacharse
para alzar la Peña, | | | | Pudo
Chimal quebrarle una costilla; | | | | Pero
no tan feroz hace reseña | | | | Escorpión,
a la planta que lo trilla: | | | | Con
la izquierda le agarra de la greña, | | | | Y
da con él en tierra a su rodilla, | | | | Y
al cercén con la diestra el Chafarote, | | | | Le
rebanó los nervios del cogote. | | |
|
10 | Seis se le abrazan;
a unos a mordidas, | | | | A otros
a coces, a otros a empellones, | | | | Desbarata;
pero es cuando de heridas | | | | Ni
señas dan el traje a las facciones: | | | | Por
ésta, y otras muertes repetidas, | | | | Qué
venganza no dieran los Campeones, | | | | Si
los Indios, que tal estrago vieron, | | | | No
huyeran más aprisa, que vinieron. | | |
|
11 | Se asoló
la Ciudad, con que marchando | | | | Llegan
hasta el Cuartel, y en dos Auroras, | | | | Cavilosa
quietud, va convocando | | | | Nuevo
asalto, a las Armas vencedoras: | | | | Al
punto destinado, alborotando | | | | A
quien está contándoles las horas, | | | | En
número aparecen tan copioso, | | | | Que
hasta el propio valor perdió el reposo. | | |
|
12 | Vanguardia
de Flecheros se acelera | | | | A
barrer la Muralla, con extraña | | | | Resolución,
enviando Tropa fiera, | | | | Que
en las Puertas atice fuego, y saña: | | | | Sigue
la multitud, que atrás espera, | | | | Para
dar el avance, cuya hazaña | | | | Tiene
por tan factible, que su arrojo, | | | | Más
que Batalla, la hace ya despojo. | | |
|
13 | Llénose el
aire de pintadas Plumas, | | | | Y
condensando nube de corales, | | | | Derretida
al calor de sus espumas, | | | | Se
desgajó al Palacio en pedernales: | | | | El
granizo que vierten tantas sumas | | | | De
venenosos horridos cristales, | | | | ¿Qué
no haría aquí, si aún anegó el
ambiente? | | | | Fluctuando en él,
estuvo nuestra gente. | | |
|
14 | Tanto, que cuando más
para la ofensa | | | | Ha de asistir
el ánimo guerrero, | | | | Embarazado
sólo en su defensa, | | | | Hace
no poco en resistir primero: | | | | Tal
embarazo, ni el andar dispensa, | | | | Y
a unos manda que dejen el acero, | | | | Y
al incendio lo entreguen, que allí se hizo; | | | | Hoy
sólo el fuego se cebó en granizo. | | |
|
15 | También
revienta del Cuartel, cargada | | | | Nube,
que disparando plomo, y fuego, | | | | Con
nuevo estrago deja castigada | | | | Osadía
bruta de rebelde ciego: | | | | Mas
no por esto su ira desbocada | | | | Llega
a enfrenarse; que el desasosiego | | | | Marcial,
que de rencor pasa a fiereza, | | | | Despecho
acaba, si valor empieza. | | |
|
16 | Unos sobre otros suben escalando
| | | | El Muro, por hollar su fuerte
Almena; | | | | Otros abajo ya lo
están picando; | | | | Otros
Escalas hacen de la Mena: | | | | Flechas
de pez ardiendo, envían volando | | | | A
abrasar lo interior: Tal se enajena | | | | La
Cólera, que loco brazo insano | | | | Llegó
a meter en el Cañón la mano. | | |
|
17 | No así
escamosas Sierpes oprimidas, | | | | Embisten
reventando lazo fuerte, | | | | Contra
la Red, adonde están asidas, | | | | A
darse a sí, y a quien encuentran, muerte: | | | | Que
las temeridades repetidas | | | | A
más se exceden, porque son de suerte, | | | | (La
Verdad valga pura) que su saña | | | | Sola
la pudo contener España. | | |
|
18 | La desesperación
cerró los ojos, | | | | Corrida
de que nunca llegó a tanto, | | | | Pues
aún no les detiene los arrojos | | | | El
destrozo, que ven en su quebranto: | | | | ¡Oh
cuantas muertes, oh cuantos despojos | | | | Padece
su fiereza sin espanto! | | | | Mas
no es mucho, si cuando se conspiran, | | | | No
ven la suerte, y el empeño miran. | | |
|
19 | El Combate
descaece, porque falta | | | | La
vida, a cuantos antes lo emprendieron, | | | | Cuya
vertida sangre, roja esmalta | | | | Tierra,
donde sus Plumas perecieron: | | | | Aquesta
vez rendidos a fuerza alta, | | | | Su
espíritu acabaron, no cedieron; | | | | Si
diez vidas cada uno hallara juntas, | | | | Si
no a vencer, habían de ser difuntas; | | |
|
20 | Respiró
el Español, bien que no cesa | | | | Hostilidad,
que entre la noche airada | | | | Arrima
a las Portadas cruel pavesa, | | | | Con
que la hace mil veces desvelada: | | | | Esta
ocasión constantemente expresa, | | | | Cuando
al principio tanta oculta entrada | | | | Fortificó
su precaución madura, | | | | Que
al mal de aquí, previno allá la cura. | | |
|
21 |
En los tres días de tregua, se fabrican | | | | Los
Músculos de Abeto, que defienden | | | | De
los Altos el golpe, y pronostican, | | | | Que
nadar en la tierra ya pretenden: | | | | Interiores
desvelos testifican | | | | En Moctezuma,
cuanto le sorprenden; | | | | Con
el Cid vive, pero ya el agrado | | | | Empieza
a ser mudanza del cuidado. | | |
|
22 | Por su dictamen se hace
esta salida; | | | | Vuelve a inundar
al aire infiel Plumero, | | | | Y
se ve en la Batalla repetida, | | | | Cuanto
a Ordaz pudo suceder primero: | | | | De
los Castillos la madera hendida | | | | Se
rinde, al que es escollos aguacero; | | | | Ira,
llama, y furor, del mismo modo, | | | | Aún
sin decirlo, ya se dijo todo. | | |
|
23 | Nada hay de más,
sino el atrevimiento | | | | Nuevo
de femenil loca osadía, | | | | Que
acusa de cobarde, al que sangriento | | | | Hace
acaso mayor carnicería: | | | | Destrozados
se ven de ciento en ciento, | | | | Y
con todo no ceja rabia impía; | | | | Monta
Mestli a las ancas de Rodrigo, | | | | Vuelve
el brazo, y embásale el ombligo. | | |
|
24 | Mano, y voz
vibra, con oprobio, y flecha, | | | | Quauhnacano,
y a Tapia se adelanta: | | | | ¿Qué
hace este luego? Mano al cuello le echa, | | | | Y
contra el propio Muro le quebranta: | | | | Ni
respirar de tanto que le estrecha | | | | Puede,
y a la opresión de la garganta, | | | | Como
sacó la lengua al sobresalto, | | | | Se
la arrancó, y la aventó por alto. | | |
|
25 | Huye
el Bárbaro luego, y para darle | | | | Más
vista a su escarmiento, cuerdo pasa | | | | (Creyendo
así a la quietud llamarle) | | | | A
darle el fuego la vecina casa. | | | | Llega
al Alojamiento, sin faltarle | | | | Aplauso
nuevo, pues aquesta brasa, | | | | Que
encendió al Mexicano por memoria, | | | | Sirve
de luminaria a la victoria. | | |
|
26 | El Monarca asomado a la
Muralla, | | | | Reconociendo estuvo
los Señores, | | | | Que andaban
gobernando la Batalla, | | | | Hechos
Cabezas de los agresores: | | | | Probando
aquí los bajos, donde encalla | | | | Siempre
el poder, en ondas de traidores, | | | | Y
por no hacer el daño irremediable, | | | | Recibe
el Adalid menos afable. | | |
|
27 | Represéntale el caso
ya forzoso | | | | De salir de su
Corte, que a un insulto, | | | | Se
le ha de dar remedio presuroso, | | | | O
irá a conspiración desde tumulto: | | | | Que
el pretexto que engaña al sedicioso, | | | | Suele
tener en apariencias culto; | | | | Que
sus Vasallos la disculpa tienen, | | | | En
lo mismo que errando no previenen. | | |
|
28 | Que para corregir
mal tan extraño, | | | | Y
ponerle coyunda a un vulgo ciego, | | | | Era
preciso reparar el daño, | | | | Desviando
la materia de su fuego: | | | | Que
así conseguiría su desengaño, | | | | Y
librar el castigo en el sosiego, | | | | Que
a doliente lealtad escrupulosa | | | | Se
debía dar la cura no ruidosa. | | |
|
29 | El Español
mirando lo preciso, | | | | Que era
su retirada, hasta otro evento, | | | | Le
responde con término conciso, | | | | Cuanto
puede desear el pensamiento: | | | | Que
lo hará (dice) luego que a su aviso | | | | Desvanezcan
los suyos su ardimiento, | | | | Porque
no juzguen ser de otro accidente, | | | | Lo
que es por respeto solamente. | | |
|
30 | Que para retirarse sin
desdoro, | | | | En su brazo llevaba
su seguro; | | | | Pero que sentiría
del Real decoro | | | | Desenlazarse,
sin dejarlo puro: | | | | Porque
roto una vez el freno de oro | | | | En
la Nobleza, suele batir Muro, | | | | Que
incontrastable fue, pues su ardimiento | | | | Tiene
otras gradas al atrevimiento. | | |
|
31 | Moctezuma, que acaso
no esperaba | | | | Tal prontitud,
a su razón mirando, | | | | Promete
hacer cuanto con él recaba, | | | | Pues
todo al propio fin va caminando: | | | | En
este punto nuevo asalto traba | | | | Del
Mexicano, temerario bando; | | | | Tiene
el Rey la ocasión a conveniencia, | | | | Y
llamarlos intenta a su presencia. | | |
|
32 | A la voz de sus Nobles,
que previenen | | | | Desde el Muro
al Motín, queda apagado | | | | El
popular rumor, y todos vienen | | | | Llegando
con aliento fatigado: | | | | Los
Grandes que en su obsequio se mantienen, | | | | Autorizan
el uno, y orto lado; | | | | Dejase
ver, y al Cetro que allí brilla, | | | | Aró
el suelo la frente, y la rodilla. | | |
|
33 | ¡Oh Majestad! ¡Oh
Soberana influencia | | | | De la
Corona! ¿Qué divino efecto | | | | Es
el que inspiras, pues a tu presencia, | | | | Obra
el amor a impulsos del respecto? | | | | ¿Quién
a su Dueño ve, que en efervescencia | | | | Amante,
no se exhala en noble afecto? | | | | Si
Yo viera a mi Rey: ¡oh Hados severos! | | | | Augusto
León, ¿he de morir sin veros? | | |
|
34 | ¡Oh! Si tanta
distancia la pudiera | | | | Mi ansia
vencer, ¡qué breve allá llegara! | | | | Todo
por veros, precio corto fuera; | | | | Vieraos
(Señor) y más que allí cegara: | | | | Nada
arriesgaba, porque si fuerza era, | | | | Viendoos,
que en vos los ojos me dejara, | | | | ¿Qué
importaba quedar por sus arrojos, | | | | A
más no ver, quien puso en vos los ojos? | | |
|
35 | Allí
vierais mi Fe: Pero ¿qué es esto? | | | | Perdonad
mis amantes desvaríos; | | | | Rapto
fue del amor, que voló presto, | | | | Enardecido
de delirios míos: | | | | Más
me enciendo de modo hablando aquesto, | | | | Que
revestido de mayores bríos, | | | | Viendo
mi corazón de quien los copio, | | | | Aún
ante vos dijera aquesto propio. | | |
|
36 | Entonces sí:
Mas ya prosigo. Haciendo | | | | A
su despecho resistencia fuerte, | | | | El
Monarca, forceja, conteniendo | | | | Ocultos
celos de traidora suerte: | | | | Tormento
cruel, pues cuando reprimiendo | | | | Está
el dolor, su disimulo advierte: | | | | Halagos
finge, que el temor obliga, | | | | Y
habla así disfrazando su fatiga. | | |
|
37 | No hubiera
inobediencias que agradaran, | | | | Si
no hubiera obediencias que ofendieran, | | | | La
lealtad, y el afecto, no reparan | | | | Por
acertar, en lo que más se esmeran: | | | | Por
ciego amante impulso tal vez paran | | | | En
la fatalidad que no quisieran, | | | | Acercándose
más al precipicio, | | | | Errando
el modo su imprudente juicio. | | |
|
38 | Creísteis que
yo violento aquí me he hallado, | | | | Y
esta razón de vuestro desvarío | | | | Os
hizo haber las Armas levantado, | | | | Pues
es empeño vuestro el blasón mío: | | | | Pero
ni pude verme disgustado, | | | | Ni
es atención que quiera novel brío, | | | | Sin
mi venia, pasar a formar grueso, | | | | Pero
esto fue de la fieldad exceso. | | |
|
39 | Con ellos he vivido
voluntario; | | | | Luego se irán,
mas no será decencia | | | | Que
vaya contra estilo extraordinario, | | | | Antes
la suya, que vuestra obediencia: | | | | Quitad
de la verdad velo contrario, | | | | Y
venid cual debéis a mi presencia, | | | | Pues
halláis en mi pecho grato abono | | | | De
lo que os amo, por lo que os perdono. | | |
|
40 | Así acabó,
y nadie a hablar se atreve: | | | | El
caviloso estuvo, más atento, | | | | Dudando
si el motivo que le mueve | | | | Luce
piedad, o suena abatimiento: | | | | Pero
remolinándose la Plebe, | | | | A
ira su miedo muda en un momento; | | | | Nada
más inconstante se ha encontrado | | | | Para
extremos, que un Vulgo desbocado. | | |
|
41 | La irreverencia pasa
a desacato, | | | | Crece a desprecio,
y en injuria para; | | | | De cobarde
le acusa el insensato, | | | | Y
es el menos oprobio la algazara: | | | | Aún
más sube; de intrépido rebato | | | | Ve
el furor sobre sí: ¡Quién tal pensara! | | | | Entre
la multitud, mano insolente, | | | | Pequeña
guija, le engastó en la frente. | | |
|
42 | ¿Sacrílego
a tu Rey? Creído tenía, | | | | Que
a un Español hablaba. ¡Otra ignorancia! | | | | ¿Cabe
en un noble tal alevosía? | | | | No;
porque es en su sangre disonancia: | | | | Ni
los Soldados que a su lado había | | | | Puesto
Cortés, temiendo esta arrogancia, | | | | (¡Qué
advertido hasta en esto!) le pudieron | | | | Defender,
aunque más lo pretendieron. | | |
|
43 | Cayó, perdiendo
desde allí el sentido, | | | | Para
cobrarle sin entendimiento; | | | | Huye
el Vulgo a la acción despavorido, | | | | Asombrado
del propio atrevimiento: | | | | Mas
¿dónde irá, si siempre forajido | | | | En
su delito, arrastra su tormento? | | | | ¿Cómo
puede olvidar tal insolencia, | | | | Si
consigo se lleva su conciencia? | | |
|
44 | Volvió en sí
Moctezuma; mas no vuelve, | | | | Que
antes fuera de sí, mal satisfecho, | | | | Con
el despecho que su pena envuelve, | | | | La
vida quiere dividir del pecho: | | | | Corre
el mal a mortal, y le resuelve | | | | Tanto,
que ya le pone en el estrecho | | | | Último,
y el amor que aquí se prueba, | | | | Si
aquesta no, le busca vida nueva. | | |
|
45 | Píntale la
hermosura de la Gloria, | | | | Franqueándole
sus Puertas el Bautismo, | | | | Porque
deteste fementida escoria, | | | | De
su infiel Religión, y Gentilismo: | | | | Esfuerza
la piedad tanta victoria; | | | | No
hay Español, que no desee lo mismo: | | | | Nada
omitió cuidado tan agudo, | | | | Se
hizo con él, cuanto con él se pudo. | | |
|
46 | Pero
envuelta en congojas su fiereza, | | | | A
nada atina, sino a su venganza: | | | | Hace
al Héroe Caudillo su braveza, | | | | Y
en lo demás le niega la esperanza: | | | | Estando
así, volteando la cabeza, | | | | Como
huyendo al remedio que lo afianza, | | | | De
aquella vida de él aborrecida, | | | | Creciendo
el mal, llenose la medida. | | |
|
47 | Este fin infeliz previno
el ceño | | | | De Hado ominoso,
contra el Soberano | | | | Señor,
que fue de tantos Pueblos dueño, | | | | De
Imperios mil, de un Mundo Americano: | | | | De
atrevimiento cruel a loco empeño, | | | | Informe
tronco es ya, cadáver vano, | | | | Perdiendo
en un instante, porque asombre, | | | | Majestad,
opulencia, vida, nombre. | | |
|
48 | Mundo inconstante, ¿dónde
tu ventura | | | | Se hallará,
y de tus bienes la firmeza, | | | | Si
en el breve ademán de tu locura, | | | | Todo
acaba en el punto que se empieza? | | | | Necedad
será creer, lo que no dura, | | | | Si
Fausto, Honor, Soberanía, Grandeza, | | | | Conviertes
a un impulso de tu azada, | | | | En
tierra, en lodo, en polvo, en humo, en nada. | | |
|
49 | No es
dable, no, poder aquí decirse, | | | | Cual
el Caudillo llegaría a mirarse; | | | | Porque
hay penas, capaces a sentirse, | | | | Pero
son incapaces de explicarse: | | | | Si
no llega con ellas a rendirse, | | | | Sólo
en su corazón, tal pudo hallarse, | | | | Viendo
perdido su mayor desvelo, | | | | Y
su artificio todo por el suelo. | | |
|
50 | Falta camino para mantenerse;
| | | | La urgencia luego a retirarse
obliga; | | | | Sin esperanza, nada
puede hacerse; | | | | Contra fortuna,
¿qué hay que se consiga? | | | | Empeñarse
no más para perderse, | | | | Es
armas añadir a la fatiga, | | | | Y
es al juego, infructuoso tal denuedo, | | | | Cuando
está en contra de la suerte, el ruedo. | | |
|
51 | Manda
en fin el Cadáver infelice | | | | Entregar
a rebeldes Mexicanos: | | | | Ya
tenéis ahí a vuestro Rey (les dice) | | | | Víctima
torpe de violentas manos: | | | | Su
venganza a mi pena no desdice; | | | | Yo
os juro por los Cielos Soberanos, | | | | Que
si obedientes no buscáis sosiego, | | | | La
Ciudad, el Imperio, ábrase el fuego. | | |
|
52 | Llénase
al Espectáculo sangriento, | | | | México,
de gemidos, y quebranto, | | | | Pretendiendo
dorar el sentimiento, | | | | Infando
yerro, que forjó el espanto: | | | | Llévanle
a reverente Monumento, | | | | Al compás
triste de funesto llanto; | | | | ¿Tanto
odio se acabó? Sí, que no dura; | | | | Raro
es el que violó la sepultura. | | |
|
53 | Quauhtlahuac Coronado,
Solio pisa, | | | | Que está
brotando Púrpura caliente, | | | | Sin
conocer que con su muerte frisa, | | | | Estando
allí el ejemplar reciente: | | | | Pero
¿quién por mandar, cuerdo divisa | | | | El
riesgo que amenaza de presente? | | | | ¡Oh
hambre de dominar lo que atropellas, | | | | Cuantas
veces tu sangre da las huellas! | | |
|
54 | Como nuevo Piloto,
que el Trinquete | | | | Toma, dejado
de cuidado omiso, | | | | Y por mostrar
que cuanto le compete | | | | Entiende,
empieza por lo más preciso: | | | | Así
el nuevo Monarca, que promete | | | | Acierto
grande, de prudente aviso, | | | | Carga
al Timón, para enseñar ufano, | | | | Cuanto
importa a la aguja, mejor mano. | | |
|
55 | Da nuevas providencias,
y destierra | | | | Totalmente la
paz, que se propone; | | | | Los
costados, el pecho, da a la guerra, | | | | Porque
es en la ocasión la que supone: | | | | Todos
los rumbos, los caminos cierra | | | | Al
viento que le lleva, y tal se opone, | | | | Que
hace que al Español nada aproveche, | | | | Porque
él ve solo, tanta Mar en leche. | | |
|
56 | Ya el Soberbio
Panteón, el Templo grave | | | | Del
gran Huitzilopochstli, Coronado | | | | De
Soldados, publica cuanto cabe | | | | A
la evidencia, para su cuidado: | | | | Echó
a este viento la esperanza llave; | | | | No
hay otro ocurso que salir a nado, | | | | Si
la Vela, que sola se miraba, | | | | La
Ancla perdió, que en ella se esperaba. | | |
|
57 | Saca
de la Muralla la más parte | | | | De
su gente, a abrazarlo prevenida, | | | | El
Extremeño valeroso Marte, | | | | Por
ver si esta salida es la salida: | | | | En
Escuadrones cuatro la reparte, | | | | Dos
para detener tanta avenida, | | | | Otro
para el ataque, y el más grueso | | | | Para
acudir donde vocee el suceso. | | |
|
58 | Escobar con los suyos
va ocupando | | | | Las gradas inferiores,
y advertidos | | | | Le dejan los
de arriba irse empeñando, | | | | Para
acabarlos, cuando estén medidos: | | | | Al
verlos en el medio, coronando | | | | La
eminencia, los Bárbaros unidos | | | | Tal
carga dan, que al puesto, y su violencia, | | | | Se
hace lo más, pues se hace resistencia. | | |
|
59 | Aquí
el Onagro que las peñas duras | | | | Feroz
dispara, del Pretil impele | | | | Trozo
de pedernal, que a las alturas | | | | Debe
más fuerza, que a lo que lo expele: | | | | Tal
desprendida laja en las fracturas | | | | Del
Picacho más alto, bajar suele | | | | Con
natural impulso hasta su centro, | | | | Aniquilando
cuanto está al encuentro. | | |
|
60 | Resiste el Capitán,
parte cediendo | | | | Terreno, y
parte encomendando al brazo, | | | | Cuanto
el sitio inferior, para ir subiendo | | | | Les
quita, y les añade de embarazo: | | | | El
empeño se esfuerza, y el estruendo | | | | Mayor,
se experimenta en el rechazo; | | | | Lo
menos son las flechas, porque tardas | | | | Al
impulso se ven de las Bombardas. | | |
|
61 | Forcejan por subir,
casi impacientes, | | | | O corridos
de ver la gritería | | | | Del
Enemigo, quien arroja ardientes | | | | Hasta
embreadas, con que fuego envía: | | | | Encuentran
nuestras balas sus valientes, | | | | A
quienes la ventaja da osadía; | | | | Pero
por cada tiro que se emplea, | | | | Se
pone en contingencia la pelea. | | |
|
62 | Tres veces al ataque
se aventura, | | | | Y otras tantas
al daño retrocede; | | | | Siendo
el mismo humo que se va a la altura, | | | | Quien
más impide lo que el brazo puede: | | | | El
Adalid en esta coyuntura | | | | Mira
a Escobar, que a la ventaja cede; | | | | Y
desmontando de un gentil morcillo, | | | | Rompió
a los pasos de la duda el grillo. | | |
|
63 | A lo más apretado,
más ardiente | | | | De las
gradas se arroja adelantado; | | | | No
cunde fuego tan violentamente | | | | Al
pajizo Casar donde ha empezado: | | | | Con
la espada en mano hace valiente | | | | Camino
a los demás, llega arrestado | | | | Arriba,
y a su ejemplo mayor lumbre | | | | Se
cubre de Españoles la techumbre. | | |
|
64 | Poco el Tubo
incendiario prevenido | | | | Con
Dardo herrado, puede hacer alarde, | | | | Que
al rayo de su diestra desprendido, | | | | Hace
al propio furor, que se acobarde: | | | | Resiste
cruel el Indio enardecido, | | | | Pero
es el tiempo del resguardo, tarde; | | | | En
sí mismos se van atropellando, | | | | Y
a millares abajo caen rodando. | | |
|
65 | Por el lado pendiente,
que al cimiento | | | | Ve perpendicular
minaz Almena, | | | | Y en ciento
y treinta pies eleva al viento, | | | | Bruñido
lienzo con que se encadena: | | | | Los
que allí se despeñan, monumento | | | | Infeliz
hallan en la roja arena, | | | | Y
penetran Tliltototl, y Chichime, | | | | Que
es lo que más a México redime. | | |
|
66 | Por la
Patria (Chichime al otro dice) | | | | Dulce
es la muerte, la ocasión convida; | | | | Mejor
vida es la fama, que felice | | | | Se
compra a desperdicios de la vida: | | | | Con
su muerte, la nuestra solemnice | | | | Su
General, y haciendo con fingida | | | | Demostración,
arrojo de sus Flechas, | | | | Dan
con las Frentes en su Pie, derechas. | | |
|
67 | En ademán
de rendimiento vienen; | | | | Hasta
lograr el abrazar sus Plantas, | | | | Y
al instante que osados le sostienen, | | | | Argollando
a los pies ambas gargantas: | | | | Al
precipicio luego se previenen | | | | Descolgándose
en él; y a no hacer tantas | | | | Diligencias,
el Héroe, a sus abrazos, | | | | Como
ellos se mirara hecho pedazos. | | |
|
68 | ¿Qué más
hizo del Muro Meneceo | | | | En
honor de su Tebas despeñado? | | | | ¿Qué
más Mopso en Sagunto, ya trofeo | | | | De
Aníbal, por dejar su hijo vengado? | | | | ¿Qué
Anchuro al Borbollón, voraz empleo, | | | | Por
redimir su Real de tal cuidado? | | | | Todos
con noble acción desesperada | | | | Dieron
la vida por la Patria amada. | | |
|
69 | Mas ninguno juzgó
por mayor precio | | | | Venderla,
que estos nobles Mexicanos; | | | | En
aquellos la muerte fue desprecio, | | | | Huyendo
la cerviz a los Romanos: | | | | En
estos sí que fue de sumo aprecio, | | | | Pues
al buscarla con sus propias manos, | | | | La
suya dieron; pero fue de suerte, | | | | Que
era a la Patria, vida, aquella muerte. | | |
|
70 | Triunfante el
Español de aquel Padrastro, | | | | Porque
otra vez no impida la victoria, | | | | Lo
entrega al fuego, para que ni rastro | | | | En
sus Archivos quede a la memoria: | | | | Arden
Ébano, Jaspe, y Alabastro; | | | | Cae
por los suelos su mentida gloria; | | | | ¡En
qué firmeza habrá, si en un momento | | | | Hasta
las piedras se las bebe el viento! | | |
|
71 | Con rigor el alcance
se prosigue, | | | | Pues en las
Plazas su furor no cesa; | | | | Cortés
adelantándose, persigue | | | | Tropa,
que huyendo calles atraviesa: | | | | Dando
a otra, vuelta, libertar consigue | | | | A
Duero, que llevaban como presa; | | | | Fineza
fue de amor, y empeño vago; | | | | Mas
si es fineza, de ella tendrá el pago. | | |
|
72 | Van al
Alojamiento fatigados, | | | | Heridos,
y con nuevo desconsuelo, | | | | De
conocer que están más obstinados, | | | | Y
cerrados los oídos en el Cielo: | | | | Al
día siguiente llegan simulados | | | | Llamando
al muro, donde fiel desvelo, | | | | Que
está sobre ellos, oye brevemente | | | | Última
decisión de labio ardiente. | | |
|
73 | El paso le abren
para la Marina, | | | | Como único
remedio de la guerra, | | | | Y a
tratados de Paz, doble se inclina | | | | El
Rey, por consumirlos en la tierra: | | | | A
sitiarlos por hambre los destina; | | | | ¡Asedio
cruel, que la Milicia encierra! | | | | ¡Quién
está en parte extraña sin asiento, | | | | Que
no tenga lo más a estar hambriento! | | |
|
74 | Mientras
los nuestros más convalecientes | | | | De
tanto azar, disponen la partida, | | | | Se
sirven de los mismos accidentes | | | | De
tregua, que es política entendida: | | | | Unos
la ofrecen, porque ven prudentes, | | | | Que
el bastimento da valor, y vida; | | | | Y
otros la eligen, hasta ver si alcanza | | | | Otro
ocurso: ¡Qué grande es la esperanza! | | |
|
75 | Pero desengañados
que ninguno | | | | Hay, sino la
salida a todo trance, | | | | Dispone
el Adalid con oportuno | | | | Tiempo,
lo necesario para el lance: | | | | Un
Puente se fabrica, que aunque no uno | | | | Es
el Foso, pues tres tiene en alcance, | | | | Pensó
la industria fuera en la Calzada | | | | Mudarlo:
diligencia acomodada. | | |
|
76 | En medio de los suyos toma asiento,
| | | | Y sin encarecer, ni disminuirles
| | | | El empeño presente,
su ardimiento | | | | Les dice más,
que cuanto va a decirles. | | | | No
pretendo (prosigue) en este intento, | | | | A
vuestros pechos el valor medirles, | | | | Ni
darles la esperanza, que no puede | | | | Alcanzar
a saber lo que sucede. | | |
|
77 | Si investigar pudiesen los Humanos,
| | | | Del Cielo, imperceptibles
los caminos, | | | | Descifrando
el enigma a sus arcanos, | | | | Ya
hallaran modo, para ser divinos: | | | | Esto
es propio a sus genios soberanos; | | | | No
es dado al hombre averiguar destinos, | | | | Pues
querer escalar azules huellas, | | | | Era
usurpar el mando a las Estrellas. | | |
|
78 | Lo más a que
se extiende la prudencia, | | | | Que
mejor los sucesos adivina, | | | | Es
de valor armarse, y de paciencia, | | | | Suavizando
la fuerza, que la inclina: | | | | Ánimo
igual sólo hace resistencia | | | | A
los males, que el Hado le destina; | | | | Claro
es que el prevenir, no es evitarlos, | | | | Pero
es cuanto se puede, mejorarlos. | | |
|
79 | La suerte echada está,
no hay más cuidado | | | | Que
morir, o vencer: aquesta noche, | | | | Cuando
el Sol, en la Persia señoreado | | | | Arrastre
ufano su dorado coche, | | | | Tenemos
de salir a ver el vado | | | | Por
donde alguna veta desabroche | | | | La
fortuna; que tiene también días, | | | | Y
se suele prendar de bizarrías. | | |
|
80 | A todo pues se
ocurre, con que osados | | | | Obréis,
como sabéis; en este punto, | | | | La
opinión es lo más, pues alentados | | | | Con
ella, es poco todo el Mundo junto: | | | | Yo
el primero seré, nobles Soldados, | | | | Que
entre en el riesgo de un glorioso asunto, | | | | Ni
pongo duda, porque no se engaña | | | | Caudillo,
nunca, que gobierna a España. | | |
|
81 | Nuevo esfuerzo
añadió su gallardía, | | | | En
cada uno de aquellos Mirmidones; | | | | A
Lugo, a Sandoval, a Tapia, fía | | | | La
Vanguardia, con fuertes Batallones: | | | | De
Velázquez entrega a la hidalguía, | | | | La
Retaguardia, donde van Campeones | | | | Tan
conocidos, que en su brazo advierte | | | | Viva
su imagen, aún la misma muerte. | | |
|
82 | En la Batalla,
van los Prisioneros, | | | | Artillería,
ay Bagaje, y la conserva | | | | De
otros cien escogidos Caballeros, | | | | Para
ir con su persona de reserva: | | | | Manda
de oro sacar trozos enteros, | | | | Que
la fortuna dio menos acerba; | | | | Y
porque el desconsuelo se mitigue | | | | De
pérdida tan grande, así prosigue. | | |
|
83 | Ese
metal, que a bárbara codicia | | | | Sañudo
redobló fuertes prisiones, | | | | Debe
desestimar noble avaricia, | | | | Que
atesorar pretende otros blasones: | | | | Libre
ha de estar la mano en la Milicia, | | | | Porque
al rigor de aquellos eslabones, | | | | Jamás
podrá esgrimir con tanta fuerza | | | | La
Cuchilla, que al peso no se tuerza. | | |
|
84 | No deben de él
mirarse indignamente | | | | Ocupados
los brazos, que a la vida, | | | | A
la reputación más noblemente | | | | Han
de estar con defensa prevenida: | | | | ¿Qué
importa que se pierda un aparente | | | | Tesoro,
si en la gloria conseguida, | | | | Y
en la futura, que se donde hoy nos llama, | | | | Tendrá
caudal mayor la heroica fama. | | |
|
85 | Gigante corazón,
¿adónde aspiras? | | | | Pero
si eres magnánimo, qué puedes | | | | Hacer
sino esto, cuando te retiras | | | | Del
fantástico lauro a quien excedes: | | | | Lo
sumo del honor, la virtud miras | | | | Como
precio feliz, que te concedes: | | | | ¡Qué
grandeza es la tuya, cuya proeza, | | | | Corona
tus virtudes con grandeza! | | |
|
86 | Vive, y por ti la pluma
fatigada | | | | Con afán
dulce, gima presurosa; | | | | Y
aún así en tus Encomios, ¿qué hará?
Nada, | | | | Por más que
en ellos se desvele ansiosa: | | | | Llamala
otra ocasión más lastimada, | | | | Pues
corriendo la Antorcha luminosa, | | | | Quizá
al temor de no mirarse extinta, | | | | Le
da en capuces a su llanto, tinta. | | |
|
87 | Partía el
Campo la noche tenebrosa, | | | | Y
corriendo a las sombras los Cuarteles, | | | | Convoca
el Caos, donde procelosa | | | | Escolta,
alista de nublados fieles: | | | | Allanan
estos la Campaña undosa, | | | | Hasta
batir del Cielo los Canceles, | | | | Y
sin oposición marcha seguro | | | | De
espesas nieblas, Batallón obscuro. | | |
|
88 | Ganada la
Región, en rimbombantes | | | | Ecos,
y lutos con que se entapiza, | | | | A
la tierra acomete con brillantes | | | | Fusiles,
que hacen en el susto riza: | | | | Pone
a México Sitio, con flamantes | | | | Truenos,
y balas, que en cristal graniza; | | | | Y
enarbola en sus Muros, y Campaña, | | | | El
Pendón negro de su esquiva saña. | | |
|
89 | Sombra
piramidal, su tez impía, | | | | Hace
dos veces más minaz, e impura, | | | | Y
entonces a los nuestros la osadía | | | | Da
infausto grito, con presteza dura: | | | | El
silencio alborota con voz fría | | | | Al
Cuartel Español, que se apresura | | | | Con
tal sosiego, que a pericia tanta, | | | | No
tuvo el oído, luces de la planta. | | |
|
90 | Ni el Batidor
escucha, en cuanto siente, | | | | Rumor;
ni el Centinela halla cuidado, | | | | Cuando
eslabonan al Canal el Puente, | | | | Y
la Vanguardia pasa al otro lado: | | | | Qué
mucho que los lleve cautamente, | | | | Si
el peligro les tiene aparejado, | | | | Que
el paso a una desdicha prevenida, | | | | Es
siempre dulce, mientras da la herida. | | |
|
91 | No te apresures,
no, detente, espera, | | | | Caudillo
valeroso, mira, advierte, | | | | Que
una desgracia corre muy ligera, | | | | No
al encuentro le salgas de esta suerte: | | | | Si
es ella la que busca, y se acelera, | | | | No
faltará; mas ¡ay dolor! ¡Ay muerte! | | | | Que
llega aprisa la ira del destino, | | | | A
quien en vez de huir, le abre camino. | | |
|
92 | Ya del cristal
dos veces encrespado | | | | El ceño,
va con doble movimiento | | | | Al
verse de enemigos anegado, | | | | Condensándose
al Pino por cimiento: | | | | Ya
le toman por uno, y otro vado | | | | Al
Ejército, el curso turbulento, | | | | Ya
se acercan: Memoria, en trance tanto, | | | | O
suspende la acción, o quita el llanto. | | |
|
93 | Mas no
hagas tal, que fuera cobardía | | | | Digna
de los desprecios del olvido, | | | | Manchar
con dulce tierna fantasía, | | | | Carmín,
que fue para su Rey, vertido: | | | | Antes
debe excederse la alegría, | | | | Mirando
lo que aquel ha conseguido | | | | En
loor de su Nación, pues su ardimiento, | | | | Está
más puro, cuanto más sangriento. | | |
|
94 | Llegue
ya, sí, ya llega, ya rompiendo | | | | El
silencio, las flechas, y las voces, | | | | Tan
a un tiempo se escuchan, que a su estruendo, | | | | No
se sabe las que andan más veloces: | | | | A
cientos, a millares, van subiendo | | | | Los
Mexicanos, crueles, y feroces, | | | | Ambos
tramos llenando de alaridos, | | | | La
tierra, la agua, la región, los oídos. | | |
|
95 |
Como suele preñada nube obscura, | | | | Por
el Piloto prevenir la gente; | | | | Y
cuando aguarda que granice dura, | | | | Ve
sobre sí el daño consecuente: | | | | El
recelo en los nuestros, que procura | | | | Medir
el lance, la tormenta siente; | | | | Y
a la lluvia de gritos, y de espumas, | | | | Sufre
otra nueva tempestad de Plumas. | | |
|
96 | Estrenan el fragor
de sus Macanas, | | | | Gimen silbando
voladoras Flechas, | | | | Crujen
las Lanzas al impulso insanas, | | | | Relumbran
las Espadas más estrechas: | | | | Pedazos
se hacen las Piraguas canas, | | | | Y
al choque dejan sus Canoas deshechas, | | | | Por
entrar al Combate desalados, | | | | Los
que el Remo paró más apartados. | | |
|
97 | A nado
se echan con despecho ciego | | | | Otros,
haciendo de la Pica dura | | | | Escala,
por subir adonde luego | | | | Convoca
al tiento, la tiniebla obscura: | | | | Revienta
España repentino fuego, | | | | Arrasando
los bronces su angostura, | | | | Truena
el Mosquete, que la mira acecha, | | | | Porque
el valor al punto le da mecha. | | |
|
98 | Caen a miles los Indios
destrozados, | | | | Y auméntanse
por cuentos impelidos | | | | Cuantos
de nuevo llegan irritados, | | | | Acabando
su huella a los heridos: | | | | A
la Calzada suben ayudados | | | | De
los Chuzos, haciendo compartidos | | | | Frente
a los nuestros, cuya sed sangrienta, | | | | En
golfos va saciándose sedienta. | | |
|
99 | Rompe Farfán
Ejércitos enteros, | | | | Ciega
Dávila Escuadras, Jaramillo | | | | Con
Rangel, y Volante en sus aceros, | | | | De
Atropos vibran el mejor cuchillo: | | | | Portocarrero,
Núñez, y Cisneros, | | | | Abren
el paso, que empezó Portillo: | | | | Siendo
tan noble el arrogante Lugo, | | | | Se
acompaña (y lo aprecia) de un Verdugo. | | |
|
100 | ¡Qué
estragos duros! ¡Qué severa saña, | | | | No
excitan la ira, con fatal despecho! | | | | La
muerte les ofrece su guadaña, | | | | Pues
ve que en ellos tiene lo más hecho: | | | | Tantos
caídos se ven, que puede España | | | | Llenar
el Foso (y lo hace en tal estrecho) | | | | Para
ocupar el tránsito siguiente, | | | | Haciendo
de ellos Terraplén, o Puente. | | |
|
101 | Ganando tierra
van, y destrozando | | | | Cuanto
encuentran delante, consiguiendo | | | | La
Ribera ocupar, bien que nadando, | | | | Porque
el Lago aún no va disminuyendo: | | | | Con
la agua a la cintura, y batallando | | | | Se
mejora de sitio, el que pudiendo | | | | En
él arriba, donde puede vano | | | | Fijar
el pie, para jugar la mano. | | |
|
102 | Pasa el Trozo primero
con fortuna, | | | | El Adalid, y
manda prontamente, | | | | Que espere
la que salga, si hay alguna | | | | Que
escape de tan súbito frangente: | | | | Vuélvese
con Olid a la Laguna, | | | | Donde
llama el combate más ardiente: | | | | Ea
Españoles, valor, que a la Estacada | | | | Marte
llegó, si es de Cortés la Espada. | | |
|
103 | No
tan voraz dorada sementera, | | | | Que
sazonó de Ceres la fatiga, | | | | Traga,
tala, devora llama fiera, | | | | Cundiendo
presta de una en otra espiga: | | | | No
con el Box despoja la Ribera, | | | | Rauda
avenida, que la Selva abriga; | | | | Arrostrando
en los Valles anegados, | | | | Broza,
que es ya sepulcro de los Prados. | | |
|
104 | Fuego mayor, más
rápida corriente, | | | | Consume,
anega cuanto ve delante, | | | | Acero
que es tanto Mar, Tridente | | | | Hoja,
que a tal incendio, ira es flamante: | | | | Rinde
Escuadrones de apiñada gente, | | | | Destroza,
arrasa fuerza dominante, | | | | Abre
a la marcha paso detenido, | | | | Y
aquí sofoca, lo que allí ha prendido. | | |
|
105 |
Manda al agua botar la Artillería; | | | | ¡Qué
lástima! Mas no, que aunque anegada | | | | Esté,
no le hace falta a su osadía, | | | | Pues
los rayos le sobran en su espada: | | | | A
una, y otra avenida, el valor fía | | | | A
su oposito, Hilera desfilada, | | | | Porque
cruce la gente, que impaciente, | | | | A
cada paso, pierde, y gana gente. | | |
|
106 | Busca la Retaguardia;
¡fuerte lance! | | | | Por donde
has de ir, si ya la suerte dura | | | | Rompió
su Foso del primer Avance, | | | | Para
abrir a su trozo sepultura: | | | | En
este empeño cruel, en este trance, | | | | Era
justa, Mantuano, la ternura | | | | Con
que lloraste la perdida Joya, | | | | De
tu encendida desolada Troya. | | |
|
107 | Carga aquí más
el ímpetu guerrero | | | | De
tanta muchedumbre, desbocado, | | | | Y
abierto el paso, sólo da el Acero | | | | Camino,
para hallar lo despechado: | | | | Morir
matando elige valor fiero, | | | | Porque
cuando se ve desesperado, | | | | El
último remedio en que se afianza, | | | | Es
un haber perdido la esperanza. | | |
|
108 | No así ruge
celosa en la ribera, | | | | Leona,
a quien sus hijuelos ha robado | | | | Velero
Buque, y en la arena espera, | | | | Cerrando
luego con quien halla al lado: | | | | Con
la vida el Caudillo aquí quisiera | | | | Socorrer
a los suyos lastimado; | | | | Y
al ver la orilla, que es quien lo resiste, | | | | Vengando
a aquellos, a estos les enviste. | | |
|
109 | Del Ejército
aviva aquel pedazo; | | | | Aquí,
y allí, asiste valeroso, | | | | Alija
del Bagaje el embarazo, | | | | En
Golfo, que es al vado proceloso: | | | | De
la ribera buscan el esguazo, | | | | Que
el deseo alarga, siempre congojoso; | | | | Porque
para llegar donde éste advierte, | | | | Cualquiera
detención, es pena, es muerte. | | |
|
110 | El segundo Canal
vence la Rota, | | | | Y le pisa
con tiento más templado; | | | | Ensánchalo
el Contrario, que lo nota, | | | | Porque
pierda esperanza el atrasado: | | | | A
costa de mil vidas, que alborota | | | | Alvarado,
por él, llega arrestado; | | | | Y
estribando en el centro con su lanza, | | | | A
la otra parte con el bote alcanza. | | |
|
111 | Sin sosegar la
mano en su fatiga, | | | | Sin acertar
el pie por la tiniebla, | | | | Cayendo,
levantando, a lo que obliga | | | | El
hado, siguen por la espesa niebla: | | | | Puebla
la orilla la Canoa enemiga, | | | | Y
el Acero cansado la despuebla; | | | | Poco
a poco a Tacuba van tomando, | | | | Mal
formados, heridos, y fluctuando. | | |
|
112 | Entre las lobregueces
se atraviesa | | | | Allá
en la Retaguardia esquiva fuerte, | | | | Y
en acabarla su rigor engruesa, | | | | Según
contra ella vibra tanta muerte: | | | | Como
Fieras se arrojan a la presa, | | | | (Que
tal la juzgan) aunque les advierte | | | | La
resistencia noble prevenida, | | | | Lo
caro, que el valor vende su vida. | | |
|
113 | De un flechazo Huamuchitl
le falsea | | | | A Morla el espaldar,
que bien ajeno | | | | De tal peligro,
con furor pelea | | | | Contra un
trozo, que rinde bueno a bueno: | | | | Caliente
sangre, que el coraje emplea, | | | | No
halla circulación, con que el veneno, | | | | Al
corazón, al pecho le echó nudo; | | | | Sólo
así Morla dar su vida pudo. | | |
|
114 | A Lariz por los
dientes, abrió brecha | | | | Un
Arpón desmandado, y al instante | | | | Abrió
la boca, se estiró la flecha, | | | | Metiose
un lienzo, y prosiguió adelante: | | | | Embístele
Zoquiac, a quien estrecha | | | | Tanto
en sus brazos, que al furor pujante, | | | | Con
que le oprime cuando le provoca, | | | | Le
hizo echar las entrañas por la boca. | | |
|
115 | Al soslayo
a sus ojos, Caña fiera | | | | Nuevos
corrientes dio de sangre, y fuego; | | | | ¿Para
qué fue añadir otra ceguera, | | | | Al
que está de ira, y en tinieblas ciego? | | | | Con
todo así calando la Visera, | | | | Va
matando, y muriendo sin sosiego: | | | | Él
se buscó su muerte, porque como | | | | Llegó
al borde sin tino, se fue a plomo. | | |
|
116 | Tecolotl con una
Hasta, que pudiera | | | | De Mesana
servir, contra Salcedo | | | | Se
parte, y éste sosegado espera, | | | | Porque
jamás le vio la cara al miedo: | | | | Húrtale
el cuerpo al bote, y de manera | | | | Cierra
con él, que aunque juzgó que quedó | | | | Metido había su Espada,
fue de modo, | | | | Que lo pasó
con guarnición, y todo. | | |
|
117 | Quedose con la punta
para arriba | | | | En el Bárbaro
muerto atravesada: | | | | Abrázalo
Tzintamatl, éste estriba | | | | Fijo,
y le arroja encima de la Espada: | | | | Faltole
un pie, con que el impulso aviva, | | | | Y
cayó sobre ella: ¡fuerte airada! | | | | En
su Punta parada dio consigo, | | | | El
propio se mató, no su enemigo. | | |
|
118 | Al dar una estocada
el diestro Urueña, | | | | Clavó
a Xitlama con violencia tanta, | | | | Que
lo dejó cosido en una Peña, | | | | De
las que están al Terraplén, por planta: | | | | Sin
Espada quedó, por más que empeña | | | | Para
arrancarla, fuerzas que adelanta, | | | | A
ocasión que Tzopilotl, con cruel priesa, | | | | Por
el costado un Chuzo le atraviesa. | | |
|
119 | Entró por
el izquierdo, y luego asoma | | | | Al
hígado la punta, que lo atraca: | | | | El
filo estira, la madera toma, | | | | Y
encorvándose un poco, se lo saca: | | | | Enrístralo,
y al mismo que lo doma, | | | | Con
otros tres, a todos los estaca; | | | | Haciendo
con aquestos, y la Cuja, | | | | Como
el que ensarta cuentas por aguja. | | |
|
120 | Mas ya la fuerza
al noble Puño falta; | | | | Qué
mucho, si al sacar el Fresno extraño, | | | | Con
rojo humor, que al boquerón esmalta, | | | | Los
intestinos derramó, y redaño: | | | | Rindió
a la Parca dura, cerviz alta, | | | | Que
honre teñida tan acerbo daño: | | | | No
a la herida murió desaforada, | | | | Sólo
de pena de perder su Espada. | | |
|
121 | Juan Velázquez
de León, con furia insana, | | | | Contra
un Mundo de gente se hace fuerte; | | | | Ciento
aquí corta, mil allí rebana, | | | | Hasta
que a todos da la propia muerte: | | | | Más
al voltear el rostro, la Macana | | | | De
Tochstli, el hombro le partió de suerte, | | | | Que
en la espaldilla el brazo bambaleando, | | | | Le
un nervio sólo se quedó colgando. | | |
|
122 | Cual
en las Selvas de África violento, | | | | Al
Novillo arremete desalado, | | | | Y
entre sus garras le devora hambriento, | | | | Membrudo
León, de grifos coronado: | | | | Así
ahora aquí, con más razón sediento,
| | | | Le acomete hasta verlo destrozado,
| | | | Con tal intrepidez, que su
despojo, | | | | Más que a
la fuerza, lo debió al enojo. | | |
|
123 | Contra él
parte, blandiendo un Pino grave, | | | | Aún
mirándolo airado Olinchalcuita; | | | | Claro
está que no juzga lo que cabe | | | | Dentro
de un Español, cuando se irrita: | | | | Hecho
una criba se halla, y no lo sabe; | | | | Más
en sí hiere, más cabezas quita, | | | | Y
suele, si la Lid dura sangrienta, | | | | La
victoria alcanzar, sin que las sienta. | | |
|
124 | Dígalo
de Numancia; mas no es caso | | | | A
quererlo apocar con ejemplares, | | | | Cuando
se están mirando a cada paso, | | | | Los
Testigos, a cuentos, a millares: | | | | Al
encuentro le sale a brazo raso, | | | | Que
brota ya de sangre rojos mares, | | | | Con
tal golpe, que el Indio dividido | | | | Cayó,
y cayó también el brazo hendido. | | |
|
125 | Entonces
ve por el purpureo esmalte | | | | La
herida, que hasta entonces no sentía: | | | | Poco
importa (se dice) que aquel falte, | | | | Si
me queda el izquierdo todavía: | | | | Arrojando
la Adarga, porque exalte | | | | Su
valor a su sangre en él confía: | | | | Ambidextro
destrozos hace fuerte, | | | | Cuando
en su pecho, puerta vio la muerte. | | |
|
126 | Jamás víbora
presa de la vara, | | | | Con escarceos
silbando en la ribera, | | | | Salta
más acosada, al ver que avara, | | | | En
ella está la ruina, que tolera: | | | | Caído
en el suelo, (porque se declara | | | | La
desdicha fatal) brinca, y espera | | | | A
morder a otro, que tu fuerte iguale, | | | | Hasta
que dio a la vida el postrer vale. | | |
|
127 | Así unos,
y otros (¡qué pesar!) cediendo | | | | Van
a la multitud, siempre importuna, | | | | Sin
luz, sin tierra, contra cruel estruendo | | | | De
Armas, de Sombras, de Agua, y de Fortuna: | | | | ¡Qué
Soldados, que Cabos, pereciendo | | | | Entre
la confusión de la Laguna, | | | | No
hicieron la facción, al par que honrosa, | | | | Memorable
a los siglos, por costosa! | | |
|
128 | ¡Qué lástimas,
qué estragos, qué portentos, | | | | De
hazañas, de valor, de bizarrías, | | | | Se
ven en Teatro, donde están sangrientos | | | | Batallando
con Fieras tan impías! | | | | Mueren
al fin, dejando en monumentos | | | | Blasones
nobles sus cenizas frías; | | | | Nadie
entre tantos, que el amor aclama, | | | | Quedó
con vida, sino fue la Fama. | | |
|
129 | ¡Oh Españoles,
o heroicos Adalides, | | | | Sepultados
en Urna, torpe, undosa, | | | | Cuando
os debía labrar entre sus Cides, | | | | Altivos
Mausoleos, Fama gloriosa! | | | | No
morís, no, pues que vivís Alcides | | | | En
la dulce memoria decorosa, | | | | Que
en mármoles, y bronces satisface, | | | | Y
más usa del vive, que del yace. | | |
|
130 | Antes felices
sois, si vuestro anhelo, | | | | Vuestra
sangre, denuedo, y gallardía, | | | | Abrió
el cimiento, para que hasta el Cielo | | | | Creciese
tan suprema Monarquía: | | | | Pues
ensalzando a España ardiente celo, | | | | Hizo
a la Religión ofrenda pía, | | | | En
el servicio leal, que las edades | | | | Vieron
mayor, para ambas Majestades. | | |
|
131 | En vuestros Españoles
(Soberano | | | | Católico
Fernando) aún hoy existe | | | | El
impulso, el coral de tanta mano, | | | | Con
cuyo esmalte, nuevas glorias viste: | | | | Mundos
faltan no más, para que ufano | | | | El
incendio, el afecto os los conquiste; | | | | ¿Vos
en dos solos? No se tolerara, | | | | Si
la falta de más, no fuera clara. | | |
|
132 | Calmó
la noche, más de horrores llena, | | | | Que
de nubes, y ceño: tanta injuria | | | | Así
no más podía quedar serena, | | | | No
habiendo ya en quien vibrar la furia: | | | | El
silencio en el Héroe, aviva pena, | | | | Que
sólo aquí no es del valor espuria; | | | | Pues
como el miedo sus esfuerzos cría, | | | | Tiene
también sus llantos la osadía. | | |
|
133 | Reconoce
su gente, y la detiene, | | | | Por
recoger alguna si extraviada, | | | | En
el palustre Lago, acaso viene; | | | | ¡Qué
poca, qué rendida, qué estropeada! | | | | ¡Qué
discreta esta vez la Alba previene, | | | | Pabellones
de luto a la Calzada, | | | | Y por
no hacer de tanta muerte alarde, | | | | O
no quiere salir, o sale tarde! | | |
|
134 | Descansando, si puede
un desaliento | | | | Interior, darle
treguas al cuidado, | | | | Mientras
forman la marcha, va el tormento | | | | Levantando
en el alma otro nublado: | | | | Quebrantada
la gente, mira atento, | | | | La
ocasión a la vista, retirado | | | | El
término preciso, breve al día, | | | | Sin
recurso, sin tren, ni Artillería. | | |
|
135 | Más
de doscientos hombres se echan menos: | | | | En
sazón, que aún lo escaso se contaba, | | | | ¿Qué
infortunio sería llorar ajenos, | | | | Tantos,
donde por mil uno sumaba? | | | | Los
Intérpretes (dicha) libran llenos | | | | Del
pesar, que cada uno en sí tomaba; | | | | En
los ojos de todos, expresivos, | | | | Están
los muertos palpitando vivos. | | |
|
136 | En este empeño
llama la constancia | | | | Al rostro,
y deja al corazón fluctuando | | | | En
oculta tormenta; disonancia, | | | | Que
sólo en él estuvo concordando: | | | | Fáltale
tanto Cabo de importancia, | | | | Faltó
el último Trozo, y serenando | | | | A
los suyos, en cuanto activo ordena, | | | | Les
da el valor, y ocultales la pena. | | |
|
137 | ¿Hasta dónde
remontas, prodigioso | | | | Espíritu
gentil, tan alto celo, | | | | Transcendiendo
los rumbos, que glorioso | | | | Renombre,
te ganaron en el suelo? | | | | Alcanzarte
no puede el perezoso | | | | De mi
pequeña Pluma, tardo vuelo: | | | | Abate
el tuyo, para que cadente, | | | | Pondere
tu virtud, tus proezas cuente. | | |
|
138 | ¿Quién mereció
Laureles de constante | | | | Mejor
que tú, si en trance tan estrecho, | | | | Ni
te encuentra la Historia semejante, | | | | Ni
es factible el hacer lo que hoy has hecho? | | | | ¿Mostrar
serenidad en el semblante, | | | | Y
traer la tempestad dentro del pecho? | | | | ¿Con
pena el Vencedor? ¿Valor con susto? | | | | Imposible
es decir lo que era justo. | | |
|
139 | Como aquel Vaso rico de
Pandora, | | | | Mi atención
te contempla, en cuyo centro, | | | | Ansia,
congoja, afán, tormento mora, | | | | Mintiendo
el Oro lo que oculta dentro: | | | | Pero
en tu grande fondo, la mejora | | | | De
consuelo mayor, feliz encuentro: | | | | Vierte
aquel males, y aliviar no alcanza; | | | | Tú
los ocultas, dando la esperanza. | | |
|
140 | Cebado a la mañana
el Mexicano, | | | | Igual exprime
lástima, y enojo, | | | | Pues
si queda al despojo nuestro vano, | | | | También
está herido a su despojo: | | | | Los
hijos del Monarca Soberano, | | | | Víctimas
la Nación, ve de su arrojo; | | | | Esto
hace el Mundo, donde cree contento | | | | El
hombre hallar, encuentra su tormento. | | |
|
141 | Comienzan los
Clamores Funerales | | | | A sus
Exequias, calma la avaricia, | | | | Crece
el pavor, hasta dejar iguales | | | | Cuanto
el amor, y vanidad codicia: | | | | Al
Panteón Regio, que cenizas Reales | | | | Guarda,
los lleva muda su Milicia: | | | | Qué
antiguo que es querer en un estrecho | | | | Lavar
los ojos, lo que mancha el pecho. | | |
|
142 | Tal coyuntura vale
a fatigada | | | | Marcha, que desde
luego se destina | | | | A descansar
en parte acomodada, | | | | Si halla
descanso, quien así camina: | | | | Mas
como la desgracia está empeñada, | | | | Un
riesgo a cada paso les destina; | | | | Pues
no es mudar de sitio mejorarse, | | | | Quien
al propio peligro va a estrellarse. | | |
|
143 | Las Milicias cercanas
prevenidas | | | | Entretienen sus
huellas, hasta tanto | | | | Que
aquellas ceremonias fenecidas, | | | | A
encender vuelven militar espanto: | | | | Corta
la multitud con avenidas | | | | La
esperanza, del tránsito al quebranto, | | | | Y
estrenase de nuevo la algazara, | | | | Como
si en este instante comenzara. | | |
|
144 | Dase más frente,
pasan las Ballestas, | | | | Estréchanse,
y comienza otra Batalla, | | | | Mueren
a miles, hasta que en las Cuestas | | | | El
aliento rendido su ira acalla: | | | | Diez
millas cruzan entre las opuestas | | | | Flechas,
por ocupar una muralla, | | | | Que
por tal el esfuerzo la examina, | | | | Siendo
un Templo, que doma la Colina. | | |
|
145 | Otomcapulco, de las
viñas Prado, | | | | Puntual
denota su etimología; | | | | Aquí
respira el pecho fatigado, | | | | Que
de tantos furores se desvía: | | | | Mas
como no lo había de hallar sagrado, | | | | Si
Camarín dichoso de María | | | | Había
de ser, a cuyo dulce ejemplo, | | | | Antes
que el Ángel, le hizo el Alma Templo. | | |
|
146 | Ya Alejandro
Español, heroico Marte, | | | | Pasó
el incendio, que el Infierno abrasa; | | | | Desde
hoy seguro puedes más gloriarte, | | | | Si
en tales Reales sientas Plaza rasa: | | | | Por
una que le harás, contigo parte | | | | Ésta,
que al Cielo servirá de Casa: | | | | Quién
ha de contrastar tu bizarría, | | | | Si
tienes ya la fuerza de María. | | |
|