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ArribaAbajoTres congresos internacionales para la defensa de la cultura. La aportación cubana

María Fernanda Mancebo (Universidad de Valencia)


Dedicado a Pablo de la Torriente Brau y a Cesar Vallejo. A Begoña y Vicente.



Puede parecer reiterativo evocar de nuevo la guerra civil española, el exilio subsiguiente y la ayuda material y moral que algunos países prestaron a España.

Pero la guerra civil -no hay que olvidarlo- fue el primer enfrentamiento contra el fascismo y su carga anticultural, que se dio en la Europa de los años treinta. Los españoles que luchaban en aquella guerra por la igualdad, la democracia y un concepto de cultura basado en la libertad de creación tuvieron el refuerzo de hombres y mujeres generosos que vinieron a combatir por los mismos ideales. Fueron los años -éstos y los de la guerra mundial- del compromiso del escritor, del intelectual en general, con la sociedad agredida por la irracionalidad y la barbarie cuyo lema sería «abajo la inteligencia», y la imagen ya tópica de las hogueras de libros y los campos de concentración.

Tras los horrores y crueldades que continuamente trasmiten los medios de comunicación, especialmente ahora, esta nueva guerra en los Balcanes, se podría caer en la tentación de relativizar unos hechos ya lejanos pero tan deshumanizados y crueles como los que ahora vivimos. Ante tanta barbarie quizá resulte necesaria una reflexión sobre cuál fue y cuál debería ser hoy el papel a desempeñar por los historiadores e intelectuales, los escritores y poetas. En fin, qué sentido puede tener hoy la voz de la cultura y el compromiso de la defensa de unos valores universales en este desorden mundial.

Sobre estos temas continúa abierto un debate al que quisiera contribuir con este trabajo y nada mejor me ha parecido que rescatar aquellas voces de los años treinta y examinar qué validez tienen hoy para nosotros.

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Para llegar al momento actual hay que partir de unos hechos y de algunos nombres entre los que aparecen también los representantes del pueblo cubano.

Los hitos fundamentales en este breve recorrido histórico serán:

  1. Precedentes y I Congreso Internacional de Escritores (París, 1935).
  2. II Congreso Internacional de Escritores para Defensa de la Cultura (Valencia, Madrid, Barcelona, París, 1937).
  3. El Congreso de La Habana, (1968).

Como final quisiera plantear un debate sobre la validez de estos encuentros internacionales de la izquierda, a pesar de la creciente desconfianza y devaluación de esta voz, que quizá parece estar siendo sustituida por la de los economistas y hombres de negocios. En fin, por la creciente influencia del «pensamiento único» del «neoliberalismo»44.


1. El Congreso de 1935

El gran frente contra el fascismo se articula en estos años treinta, especialmente desde la Unión Soviética y es apoyado por el París de la «rive gauche» y los escritores alemanes refugiados del nazismo. Para la celebración del congreso sin embargo llegaron «escritores célebres, conocidos igualmente por su conciencia social... de un gran número de países»45.

  —45→  

Y tras una serie de reuniones previas y complejas iniciativas se llegó a la convocatoria del I Congreso Internacional de Escritores para Defensa de la Cultura, inaugurado el 21 de junio de 1935 en el Palacio de la Mutualidad de París.

En este clima agitado de los primeros años treinta los grupos socialistas y comunistas de los países europeos inician un proceso de acercamiento a los partidos burgueses que culmina en la creación de los Frentes Populares; España 1936; Francia 1936 -según indicaciones de la Komintern-. Acercamiento propiciado por los intelectuales y/o escritores que también aúnan sus esfuerzos en la Asociación de Escritores y Artistas Revolucionarios (AEAR, 1932) con su revista Commune, el Comité de Vigilancia de los Intelectuales Antifascistas (marzo 1934), y el Primer Congreso de Escritores soviéticos (agosto-septiembre 1934).

En la difícil tarea de organizar el Congreso hubo que compaginar las posturas convergentes o enfrentadas de aquellas acentuadas personalidades casi todos próximos ideológicamente al comunismo pero tan distintos como podrían ser los surrealistas y dadaístas. Símbolo de estas dificultades fue el suicidio de René Crevel en la víspera de la inauguración.

Entre los numerosos franceses ligados a este congreso brillan los nombres de André Malraux, André Gide, Jean-Richard Bloch, Barbusse, Aragón, Nizan y un largo etcétera, aunque parece que fueron «Louis Guilloux y sobre todo René Lalou quienes se encargaron de la dura e ingrata tarea de preparar este I Congreso en condiciones materiales de extrema penuria»46.

En cuanto a la «tarea esencial del mismo» iba a ser, no la discusión de temas académicos y profesionales sino el debate «de los fundamentos vitales del ser humano», en palabras de Eugéne Dabit, que en aquellos momentos pasaba por el compromiso de   —46→   intelectuales y escritores en la gran confrontación fascismo/antifascismo. Finalmente, se reunieron en París doscientos treinta delegados pertenecientes a treinta y ocho países que presentaron más de cien ponencias sobre los temas planteados a la discusión colectiva. En este primer congreso no hubo todavía representación de Latinoamérica, se constata solamente la presencia de las Antillas francesas, con Jules Monnerot.

El proyecto del borrador de trabajo que constituía la convocatoria del congreso incluía ocho secciones: La herencia cultural, Humanismo, Nación y cultura, Individuo, Dignidad del pensamiento, Función social del escritor, La creación literaria y La acción de los escritores para la defensa de la cultura. Cada uno estaba subdividido en varios apartados y lamento no poder extenderme en su comentario. Sólo diré que su éxito superó las previsiones de la propia organización, que allí estuvieron presentes los hombres más prestigiosos de la «república de las letras» europea y que fue un hecho la pluralidad política e ideológica aunque «la presencia mayoritaria correspondía a escritores militantes o «compañeros de viaje» y simpatizantes de los diversos partidos comunistas del mundo»47.

Respecto a los españoles, diversos testimonios -Rafael Dieste, Arturo Serrano Plaja, Corpus Barga- dirían que la intervención de Álvarez del Vayo, único español que habló, fue más política (revolución de 1934) que literaria. Corpus Barga más decisivamente comentó: «Si una literatura tenía que haberse hecho presente en el Congreso de París, era la española. La importancia política de su presencia, para España tanto como para el extranjero, ningún literato político la negará... La culpa es de todos... [pero todos los obstáculos] se habrían superado fácilmente si entre los escritores españoles hubiese verdadera preocupación por la política y la literatura como la hay entre los franceses». Es verdad que en aquellos momentos, hablamos genéricamente, de la segunda República había ya en España un conjunto de escritores,   —47→   científicos, artistas y poetas que, por desgracia de Franco, hubieron de marchar al exilio o murieron, y ahora estamos en la gran tarea de recuperar. Si su presencia no fue significativa en ese primer congreso, y el eco del mismo en principio, tampoco en España fue grande, muy pronto tendría lugar un hecho crucial, que situó a España en el punto de mira de la Europa antifascista y también, ahora sí, de la América de habla hispana. La guerra civil.




2. El Congreso de 1937

El 25 de junio de 1935 se clausuró el primer congreso. En la resolución final se fundaba la Asociación Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura (AIDC). En diciembre la Unión Intelectual de Escritores Revolucionarios, con sede en Moscú se autodisolvía con la expresa recomendación de que se integrasen en la AIDC. Los primeros meses de 1936 se dedicaron a preparar una reunión plenaria de la Asociación que se celebraría en Londres durante el mes de junio.

Fue en ella cuando se decidió convocar para febrero de 1937 un segundo congreso en Madrid, «parecido a aquel de donde salió nuestra Asociación», según diría Malraux. Los españoles asistentes fueron José Bergamín y Ricardo Baeza48.

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Intentaré reseñar este II Congreso según las fuentes de la época y los estudios detallados de Schneider y Aznar Soler y me limitaré, como se indica en el título de la comunicación a la aportación de los escritores cubanos con alguna referencia a los restantes escritores de Latinoamérica.

La guerra de España había trasformado y trastornado el contexto europeo mundial.

«No viene al caso describir ahora -dirá Mario Schneider- la conmoción, el impacto, que el levantamiento del ejército faccioso contra el gobierno constitucional, produce en el mundo entero». Rápidamente fue señalado como una clara agresión nazi-fascista, «Puede decirse que no hubo ninguna persona liberal o de izquierda que permaneciera indiferente... Llegaban a España periodistas, fotógrafos, pintores, cineastas, novelistas, poetas y dramaturgos para ofrecer su ayuda al Gobierno de la República y hacer causa común con los intelectuales españoles»49.



En octubre de 1936 el secretariado de la AIDC española había enviado a París la primera declaración y la primera llamada «...esta lucha pone en juego la cultura y con ella la libertad, la independencia, la dignidad humana, condiciones de toda creación...». Y ratifica la invitación e insiste a todos los miembros al Congreso que asistan al de España que debía celebrarse en 1937. Firmaban los españoles Alberti, Bergamín y Machado y varios escritores europeos que habían acudido en el primer momento y estaban ya luchando integrados en las filas de las Brigadas Internacionales. La Asamblea de la Alianza española celebrada en enero de 1937 ratificó a su vez el acuerdo: «ahora más que nunca era España el lugar apropiado para discutir los problemas que los intelectuales tienen planteados»50.

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En efecto entre el 4 y el 18 de julio -fechas casi coincidentes con el congreso que tiene lugar aquí estos días-, los invitados y asistentes llevaron más o menos rigurosamente a cabo sus tareas en Valencia, Madrid, Barcelona y París. Parte llegan desde Madrid a Valencia y el grupo más numeroso procede de París. En el segundo contingente que viene de Francia se encuentra la delegación cubana: Juan Marinello, Nicolás Guillén, Alejo Carpentier y Félix Pita Rodríguez51.

El congreso comenzó en el Ayuntamiento de Valencia el 4 de julio, con un discurso del presidente del gobierno Juan Negrín dándoles la bienvenida y ofreciendo todo el apoyo de la República52.

La singular historia política e intelectual de Juan Marinello está recogida en los libros de Aznar Soler y Schneider, así que solamente aludiré a sus discursos en el congreso.

En el Auditorio de la Residencia de Estudiantes hoy convertido en capilla por Franco abrió la sesión de Madrid el 6 de julio. Su intervención fue breve pues ya había expresado sus sentimientos en el Manifiesto de 25-VII-1936 y en el Homenaje a García Lorca en noviembre del mismo año en México:

«Camaradas: continuamos nuestra labor en la ciudad más ilustre de la tierra. En Madrid, que significa como sabemos todos, el mañana del mundo, el futuro de hoy».



Hizo patente su admiración por los combatientes y envió un saludo al general Miaja. Finalmente propuso como presidentes de honor a los escritores internacionales muertos en el frente, al general Miaja y a los defensores de Madrid.

Marinello vuelve a intervenir el 8 de julio, esta vez leyendo un mensaje de los exiliados políticos venezolanos   —50→   residentes en México -dictadura de López Contreras-. Dijo; «quienes momentáneamente damos el pecho al brutal proceso regresionista de las dictaduras latinoamericanas, estamos defendiendo también la cultura contra la barbarie, luchando por la liberación del hombre...» (junio, 1937)53.

Por último el 10 de julio, ya en la clausura en Valencia, pronuncia palabras inolvidables en el código de los valores humanos:

«El hombre que viene a Madrid... No es hombre de partido, sino de justicia.

El mundo de Franco, de Mussolini y de Hitler lleva... como el caballo de Troya, la querella, la guerra, es decir, la muerte.

Los hombres que. han venido a este Congreso quieren un mundo... de paz y de superación. [España] un pueblo, cercado por la barbarie... funda escuelas excelentes y publica revistas insuperables y cuida de su niñez y orienta a su juventud.

Los hispanoamericanos [estamos con vosotros] con un singular modo de adhesión... ¿Quién podrá entender mejor la razón del campesino de Andalucía que el indio de Bolivia? ¿Quién... las agresiones del poder económico mejor que el negro antillano?... (Homenajes a Lorca y Pablo de la Torriente)... España es un nombre venerado y Madrid una devoción entrañada.

Un cubano cuyo nombre está grabado en las paredes de esta sala es orgullo y deber Pablo de la Torriente Brau»54.



Pasamos ahora a Nicolás Guillén. Si cada hombre parte de su verdad más acuciante, Nicolás Guillén intervino por primera vez desde su negritud amenazada, el 6 de julio en Madrid, bajo la presidencia de J. Marinello:

«Yo vengo aquí, camaradas, a traer la voz de uno de los grupos humanos... que han sufrido, acaso más que ningún otro, la injusticia de los hombres... que ha tenido paralizada durante siglos la inteligencia... vengo... como explotado, como perseguido, como acorralado... Allá (en   —51→   Cuba) el negro siente la tragedia española y está junto a España [porque en esta lucha se pelea por] hombres ya sin colores, sin guerras, sin prejuicios y sin razas55.



En la segunda intervención ya en París, recordó el episodio de Minglanilla, en la carretera de Valencia a Madrid. Un niño casi desnudo tenía tatuado en los brazos. «No pasarán», «Mueran los fascistas». Había perdido a sus hermanos y su padre muerto en el frente.

«Al despedirme, estrechándole la mano recia que me tendió gravemente, todavía me dijo: aquí todos somos pobres:... aquí todos trabajamos, y para que ganaran los fascistas tendrían que matarnos a todos»56.



El compromiso de Nicolás Guillén había empezado al menos desde 1936 con la revista Mediodía (La Habana, 1936-1939) de la que fue director. El 19 de enero de 1937 había embarcado para México con objeto de participar en el Congreso de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR). Allí escribió y publicó el libro España, poema en cuatro angustias y 15 una esperanza57.

Allí recibió la invitación para el Congreso de España y desde allí partió con Marinello y los mexicanos invitados Carlos Pellicer, José Mancisidor, Octavio Paz y Elena Garro. En su libro Páginas vueltas, (La Habana, 1982), deja escritas sus impresiones y habla de sus primeros contactos con españoles y europeos: Machado, Hernández, Bergamín, Prados, Ehrenburg, Malraux,   —52→   Anna Seghers, Tristan Tzara. Guillén, desde España, envía crónicas puntuales a Mediodía.

Uno de los momentos de mayor emoción para el poeta fue el encuentro con los brigadistas cubanos que estaban luchando en España. «Basilio Cueria, aquel gigantesco mulato que jugaba como catcher del Marinao». Ahora es capitán de la 46 división del Ejército Popular, y ha participado con el batallón «Lincoln» en Jarama, toma de Quijorna, etc.

La organización y traslado de los luchadores cubanos por la República española se realizó en condiciones muy difíciles dada la dictadura de Batista y está narrada por Ramón Nicolau González58. Allí aparecen los nombres de los organizadores, entre ellos el de Víctor Pina Cardoso -cuyo hijo estuvo presente en este congreso de Cuba-. La relación de batallas en que intervinieron: frente de Madrid, Teruel, ofensiva del Ebro, Brunete. Las biografías de muchos de ellos. Los que murieron en campaña y los fallecidos después de la guerra. Y otros combatientes. En total cerca de mil. Algunos tenían dieciocho años. Es inútil totalmente dar cuenta del esfuerzo y el valor de estos hombres -de amplio espectro ideológico, aunque predominaran comunistas- de su generosidad y alegría «obreros, campesinos y estudiantes de las diferentes corrientes revolucionarias» y es que luchar por España era también hacerlo por Cuba «el principio del internacionalismo proletario en la ayuda a otros pueblos que luchan por su libertad, se defiende al mismo tiempo la libertad y los intereses de la propia nación».

En recuerdo de todos ellos incluimos un fragmento de la poesía de Miguel Hernández dedicada a Pablo de la Torriente.




ArribaAbajoElegía segunda

A Pablo de la Torriente, comisario político

«Me quedaré en España compañero»
me dijiste con gesto enamorado
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Y al fin, sin tu edificio tronante de guerrero
en la hierba de España te has quedado
Nadie llora a tu lado
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Pablo de la Torriente,
has quedado en España
y en mi alma caído:
nunca se pondrá el sol sobre tu frente,
heredará tu altura la montaña
y tu valor el toro del bramido
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .



Finalmente y porque no puedo alargar más este apartado, recordaremos al gran Alejo Carpentier. Y, aunque no sea cubano, a César Vallejo. Respecto al primero no sé si son más importantes las cuatro crónicas España bajo las bombas59, o la rememoración de estos hechos cuarenta y un años después en La consagración de la primavera (1978). Con ser ésta una obra superior, de más envergadura que El siglo de las luces, creo que aludiré a los reportajes enviados con la «lógica del corazón», desde aquella España en guerra.

De Port Bou a Gerona en coches del Servicio de aviación, son recibidos en esta última ciudad, que ha soportado setenta bombas en un día. Cita de vez en cuando pasajes de André Chamson y recrea a sus compañeros Marinello, Guillén, Malraux... En Benicássim, que luego aparecerá en La consagración... encuentra a los heridos que le inspirarán el personaje de Jean-Claude Lefèvre «Nos enteramos que hay un cubano en uno de los pabellones, herido en una pierna por la metralla» (Enrique, él mismo en la novela).

Una evocación de Pablo de la Torriente y llegada a Valencia. Allí les espera su «bautismo de fuego» y sus amigos de años atrás: Mª Teresa, Corpus Barga, Alberti, Álvarez del Vayo,   —54→   José Herrera Petere... y muchos extranjeros que aún no conocía personalmente: Anderson, Nexo, Ludwig Renn, Julien Benda, Anna Seghers, en fin, ciento cincuenta escritores de veintiséis países distintos...

En sus reflexiones ocupa un lugar importante la convicción de que los bombardeos en la retaguardia sobre poblaciones civiles «son, además de crueles y sangrientos, absolutamente inútiles para aquellos que los promueven... contraproducentes».

Los dos últimos artículos están dedicados a la expedición hacia Madrid -con el episodio de Minglanilla que se grabó en el corazón de todos los visitantes-. Y la estancia en «Madrid, corazón de España», y el frente de Madrid. Carpentier no reseña la sesión del Congreso. Su relato se queda en el paseo de Rosales un «verdadero silencio de muerte».

Junto a él, otro poeta elaboraba su dolorido «España, aparta de mí este cáliz». A César Vallejo no podrá entenderlo nadie que no haya sufrido horriblemente. Desde «Los heraldos negros», a estos poemas desolados de sus últimos años, su sensibilidad se vería golpeada allá y acá por el dolor, el mal, la enfermedad y la muerte.

Si estremecedores son los primeros versos:


Niños del mundo
si cae España...



así son un grito de dolor, de preocupación y de cuidado inútil, de impotencia los últimos:


¡Cuídate España, de tu propia España!
¡cuídate de la hoz sin el martillo!
¡cuídate del martillo sin la hoz!
¡cuídate de tus muertos!
¡cuídate de la República!
¡cuídate del futuro!



Y no entiendo el final:

  —55→  

«Cualquiera que sea la causa que tenga que defender ante Dios, más allá de la muerte, tengo un defensor: Dios». Porque Dios no existe. Y España perdió la guerra.




3. El Congreso Cultural de La Habana (1968)

De 1937 a 1968 lo único que no ha variado es el enemigo. Han transcurrido muchos años desde aquellas fechas heroicas, de aquella gesta tan cantada. Contra todas sus esperanzas los republicanos perdieron e hizo falta una segunda guerra mundial para acabar con el nazi-fascismo que, derrotado en Europa, se perpetuó durante años en España con Franco. Aquellos intelectuales y profesores y escritores y poetas tuvieron que desparramarse por el mundo. Su compromiso ahora tenía una nueva perspectiva. Seguían siendo antifascistas pero ya que no podrían regresar a España, deberían preservar su cultura y hacerla crecer en los países que generosamente les acogieron como refugiados políticos. Así el exilio republicano se fue configurando como un sujeto histórico nuevo, en México, en Cuba, en Francia, en Argentina, en la URSS, incluso en Estados Unidos. Unos miles de españoles perdidos se afirman en su lengua, en sus valores democráticos, en su solidaridad con los nuevos problemas; Corpus Barga, Max Aub, Arturo Serrano Plaja, Sánchez Vázquez, Dieste, Altolaguirre, Mª Teresa León, Concha Méndez, María Zambrano, continuaron su historia y su obra en otros países... pero sin poder olvidar a España.

Entre ellos en 1968 Max Aub deja un testimonio singular que enlaza de nuevo Cuba con España. La voz de los intelectuales comprometidos se alza otra vez a favor de los pueblos oprimidos y en protesta por nuevas injusticias. Era un congreso por la defensa de la cultura en el Tercer Mundo, pero ya... en treinta años se ha desgastado mucho aquel ímpetu de París y España. La mirada de Aub es muy crítica pero además se diría que la fuerza de los pensadores ha iniciado su declive: debates, resoluciones,   —56→   manifiestos, proclamas. Todo tiene un sabor de nostalgia y de otros tiempos. Como dice Aub «sea lo que sea, triste»60.

Sus observaciones se dirigen, a mi parecer, en dos direcciones fundamentales. La primera «ver esa revolución que, con lo hecho en Israel, me interesaba ver antes de dejarlo todo por la paz», es la inquietud de conocer por sí mismo de formar su propia opinión tan característica de este inflexible autodidacta. En segundo lugar, su auténtica y sincera preocupación por ofrecer a este nuevo cónclave lo mejor de sí mismo, el Max generoso que intuye y confirma y consigna en su diario de «a bordo». Un símbolo, resumen, de todos aquellos.

Y pronto comienza su crítica constructiva y respecto al Congreso se expresa así:

«...Con lo que quiero decir que los albañiles y los arquitectos son hoy más importantes que los escritores, y que lo que necesita el Tercer Mundo -si es que existe, lo que se puede discutir- son casas, escuelas y conocer los libros ya publicados. De verdad creo que lo mejor para él sería que dejara de publicarse lo que escribimos... ¿cómo, por las buenas, los lectores del Tercer Mundo van a utilizar a Leiris o a Cortázar?... Y si los Butor, los Paz, los Robbe-Grillet siguen escribiendo sus genialidades cada vez estaremos más lejanos los unos de los otros, hablando por señas... No hago más que plantear el problema...»61



Aún no ha empezado el congreso y él ya tiene una clara idea formulada «traen quinientos intelectuales para discutir tonterías, cuando debieran traer quinientos generales o quinientos ingenieros»62.

Por otro lado, a su juicio «no tiene el menor sentido igualar en la denominación «Tercer Mundo» al Gabón y a la Argentina; al Congo y a México; a Tailandia con Cuba... Cuba, república socialista no puede proclamar su futuro cultural como   —57→   Madagascar -por citar otra isla- todavía bajo la égida de Francia».

Y propugna soluciones realistas:

«¿Qué podemos hacer para ayudar a Cuba los aquí presentes, y como presente? Yo diría que enviándole instrumentos de trabajo de los que carece. Libros, revistas, microscopios, productos químicos. No quisiera herir de ninguna la susceptibilidad de nuestros magníficos huéspedes... No creo que una campaña hecha por el mundo con esta finalidad puede molestar al gobierno cubano que ha dado muestra de tanta liberalidad.»63



Respecto a la Cuba socialista que encuentra, su opinión es deliberadamente ambivalente. Cuba es «la esperanza que se ha ido desvaneciendo poco a poco o brutalmente a través de medio siglo de historia» pero es también «la de las personas que soñamos todavía que pueden aunarse justicia y libertad»64.

El congreso se inaugura con un discurso del presidente Dorticós y desde el primer momento es notoria la presencia de los representantes del Viet Nam y el apoyo que esta reunión de la izquierda mundial quiere prestarle frente a la agresión americana pero ¿con qué fuerza? ¿qué esperanza? Max Aub se empeña en aclarar la diferencia entre «hombres de izquierda» simpatizantes con la revolución a lo sumo y los auténticos «revolucionarios». Él confiesa que no es «escritor revolucionario» y tampoco cree que lo sean muchos de los allí reunidos, sin embargo eso no quiere decir que no se sienta a gusto «como liberal» entre auténticos revolucionarios cubanos y partidario de la revolución cubana ¿Qué pretende pues decir? Al parecer que ya se ha establecido el «modelo oficial» de un coloquio de estas características, que ya poco importa o importa menos «decir la verdad». Se habla de lo que se puede hablar, nadie se atreve a hacerlo de Daniel y Siniarski, nadie de España, nadie de Franco; «La razón es evidente: Cuba mantiene relaciones comerciales   —58→   excelentes con España, su revolución vive gracias a la URSS. Es triste, es verdad y ahí sí, no hay más que callar»65.

Max se siente amordazado, coartado por el «cartabón rígido» que impone la línea divisoria entre lo «correcto» y su verdad. «¿Qué pasaría si me levantara y dijera -como creo- que debemos colaborar en todas esas revistas, periódicos, universidades, diciendo honradamente nuestro parecer? No me dejarían ni acabar...»

Tal vez es su visión crítica, ácida, aunque nunca intolerante, lo que da su valor a este documento. Es el intelectual insobornable que poco después dará su opinión sobre la España ciega66.

No obstante en Cuba reencuentra a sus amigos de otro tiempo... Carpentier, Guillén, ya consagrados, importantes, europeos que estuvieron con él en el Congreso de 1937, jóvenes españoles que se han incorporado al pensamiento-protesta; Barral, Goytisolo, Blas de Otero, Castellet, a la canción-protesta; Raimon.

Y un Fidel que le sorprende gratamente, «un caudillo de nueva factura, (que) quiere un mundo más justo con tal intensidad que no le importan los caminos trillados... tiene confianza en la gente y la inspira...»67.

En fin, quedan temas importantes que he de obviar por el momento. Las reflexiones sobre la iglesia y el capitalismo68, el conflicto árabe-israelí, el drenaje de cerebros, la guerra del Vietnam, «ayer tan sólo, Viet Nam se pronunciaba España», su opinión sobre «la resolución final» del congreso «informe, enorme, y pésimamente redactada». Conclusión «los deberes de los intelectuales para con el Tercer Mundo quedan en 'veremos', como suele mal decirse», y otra conclusión que,   —59→   desafortunadamente no se cumplió. «Parece que el burocratismo no ha llegado todavía hasta muy arriba en la revolución cubana ¡Ojalá no consiga ahogarla nunca!».

Por nuestros amigos cubanos ¡Ojalá no consiga ahogarla nunca!

Tal vez sea duro, pero sesenta años más tarde de la guerra de España y a treinta de estas palabras nos reunimos de nuevo -el Congreso del 87 en Valencia fue una mascarada69- aquí, en La Habana, con los herederos de aquéllos que estuvieron en España y, ¿qué podemos decir, hacer? ¿son válidas estas convocatorias? Pregunto: ¿Es esto lo que podemos hacer? O sólo queda «escribir los versos más tristes esta noche».

PD. El «valor» de un Congreso de Escritores es, por definición, muy relativo. El celebrado en España durante la guerra creo que fue lo que cabía esperar: adhesión a nuestra causa de parte de algunos hombres... y predicación en desierto.

Arturo Serrano Plaja (carta a Manuel Aznar, 1978)





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ArribaAbajoLa guerra civil española desde las páginas de la correspondencia: acotaciones para una bibliografía

Lic. Victoria María Sueiro Rodríguez (Universidad de Cienfuegos)


Lic. Isabel Curbelo Valladares (Delegación del CITMA en Cienfuegos)



Preliminares

En el I Coloquio sobre «La literatura española en el exilio» celebrado hace dos años, del 22 al 26 de mayo de 1996, en este mismo poblado de San Antonio de los Baños, presentamos repertorio titulado España y su Literatura en las publicaciones periódicas cubanas. En aquella ocasión, a pesar de que la guerra civil, era uno de los temas principales del coloquio, nuestro trabajo, no sólo reseñó referencias relacionadas con este tema, sino que agrupo crónicas, artículos, entrevistas, poemas, cuentos, etc., sobre temas de la literatura española, o que estuviesen relacionados con España independientemente del tipo de acontecimiento o suceso. Este primer trabajo fue sólo un intento de agrupar la mayor cantidad de bibliografía activa y pasiva escrita en Cuba, por escritores cubanos o españoles que hubiera aparecido en revistas y periódicos nacionales sobre diversas temáticas, incluido la Guerra Civil Española.

Esta vez, como indica el título de este trabajo, nos hemos detenido en reseñar, las principales noticias divulgadas en Cienfuegos sobre este suceso, a través de su diario principal en aquellos años La Correspondencia, con lo cual se pretende una aproximación al estudio de la Guerra Civil Española desde la perspectiva de la difusión que tuvo este hecho en una publicación de una localidad cubana, en este caso Cienfuegos. El repertorio que hoy se presenta a consideración de todos los participantes en este II Coloquio, agrupa en un primer corte de la investigación bibliográfica, la etapa comprendida de julio de 1937, o sea el primer año de la Guerra Civil Española.

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Hasta el momento sólo se ha podido fichar este año por la cantidad de material existente en esta publicación y el poco tiempo disponible que tenemos para dedicarnos a esta investigación. Quedaría por lo tanto, para completar el trabajo hasta 1939, reseñar el período desde agosto de 1937 hasta diciembre de 1939.

La bibliografía ha quedado estructurada en tres partes fundamentales. En la primera se dan algunas de las características más generales de los géneros literarios que más predominan dentro de él, así como el impacto, la repercusión e incidencia que este acontecimiento ha causado en la literatura y el periodismo, y en este último, específicamente, como se ha visto reflejado en el diario objeto de estudio. Se destacan aquellos géneros periodísticos que a nuestro entender se desarrollo con mayor intensidad en este periódico, como por ejemplo: el artículo y la entrevista.

La segunda parte refleja todas las noticias referidas a la Guerra Civil Española, o sea, constituye el cuerpo del repertorio bibliográfico, y la tercera relaciona, a manera de inventario, los títulos de las fotos de otro material gráfico que aparecen en el mencionado diario.

La recuperación de las fichas dentro del repertorio se realiza mediante un índice auxiliar de materia, que remite al número del asiento bibliográfico.




I.- La Guerra Civil Española, su incidencia en la literatura, la plástica y el periodismo: Análisis del diario La Correspondencia de julio de 1936 a julio de 1937

En la historia del siglo XX hay factores de impacto decisivo que han sido reflejados en la creación literaria, la pintura y el periodismo, entre otros géneros: por lo que la investigación siempre se encontrará con las convulsiones histórico-sociales centrales de una determinada época.

Es bien conocido que uno de los acontecimientos de más repercusión, tanto en el marco de la historia literaria como en el filosófico-estético, ha sido la guerra democrática y defensiva   —63→   del pueblo español contra el golpe franquista y la intervención germano-italiana.

La Guerra Civil Española turbó la atención del mundo «(...) con el presentimiento de que allí, en suelo ibérico se luchaba por librar a toda la humanidad de la pesadilla nazifacista (...)»70.

Son innumerables los ejemplos literarios que dejan constancia de la apropiación creadora de aquella experiencia democrática y popular, que en la mayoría de los casos se ha articulado en la poesía y en la ensayística. En las obras de Pablo Neruda y Alejo Carpentier, por ejemplo, «(...) la Guerra Civil Española recibió un fuerte impacto»71. Igualmente son innumerables los poemas que se detienen en resaltar la magnificencia de ese acontecimiento, muchos de los cuales con un tono doloroso y una experiencia cercana, como fue el caso de la muerte de Pablo de la Torriente Brau plasman este hecho; son muestra de ello los poemas: «Canto elegíaco a Pablo de la Torriente», de Ramón Guirao; el «Vencedor», de Regino Pedroso: «A Pablo de la Torriente, de Emilio Ballagas»; «¡Salud Comisario!», de Manuel Navarro Luna.

La figura de Pablo también caló en otros escritores como la «Elegía Segunda. A Pablo de la Torriente Brau, Comisario Político», de Miguel Hernández. También destacará la figura de Pablo en su drama en cuatro actos «Pastor de la muerte».

Otros poemas que reflejan los acontecimientos de la Guerra Civil Española son, entre otros, «Poema desesperado a la muerte de Federico García Lorca», de Luis Amado Blanco; «Romance por la muerte de Federico García Lorca», de José Sanjurjo, el que además incluye en su libro Romancero del Alba, otros dos poemas: «Romance -canto para nuestra voz» y «Romance del cortijo» dedicados al tema de la guerra en España.

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La guerra y los niños inspiró la pluma de Fina García Marruz en su poema «Aviones» y Serafina Núñez lo hará en la «Elegía por los niños de España».

España y su heroica defensa aparecerán reflejados en poemas como «Madrid 1937», de Ballagas, «Donde la lluvia sabe a acero», el «Romance de la guerra civil española», y el soneto «España» de Mirta Aguirre.

Nicolás Guillén nos dejó su magistral poema «España: Poema en cuatro angustias y una esperanza» y su poema «España» escrito en marzo de 1937.

Enumerarlos todos sería imposible en este trabajo y además, no constituye el objeto central de él, sólo se hacía alusión a varios de ellos, de manera tal que se observe la repercusión que este hecho ha tenido en la creación literaria.

Pocas veces la importancia y efectividad de la literatura quedó tan bien demostrada como en aquellos días, en que:

«(...) era necesario salirle al paso a la Quinta columna interna, expresada a través de publicaciones fascistoides, como el Diario de la Marina, cuya única utilidad fue la de estimular la réplica aguda y revolucionaria a través de las páginas de Mediodía, Baraguá, Noticias de Hoy, Ayuda -Órgano de la Asociación de ayuda al niño del pueblo español-, entidad esta en la que se agruparon todas aquellas personas deseosas de demostrar su solidaridad con la República -y otras publicaciones, convertidas en verdaderas trincheras de ideas»72.



¿Y qué papel jugó La Correspondencia en la difusión y divulgación de las noticias enviadas desde diversos países europeos a La Habana tomadas al vuelo y al día por los corresponsales de las distintas agencias extranjeras, de aquella grandiosa hazaña del pueblo español?

Para responder a esta cuestionante fue necesario una revisión minuciosa y detallada de este diario a partir del 18 de julio de 1936 en que apareció la primera noticia a grandes titulares que dice así: «TODO PARECE INDICAR QUE EN   —65→   ESPAÑA HA ESTALLADO UNA REVOLUCIÓN: EN BARCELONA SE BATEN LAS GUARDIAS CIVILES CON LOS DE ASALTO», y seguidamente:

«los cables todos llegados de España acusan una gravedad muy honda en la situación del país (...) La agencia Reuter desde Londres dice que en las calles de Barcelona se están batiendo las guardias civiles con las guardias de asalto sosteniendo choques muy sangrientos (...) El gobierno dice que tiene sofocada la revuelta, lo que da a entender que una revolución ha estallado en la República Española, aunque debido a la incomunicación con todo el mundo no puede conocerse el alcance del golpe»73.



A partir de ese momento. La Correspondencia se hizo eco de esta situación y reflejó las noticias y cables llegados a La Habana, fundamentalmente de la Agencia de Londres, de la Agencia Internacional Arco, de la Agencia Havas de la SIP-Press. En la mayoría de las noticias publicadas se hace evidente el enfrentamiento del pueblo español frente a las tropas enemigas garantizaron, al menos. La información necesaria para conocer lo que acontece en Europa en esos tiempos. No obstante, muchas de las noticias acusan a las milicias del pueblo español de «comunistas rojos» y que tienen la influencia de Rusia, que la revolución se ha producido porque los izquierdistas quieren alterar el orden en España.

En una entrevista realizada al General Franco por un corresponsal de la Editora Service y publicada en La Correspondencia en su número del día 10 de agosto de 1936, este le informó:

«Haga saber ante todo a sus lectores le dijo, que yo no tengo ninguna ambición personal, y que esta revolución no tiene ni por objeto transformar a un viejo militar en Dictador. No soy hombre de Estado y no entiendo de política. Este es un movimiento nacional, que trata de recoger las últimas energías españolas para salvar al país de la vergüenza la anarquía (...). En primer lugar se trata de restablecer el   —66→   orden y el principio de autoridad desaparecido, de devolver su alma a España; se trata de abatir el comunismo y de suprimir radicalmente toda ingerencia «moscovitaria en los asuntos de nuestro país»74.

Al igual que otros géneros literarios, la Guerra Civil Española encontró en el artículo periodístico un lugar propicio para su divulgación. En La Correspondencia son innumerables los artículos aparecidos durante estos años, se destacan entre ellos una serie de varios artículos publicados en los meses de julio/agosto de 1936, son los titulados:

  • -«El drama de la tierra en la revolución española».
  • -«España busca un hombre».
  • -«La muerte de Calvo Sotelo provocó la realización de su propio vaticinio».
  • -«El guerrillero eterno».
  • -«Un complejo de inferioridad habría empujado a Franco a ser el jefe amable de hoy».
  • -«Lo que es la legión extranjera».
  • -«España, laboratorio y campo de las batallas de la historia».

Estos artículos fueron escritos por el Dr. Julio Cantala y también aparecen otros escritos por F.V. Bustamante, entre los cuales se destaca el titulado ¿Será Madrid tomado por quinta vez en la historia?

La mayoría de las noticias publicadas en los meses de julio de 1936 a julio de 1937 revelan los sangramientos choques y luchas y hacen referencia fundamentalmente a la toma de las ciudades por los rebeldes, los enfrentamientos de los «revolucionarios fascistas» con las «milicias rojas». Los bombardeos de las tropas leales al régimen, se aluden a la ofensiva de los frentes, de los bombardeos constantes sobre la capital, de la destrucción causada por los incendios en las principales ciudades españolas, entre ellas: Barcelona, Badajoz,   —67→   Zaragoza, Navarra, Pamplona, San Sebastián, Córdoba, Sevilla, Irún y otras.

Un aspecto importante que se resalta a grandes titulares en La Correspondencia son las noticias referidas a la intervención de las potencias europeas en el conflicto español y la firma por parte de Inglaterra, Francia, Alemania y otros países del Convenio de Neutralidad en la situación española.

Es importante observar cómo las noticias refieren la crudeza de las batallas ocurridas en Barcelona, la posición de los comunistas rebeldes y la división existente entre los anarquistas y los comunistas.

Un gran número de noticias acusan los fusilamientos ocurridos en las ciudades de San Sebastián, Irún y la Sierra de Guadarrama por las tropas del Ejército de Emilio Mola, los asesinatos de obispos y sacerdotes, la quema de iglesias, los constantes arrestos de mujeres y niños y los bombardeos marítimos y terrestres.

Por otra parte, se destacan aquellas que revelan el apoyo de Francia y Rusia a la causa de las milicias rojas, a modo de ejemplificación citaremos la noticia aparecida el 4 de agosto de 1936 en la página 4 donde se lee: «Se ha reportado de que Francia está dispuesta a enviar material de guerra a España» [y que] «desde Rusia informan que se ha ordenado a todos los obreros de la Unión Soviética que reúnan fondos para apoyar la guerra de los izquierdistas en España».

Es significativo también las referencias constantes en esta etapa a los antagonismos regionales y las funestas consecuencias de estos para la guerra, por ejemplo, en una noticia aparece que

«(...) los catalanes sufrieron serio revés frente a Zaragoza atribuyéndose a que los aragoneses ven con malos ojos la invasión debido a los viejos antagonismos regionales»75



En estos primeros meses de guerra, las noticias llegadas a La Correspondencia ofrecen informes en la mayoría de los casos muy negativos para la parte comunista y, a las milicias rojas, se le acusa de que fusilan sin compasión a personas indefensas, de   —68→   crear comités revolucionarios para condenar a los que se tildan de sospechosos.

Según se informa en la prensa, uno de los lugares donde se aprecia un mayor movimiento de rebeldes izquierdistas fue en Cataluña, donde se oficializó un gobierno izquierdista, se creó el Partido Obrero de Unificación Marxista, que ejerció una amplia labor de reformas sociales y protección de las clases trabajadoras en medio de la Guerra Civil. Otras noticias divulgan el establecimiento de un régimen socialista en Cataluña muy semejante al de Rusia.

Es importante también las referencias constantes a la creación de los batallones femeninos. En este sentido se destacan los batallones femeninos de San Sebastián.

El material gráfico que se ha podido compilar y las fotos revelan la crudeza de los enfrentamientos, los efectos de los bombardeos, la destrucción de las ciudades, los fusilamientos, etc. El caricaturista cienfueguero Robles dio a la caricatura cienfueguera varios exponentes en esta etapa referida a las principales figuras de la Guerra Civil Española, entre las cuales pueden mencionarse las caricaturas hechas a Emilio Mola, al presidente Azaña, a Gil Robles, a Dolores Ibárruri (La Pasionaria), al general Franco, a Miguel de Unamuno, al general Miaja, a Indalecio Prieto, entre otras.

El artículo periodístico en Cienfuegos en esta etapa estuvo, entre otros en las manos del escritor cienfueguero José Cabruja Planas y de Luis Insausti del Vall, escritor logroñés radicado en Cienfuegos, conocido en el periodismo local por el seudónimo de Luis de Rioja. De este último se destacan los trabajos: «España: ni buenos, ni malos», «La toma de Madrid» (cuento), «Estrategia vulgar», «Pobre España», «¡Paz!», «¿Quién salvó a Madrid?» y «La tormenta europea» entre muchos más.

La posición de muchos escritores e intelectuales españoles también estará reflejada en las páginas de La Correspondencia, destacando en ellos la firme convicción de estar al lado del gobierno de la República y el pueblo. Una nota del Ministerio de Gobernación ofreció las adhesiones contenidas en una comunicación donde se lee:

  —69→  

«Los firmantes declaramos que ante la contienda que se ventila en España estamos al lado del gobierno de la República y el pueblo que con heroísmo ejemplar lucha por sus libertades. Firman: Ramón Menéndez Pidal, Antonio Machado, Gregorio Marañon, Teófilo Hernando, Ramón Pérez de Ayala, Juan del Encina, Juan Ramón Jiménez, Gustavo Pittaluga, Gonzalo Lafroa, José Ortega Gasset y otros»76.



Otros, sin embargo, como Miguel de Unamuno refirió a un corresponsal del periódico francés Petit Parisien en una entrevista que concedió en Salamanca «que se disponía a alienarse a los fascistas, pues esta es una lucha de la civilización contra la barbarie»77 y agregó que «la palabra comunismo se estaba utilizando para disfrazar el hecho de que en partes de España [reinaba] la más espantosa anarquía»78

Varios serían los ejemplos que pudieran citarse donde se hace patente esta situación. Sin embargo, no quisiéramos dejar de mencionar en esta exposición un importante trabajo aparecido el 6 de agosto de 1936 titulado «La Guerra Civil de España es la guerra social del mundo», donde se lee:

«Una vez más, España es el campo de batalla de Europa. Pero ahora de la doble guerra, la social y la política, que abiertas o encubiertas desgarran las entrañas del continente y decidirán los destinos de la civilización occidental (...) se ha dicho que esta es una guerra civil que tiene algo de la Reforma en Inglaterra, de la Revolución Francesa de 1789 y de la Revolución Rusa de 1917. En realidad es más que todo eso combinado. La Guerra Civil de España es la guerra social de toda Europa (...) y un fenómeno que así, de súbito se sobrepone a las divisiones geográficas y políticas, está llamado a marcar un punto de bifurcación en la historia de Europa y acaso del mundo (...)»79.



  —70→  

Lo que más nos llama la atención en este trabajo es la predicción que hace su autor cuando expresó: «El historiador del porvenir señalará acaso este síntoma como el más agudo de etapa de transformaciones que vivimos»80.

Como se aprecia, los escritores de aquel momento centraron sus puntos de atención y sus plumas en aquel suceso, y estaban convencidos, por la magnitud del hecho, que la Guerra Civil Española marcaría un punto climático en la historia contemporánea, y sería un suceso que todo historiador del futuro recordaría como el acontecimiento más tensionante y agudo de este siglo. Es por eso, que hoy, cuando han transcurrido 62 años del comienzo de aquella gesta heroica, y haciendo coincidir este aniversario con la fecha en que se cierra el «II Coloquio de la Literatura Española en el Exilio», el 18 de julio de 1998, historiadores cubanos, mexicanos, franceses y españoles se reúnen por segunda ocasión y continúan dedicando un espacio para debatir, comunicar y reflexionar sobre las consecuencias de este gran acontecimiento que ha sido catalogado por la crítica como el hecho de mayor trascendencia y repercusión política y social de esta centuria.




II.- Acotaciones para una bibliografía de la Guerra Civil Española

Se tiene conocimiento que la profesora Maryse Bertrand de Muñoz de la Universidad de Montreal, ha venido realizando una Bibliografía sobre la Guerra Civil Española y que se encuentra en su etapa conclusiva según consta en el Acta de la Asamblea anual de la AEMIC celebrada el 21 de noviembre de 1997 en Madrid. Desconocemos si la citada profesora ha recogido los materiales que han aparecido en publicaciones cubanas y específicamente en este diario cienfueguero, o si su trabajo se limita solamente a lo que ha aparecido en publicaciones europeas y de otros países. No obstante, a pesar de nuestra preocupación, sabemos que un trabajo de búsqueda bibliográfica es   —71→   interminable, y siempre habrá nuevos campos y horizontes a los cuales acudir para saciar la sed de investigación. Por ello, decidimos iniciar esta bibliografía a partir de los materiales que se atesoran en nuestra propia localidad, de manera tal, que todas las noticias y documentos gráficos que se encuentran en las paginas de La Correspondencia, pueda en alguna medida contribuir y alimentar la citada bibliografía de la Guerra Civil Española con este modesto y sencillo aporte.

Este es un primer intento, ya que otras publicaciones cienfuegueras de estos años, como El Comercio espera por su consulta y fichaje, lo que completaría la visión y divulgación que de la guerra se tuvo en Cienfuegos a partir de sus dos diarios epocales.

Hasta el presente se han podido reseñar 362 fichas anotadas 122 fichas del material gráfico, incluidas aquí las fotos, caricaturas, mapas o cualquier otro tipo de ilustración. Predominan dentro de ellas, aquellas, que por su contenido han quedado agrupadas bajo el epígrafe de materia relacionados con las palabras de BOMBARDEOS AÉREOS con un total, de 50 y las que se refieren a las víctimas de la guerra que se agrupan bajo el epígrafe de PÉRDIDAS HUMANAS también con un total de 5081.





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ArribaAbajo¿Es Yerma una versión española de Antígona?

Mónica Rangel Hinojosa (Universidad de Monterrey, México)


El poema trágico de «Yerma» escrito por Federico García Lorca en 1934 pertenece a la trilogía que se abre con «Bodas de Sangre» y se cierra con «La casa de Bernarda Alba». El hilo conductor entre estas obras teatrales se establece a través del tema constante acerca del deseo y del goce femenino. Sin embargo cada una de estas obras trabaja el deseo femenino desde su propia óptica.

¿Qué es lo que hace tan asfixiante y agobiante el mundo de «Yerma», «Bodas de Sangre» y la «Casa de Bernarda Alba»?

En todas las obras es patente la ausencia de un padre. En «Yerma» y «La Casa de Bernarda de Alba» las mujeres son huérfanas, en «Bodas de Sangre» el padre es un tratante de su hija, un simple comerciante. Sometidas todo este ramillete de mujeres a la opresión de una ley paterna artificial ellas pueden en algunos casos: matarse unas a otras, dejarse llevar por su deseo y ocasionar la muerte de su hombre o, en otros asesinar al marido. Al instalarse una ley artificial que rige los destinos de cada una, ésta es encomendada a otra mujer, sea la madre o las hermanas. Es artificial pues en realidad no hay padre, se fabrica esta figura a través de la mujer a la que se le encomendó esta misión.

Esta ley se escribe con sangre y se sostiene mediante dos pilares: la castidad y la honradez. Huelga decir que se enmarca adicionalmente como razón doméstica y familiar. Cualquier acto fuera de estos preceptos conduce a colocarse fuera de la ley paterna y en consecuencia bajo la tutela del caos.

El resultado y el efecto de una transgresión es la desintegración del mundo materno que se traduce en la muerte en vida, o real. El núcleo temático corresponde a una verdadera tragedia griega donde los personajes están fijos en una estructura de destino forjada de antemano.

En García Lorca la estructura del destino se edifica sobre una ley artificial paterna que es ejercida por una mujer-madre, constante, observadora y vigilante de esa ley que le sirve para   —74→   determinar, reprimir y castigar los deseos y el goce de las otras mujeres y mediante dicha represión conservar a toda costa su orden. El problema es que lo que aparece en las obras lorquianas como el orden tiene más que ver con los deseos maternos puestos en cada mujer-hija y no con una real disposición que responda a la necesidad de que una a una de esas mujeres encuentre su propio deseo y por ende su lugar.

En el caso de Yerma el orden artificial paterno se vehicula a través de las cuñadas, las lavanderas y en general en todo el ambiente del pueblo. Yerma es como su nombre lo indica la imposibilidad de encontrar el lugar fértil para su deseo.

Cuando se hace mención de «Yerma» el nombre de Federico García Lorca es ineludible. ¿Qué nexos de sentido más allá de la autoría guardan entre ellos? Recorramos juntos la brecha y desandemos las diferencias entre personaje y creador para descubrir el hilo que sostiene a una y a otro.

El poeta Jorge Guillén en la presentación de uno de los libros de García Lorca, dice de él:

«¿Prestigio? Sí, y en su acepción literal. Prestigio que dimana del propio ser, y no de ringorrangos de jerarquía. Federico es el primero allí donde se encuentre porque es Federico, ni siquiera en cuanto señor García Lorca. Él es uno más, uno de tantos. Pero, ¡qué uno!»82.



Lo mismo puede decirse de «Yerma». Ella es un personaje literario femenino pero ¡qué uno!

¿Y quién es Yerma? Es eso que le bulle en la cabeza a García Lorca como imagen de tierra y argumento de pasión creadora. Es la traslación del sentido encarnado en una mujer para hablar acerca del deseo de crear.

Todavía, decía García Lorca, no se ha hecho el poema que atraviese el corazón como una espada83. ¿Y no es Yerma el   —75→   poema trágico que atraviesa?, ¿no es acaso la espada esa voz femenina empobrecida de amor que clama en una tierra inhabitada y desierta, aquélla que no es buena tierra pero que con brazos se la hace buena? Pero esa tierra-mujer está ahí, anhelante y siempre en espera.

En esa actitud de deseante perenne no sólo Yerma se eterniza en nuestra memoria, sino también García Lorca y como prueba de ello escuchemos su apasionada declaración:

«Como poeta auténtico que soy y seré hasta mi muerte, no cesaré de darme golpes con las disciplinas en espera del chorro de sangre verde o amarillo que necesariamente y por fe habrá mi cuerpo de manar algún día. Todo menos quedarme quieto en la ventana mirando el mismo paisaje. La luz del poeta es la contradicción. Desde luego, no he pretendido convencer a nadie. Sería indigno de la poesía si adoptara esta posición. La poesía no quiere adeptos, sino amantes. Pone ramas de zarzamora y erizos de vidrio para que se hieran por su amor las manos que la busca»84.



La obsesión de autor y personaje es crear hasta morir. Son ambos los eternos insatisfechos de la vida, aquellos que exigen llegar a su propio límite y por vía del deseo y la pasión rebasarlo.

¿Qué busca García Lorca? En una entrevista aclara:

«el teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana. Y al hacerse habla y grita, llora y se desespera. El teatro necesita que los personajes que aparezcan en la escena lleven un traje de poesía y al mismo tiempo que se les vea los huesos, la sangre. Han de ser tan humanos, tan horrorosamente trágicos y liados a la vida y al día, con una fuerza tal, que muestren sus traiciones, que se aprecien sus dolores, y que salga a los labios toda la valentía de sus palabras llenas de amor o de ascos»85.



De esta obra dice su autor: «El tema como usted sabe, es clásico. Pero yo quiero que tenga un desarrollo y una intención nuevos.   —76→   Hay que volver a la tragedia»86. Esta vuelta a la tragedia a la que alude García Lorca nos remonta a los orígenes del género, y sin querer forzar la dirección del pensamiento la figura de Sófocles emerge y con ella el perfil de un personaje femenino griego: Antígona.

¿Es posible establecer alguna asociación entre Yerma y Antígona? ¿Es quizá Yerma una versión española de Antígona? La pregunta es provocadora. Pero de no ser así, no podemos avanzar por caminos aún no transitados de significación.

El punto de enlace primordial se establece desde el momento en que las acciones, tanto de Antígona, como de Yerma, representan una desviación del orden normativo, porque la desobediencia del edicto y el asesinato del marido son pruebas irrefutables de una fractura sea en el orden social-político o doméstico-familiar. Sin embargo, es precisamente porque dichas acciones se desvían por lo que nos es posible abordar la significación de las normas desde otra mirada y construir un puente entre ambos personajes trágicos a partir de esa fractura.

El personaje femenino de «Antígona» ha representado para muchos estudiosos la posibilidad de pensar acerca de la condición existencial del ser humano y de las leyes que rigen su estar en el mundo. Y no deja de sorprender que para reflexionar acerca del dilema entre la ley de orden superior y los edictos o entre la resignación y la búsqueda, Sófocles y García Lorca elijan a personajes femeninos para vehicular la reflexión acerca de obediencia/desobediencia, represión y transgresión.

¿Qué significa obedecer? ¿Cuáles son los límites de la represión? O ¿qué posibilidades abre la transgresión? Las preguntas resultan estimulantes especialmente cuando de literatura se trata. Tan sólo recordemos que mientras el pacto se establezca dentro de la escritura literaria, difícilmente podemos hablar de creación si no existen límites que puedan o deban ser transgredidos. En este terreno mantenerse en la perspectiva de lo   —77→   posible y aceptable puede significar no abrir camino a una nueva concepción que enriquezca nuestra visión del mundo.

Los personajes femeninos de Antígona y Yerma bien lo saben y en cada acto de lectura realizado por el sujeto, éste se encuentra con la fractura del orden establecido y la emergencia de conciencia individual que para constituirse debe asentar al parecer sus reales en la muerte y/o el asesinato.

En el caso de «Antígona», el personaje femenino confronta a Creonte, representante del orden social y político. «Yerma» se enfrenta a su buen marido, Juan. Con la actitud de Antígona se cuestiona un orden y una lógica que corresponde al Estado, específicamente a la razón pública. Enterrar a su hermano es el acto de desafío. El desenlace es la muerte de la protagonista y el desplome del gobernante. A pesar de este final trágico algo se salva en el orden de lo humano y así queda para la posteridad el hecho de que las normas y los edictos sociales y políticos no están por encima del derecho universal del ser humano a ser humano.

Yerma asesina a Juan cuando éste le pide «sensatamente» que renuncie a su deseo de pro/crear. Su acto atenta contra la razón doméstica-familiar y con él cuestiona los cimientos donde se asientan los ideales de la mujer casta y honrada, los mismos sobre los cuales se monta la estructura dramática de la trilogía de obras lorquianas sobre el deseo y el goce femenino.

La demanda de Juan y de Creonte se parecen en el sentido en que ambos piden que se cumplan los postulados más lógicos y razonables. No podemos negar que Polinices, el hermano de la heroína griega, es un traidor y desde la perspectiva del orden público no merece el entierro digno de un ciudadano.

Juan tan sólo pide que se resigne, que cumpla cabalmente con los preceptos matrimoniales de castidad y honradez, y por tanto que sea feliz no sólo en su esterilidad, sino también en el sacrificio de su goce creativo.

Hay algo que suene más comprensible y liberador para una mujer estéril, ¿no es acaso una declaración de amor? cuando le dice: «A ti te busco». ¿Quién no puede sentir una sensación de   —78→   confusa empatía por Yerma? y al mismo tiempo cierto repudio que ya va de Yerma a Juan sin detenerse.

El asesinato del marido marca el momento de la fractura del orden, pero también la ocasión para que Ella logre su individualidad. Esta acción patética y desoladora de justicia femenina denuncia la contranatura de la oferta de Juan y a través de él, del mundo social. Ella obedece una ley suprema humana que le dicta la imposibilidad de ser suficiente en sí y para sí. Yerma defiende su ser para otro.

Tanto Antígona como Yerma logran su individualidad a través de acciones que por una parte desafían el orden establecido, y sólo a través de su decisión de morir, real o en vida logran ser una de tantas pero ¡qué unas!

Cuando Yerma cuestiona «¿Y qué buscabas en mí?... ¡Eso! Buscabas la casa, la tranquilidad y una mujer. Pero nada más»87. La rabia de ella se dirige hacia la imposibilidad por parte de su marido para desear al ser que va más alla de sí misma. Un hijo para algunas mujeres es dejarse habitar por un otro y dar cabida a una nueva promesa de existencia. El problema de Yerma es que Juan la desea completa y suficiente en ella misma.

La búsqueda de esta mujer es ser fecundada por un hombre que pueda amar en ella al ser creador, al hombre que ama en ella al ser incompleto y que por lo mismo puede crear. Juan ama en ella a su madre, es por ello que al final le apela Yerma por hijo mío. El marido se coloca no en el lugar del que fecunda sino del producto fecundado en la creación de ella.

Al Juan pedir que abandone su obsesión en el fondo le pide que renuncie al deseo y el goce de ser habitada por un «otro», pero eso significa conformarse con ella misma y cerrarse a la experiencia de crear. Crear y vivir van de la mano suprimir el deseo de crear es morir. Juan le pide en el fondo que desista de su deseo, que niegue su goce, en otras palabras que se resigne y muera.

El grito de Yerma desarma cualquier intento de razonamiento: «Yo he venido a estas cuatro paredes para no   —79→   resigne. Cuando tenga la cabeza atada con un pañuelo para que no se me abra la boca, y las manos bien amarradas dentro del ataúd, en esa hora me habré resignado»88.

Asesinar a Juan es un acto de justicia, no es resultado de ninguna manifestación de locura, más bien el asesinato es un acto que lo/cura. Sí, cura al deseo de Juan de su dosis de contra natura contra-vida. El deseo es crear y desear en una mujer a ese ser y creador.

Yerma como Antígona representan los valores sagrados de la historia primigenia del ser humano-humana. Ambas defienden los principios de la vida por encima de cualquier razón sea pública o doméstica-familiar. Sus diferencias son también notables ya que Antígona logra el desplome de esa lógica del Estado, hasta los dioses están de su lado. Yerma fracasa o, logra a medias su propósito, ya que si bien asesina al marido no por esto perturba los ideales de castidad y honradez de la sociedad española.

Ante la conciencia de la ley de orden superior Antígona no tiene salida, debe morir para que se restablezca de nueva cuenta el orden humano. En cambio Yerma muere en vida pero sigue sosteniendo hasta el final un destino sin posibilidades de redención para el orden humano-femenino.

Cuando se expresa la consternación de los lectores ante la reacción de esta mujer y la consabida pregunta que hemos escuchado en tanto tonos se repite como un eco ¿Entonces qué quiere Yerma? ¿Qué quiere ella?

En este momento diría por último Federico García Lorca «el poder misterioso que todos sienten y que ningún filósofo explica» toma a Yerma, a una mujer, y se apodera de ella porque «el duende ama el borde, la herida, y se acerca a los sitios donde las formas se funden en un anhelo superior a sus expresiones visibles»89, y por fin procrea una hija con el mundo imaginario cada lector.



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