41
Ibid., p. 150.
42
Ibid., p. 124.
43
Ibid., pp. 43-44.
44
Ibid., p. 154.
45
Ibidem.
46
Ibid., p. 59.
47
Ibidem.
48
Ibid., pp. 59-60.
49
Al propósito, véanse también los duros comentarios de una mujer del pueblo que instintivamente, sin darse cuenta del peligro, riñe a los soldados que pegan a la indefensa Niña Fedina en la calle: «¡Calzonudos!... ¡Para lo que les sirven las armas!... ¡Deberían tener más vergüenza! [...] ¡La rompemos, qué mismas! ¡Eso era lo único que nos faltaba, ishtos que ái andan y que parecen chinos de tan secos, con los codos de fuera y los pantalones comidos del fundillo! ¡Repasearse quisieran en uno y que uno se quedara con el hocico callado! ¡Partida de piojosos..., ajar a la gente por gusto!»
. Ibid., p. 97.
50
Ibid., p. 61.