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Triste




ArribaAbajoTriste


ArribaAbajo    Mano experta en las caricias,
labios, urna de delicias,
blancos senos, cabezal
para todos los soñares,
ojos glaucos, verdes mares,  5
verdes mares de cristal...

    Ya sois idas, ya estáis yertas,
manos pálidas y expertas,
largas manos de marfil;
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Ya estáis yertos, ya sois idos,  10
ojos glaucos y dormidos,
de narcótico sutil.

   Cabecita auri-rizada,
hay un hueco en la almohada
de mi tálamo de amor;  15
cabecita de oro intenso,
¡qué vacío tan inmenso,
tan inmenso! en derredor...

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Tibi Regina




ArribaAbajoTibi Regina


ArribaAbajo    ¡Oh! Divina, son tus formas de una ingénita realeza;
de tus golas a la Médicis se desprende tu cabeza
como aurífero pistilo de una exótica corola.

    ¡Oh! Deidad, tus ojos tienen lejanías de horizontes
y tu lánguida hermosura, cual la nieve de los montes,  5
      brilla sola, intacta y pura,
       brilla pura, intacta y sola.
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    Ante ti puesto de hinojos, yo te juro Reina y Dama
y te rindo el vasallaje que tu orgullo me reclama...

    Oh magnífica señora,  10
para ti el rondel hidalgo que a los próceres recrea,
los herretes de diamantes con su luz titiladora,
los sedeños escarpines y la grácil hacanea.

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Doctrinando




ArribaAbajoDoctrinando


ArribaAbajo   «Ya que de Dios en conversar te empeñas,
ya que desprecia tu cerebro helado
el amor que te di por el que sueñas,
háblame de ese Dios, mi bien amado!»

   Y el teólogo de faz de crucifijo,  5
de gran melena y de mirar profundo,
feliz de doctrinar, «¡Oh! Blanca, dijo,
Dios es el alma inmaterial del mundo».
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   «Existe dondequiera en vario modo:
per se, por su virtud y su presencia;  10
per se, ya que lo invade y llena todo,
penetrándolo todo de su esencia»;

   «por su virtud también, que sometidos
a Dios están y su mandato arguyen,
Favonio blando si columpia nidos  15
o Boreas y Aquilón si los destruyen»;

   «y en presencia, porque es omnividente:
su pupila equilátera fulgura
en el disco del sol indeficiente,
en Arturo, en Capella, en Cinosura».  20

   «¿Qué, no adivinas con instinto infuso
de su eterna mirada el embeleso
alumbrando tu espíritu confuso?»

    Y respondió: -«Tu Dios es muy abstruso,
yo prefiero tus labios... ¡Dame un beso!»  25

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Ingenua




ArribaAbajoIngenua


ArribaAbajo   ¡Oh! ¡los rizos negros y los ojos nubios!
¡Oh, los ojos claros y los rizos rubios!

    Los enormes besos en que amor es ducho...
¡Besarse sin treguas y quererse mucho!

    Ser grande, muy grande, ser bueno, muy bueno;  5
pero entre tus brazos y sobre tu seno;
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    Besarte la nuca, besarte los ojos
y los hombros blancos y los labios rojos...

   ¡Oh! ¡mis dieciocho años! ¡Oh, mi novia ida!
Mi amor a la vida, mi amor a la vida...  10

    La vida era dulce y el mundo era bueno;
¡pero entre tus brazos y sobre tu seno!

    Las lunas de mayo si se los preguntas,
te dirán que vieron nuestras sombras juntas;

   el estero de aguas cuchicheadoras  15
lamió nuestra barca con lenguas sonoras,

   lamió nuestras barcas con lenguas sonoras,
en aquellas horas, en aquellas horas...

   ¿Dónde está la barca? ¿dónde está el estero?
¿dónde están las lunas?... ¡Tú mueres, yo muero!  20

   ¡Oh! mis dieciocho años, ¡Oh! ¡mi novia ida!
mi amor a la vida... mi amor a la vida...