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Esta niña dulce y grave




ArribaAbajoEsta niña dulce y grave...


ArribaAbajo    Esta niña dulce y grave,
tiene un largo cuello de ave,
cuello lánguido y sutil
cuyo gálibo suave
finge prora de una nave,  5
de una nave de marfil.
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    Y hay en ella cuando inclina
la cabeza arcaica y fina,
-que semeja peregrina
flor de oro- al saludar,  10
cierto ritmo de latina,
cierto porte de menina
y una gracia palatina
muy difícil de explicar...

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Nuestro Amo está expuesto




ArribaAbajoNuestro Amo está expuesto


ArribaAbajo    Nuestro Amo está expuesto,
Nuestro Amo está expuesto,
anda, dile a Nuestro Amo, Damiana,
que guarde tu almita de luz para el cielo.
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    Nuestro Amo  5
está expuesto en su enorme custodia,
como un sol de nieve
dentro de un sol de fuego;
en su enorme custodia,
donde, como flores de un país de ensueño,  10
dos querubes de alas en espiral, fingen
corolas de plumas.

    Las damas del pueblo
enviaron sus canarios
para adorno del templo,  15
y esos luminosos
pájaros, batiendo
sus alitas de ocre, gorjean tan dulce
que así deben cantar las bandadas
de Dios en el cielo.  20

    Hay matas de flores tan finas
como el terciopelo,
como mágicas sedas olorosas;
hay tiestos
rizados de musgo, naranjas doradas,  25
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con mil flamulillas de oropel, que crujen
al soplo del viento,
al soplo del viento,
que hace esgrima con luces de cirios,
como con espadas de trémulo fuego.  30

   Nuestro Amo está expuesto
y la Santa Virgen, cubierta de joyas,
está en un crucero,
con su veste de tela de plata,
sonriendo  35
y ostentando en su diestra afilada
una gran camándula de vivos destellos
y sortijas de antigua factura
prendidas al viejo marfil de sus dedos.
Anda, dile a la Virgen, Damiana,  40
que guarde tu almita de luz para el cielo.

   Nuestro Amo está expuesto,
anda a visitarlo, Damiana, te hincas
en el presbiterio,
ante el ascua de oro del altar bendito  45
rezas un padre-nuestro
y le cuentas a Dios tus angustias,
tus deseos,
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y le dices así: «Padre mío,
tú formaste mi alma de diamante y quiero  50
seguir siendo en la vida un diamante
para ser un diamante en el cielo
y acurrucarme
como un lucero,
en la noche, que es el infinito  55
raso azul de tus santos joyeros.
Quiero ser un diamante,
y si las miserias y si el sufrimiento
vienen y obscurecen mis facetas diáfanas,
para seguir siendo  60
diamante en la angustia, diamante en las lágrimas,
diamante en los duelos,
Tú que sacas la luz de la sombra,
harás que me vuelvan todas las negruras un diamante negro...»

    Anda a ver a Nuestro Amo, Damiana,  65
¡anda a verlo!
¡Oye las campanas como cantan Gloria
in excelsis Deo!

    Corre a la iglesia, retoño mío,
luz de mis años, flor de mis hielos...  70
Anda a ver a Nuestro Amo, Damiana,
Nuestro Amo está expuesto.

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Tú vienes con el alba




ArribaAbajoTú vienes con el alba


ArribaAbajo    Tú vienes con el alba, por eso eres rosada;
tus ojos, que se acuerdan del trópico,
son dos gemelos del ensueño... Mi almita enamorada,
que la ilusión te mime, ¡que te bendiga Dios!
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    Mi verso fue paloma, paloma querellosa;  5
mas hoy turba es de abejas que giran en tropel,
buscando tus perfumes, ¿acaso no eres rosa?
libando en tus pistilos, ¿acaso no eres miel?

    Un hada, mi madrina risueña y leve, un hada
que tuvo por alcázar el cáliz de una flor,  10
bendijo nuestras nupcias en fresca madrugada.
Yo me llamé Tristeza, me llamo hoy Alborada;
tú te llamaste Infancia, ¡te llamas hoy Amor!