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De vuelta

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ArribaAbajo De vuelta


ArribaAbajo    -Salí al alba, dueño mío,
y llegué, marcha que marcha
entre cristales de escarcha,
hasta la margen del río.
¡Vengo chinita de frío!  5

    ¡De la escarcha entre el aliño,
era el dormido caudal
como un sueño de cristal
en un edredón de armiño!
(Emblema de mi cariño).  10

    Alegre estaba, señor,
junto a la margen del río,
alegre en medio del frío:
Es que me daba calor
dentro del alma tu amor.  15
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    Te vi al tornar, mi regreso
esperando en la ventana,
¡y echó a correr tu Damiana
por darte más pronto un beso!
-¿Por eso? -¡No más por eso!  20

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Tan rubia es la niña que...




ArribaAbajo Tan rubia es la niña que...


ArribaAbajo    ¡Tan rubia es la niña, que
cuando hay sol no se la ve!

   Parece que se difunde
en el rayo matinal,
que con la luz se confunde  5
su silueta de cristal
tinta en rosas y parece
que en la claridad del día
se desvanece
la niña mía.  10
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    Si se asoma mi Damiana
a la ventana y colora
la aurora su tez lozana
de albérchigo y terciopelo,
no se sabe si la aurora  15
ha salido a la ventana
antes de salir al cielo.

   Damiana en el arrebol
de la mañanita se
diluye y si sale el sol,  20
por rubia... ¡no se la ve!

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Cuando llueve...




ArribaAbajoCuando llueve...


ArribaAbajo    -¿Ves, hija? con tenue lloro
la lluvia a caer empieza.
-Sí, padre, y cayendo reza
como una monja en el coro.

    -Damiana, hija mía,  5
ya enciende el quinqué,
yo tengo melancolía...
-¡Yo también, no sé por qué!
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    -Padre, el agua me acongoja,
vagos pensares me trae.  10
-Damiana, la lluvia cae
como algo que se deshoja.

   -¿Oyes? murmurando está
como una monja que reza...
-Damiana, ¡tengo tristeza!  15
-Yo también... ¿por qué será?