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Nueva perspectiva sobre Hervás y Panduro

Mariano Herraíz



Pensaba Ortega que España se había saltado el siglo XVIII -siglo eminentemente educador-, y que le correspondía a los hombres de su generación «retomar y asimilar» las lecciones de ese siglo insustituible. Por el contrario, el paradójico Eugenio d'Ors no vacilaba en afirmar que España se hizo en este siglo. Pierre Vilar sitúa en el siglo XVIII el momento más fecundo y de mayor esfuerzo de adaptación del pueblo español a la historia contemporánea.

Marañón en un punto intermedio defiende, que si bien España no se incorporó como nación al movimiento ilustrado, tuvo en sus hombres cumbres aisladas, que se encargarían de no romper esa línea de continuidad con Europa. (¡No sé, si en realidad, todo el movimiento ilustrado europeo no fue cuestión de minorías!).

Resulta obvio, que una de esas cumbres del siglo XVIII a las que hace referencia el pensamiento de Marañón es, Lorenzo Hervás y Panduro; y es una de esas cumbres, porque pretendía modelar una España nueva (que en él España nueva quería decir más culta y educada), porque en Hervás está candente toda la ilimitada curiosidad intelectual de los hombres del Renacimiento; y vuelve a repetir como hizo en la primera mitad de siglo Feijoo -siempre precursor-, la necesidad de la observación y de la experimentación en las ciencias, la necesidad de desterrar la ignorancia y las supersticiones, la defensa de un cristianismo auténtico.

Pero Lorenzo Hervás y Panduro, además de caminar a la vanguardia del movimiento ilustrado, es un gran lujo (una manifestación impresionante de las posibilidades creadoras del hombre) que se mueve en todos los campos (ciencias) y a todos los campos (ciencias) mueve, poniendo la primera piedra en algunos casos (descubriendo ciencia), como en la Etnografía, Antropología; y en otros no se conforma con ese primer paso y levanta un auténtico edificio de gruesos y sobrios pilares, como sucede con la Filología Comparada y la educación de los sordomudos.

Pero Lorenzo Hervás y Panduro es además un Español de fuera, que se atrevió en el siglo XVIII a apostar por España y desde fuera de España -en el exilio-.

Recordemos también la actualidad social de muchos de sus escritos, sobre todo los relativos a la mujer, a los niños, a los presos, en todos late una defensa valiente de los derechos humanos, contra la tortura y por la reinserción social, por el trabajo y la educación de la mujer, por la defensa de la salud del niño, todo ello tan en boca de asociaciones contemporáneas -constituye una de las respuestas españolas a los filósofos de la Revolución Francesa-.

Reflexionemos también sobre la independencia del pensamiento de un hombre que en el siglo XVIII fue capaz de imaginar la vida en otros mundos -la infinitud de la creación era argumento suficiente para no tener que reducir la vida a la tierra-.






ArribaAbajoLorenzo Hervás y Panduro y su época


ArribaAbajoSituación histórica-política-educativa de la España de la segunda mitad del siglo XVIII

«Grave error sería juzgar a España según lo que ocurre en Francia. Las tierras de esa monarquía están absolutamente despobladas; no hay en ella ni industria, ni buena fe; casi nada de policía, y poca justicia; las poblaciones son perezosas y poco trabajadoras; en el interior no hay ni caminos; ni canales; ni ríos navegables; pocos carruajes».1

«Cavanilles llama la atención sobre la elevada mortalidad, y recuerda la pestilencial epidemia del año 1784, que no solamente afligió los pueblos de arroz, sino también los occidentales».2

Hervás en la Historia de la vida del hombre, también incide en la elevada mortalidad, pero centrada en los infantes:

«A la verdad la mortandad de los infantes es respectivamente mucho mayor que la de los adultos; porque ni el Gobierno público ni la práctica de los Médicos conspiran a remediarla e impedirla».3

Cabarrús recordará la epidemia que padeció La Mancha en el año 1786 (dos años más tarde):

«La esterilidad de las cosechas se había combinado con la epidemia de las terciarias para asolar aquella infeliz Mancha, tan cruelmente angustiada por todos los géneros de opresión...».4

Así se muestra casi toda la geografía Española, que si bien hay excepciones como Cataluña, Vascongadas e incluso Asturias no mejoran mucho la situación total del país.5

Antonio Ponz también reflexiona sobre la despoblación que padece España, y enumera una serie de causas.

«Expulsión de judíos y moriscos, emigración de españoles a Indias, exceso de comunidades religiosas, aumento de contribuciones reales, cargas concejiles, cortedad de comercio...».6

La situación del campesino es miserable, el pequeño propietario se ve agobiado por los impuestos, y no tarda en vender su trozo de tierra; para convertirse en jornalero inactivo la mayoría de las veces, que espera que lo contraten en la plaza pública; estas condiciones se repiten en Castilla, Extremadura, Andalucía -grandes propiedades señoriales o eclesiásticas-, pero la suerte del jornalero aragonés, del arrocero valenciano no es mejor, inmovilidad, hambre, desesperación, enfermedad.7

Contrastan las observaciones de Bowles sobre el país Vascongado, «región privilegiada; asegura que la felicidad de los habitantes se debe a un régimen razonable de propiedad».

«Antonio Ponz, observa asímismo la holgura en que viven los campesinos de la Alcarria y la contrasta con la miseria de los manchegos. ¿A qué se debe esta diferencia? La razón es clara:

Las haciendas están repartidas (en la Mancha) en cierto número de hombres poderosos y los demás son infelices jornaleros... Las haciendas en la Alcarria están mejor repartidas».8



En esta opinión coincide el relato del fabulista Tomás Iriarte, quien va en busca de descanso y frescura a la región alcarreña durante el verano:

«..., hasta la llegada a Gascueña, término del viaje. Es ésta una ciudad pequeña, rica en olivares, viñedos, hortalizas y cereales; sus sesenta telares tejen paño ordinario y tela para los vestidos y las camisas de los labradores. Aquí no hay hidalgos. Es un lugar de "behetría" donde todos son iguales: honrados labriegos, y nada más. No hace mucho tiempo, se podía leer en la alcaldía una vieja inscripción que rezaba: "Hidalgos, frailes y bueyes, no consienten nuestras leyes"9». Días de verdadero descanso: conversaciones agradables con el cura, amigo de la buena vida, y con su hermana, mujer inteligente y vivaracha, «inclinada a leer y saber»; tertulias con «lo mejorcito del lugar» (Iriarte enseña a los concurrentes a bailar las seguidillas entre ocho). La vida transcurre suavemente en Gascueña: «se come opíparamente, se pasea soberanamente», y parece reinar la holgura. «Pudiéramos contentarnos -escribe Iriarte a su amigo Manca- con que estuvieran como este pueblo las dos terceras partes de los de España».10

El apego al pasado y la resistencia a las novedades envuelve la vida del país; contra esto, unos hombres creen firmemente en el triunfo de los planes que proponen, los cuales, con su actividad van a enriquecer el país.11

Pretensiones:

Arrancar de la ociosidad a los inactivos.12

Mejorar la calidad de las tierras. Fiel reflejo de esto lo encontramos en las sociedades de amigos del país, por ejemplo; la Sociedad Económica Vascongada recomienda en 1776, la práctica de la fertilización artificial.13

«Bowles observa que los alrededores de Madrid están desnudos de bosques y que los labradores en ninguna parte de Castilla quieren plantar árboles. Dicen que la sombra de ellos aumenta la lozanía de la hierba, pero que granan poco las mieses, y que el grano vale más que la paja. Añaden que los árboles atraen y multiplican prodigiosamente los pájaros, sirviéndoles de comodidad para sus nidos, y que, siendo por sí demasiado grande la plaga de gorriones, sería imprudente fomentar su cría».14

Hervás también se refiere al mismo hecho: «La falta de árboles en un país tan caliente y seco como en España, causa inmensos daños temporales y corporales.»15

«... Un espíritu de resistencia anima a la masa y a la clase dirigente en cuanto a la adopción de la vacuna contra la viruela que tan graves estragos causaba en España».16

Hervás sale en defensa del moderno método de inocular las viruelas: «a la verdad la inoculación se debe mirar como preservativo según aprobado por la razón, y confirmado por la experiencia, y por tanto la política más escrupulosa la debe colocar entre los medios que conducen al bien común del Pueblo».17

Jean Sarrailh describe las condiciones de vida de la masa rural; ésta «sufre de una miseria espiritual más temible aún que su estrechez económica, y que hace más trágico su destino. En todas partes reina la ignorancia, la creencia en lo maravilloso y las supersticiones de toda índole. Si los españoles ilustrados reclaman a grandes voces la fundación de escuelas -Hervás aboga para que el Gobierno público piense en perfeccionar el arte obstetricia dotando cátedras y abriendo escuelas prácticas... Pide y aconseja la fundación de casa públicas de parto, y de niños expósitos18-, si las sociedades económicas multiplican sus esfuerzos generosos por instruir a los campesinos y a sus hijos, esto se debe, justamente, a que el pueblo de los campos de los conocimientos más elementales. Es enorme el número de analfabetos».19

Citemos algunas creencias de esta masa rural:

«En Valladolid se afirma que en la casa de la señora condesa ciuda de Villarrea hay una mula de 22 años que, ordeñada, ha dado repetidas veces hasta un cuartillo de leche, de la misma calidad y sabor, al parecer, que la de burra».20

«Cerca de Haro, la gente se opone al riego de los campos, pues, según se dice, el agua endurece y destempla la tierra».21

En la región de Cuenca, la beata de Villar del Águila -Isabel Herráiz- cuenta que «Jesucristo le ha revelado que ha consagrado su cuerpo, cambiando su propia carne y su sangre en la sustancia misma de ese cuerpo, para así llevar a cabo de manera más perfecta su unión amorosa con ella. El delirio de esta mujer provocó exaltadas discusiones teológicas entre curas y frailes. Unos sostenían que tal cosa era imposible según los caminos seguidos de ordinario por Dios, puesto que sería preciso suponer en la beata unas prerrogativas superiores a las de la mismísima Virgen María y porque esa transubstanciación demostraría que el pan y el vino no son la única materia del sacramento de la Eucaristía; los otros se empeñaban en probar que el hecho no era imposible, teniendo en cuenta la potencia infinita de Dios...».22

«Los cómplices de esta pícara, y los fieles engañados por ella, llevaron su locura hasta el punto de adorarla y vererarla con un culto de latría; la pasearon en procesión por las calles y por la iglesia con velas encendidas; la incensaron como se hace con la sagrada hostia en el altar; por último, se posternaron ante ella y le hicieron infinitas, otras demostraciones no menos sacrílegas. La inquisición puso término al escándalo con una sentencia de la cual dice Llorente que es la más equitativa de que tiene noticia.

La beata fue encerrada en los calabozos del Santo Oficio y allí murió. Fue quemada en efigie. El cura de su pueblo y dos frailes reos de complicidad fueron desterrados a las Filipinas».23



Popularmente se cuenta que la beata fue enterrada en uno de los escalones que dan acceso a la iglesia de San Pedro, con el fin de ser pisada por todo aquel que entrase en dicha iglesia24.

Si estos son ejemplo de la situación de la masa rural, en las ciudades no encontramos una situación diferente.

«El mundo de los artesanos y de los obreros de las ciudades, el cual habría que añadir el de los tenderos con sus empleados, vive en una profunda ignorancia, lleva una existencia mediocre y no conoce sino distracciones groseras».25

Unamos a ella la muchedumbre de mendigos y vagabundos, a los que hacen mención constantemente los escritores ilustrados con términos como plagas de España -Campomanes habla de 140.000 personas-.26

En este panorama se mueven hombres como el obispo Climent, que fundará en Barcelona en 1767 -año de la expulsión de los Jesuitas- diez escuelas gratuitas.27

D. Antonio Palafox y Croy, primero arcediano y después obispo de Cuenca que impulsó la fundación de escuelas públicas y creó una fábrica de tejidos y alfombras en 1774.

El propio Hervás -de regreso en su pueblo, tras la real Orden de 1978 que autorizaba a volver a España a los Jesuitas- al ver que muchos pobres vivían en cuevas, propone construir doce casas de piedra, para que se acomodasen doce familias.

¿Qué podemos encontrar en las clases sociales poseedoras de riqueza?

Sin duda hay minorías que se interesan por el arte, las ciencias, pero la mayor parte se inclinará a las fiestas populares, se exaltará la «hermosura y la grandeza de la inmovilidad».28

Con respecto a la Iglesia, solamente se escapa de esta panorámica el alto clero -cuántos obispos tuvieron un papel de poderosos ilustrados, sostenedores de progreso-,29 pero prelados, canónigos, clero regular y secular, frailes predicadores y mendicantes, se caracterizan por el espíritu de reacción.30

Mención aparte merece la «ilustre pléyade de jesuitas» refugiados en Italia -dice Menéndez y Pelayo: «en un solo día arrojamos de España al Padre Andrés, creador de la historia literaria, el primero que intentó trazar un cuadro fiel y completo de los progresos del espíritu humano; a Hervás y Panduro; padre de la filología comparada y uno de los primeros cultivadores de la etnografía y antropología».31

Y qué decir de la administración, de los militares, ¿habrá en ambos sectores conciencia de la necesidad de un espíritu más abierto? ¿Y los catedráticos de universidad contribuirán a adoptar las reformas que permitan alguna libertad de juicio? En su gran mayoría todos ellos mostrarán una obstinada adhesión al pasado.32 «Las profesiones liberales merecen críticas igualmente duras... doctrinas y métodos de la medicina muy alejados de la observación y de la experimentación».33

Cita Hervás en la Historia de la vida del hombre: «El vulgo desprecia las enfermedades de los infantes, a imitación de los médicos».34

El poder central da muestras de más liberalidad que muchos de los administradores o funcionarios locales...35 Pero también es receloso; de ahí el episodio de la condenación del obispo de Cuenca, Carvajal y Lancaster; se expresa Menéndez y Pelayo en estos términos: «Se extrema el furor regalista, aprovechando aquella ocasión de arrastrar por los tribunales la majestad del Episcopado que tanto ponderaba en los libros. Procesar a un obispo era para ellos un triunfo no menor que la deportación en masa, de la Compañía».

Arrebatado por su celo cristiano, aunque enfermo él y achacoso, había escrito el Obispo -poco después de los desórdenes ocurridos en su ciudad-36 una carta particular al confesor del rey Fr. Joaquín Eleta, recordándole antiguos pronósticos suyos, ya próximos a cumplirse, en que le anunciaba la ruina de España, pérdida sin remedio humano, por la persecución que la Iglesia padecía, saqueada en sus bienes, ultrajada en sus ministros y atropellada en su inmunidad, corriendo libres en Gacetas y Mercurios las más execrables blasfemias contra la Iglesia y su cabeza visible. De todo lo cual, aunque con términos de casi fraternal cariño, atribuía no escasa parte de culpa al Padre confesor, que desvanecido con el arrullo de los que le incensaban para sus fines terrenos, no se cuidaba de hacer llegar la verdad a los oídos de Carlos III, más desgraciado en esto...

Calificar de sedicioso un documento privado de esta naturaleza, y por todos conceptos mesuradísimo en el lenguaje, era el colmo del escándalo, y, sin embargo, lo dieron el confesor y los ministros. La carta pasó a manos del Rey; y éste, por cédula del 9 de mayo 1767, rubricaba por Roda, mandó declarar al Obispo con santa ingenuidad y libremente, lo que se le alcanzase del origen de aquellos males; todo entre mil protestas de Catolicismo: «Me precio de hijo primogénito de tan santa y buena madre; de ningún timbre hago más gloria que del Catolicismo; estoy pronto a derramar la sangre de mis venas por mantenerlo». Explanó el Obispo sus quejas, en virtud de tan amplio permiso, en una representación de 23 de mayo, quejándose de la pragmática del Exequátur, de la mala administración de la renta del excusado, de los abusos en el recaudar de las Tercias Reales, y de los proyectos de desamortización; de los atropellos contra el derecho de asilo y el fuero eclesiástico, y de las impiedades que se vertían en los papeles periódicos, sin que nadie tratara de ponerles coto, sobre todo, cuando iban enderezadas contra la Santa Sede o los jesuitas.

Aunque esta carta, escrita a ruegos del Rey, tenía de justiciable aún menos que la anterior, el Rey, con mengua de su palabra, la pasó a examen del Consejo de Castilla, y dio motivo a un largo expediente, y a dos tremendas alegaciones de entrambos fiscales, D. José Moñino y D. Pedro Rodríguez Campomanes, aún mucho más dura y agresiva la del segundo que la del primero, como que en ella textualmente se afirma que las cartas del Obispo son un tejido de calumnias... dictadas por la envidia y la venganza, un ardid astuto y diabólico para seducir al pueblo, frases nada jurídicas y menos corteses, sobre todo en aquel caso.

Pero a Campomanes le traían fuera de sí las mitras: estaba entonces en su grado máximo de furor clerofóbico; el Obispo había osado poner lengua en su libro de la Amortización...

...el Consejo, aunque enternecido con la real cédula y con los suaves dictámenes de sus fiscales, no se decidió a echar de estos reinos al Obispo, para que el fanatismo no le venerase como mártir, y se dio por satisfecho con quemar sus papeles a voz de pregonero, y hacerle comparecer en sala plena a sufrir una reprimenda, con amonestación de más duros rigores si volvía a incurrir en desacatos de esta especie, es decir, a quejarse en cartas particulares de las infinitas tropelías cismáticas de los ministros de entonces, o a poner en duda la infalible sabiduría de Febronio, de Pereira y de los fiscales. Tras de lo cual se le envió a su obispado con prohibición de volver a presentarse en la corte ni en los sitios reales, y a guisa de amenaza se expidió una circular a los demás obispos, para que nadie fuera osado a seguir tan mal ejemplo (22 de octubre de 1767).

El día 14 de octubre de 1768 compareció el Obispo en la posada del conde de Aranda, donde estaba reunido el Consejo, y tuvo que oir de pie la expresión del real desagrado. Para sólo esto sacaron de Cuenca a un anciano de sesenta y cinco años, postrado en el lecho por añejas e incurables dolencias. Y fue el postrer ensañamiento esperarle nueve meses, a trueque de no indultarle... «Terrible librote es el proceso del Obispo de Cuenca, escribía Azara a Roda...»37.

Esta es la situación de la España del siglo XVIII, una masa inculta y unas élites sociales que dan el mismo testimonio de ignorancia, sumisión al pasado, desprecio a los cambios y al progreso. Ante esta panorámica, algunos hombres -y es la buena voluntad de estos aislados individuos, gracias a los cuales se crea o desarrolla la enseñanza elemental, incluso la educación especial, como sucede con el celo puesto por Hervás en la educación de los sordomudos-, prelados, políticos, literatos, artesanos, sociedades económicas; van a intentar con espíritu de cruzada liberar de la indigencia espiritual que padece el país.

Este grupo selecto de españoles ilustrados está compuesto por una minoría, frente a una mayoría presa de la rutina, la superstición y la ignorancia. Se trata de escritores como Jovellanos, Cadalso, Menéndez Valdés, sabios como Hervás y Panduro, Cavanilles, economistas como Capmany, Asso y Olavide... y junto a ellos otro grupo de desconocidos como D. Antonio Palafox y Croy, Inocencio García, José González, Josefa de Toledo, Diego Aparicio y otros muchos que desarrollaron una meritoria labor en las provincias.38-39

Estos hombres dominan las doctrinas políticas y filosóficas más actuales, también conocen fielmente la situación político-social y económica de España; por lo que la reforma que tratan de llevar a cabo carecerá de subjetivismos e idealismos utópicos, pero sus objetivos (más modestos y concretos) estarán adaptados a la realidad y circunstancias del país.

Casi la totalidad de estos hombres cree en Dios; pero entienden que la religión exige un compromiso de autenticidad y no de meras manifestaciones externas, que muchas veces sólo son refugio de fieles supersticiosos e ignorantes.

Por su amor a la libertad, por su fe en la cultura, por la dedicación a la tierra de España, y como dijimos anteriormente, por su exigencia de un cristianismo comprometido, se han merecido el calificativo de «pensadores-humanistas».40 -¡Lo cual no quiere decir que hayan dejado de ser nacionales, o que el siglo XVIII haya de ser el «menos español» de nuestra historia como declaró Ortega!-.41-42

No olvidemos que a esta minoría selecta pertenecen la mayor parte de los obispos de aquella época, por el celo que pusieron en el desarrollo de la beneficencia y las mejoras materiales llevadas a cabo en sus diócesis.43

«Los obispos fueron, en muchos casos, miembros influyentes de las sociedades económicas, e impulsaron al clero a difundir entre sus feligreses las enseñanzas de estos establecimientos».44

Citemos como muestra: la denuncia hecha desde el pulpito por el canónigo Calvo y el dominico Fray Antonio de Guerrero a la tertulia de la condesa de Montijo, amiga de Jovellanos, donde concurría asiduamente don Antonio Palafox -obispo de Cuenca y cuñado de la condesa-, Tavira -obispo de Salamanca-, don José Yeregui -preceptor de los infantes-, el arcediano de Cuenca, don Juan Antonio Rodrigálvarez, y dos canónigos de la colegiata de San Isidro, don Joaquín Ibarra y don Antonio Posada; fueron acusados de formar un «conciliábulo jansenista». El nuncio apostólico se alarmó, e incluso el Papa, quien dio las gracias a sus denunciantes por su celo.45

La inquisición, sin embargo no consiguió descubrir ningún cargo contra estos virtuosos eclesiásticos tachados de jansenistas.46

Tampoco podemos dejar de citar algunas Facultades innovadoras, como la de Salamanca o Alcalá de Henares.47




ArribaAbajoFactores de cambio: acicate del espíritu reformador


ArribaAbajoa) Culto universal a la razón y fe en la Cultura

Los filósofos del siglo XVIII se encargaron de elevar la razón a la categoría de absoluto.

Se pensaba en la cultura como el único medio capaz de regenerar el país, y en la educación -con su deseo apasionado de que multiplicasen las escuelas-48como el medio encargado de expulsar para siempre la ignorancia.

Recordemos a Hervás... «Más yo que profeso la filosofía de la Razón... y no la de la autoridad humana».49

«El número de escuelas debe corresponder al pueblo de toda la nación; pues todo él según política..., más civil, debe asistir a ellas... El más infeliz artesano o labrador debe aprender a leer, contar o escribir».50




ArribaAbajob) El problema de la educación

Recordemos que el número de analfabetos era elevadísimo; las escuelas elementales escasas y mediocres, sus maestros ignorantes y hambrientos.

Las escuelas monásticas -refugio de la teología escolástica- impartían una instrucción lenta, rutinaria cargada de prejuicios, donde no llegaba la más ligera inspección del gobierno, ni reforma pedagógica.51

Las universidades merecían más de las veces el calificativo de arcaicas y retardarías.

«Los únicos colegios de algún valor son los de los jesuitas. Hacia mediados de siglo, Torres Villarroel admira sin reservas la enseñanza que se da en el Seminario de Nobles de Madrid, donde existen, en un orden perfecto, y enseñadas con método, las cátedras más diversas».52




ArribaAbajoc) Las sociedades económicas de amigos del país

La minoría selecta consciente de que la creación de una economía productiva, la reforma de la enseñanza -renovación de doctrinas, métodos, etc.-, iba a requerir mucho tiempo y esfuerzo, servirá de móvil para que se constituyan en las ciudades españolas reuniones, tertulias, que posteriormente se elevarán al rango de academias -origen de las sociedades económicas de amigos del país-.

Centraron su actividad en los campos agrícolas, industrial y comercial... La beneficencia ocupará también un lugar primordial, no distribuyendo limosnas, sino creando una enseñanza profesional gracias a la cual se obtenía un oficio y una remuneración.53

Citemos algunas:

La sociedad vascongada es la primera en aparecer.54

La sociedad madrileña será la primera en obtener la aprobación de los estatutos (30 de junio de 1775).55

La sociedad de Valencia obtiene la autorización del rey en 1777.56

En Cuenca, en 1783, por iniciativa del Obispo Palafox, se constituyó una Real Sociedad Patriótica, que impulsó la constitución de escuelas gratuitas para niños y niñas.

«Si gran parte de las reformas emprendidas por las sociedades económicas se caracterizan por su humildad, también atacaron con firmeza el estudio de problemas delicados, derivados de la economía civil».57




ArribaAbajod) La influencia extranjera

El siglo XVIII, más exento del «tradicional narcisismo» español, espiritual y económico, manifestará un especial interés en el conocimiento del extranjero, en un intento de situar el país al nivel de los más adelantados de Europa.

Distintos móviles encontramos en los españoles que se decidieron a salir de la Península:

Unos, viajan con la intención de ampliar estudios, perfeccionar técnicas en un arte o en un oficio -becados por el gobierno o por sociedades-, otros, con la idea de conocer los museos, los monumentos, las manufacturas, la explotación de minas, las costumbres; o los jesuitas que se marchan obligadamente (a raíz del Decreto de expulsión de Carlos III, del 2 de abril de 1767).

Pero en casi todos ellos encontramos el afán de instrucción, para colaborar en la tarea de ilustrar el país.58




ArribaAbajoe) El espíritu científico

Hacia la mitad de siglo se ha abierto una actitud nueva en el campo de las ciencias gracias a hombres como Feijoo, Hervás..., que lucharán contra los métodos oscurantistas, prejuicios, y abogarán por la necesidad de experimentación y observación.

Feijoo será el primero en observar un eclipse sin presa del miedo,59 Hervás llamará al «horóscopo del recién nacido arte adivinatoria, superstición e ignorancia»,60 afirmará que los «teólogos no serán buenos jueces sino tienen en cuenta los descubrimientos de la física»;61 y que los médicos corporales deben estar bien instruidos en esta materia fundamentada en la observación y la experiencia.62

En 1801, Cavanilles sustituirá en la dirección del Jardín Botánico de Madrid a Gómez Ortega.63

José Manuel Gaseó enseña botánica en Valencia, destacando sus investigaciones en la región: «en su libro traza los cuadros de las plantas, divididas en veinte clases, cuyos nombres indica en Latín, Castellano, Valenciano y Francés».64

«La Universidad de Valencia, en su programa de 1787, prevé el estudio de la química en el laboratorio con las obras de Baumé y Macquer».65

Pero la curiosidad científica va más lejos, también se dirige a la geografía e historia del arte; así: Antonio Ponz «examina en Cuenca los relicarios y los vasos Sagrados, que son de altísimo precio».66 «De la sacristía de la catedral de Valencia menciona (entre otras cosas) la custodia de plata dorada, que pesa cerca de 424 marcos».67

«El geógrafo Antillón entrega a la Sociedad Económica de Madrid un estudio sobre la región de Cuenca, que le vale el honor de ser admitido en ella».68

La prensa constituye un buen testimonio del interés que existe por las ciencias; en Madrid se suceden Semanario Económico, el Correo general, el Correo Literario de Europa. El diario Curioso, histórico, erudito, comercial, civil y económico en Barcelona, etc.69

Pero este progreso científico sólo fue posible a costa de muchos sacrificios, más si tenemos en cuenta que a partir de la Revolución Francesa (1789), el gobierno se aliará de nuevo con la Inquisición, ya que se verán enemigos en cualquier manifestación política, filosófica y científica (era Inquisidor General el obispo de Teruel, Francisco Pérez Prado, nombrado en 1746).




ArribaAbajof) El pensamiento religioso

En los ilustrados españoles confluye lo nacional y lo extranjero; Melchor Cano y Fray Luis de León, Vives y Vitoria, Rumford y Raynal.70

Son casi siempre creyentes, que se han nutrido de los clásicos españoles y de autores extranjeros contemporáneos, por lo que se han vuelto sensibles a los abusos de la organización eclesiástica71 y de las prácticas marginales puramente exteriores, ritos supersticiosos o creencias absurdas. Piensan la religión como el arma que devuelva la dignidad a la masa inculta e ignorante, y que reavive el sentido de la virtud. Declaran a priori la compatibilidad de la fe con la ciencia, e incluso argumentan que el estudio de las ciencias naturales permite descubrir mejor la sabiduría, bondad y grandeza del Creador.72

Hervás con la obra «Viaje estático al mundo planetario» quiere demostrar la existencia de Dios y de sus atributos. Feijoo declara: «Si la experiencia y el Evangelio se opusiesen, desmentiría mis ojos y mis manos por asentir el Evangelio» -con lo que complementa razón y fe-.73

Desean una reforma religiosa y moral en consonancia con un cristianismo interior, desnudo, exigente, donde la modernidad -filosofía, razón, ciencia-, no sea un elemento perturbador, sino armónico y enriquecedor.




ArribaAbajog) La situación de la mujer

El siglo XVIII lleno de injusticias sociales, opresión de los débiles, supersticiones e ignorancia, no iba a proporcionarnos un mejor panorama sobre la situación de la mujer española; sino que por el contrario, ésta padecerá resignadamente y con creces una posición humillante en la sociedad española.

En la primera mitad de siglo, el padre Feijoo había publicado una amplia defensa de la mujer.74

Años más tarde, cuando los ilustrados debaten el problema de la situación de la mujer española, lo hacen con espíritu crítico y en sentido favorable: «Pero el siglo XVIII llegó más lejos. Fue feminista si así puede decirse, y protestó con energía contra la humillante situación de la mujer... -señala evidente de la liberación del pensamiento-».75

Así pues, durante este siglo veremos a los ilustrados españoles empeñados en dar a la mujer una mayor dignidad, mediante:

-La Educación.

«Las mujeres que deben ser las primeras maestras del hombre, deben necesariamente tener alguna instrucción. La Razón y los derechos de la sociedad humana, piden que todas ellas en su infancia sean instruidas en escuelas públicas».76

-Estabilidad social.

«Los empleos necesarios, para que subsista la sociedad con felicidad, deben distribuirse proporcionalmente entre hombres y mujeres, pues unos y otros forman parte de la sociedad».77

Podemos hablar de que existe ya un primer planteamiento sobre la «igualdad de sexos».




ArribaAbajoh) La economía

Hacia mediados de siglo España posee una legislación rigurosa, intrincada..., en todos los sectores comerciales se observan trabas y reglamentaciones abusivas que matan cualquier iniciativa, ante esta situación los ilustrados aplicarán a las cuestiones económicas los principios que les inspiraron -razón, dignidad humana, experimentación-: Entendiendo que la libertad y la justicia deberían ser el fundamento de la economía pública.

Si a fines de siglo no se ha transformado el régimen económico («los ilustrados censurarán el sistema agrario y anhelarán una reforma del régimen de la propiedad»),78 ni se ha perfeccionado en la medida que se deseaba; sin embargo se ensayaron remedios valerosos para mejorar seriamente la vida de los españoles, fomentar el bienestar individual y la prosperidad económica del país.








ArribaAbajoVida, obra y pensamiento


ArribaAbajoVida

Lorenzo Hervás y Panduro nace el día diez de mayo de 1735, en Horcajo de Santiago, provincia de Cuenca. Sus padres fueron: Juan García Hervás e Inés Panduro; fue bautizado el día veintiséis del mismo mes, como consta en el libro 6.°, folio 120, n.º 51. (Quedó huérfano de padre el dieciséis de agosto de 1736).

Tuvo Lorenzo dos hermanos: Tomás, que profesaría en la orden de los Bernardos (Galicia), bajo la protección de su tío Fray Antonio Panduro, Prior de Beade, Vicario General y Abad de algunas encomiendas de la Orden de San Juan; y Gabriel que se encargaría de la labor de Horcajo.

Desde niño manifestó un gran talento, lo cual justificó la decisión de ingresar en la Compañía de Jesús, pues su familia carecía de cualquier medio económico capaz de proporcionarle otro tipo de estudios; también allí podía dar salida a su espíritu humanista, curiosidad científica y erudita.

Ingresó en el Colegio de Villarejo de Fuentes (Cuenca), después marcharía al Noviciado de la Compañía en Madrid, donde tomó la librea de San Ignacio de Loyola el veintinueve de septiembre de 1749, con sólo catorce años de edad.

Pasó luego Hervás a la Universidad de Alcalá de Henares, donde estudió: Teología, Filosofía, Cánones, Artes, Latín, Griego, Hebreo y Matemáticas. También probablemente estudió Derecho, pues lo explicaría posteriormente,79 sobresalió como Jurista en Cesena y Roma.

En 1759 lo encontramos estudiando Matemáticas y Astronomía en Madrid, con el Padre Conway y el Padre Tomás Cerda.80 Dando por concluidos sus estudios entre las edades de veintitrés y veinticuatro años.81

Estas actividades las simultaneó con el estudio de la Medicina, pues en el año 1765 había hojeado el tratado de Cristóbal Méndez: «Del exercicio y su provecho». Esta afición autodidacta por la Medicina nos la confirma personalmente: «Yo he tenido genio y placer para el estudio especulativo de la medicina, y he leído muchos libros de ella con singular gusto, aprendiendo y admirando el maravilloso obrar de la naturaleza en la sanidad y en la enfermedad...».82

Familia de Hervás

La familia de Hervás

Se ordenó Sacerdote hacia 1760 -según Fermín Caballero-,83 pero apenas cantó misa siguiendo la costumbre de la Compañía, misionó por la provincia de Cuenca, organizando a su paso por Uclés la biblioteca y el Archivo.84

Muy joven comenzó su actividad como educador.85

En 1762 y 1763 lo encontramos en Cáceres dando lecciones de Latín; donde pone en verso castellano las reglas de Nebrija sobre los géneros, pretéritos y supinos.86

En la guerra Hispano-Lusa puso de manifiesto su espíritu humanista, asistiendo a los soldados en sus heridas, peste y otras enfermedades. Allí cayó enfermo en 1764,87 enfermedad que achacó al abuso en la alimentación de la carne de cerdo, muy frecuente en Extremadura.

No recuperado del todo, le encargan una clase de moral en Huete (Cuenca), pasando poco después a Madrid: Colegio de Nobles, con el cargo subordinado de Director Mayor,88 y profesor de Filosofía, estas dos actividades las simultaneó con la educación de los primogénitos del Duque de Montemar, Marqués del Águila y otros, al tener noticia de sus nuevos métodos educativos. Hacia finales de diciembre de 1776 pasa a explicar Filosofía89 en el Colegio de la Anunciata de Murcia, donde le cogió el decreto de Carlos III -dos de abril de 1767-, por el cual se expulsaba de España y sus dominios a la Compañía de Jesús. Tenía Hervás treinta y dos años cuando embarcó en Cartagena rumbo a Italia.90

Vivió Hervás en Forli -al igual que los jesuitas de la provincia de Toledo, que se acomodaron en esta ciudad para mantener su cohesión- hasta 1774, que pasó a Cesena, donde se estableció definitivamente. Los primeros años transcurrieron sin que Hervás diera muestras de su fecundidad científica y erudita, pero en 1776 imprimió su primera obra en Italiano: una Memoria encomendada por el Magistrado de la misma, acerca de las buenas y malas condiciones de la ciudad. Memoria que manifiesta el reconocimiento público de su valor científico en aquella ciudad.

Disuelta la Compañía por el Papa Clemente XIV, Hervás tiene que entrar al servicio del Marqués de Ghini, llegando a ser capellán, secretario, preceptor de sus hijos, consejero y amigo. Defensor «con feliz éxito»91 de sus pleitos.

Con anterioridad a que las prensas entregaran al comercio y crítica la Memoria acerca de la ciudad de Cesena, Hervás había solicitado permiso para imprimir, los primeros tomos de una obra gigantesca: Idea del Universo, «vasta enciclopedia que nunca podría desarrollar el esfuerzo y perseverancia de un solo hombre, ni aún la longevidad y saber de varias Academias científicas».92-93

Pasado el tiempo y viendo que el Gogierno español no le concedía la anhelada licencia para publicar su obra en Castellano, la vertió al italiano, siendo desde entonces muy frecuentes sus visitas a la imprenta (1778); salió el primer tomo en Cesena, ese mismo año, llegando al tomo XXI en 1787 (residió Hervás en Forli y Cesena durante 15 años).

En el año 1784 se trasladó a Roma, viviendo en el famoso Colegio Romano, excepto unos meses que permaneció en el Quirinal con el Papa Pío VII.

Gozaba Hervás desde el tres de julio de 1787 de doble pensión que los demás jesuitas desterrados: «tres mil reales anuales», debido al renombre que había tomado desde la publicación de la Idea del Universo.94 Gran parte de esta pensión la mandaba Hervás a su casa de Horcajo, conocedor de la pobreza material en que se desenvolvía su familia.95

El Gobierno español, mediante un decreto -11 de marzo de 1798- autorizaba a regresar a España a los jesuitas desterrados; en el decreto se señala que los repatriados deben ir «a casa de sus parientes, los que los tengan, o a conventos, con tal que no sea en la Corte ni sitios Reales».96

Hervás tomó pasaporte para España en Bolonia el 4 de octubre de 1798. Llegando a Parma se detiene ocho días, por expreso deseo del infante D. Fernando; y llegó a Génova por vía terrestre el 12 de noviembre. No embarcaría hasta el día 4 de diciembre, con dirección a Niza, y desde aquí, atravesando el mediodía Francés, entraría en Barcelona el 1.º de febrero de 1799.

Pasó cuatro meses en Cataluña, donde se dedicó a viajar y estudiar todo cuanto sirviese a su formación. En un período menor al mes, reseñó Hervás series de documentos del Archivo de la Corona de Aragón (este trabajo lo imprimió en 1801).

Consiguió un subsidio para el sacerdote don Juan Albert y Martí, dedicado a la enseñanza de los sordomudos desde que cayese en sus manos el libro de Hervás: «La escuela española de sordomudos»; de esta forma se funda en España la primera escuela moderna de educación especial, donde destaca la preocupación por la defensa de los derechos de estos niños. (Hervás visitó con frecuencia esta escuela, donde estudió de forma práctica la aplicación de sus teorías).

El siete de junio de 1799 se encontraba ya Hervás en Valencia, y a mediados del mismo mes aparecía en Horcajo (1799-1801), donde la enfermedad y la ignorancia del vecindario, la imposibilidad de investigación, iban minando su espíritu activo y humanitario; sólo la biblioteca de Uclés «mitigaba el horror de su retiro».97

Desde junio al mes de agosto de 1800 permaneció en Cuenca, invitado de exprofeso por el obispo Palafox, quien le comisionó para arreglar la biblioteca del Seminario y reformar el plan de estudios. Reconoció el Archivo Catedralicio y Municipal. Volvió de nuevo en el otoño al retiro de Horcajo, porque el Regidor de Cuenca -Conde de Cervera- envió al Ministro Urquijo una carta en la que se mostraba inquieto por la estancia de Hervás en la ciudad (esta carta nos manifiesta el recelo y la inquietud con que el Gobierno veía las andanzas de los ex-jesuitas).98

El 15 de marzo de 1801 se renovó el edicto de 1767, ordenando la expulsión de los jesuitas que habían regresado desde Italia y conminándolos a volver a sus destierros. Se les señalaron como puntos de reunión y embarque, Barcelona, Valencia y Alicante, cambiándose posteriormente este puerto por Cartagena. Hervás aceptó con agrado esta noticia, pues volver a Italia significaba la posibilidad de poder recobrar la salud y dedicarse de nuevo a la investigación científica y literaria -durante la estancia de Hervás en España se trató de llevarlo a vivir a Loyola, al Escorial, a Valencia, lugares donde los libros abundarían más que en Horcajo, pero todo quedó en buenos deseos-.

Llegó a Cartagena en el mes de abril, residiendo en el convento de los Franciscanos, hubo de esperar más de un año hasta que embarcó, los que aprovechó para repasar apuntes, notas y perfeccionar cinco libros. El 19 de julio de 1802 se embarca para Liorna donde recoge su biblioteca -la había llevado allí provisionalmente, en agosto ya se encuentra en Roma-.

Pío VII le nombró bibliotecario del Quirinal, siendo compañero de conversación, paseo, de consultas y dudas...

La difícil situación económica a partir de 1806, y la enfermedad, fueron minando su espíritu activo,99 cayendo en cama hasta su muerte, el día 24 de Agosto de 1809, a los setenta y cuatro años de edad, en el Colegio Romano (fue su compañero en los últimos momentos el Padre Diosdado Caballero). Siendo sepultado en la Iglesia de Jesús, en la sepultura de los sacerdotes, al lado del evangelio del altar mayor.

«La partida de defunción de Hervás, que no pudo encontrar Fermín Caballero, la transcribe el Padre Portillo en Razón y Fe, XXV, 38, nota. Dice así: El día 24 de Agosto de 1809 entregó su alma a su Creador, en el Colegio Romano, el Muy Reverendo Señor D. Lorenzo Hervás, ex-jesuita español, bibliotecario de N. S. el Papa Pió VII, después de penosa y larga enfermedad, recibidos los Santos Sacramentos de la Eucaristía y Extremaunción; hechas las acostumbrads exequias, fue sepultado en la epultura de los Sacerdotes del lado del altar mayor».100




ArribaAbajoObra

La obra de Hervás provoca el escalofrío... Más de 130 obras publicadas y manuscritas -muchas ocupan varios volúmenes-, dejó datos sobre más de 300 lenguas, en sus libros aparecen citados centenares de autores; resulta impensable como fue posible compaginar tanta producción con una vida tan activa.

Enseñanza, sabiduría y erudición resumen la obra de este hombre; no en vano Menéndez y Pelayo afirmó que: «supo más que otro hombre alguno del siglo XVIII».

El Padre Portillo -su biógrafo- clasifica sus escritos en: Enciclopédicos, Teológicos, Matemáticos, Médicos, Geográficos, Históricos, Lingüísticos y sueltos.

  1. Escritos

  2. Historia de la vida del hombre. Tomo primero. Concepción, Nacimiento, Infancia y Niñez del Hombre.
  3. Historia de la vida del hombre. Tomo segundo, Parte 1.ª. Pubertad y Juventud del Hombre...
  4. Historia... Tomo tercero Parte 2.ª. Pubertad y Juventud del Hombre.
  5. Historia... Continuación de la parte 2.ª. Tomo cuarto.
  6. Historia... Continuación de la parte 2.ª. Tomo quinto.
  7. Historia... Continuación de la parte 2.ª. Tomo sexto.
  8. Historia... Tomo séptimo.
  9. Historia... Tomo octavo.
  10. (Papeles relativos a la historia del hombre)101.
    • 9. 1) Pieza 1ª. Expediente formado sobre la calificación del primer tomo de la obra Historia del hombre.
    • 9. 2) Pieza 2°. Contiene la delación, censuras y defensas del tomo 1 de la Historia del hombre.
  11. Respuesta apologética a la censura de un anónimo por orden de la superioridad.
  12. Censura de la Academia de la Historia con su respuesta.
  13. Respuesta a la censura que de varias proposiciones de mi obra intitulada «Historia de la vida del hombre» se hace en el prólogo de la obra intitulada «Catecismo del estado según los principios de la religión», por el Doctor D. Joaquín Lorenzo Villanueva, Madrid, 1793.
  14. Carta del abate102 don Lorenzo Hervás al excelentísimo señor don Antonio Ponce de León, duque de Montemar, etc. Sobre el Tratado (!) del hombre en sociedad, con la cual da fin a su historia de la vida del hombre.
  15. Viage estático al mundo planetario, en que se observan el mecanismo y los principales fenómenos (así) del cielo; se indagan sus causas físicas, y se demuestran la existencia de Dios y sus admirables atributos.
  16. Viage estático... Continúa la parte primera.
  17. Viage estático... Parte segunda. Dedicada al Excelentísimo Señor Don Antonio Ponce de León, Carrillo de Albornoz, Duque de Montemar, etc.
  18. Viage estático... Continúa la parte segunda.
  19. Carta sobre el arte de enseñar a hablar a los sordos y mudos de nacimiento.
  20. Escuela española de sordomudos, o arte para enseñarles a escribir y hablar el idioma español. Parte primera.
  21. Escuela española... Parte segunda.
  22. Catecismo de doctrina cristiana para instrucción de los sordomudos, dividido en cuatro diálogos, de los que el cuarto contiene la doctrina cristiana, y los tres primeros son introducción a ella.
  23. El hombre físico, o anatomía humana físico-filosófica. Su autor, el abate... Tomo primero.
  24. El hombre físico... Tomo segundo.
  25. Descripción del archivo de la corona de Aragón existente en la ciudad de Barcelona; y noticia del archivo general de la militar orden de Santiago existente en su convento de Ucles. Dirigidas al limo. Sr. Don Joséf de Cistue, del consejo y cámara de Indias, por su autor el abate...
  26. Preeminencias, y dignidad, que en la militar orden de Santiago tienen su prior eclesiástico, y su casa matriz llamada convento de Santiago de Uclés, límites y extensión de las antiguas diócesis Urcitana, y Segobricense, y situación de sus ciudades Urci, y Segóbriga, y de las demás antiguamente sufragáneas de Toledo metrópoli. Disertación del abate...
  27. Catálogo de las lenguas de las naciones conocidas, y numeración, división, y clases de éstas según la diversidad de sus idiomas y dialectos. Su autor el abate... Volumen I: Lenguas y Naciones Americanas.
  28. Catálogo de las Lenguas... Volumen II: Lenguas y Naciones de las islas de los mares Pacíficos e Indiano Austral y Oriental, y del Continente del Asia.
  29. Catálogo de las Lenguas... Volumen III: Lenguas y Naciones europeas. Parte 1.ª: Naciones europeas advenedizas, y sus lenguas...
  30. Catálogo de las Lenguas... Volumen IV: Tratado tercero. Lenguas y Naciones europeas. Parte 2.ª: Naciones europeas primitivas: sus lenguas matrices, y dialectos de estas...
  31. Catálogo de las Lenguas... Volumen V. Continuación del Tratado tercero: Lenguas y Naciones europeas, y de la Parte 2.ª: Naciones primitivas: sus lenguas matrices, y dialectos de éstas...
  32. Catálogo de las Lenguas... Volumen VI. Continuación del Tratado tercero...
  33. Catálogo de las Lenguas... Volumen VII-X(?).103
  34. Causas de la revolución de Francia en el año 1789, y medios de que se han valido para efectuar los enemigos de la religión y del estado. Obra escrita en Italia por el abate... en carta que dirigió desde Roma a un respetable ministro del consejo de Castilla, amigo suyo. Tomo primero.
  35. Causas de la Revolución... Tomo segundo.
  36. Revolución Religionaria y Civil de los franceses en el año 1789: Sus causas morales, y medios usados para efectuarla. Obra en carta que al muy (ilustre). S(eñor). D(on). T(omás). B(ernad). escribió desde Italia D(on). L(orenzo). H(ervás). y P(anduro).104
  37. (Cotejo entre las obras «De Locis Theologicis», de Fr. Melchor Cano, y «De Recte formando studio Theológico», de Fr. Lorenzo de Villavicencio).
  38. (Gobierno, costumbres, ciencias y religión de los habitantes de la luna).105
  39. (Visita a los Reinos de Plutón).106
  40. Gramáticas abreviadas de las dieciocho lenguas principales de América.
  41. Gramática de la lengua guaran, según Hervás y Legal.
  42. Biblioteca de los escritores de Gramáticas y vocabularios de lenguas exóticas.
  43. Cuarenta Gramáticas de lenguas exóticas.
  44. Gramática de la lengua Italiana, por L.H.P., dedicada a la muy ilustre señora doña María del Carmen Ponce de León...
  45. Vocabulario Italiano Español.
  46. Vocabulario Vascuence.
  47. Primitiva población de América, y explicación de insignes pinturas mejicanas históricas, desde el diluvio universal hasta el año 1548 de la era cristiana; mitológicas, desde la creación del mundo; rituales y de calendarios, templos, sistemas mundanos y tributos.
  48. Paleografía universal o noticia, descripción y forma de las cifras alfabéticas o literarias y simbólicas (¿Silábicas?) que casi todas las naciones conocidas han usado o usan de su escritura.
  49. Tomo primero: Alfabetos silábicos, que se usan (dejando el etiópico) en las naciones extendidas desde el río Indo hasta la Corea-China, Japón y Filipinas.
  50. Tomo segundo: Alfabetos literarios, que se usan y han usado desde el río Indo hasta el mar de Palestina, o hasta el Mediterráneo.
  51. Tomo tercero: Alfabetos que llamo en general teutónicos y en particular helsíngicos, rúnicos, normanos o marcomanos, anglosajones y góticos. A esta clase junto el alfabeto húnico o de los hunos, y los antiguos alfabetos célticos usados en Irlanda y los esclavones o ilíricos.
  52. Tomo cuarto: Alfabetos griegos, coptos o egipcios, etruscos y latinos, que forman una serie procedente de los alfabetos fenicios y son origen de los que usan los europeos o países dominados por ellos.107
  53. Ensayo de la Paleografía universal del abate don L. Hervás, escrito por el mismo autor; o noticia sucinta de los alfabetos de todas las naciones conocidas, propuestos en láminas y explicados. Parte primera.
  54. Historia del arte de escribir, en la que se da noticia de la invención y progresos de las letras y escrituras de todas las naciones conocidas.
  55. Discurso sobre el origen, y formación de las cifras literarias chinas.
  56. Etico-política de Confucio.
  57. Biblioteca jesuítico española de escritores, que han florecido (por) siete lustros: estos empiezan desde el año 1759, principio del reinado del Augusto Rey Carlos III, y acaban en el año de 1789. Obra de Lorenzo Hervás...108
  58. Códices que de colecciones canónico españolas hay en las bibliotecas de Roma.
  59. Catálogos de manuscritos de escritores españoles y portugueses, existentes en siete bibliotecas ensignes de Roma, que son las siguientes: I Angélica, II Barberini, III Casanatense, IV Corsini, V Jesuítica, VI Vallicellana, VII Zelada.
  60. Celtiberia primitiva, o situación, extensión y límites de la primitiva celtiberia y de las tres diócesis eclesiásticas en ella comprendidas: con respuesta a la censura que en año pasado de 1805 se ha publicado del opúsculo impreso el año de 1801, e intitulado: Preeminencias y dignidad, que en la orden militar de Santiago tiene su prior ecle-iástico y su casa matriz.
  61. Compendio de la geografía antigua civil y eclesiástica de España.
  62. De la hitación de Wamba.109
  63. Falsedad de los principios: Libertad e igualdad.110
  64. Visita a la tierra, o tratado sobre las preocupaciones de la sociedad civil.111
  65. (Discurso acerca de la Gramática latina del P. Juan Luis de la Cerda).
  66. Compendio de la nueva doctrina del Dr. Juan Brown.112
  67. Disertación sobre la peste.113
  68. El hombre en Religión.114
  69. Los himnos del Real y Santo profeta David, y cánticos que se contienen en el Breviario Romano del oficio o rezo divino.
  70. Análisis Filosófico-Teologíco de la naturaleza de la caridad.115
  71. Sobre la intención del ministro de los Santos Sacramentos al administrarlos, tratado que en forma de carta a don Fray Antonio Panduro... Escribió Lorenzo Hervás.
  72. Doctrina y práctica (de la) iglesia, en orden a las (opiniones) dogmáticas y morales. Obra del ab. D. Lorenzo Hervás, dividida en dos tomos, de los que el segundo contiene los documentos de sus pruebas, citados en el primero.
  73. De la primitiva división del tiempo entre los vascongados.116
  74. Tratado de Cosmografía.117
  75. Mapa de la Romaña.118
  76. Parecer sobre la atmósfera pestilencial de la campaña de Roma y sobre el modo de poblarla.119
  77. Curso de Matemáticas.120
  78. Historia de la creación del mundo, según el texto de la Sagrada Escritura y las diversas tradiciones de los pueblos.
  79. Noticia del Diluvio Universal, conservada en las varias naciones del mundo antiguo y nuevo.121
  80. De la dispersión de las gentes sucedida poco después del Diluvio Universal; donde se trata del origen y descendencia de las naciones, con algunas noticias importantes que se hallan escondidas o desfiguradas en la mitología pagana.122
  81. Historia de los calendarios, o de la división del tiempo entre todas las naciones conocidas.
  82. Origen de la Historia mitológica de las divinidades con cuyos nombres se caracterizan los siete planetas y los siete días de la semana.
  83. Disertación acerca de los oráculos paganos.123
  84. El hombre en la milicia.
  85. El hombre en la agricultura.
  86. El hombre en las artes.
  87. El hombre en el comercio.124
  88. Memorias acerca de la casa de Montemar.125
  89. Continuación a la Historia eclesiástica de Berault Bercastel.126
  90. Cartas:Hervás felicita al P. J. Ignacio Vallejo por la Vida de S. José. (Se conoce que Fermín Caballero y el P. Portillo aprovecharon un tomo de cartas, cuyo paradero se ignora).
  91. Dos cartas inéditas de Hervás y Panduro. Donde el abate da algunos consejos económicos y culturales a su familia.127
  92. Poesías:
  93. Recuérdese la traducción de las reglas del Nebrija sobre géneros, pretéritos y supinos.
  94. (Se publicaron algunos versos en colecciones poéticas, como la colección publicada en Cesena en 1782, en obsequio del ex-jesuita Señor Juan Avogadro).128
  95. Notas a la carta del P. Burriel al P. Rávago, acerca de la antigua liturgia española.129
  96. Antiguo testamento. Historia de Josué.
  97. Disertación sobre el origen del mal gálico. (Su obra inédita debe ser más numerosa, pues él mismo recuerda que en sus viajes entre Italia y España perdió «un baúl de manuscritos»).130-131
  98. Escritos en Italiano:
  99. Idea dell'Universo, che contiene la storia della vita dell'Uomo, elementi cosmografici, viaggio estático al mondo planetario, e storia della terra. Opera del signor abbate don Lorenzo Hervás.
  100. Tomo I. Concezione, nascimento, infanzia, e puerizia dell'Uomo.
  101. Tomo II. Pubertá, e Giuventú dell'Uomo. Id.
  102. Tomo III. Virilitá dell'Uomo.
  103. Tomo IV. Virilitá. Id.
    (Dedicado al Real y Supremo Consejo de Castilla).
  104. Al fin: Risposta del sig. ab. D. Lorenzo Hervás alla censura pubblicata dil continuatore delle Novelle Letterarie XXXI de Firenze al foglio n. 15 in data 9. Aprile 1779. Contro i due primi tomi della sua opera intitolata: Idea dell'Universo.
  105. Tomo V. Virilitá. Id.
  106. Tomo VI. Virilitá.
  107. Tomo VII. Vecchiaja, e morte dell'Uomo. Id.
  108. Tomo VIII. Notomia dell'Uomo. Id.
  109. Tomo IX. Viaggio estatic al mondo planetario.
  110. Tomo X. Viaggio estatic. Parte II. Id.
  111. Tomo XI. Storia della terra. Parte I. Id. (Dedicado al Ilmo. y Revdmo. Sr. D. Antonio Panduro y Morales, Prior y Vicario general de Beade).
  112. Tomo XII (Dedicado también a D. Antonio Panduro y Morales).
  113. Tomo XIII. Parte III. Trattato I.
  114. Tomo XIV. Trattato II. Id.
  115. Tomo XV. Parte IV. Trattato I. Id.
  116. Tomo XVI. Parte II. Trat. IV.
  117. Tomo XVII. Idea dell'Universo..., e storia della terra e delle lingue. Catalogo delle lingue conosciute, e notizia della loro affinita, e diversitá. (Dedicado a los Reyes de España).
  118. Tomo XVIII. Idea... Origine, formazione, mecanismo, ed armonía degl'idiomi. (Dedicado a la Real Academia de Ciencias y Antigüedades de Dublín).
  119. Tomo XIX. Arithemetica delle Nazioni, e divisione del tempo fra gli Orientali.
  120. Tomo XX. Vocabolario poliglotto, con prolegomeni sopra piu CL lingue, dove sone delle scuoperte nuove ed utili all'antica storia dell'uman genere ed alla cognitione del mecanismo delle parole.
  121. Tomo XXI. Saggio prattico delle lingue con prolegomeni, e una raccolta di orazioni dominicali in piu di trecento lingue, et dialetti, con cui si dimostra l'infusione del primo idioma dell'uman genere a la confusione delle lingue in esso poi succeduta, e si additano le dimorazione e dispersione delle nazioni, con molti resultan utilialla storia. Id. (Dedicado al Papa Pío VI). («En este tomo, aparece también un Tratado sobre la lengua vascongada, por el jesuita Beovide»).
  122. Analisi Filosofico-Teologica della natura della carita ossia dell'amor di Dio.
  123. Lettera dil sig. ab. Hervás all'autore sul calendario messicano.
  124. Memoria dil sig. ab. Hervás sopra i vantaggi e svantaggi dello stato temporale della cita di Cesena.
  125. Elementi cosmográfici.
  126. Elementi gramaticali della lingua Guaraní.
  127. Escritos en Portugués:
  128. Palabras do guaraní do sul, por Guilherme de Humboldt.
  129. Escritos en Francés:
  130. Historique de l'art d'apprendre aux sourds-muets la langue ecrite et la langue parlée. (Ver: Zarco Cuevas, J., Estudios sobre Lorenzo Hervás y Panduro, op. cit., pp. 31 y ss.).



ArribaAbajoPensamientos

A la vanguardia del movimiento de la Ilustración, Hervás y Panduro abordó el campo de la Filosofía, de la Antropología, de la Pedagogía, de la Medicina, de la Astronomía, del Derecho, de la Etnografía, de la Filología...

Resulta por tanto impensable, en este homenaje a su obra educativa, hacer un examen exhaustivo de un pensamiento tan fecundo; me remitiré por ello; a esos párrafos de sus obras donde él mismo nos lo expone, junto a aquellos otros que considero más significativos, por lo que conllevan de anticipación a su siglo.


ArribaAbajoConcepción del hombre

Universalidad y apertura:

«El hombre no se tiene por extranjero en ningún país, mas mira a todos los países como suyos, propios y patricios».132

Preocupación especial por los derechos humanos:

«El plantío, pues, y manantial de la población y de todas las felicidades de un Estado, consisten en las buenas providencias de todo lo que es relativo al Hombre desde su concepción...».133

Dignidad:

«Excelencia del Hombre considerado con relación a todo lo visible...».134

«Excelencia por la nobleza de su espíritu... y fin de su creación...».135

«Excelencia por su perfección corporal...».136

Libertad y conocimiento frente a superstición e ignorancia:

«El concurso de fenómenos celestiales es tan inútil para influir sobre el ánimo del infante, o sobre su fortuna ni desgracia, como para el mismo fin son inútiles la diferencia o semejanza de sitios, tiempos y conveniencias temporales. La bondad o malicia de las obras son consecuencias necesarias de la libertad humana; la hermosura o fealdad del cuerpo son efectos de la naturaleza, y la que se dice buena o mala suerte en las cosas temporales, depende en parte del conocimiento o prudencia del Hombre...».137

«La primera, última y casi única ciencia del hombre es el conocimiento de sí mismo...».138

Humanista-Ilustrado:

«Todos los días se oyen y publican proyectos para fundar Academias y Seminarios de ciencias y artes; pero el proyecto que más nos importa, es para fundar Seminarios de Hombres y Academias de Humanidad».139



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