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Juan Pérez de Montalbán

Sinopsis de las comedias del segundo volumen de Montalbán

Sinopsis de El divino portugués, San Antonio de Padua (edición de Juan Manuel Escudero)

Jornada primera

Vv. 1-230. La comedia arranca con la presencia en escena de Fernando, un estudiante que más tarde tomará el nombre del protagonista de la comedia, ocupado en altos pensamientos sobre la existencia y la bondad de Dios. Este momento de íntima reflexión es interrumpido por un ruido de cadenas que anuncia la llegada del Demonio. La escena adquiere la típica estructura de sucesivas tentaciones del Demonio, que resulta vencido ante la fortaleza espiritual del protagonista. Así lo demuestra el canto seráfico que, en lectura profética, anuncia al protagonista la existencia de un tosco sayal que llegará a ser su bien más preciado.

Vv. 231-342. Hace su aparición en escena otro estudiante amigo suyo, Anselmo, que anuncia la llegada de dos santos varones, vestidos de tosco sayal, que predican la palabra de Dios. Poco a poco las enigmáticas palabras del coro celestial van cobrando significado. Ambos varones insignes son discípulos de otro santo varón, Francisco, y proclaman su misión de padecer martirio en tierra de infieles como medio seguro de alcanzar la salvación de sus almas. Las palabras de Anselmo consiguen que Fernando interprete correctamente las palabras del coro seráfico. A partir de ese momento será inquebrantable su decisión de vestirse ese tosco sayal.

Vv. 343-576. Abandonan la escena Fernando y Anselmo. Hacen su aparición los dos hombres santos: fray Domingo y fray Pedro. Ambos realizan en escena una loa tópica de Lisboa y sus gentes. El diálogo ingenioso entre ambos refleja la sabiduría de fray Pedro y la simplicidad de fray Domingo, muy cercana al rol dramático de un gracioso de comedia. El diálogo de ambos personajes es interrumpido por la llegada de Anselmo y Fernando. Los argumentos de este último y su insistencia son decisivos para que fray Pedro le otorgue la condición de miembro perteneciente a la orden regida por Francisco y a llevar, de paso, el tosco sayal que Fernando anhela conseguir. Desde ese momento tomará el nombre de fray Antonio.

Vv. 577-664. Cambia la escena radicalmente y aparecen en el tablado Aristeo y Rodulfo en ronda nocturna, caracterizados como galanes. Es Rodulfo quien quiere seducir a Belisa, sin saber que es la dama de su amigo Aristeo. Descubiertas las intenciones de seductor por parte de Aristeo, este promete darle muerte en la primera oportunidad que se le presente.

Vv. 665-822. Vuelven a escena fray Domingo y fray Pedro, ahora ya acompañados por fray Antonio. Los tres juran alcanzar su salvación a través del martirio.

Vv. 823-918. Abandonan los tres religiosos la escena y hacen su aparición Anselmo y Martín de Bullones, padre de fray Antonio, que se lamenta amargamente de la decisión de su hijo de abrazar la fe de Cristo y abandonarle. La primera jornada termina con la visión impotente de Martín de una nave que se aleja en lontananza, llevándose a su querido hijo lejos de su lado.

Jornada segunda

Vv. 919-1084. La conversación que mantienen fray Domingo y fray Juan informan al espectador de que la nave, que transportaba a los tres hombres santos, les ha devuelto equivocadamente a la ciudad de Padua y no a las costas africanas donde pensaban sufrir martirio. Pero no todo son malas noticias porque el fracaso de sus expectativas de morir por la fe se ve recompensado por la presencia de su general Francisco, que se haya precisamente en Padua. Fray Juan, que no conoce a fray Antonio, pide a su interlocutor una descripción cabal de su persona, que termina con la salida inesperada a escena de san Francisco y san Antonio, tal y como señala la acotación correspondiente.

Vv. 1085-1314. Se introduce aquí un pasaje laudatorio, donde rivalizan en virtudes tanto san Antonio como san Francisco. El panegírico termina con la decisión de san Francisco de que san Antonio haga un sermón para la conversión de las almas pecadoras.

Vv. 1315-1526. Salen ahora a escena Federico y Rosamira. Federico es un seductor sin escrúpulos, criado del obispo. Rosamira es una mujer casada que ha sucumbido a los encantos falaces de Federico. La intervención por sorpresa de fray Domingo anunciando el sermón de san Antonio atrae la atención de Rosamira y la retirada con cajas destempladas de Federico, quien ve peligrar sus planes de conquistar a la casada. Fray Domingo advierte severamente a Rosamira de la pésima fama del hombre al que parece haber entregado su corazón. Hace a continuación su aparición el Demonio, quien está detrás de la actitud lasciva de Federico. Teme que el sermón tenga efectos letales en sus planes de conseguir el alma de Rosamira.

Vv. 1527-1666. Comienza el sermón de san Antonio. El Demonio intenta por todos los medios (desata, por ejemplo, una formidable tormenta) estorbar la atención de Rosamira e inventa una superchería que consiste en una carta donde se anuncia la muerte de su marido en el frente. La burda maniobra del Demonio es desmontada por san Antonio (así como su supuesto dominio de la meteorología) quien termina por desenmascarar la verdadera identidad del oscuro galán maléfico. Tras vencer al Demonio y sus arteras maquinaciones, san Antonio pierde el sentido y queda paralizado en mitad de su sermón.

Vv. 1667-1873. La acción da ahora entrada a Aristeo y a su criado Delio. Confiesa Aristeo la muerte a sus manos de Rodulfo y la ocultación del cadáver en la huerta de un tal Martín de Bullones. El padre de san Antonio es prendido por la justicia, acusado de asesinato y sentenciado a muerte. La jornada segunda finaliza con la llegada inopinada por los aires del santo que resucita a Rodulfo y le insta a que confiese si su matador ha sido Martín de Bullones. Por supuesto el padre de san Antonio resulta inocente y liberado por la justicia. La acción se cierra con el regreso portentoso de san Antonio, pese a los tiernos requerimientos de sus padres.

Jornada tercera

Vv. 1874-2121. San Antonio recupera el sentido en el púlpito en el que se encontraba dictando su sermón. Se produce un encontronazo entre Federico, que ha vuelto por Rosamira, y san Antonio. Este le acusa al santo varón de ser un falso profeta, mientras que san Antonio le anuncia que será en el futuro adalid del martirio y el primero en abrazar la fe de Cristo. Federico asiste atónito y colérico a las palabras proféticas del santo. Suerte dispar correrá su criado Lelio, que terminará en un futuro no muy lejano por condenar su alma.

Vv. 2122-2322. Se produce ahora en escena el milagro de la presencia de fieras, peces y aves que acuden a escuchar el sermón ante la ausencia de otro auditorio. San Antonio termina su sermón y bendice a los animales presentes.

Vv. 2323-2519. Se produce el desenlace de la comedia. Y se resuelve de manera cabal la profecía enigmática de la salvación del pecador Federico, que se arrepiente de su vida pasada, abraza la fe de Cristo y muere en el martirio. Y, de la misma manera, se produce la condenación de Delio, que en el momento postrero niega a Dios para intentar salvar su vida.

Vv. 2520-2759. La comedia termina con una escena apoteósica donde compadecen san Antonio con un Niño Jesús entre los brazos y san Francisco con los estigmas de Cristo crucificado. En la misma escena aparece Federico glorificado que desciende de los cielos, a la vez que el espectador asiste a la visión de Delio engullido literalmente por los infiernos.

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