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Número 2

Extracto de la memoria que el arquitecto D. Antonio Celles y Azcona, dirigió a la Real Junta de Comercio de Barcelona con el título de Memoria sobre el colosal templo de Hércules, y noticia de sus planos.

     Los cuatro intercolumnios correspondientes a las cinco columnas que forman un a la casi paralela a la calle de la Libretería tomadas en el sumoscapo de las columnas son también algo diferentes entre sí; el A es de 8 pies, 10 pulgadas, o líneas; el B de 8 pies, 9 pulgadas, 8 líneas; el C de 9 pies, 0 pulgadas, 0 líneas; el D de 8 pies, 10 pulgadas, 4 líneas; y el E de las columnas de la fila chica, cuya dirección es hacia nordeste, es de 7 pies, 2 pulgadas, 0 líneas; por lo que veremos luego que los cuatro primeros vienen a ser syxtilos, o de dos imoscapos, y el último pycnostilos, o sea de un diámetro y medio, bien que excede algo de dichas especies de intercolumnios (379).

     Sobre los capiteles apoyan los arquitrabes, cuyo grueso se compone de dos piezas de 1 pie, 8 pulgadas, o líneas cada una, siendo su altura de 2 pies, 6 pulgadas, 11 líneas; pero como las piedras de esos arquitrabes son de 3 pies, 0 pulgadas de alto, esto quiere decir que las mismas contienen 5 pulgadas, 1 línea del friso del Cornisón que coronó dichas columnas. También es de notar que en la sola parte exterior del columnato los arquitrabes tenían un cimacio de 6 pulgadas, 10 líneas de elevación, cuya porción se halla comprendida en la indicada de 2 pies, 6 pulgadas, 11 líneas. Estos tales arquitrabes eran tan largos que abrazaban toda la distancia que hay desde el medio del capitel al medio del otro, cuya longitud era de una piedra, bien que su grueso era de dos, como queda ya dicho. Es de extrañar que Pujades, al notar las medidas de algunas partes del columnato, no pusiese las del friso y cornisa que supone existía en su tiempo; pero por el modo de expresarse se conoce que confundió estas partes principales del Cornisón con las molduras del arquitrabe (380).

     Las piedras del basamento y las de las columnas, como asimismo las de las basas, capiteles y arquitrabes, son sentadas a hueso, o sin mezcla alguna (381), y son de una labra muy rústica, propia para ser cubierta de estuco (382).

     El podio o basamento está construido con grandes sillares, cuya construcción tiene gran semejanza con los restos de la primitiva muralla de esta ciudad y con los del arco de triunfo de Aníbal que forma parte del puente de Martorell, llamado del Diablo, obra de los cartagineses (383) (Viaje pictórico), pues cualquiera que haya observado bien las construcciones de los romanos, asegurará no ser suyas aquellas obras, pues las de éstos eran mucho mejores.

     Las columnas se componen de diez y seis piedras de 1 pie, 7 pulgadas, 6 líneas 2/3 de altura; los capiteles de 3 y aun de 4; de una sola las basas, y de dos cada arquitrabe.

     Indicadas ya las principales medidas y la construcción del columnato, detengámonos a meditar las varias relaciones del todo con las partes, y las de estas entre sí.

     El podio llega a ser el tercio de la altura de la columna con basa y capitel, cuya relación es la adoptada en los templos de Vesta en Tívoli (384) y de la Fortuna Viril en Roma (385) y la admitida por graves autores.

     El cimacio del podio tiene 1 pie, 4 pulgadas, 1 línea de alto, o sea el octavo del mismo, y es de igual forma que el del basamento del templo de la Sibila (386). La basa de nuestro podio aunque truncada, por sus vestigios, parece haber tenido un contorno igual al de este último templo.

     La basa de las columnas viene a ser ática; pero sin plinto, con una semi escocia chica entre dos toros demasiado grandes, teniendo un oscuro entre el plano superior del basamento y uno de dichos toros; esta basa tiene 1 pie, 2 pulgadas, 101 líneas, o sea menos del tercio del imoscapo de las columnas, y por consiguiente es menor en altura que las de Vesta y de la Sibila. La del templo del Honor y de la Virtud (387) extramuros de Roma, aun con plinto sólo tiene los cuatro novenos del diámetro inferior de la columna: la nuestra pues es muy chata, de perfiles poco agradables y de cortos vuelos.

     Las seis columnas tienen 7 9/10 diámetros de elevación, siendo así que las da la Torre de los Vientos, las del anfiteatro Flavio y las del templo del Honor y de la Virtud (todas corintias) tienen 8 diámetros (388), siendo así que a las de este orden comúnmente se les da de 9 a 10 diámetros de elevación; de cuyas observaciones se deduce que nuestras columnas son muy pesadas (389)...

     La disminución del sumoscapo de las seis columnas viene a ser de dos treceavos en su imoscapo, y terminan con un astragalo demasiado alto adornado de granos ovales y redondos mal entallados; dicha disminución no está arreglada según Vitrubio.

     Los cuatro intercolumnios ya se ha dicho son syxtilos y el otro pycnostilos; siendo de advertir que en el citado templo de Júpiter Tonante las alas grandes o laterales tenían intercolumnios menores; y las alas chicas o sean las fachadas principales, intercolumnios mayores; sucediendo en nuestro edificio todo lo contrario.

     Volviendo a los capiteles, es de notar que los nuestros son de menor altura que la prescrita por Vitrubio, quien les da tanta cuanta tiene el imoscapo de la columna; siendo de advertir que así como el de Vesta en Tívoli sigue este precepto griego, los del templo del Honor y de la Virtud que no llegan a tener un imoscapo de altura, son aún más altos que los nuestros. Sin embargo, los capiteles corintios modernos tienen de elevación un imoscapo y un tercio insiguiendo los de los templos de Júpiter Tonante, Marte Vengador, Rotunda, Pallas, Júpiter Stator, Antonino y Faustina y de Vesta, existentes en Roma. La relación que guardan entre sí las alturas de las dos filas de hojas concéntricas de nuestros capiteles es muy pesada, bien que se parece algo a la de las hojas del templo de Vesta en Tívoli: las cabezas de las hojas de los capiteles de estos dos edificios también se asemejan algo en sus alturas y vuelos; y, no obstante, que las nuestras debieron producir algún buen efecto a cierta distancia, conviene, sin embargo, decir que son de mucho mejor gusto las hojas de los capiteles simbólicos de este último templo, sucediendo otro tanto con sus volutas, caulículos y florones, puesto que los de los nuestros no presentan contornos agradables ni buena ejecución en su entallado. Es bien de notar que estos capiteles fueron bosquejados y entallados después de tener a puesto las tres o cuatro piedras que los componen, cuya práctica estuvo en uso en Roma, como se observa en la decoración urbana del famoso acueducto de Claudio (en Puerta Mayor), en el arco de Galieno y en los restos de la Curia Ostilia (390), en cuyos tres edificios se ven porción de capiteles y cornisas desbastadas y otras ya acabadas.

     Hablando otra vez de los arquitrabes, se ha de observar que los nuestros son muy altos y con sólo cimacio (mal moldurado), siendo en la altura total parecidos a los del templo de Iliseus en Grecia, excediendo casi una quinta parte su altura, respecto a la que los romanos daban a los suyos. Los griegos consideraron en los arquitrabes la viga principal del Cornisón, la cual sostiene las viguetas del friso, cuyas cabezas en el orden dórico están representadas por los triglifos; por cuya causa el arquitrabe a la griega es muy alto, como debe ser en realidad, siendo muy extraño que los romanos invirtiesen el orden de las alturas de los arquitrabes y frisos establecidas por los griegos con tanto tino (391).

     Como al columnato le falta la mayor parte del friso, toda la cornisa y el frontón, por lo mismo no se hace aquí mención de estas partes del Cornisón. Sospechando, sin embargo, que el trozo de piedra hallado y dibujado en el papel sea alguna porción del cimacio de la cornisa, o alguna otra porción de la misma, por lo tanto se ha conservado con el fin de ver si hay quien acierte lo que fue.

     La sola vista de las dos fachadas truncadas que existen de nuestro columnato nos manifiesta que estas continuaban; y esto mismo se confirma con los arquitrabes que tan sólo llegan al medio del capitel de las columnas números 1.� y 6.�. No obstante, es difícil atinar el número de columnas que faltan a cada una de las dos alas de nuestro edificio; porque esto pende del objeto y fin para que fue erigido, y de las varias combinaciones o formas arquitectónicas que pudieran haberle dado, conforme se dirá después.

     Sin embargo, dejando para luego la opinión que más se aproxima a dicho objeto, si atendemos a que los caracteres o fisonomías marcan y aun fijan las épocas y hasta las naciones a que perteneció aquel determinado género, podremos con dicho análisis tantear el tiempo en que fue erigido el columnato en cuestión; para cuyo tanteo no debemos separarnos de ningún modo del cotejo de éste con otros textos de la antigüedad romana, ya que para fijarle no tenemos datos de lápidas, medallas, etc., que debieran ayudarnos al hallazgo de la verdad.

     Se indicó que el columnato está en medio de la primitiva Barcelona, y en su mayor eminencia (392); que estuvo circuida de muros y de torreones; se ha dicho que el basamento por lo que toca a su construcción tiene gran analogía con la de los residuos de las primeras murallas de esta ciudad [que existen en varias partes, máximamente en el palacio episcopal, en el convento de las monjas de la Enseñanza, etc. (393)], y con la del primitivo puente del Diablo y de su arco triunfal. No hay que olvidar las particularidades citadas del templo del Honor y de la Virtud al hacer algunas comparaciones con nuestro columnato. Se ha notado también que las basas de las seis columnas en cuestión son parecidas, aunque inferiores, a las de los templos de Vesta y de la Sibila, casi únicas en su especie. Se ha manifestado que las canales de las columnas de estos templos son más esbeltas y tienen mejores terminaciones que la de nuestro columnato: que los capiteles de éste son más bajos de los de Vesta, y que no tienen tan buena proporción como, los del templo del Honor y de la Virtud: que las columnas son chatas y de mala proporción: que las proyecciones y las alturas de las dos filas de las hojas concéntricas de nuestros capiteles son desproporcionadas, bien que algo parecidas a las de los capiteles del templo de Vesta y del Honor y de la Virtud: que las volutas, caulículos y florones de los de estos últimos son muy superiores a las de los nuestros: que el arquitrabe y molduras de su cimacio, en nuestro columnato está arreglado con el precepto griego, y es muy semejante al arquitrabe del templo de Iliseus, bien que el nuestro tiene muy malas molduras (394): que la rústica labra de las seis columnas y de su podio, propia para recibir estuco (que aún hemos hallado) es del todo igual a la labra y estuco de los templos citados de Tívoli y de la Fortuna Viril: que las columnas de estos templos, las del de Hércules en Cori (Italia) y las de la Fortuna en Palestina (395) y las de nuestro edificio son todas de piedra común y de muchas piezas, lo que manifiesta el poco lujo que se empleó en dichos edificios (396). Por último, por nuestras citas sabemos que todas estas obras son muy anteriores a la era cristiana (397); deduciéndose de todo esto:

1.� que dichos templos romanos son de tiempos en que las artes iban en incremento: 2.� que nuestro columnato fue construido por un pueblo que conocía poco las bellezas griegas, respecto que la arquitectura de dichas seis columnas es muy inferior a la de los templos romanos con quien la hemos comparado: 3.� que el gusto que se observa en nuestro columnato está muy distante de poderse comparar con los bellos edificios erigidos por Augusto, Nerón, Tito, Adriano, Trajano y otros. Por lo dicho se deja ver que queda apoyada la opinión de que nuestro columnato no fue obra de romanos del tiempo de los reyes, de la república, ni de los más cultos emperadores, sino de otro pueblo no tan culto, mayormente sabiéndose que los Rodios y Fenicios ya eran dueños de Rosas y de Ampurias cuando los de Cartago desembarcaron en Barcelona, pues si se tratase de sostener que dicho columnato hubiese sido erigido por los romanos (398), no hubiera habido más remedio que atribuir su construcción al tiempo de la decadencia de las artes, o sea de Constantino Magno y sus sucesores; época si bien de un gusto poco feliz hasta la total ruina de las artes por el vandalismo, sin embargo de riqueza en los edificios construídos comúnmente con los restos de otros varios arruinados y con un gusto bastante diverso del de nuestro columnato (399).

. . . . . . . . . . . . . .

     Debiendo pues pertenecer nuestro columnato a un templo, es preciso saber cuántas columnas han desaparecido, y cuántas tenía cada una de sus alas. Para indagar las que faltan a continuación de dichas dos alas, convendría que las paredes de las casas que las tienen como encarceladas nos diesen lugar por medio de excavaciones a hallar a lo menos la prolongación de los cimientos del columnato y los de las paredes de la Cella o nave del templo.

     Antes de entrar a averiguar lo que se acaba de indicar, conviene fijar cuál era la parte en donde existió la fachada principal del templo (400), pues es sabido que ésta debía mirar a poniente (401), a fin de que la Deidad, colocada a oriente, dirigiese ésta su vista hacia aquella parte celeste. Pero según la posición topográfica ya descrita de las dos alas de este columnato, la estatua de dicha Deidad no podía mirar de oriente a poniente, según el rito común de los templos, respecto que dichas alas declinan unos treinta grados de las posiciones celestes, o sean puntos cardinales.

     Sin embargo de esto se echa de ver que la estatua debía estar colocada en la parte en que hoy día existe la ala chica de nuestro pórtico, y por lo mismo la fachada principal del templo debía estar en la parte opuesta y paralela a esta pequeña ala y no en la parte donde hoy existen las cinco columnas, que es cabalmente en donde las fijó Pujades.

     Tanteemos ahora a qué especie de templo (402) perteneció nuestro columnato. Insiguiendo a Vitrubio vemos que el tal no pudo ser In-antis, Prostylos, ni amfi-Prostylos, pues que estos no tenían pórtico en las cuatro caras: también puede afirmarse por la misma razón que no fue Pseudo-Peripteros; pero sí que pudo ser Peripteros hexatasylos, o de seis columnas en los dos frentes, y once en cada uno de los costados (403).

     Podía haber sido también Dipteros o Pseudo-Dipteros Octastilos, o sea con ocho columnas en el Pronao y en el Póstico, y con quince en cada costado, y con o sin doble fila de columnas. La solución del problema corresponde meramente a los datos que nos den las excavaciones hacederas (404).

     Pero ya que en una fila existen en pie cinco columnas, es claro que faltarían seis a continuación y otras cuatro en la fachada posterior siempre que las excavaciones nos afirmasen haber sido Peripteros nuestro templo. Y si las tales excavaciones nos manifestasen continuación de cimientos para diez columnas más en la fila mayor, y para otras seis en la fila menor, también existente, claro está que en este caso podríamos creer que dicho templo fue a lo menos Pseudo-Dipteros. Pero si llegásemos a hallar prolongación de cimiento para catorce columnas más en dirección de las cinco, y para otras ocho en dirección de la fila menor, en este caso llegaríamos a asegurar que el templo fue Ipetros o con nave descubierta por haber sido dedicado al Cielo, Sol, Luna, o a Júpiter (405).

     Vitrubio es el que se ha tomado por guía para saber en dónde debían hacerse las excavaciones, y sus lecciones combinadas con el examen de las plantas de los templos griegos que sorpasan algo aquellos preceptos, nos han fijado las partes y los límites del nuestro.

     La 1.� excavación señalada a tenía 17 pies de longitud, 3 de ancho y 5 de profundidad, y con ella se descubrió gran parte del basamento de las dos columnas del Póstico y porción de su cimiento; y habiendo abierto el grueso de aquel, se halló estar compuesto de obra incierta su interior, y la sola cara exterior de sillares sentados a hueso.

     La 2.� excavación b tenía 14 pies de longitud, 4 de ancho y 10 de fondo, y descubrió gran parte de podio y aun mayor del cimiento del 2.� intercolumnio y de la 3.� columna del Póstico, habiendo hallado gruesísimas piedras en la porción del tal cimiento que debió sostener el peso de las columnas.

     La 3.� c tenía 19 pies de longitud, 6 de ancho y 4 de fondo, habiéndose descubierto la prolongación del cimiento anterior que corresponde a la sexta columna del Póstico, o sea la angular, cuyo cimiento sigue luego hacia sudeste, y abraza la longitud de dos diámetros de columna y la de un intercolumnio entero y la de un tercio de otro: el grueso de los cimientos hallados es de 5 pies, siendo todos de piedra y de mezcla de cal con arena algo gruesa.

     La 4.�, señalada d, se hizo de 11 pies de longitud, 6 de ancho y 3 , de profundidad, y se halló un grueso cimiento de una columna y departe de los intercolumnios.

     La 5.�, señalada e, tenía 10 pies de longitud, 5 de ancho y 3 de fondo, y se encontró la pared posterior de la Cella del templo, cuyo cimiento tiene 4 pies de grueso.

     La 6.� f tenía de longitud 6 pies, 5 pulgadas de ancho y 5 , de fondo, habiendo por resultado el cimiento de la columna angular a mano derecha del Pronao del templo.

     La 7.� g se hizo de 6 pies de largo, 5 de ancho y 3 de profundidad, y dio por resultado el ángulo o unión de las dos paredes del Pronao del templo, en cuyo Pronao se hacían los sacrificios.

     La excavación J tenía 7 pies de largo, 5 1/4 de ancho y 4 de fondo, y se halló el cimiento del ángulo de la nave del templo.

     Las excavaciones b. c. f. manifiestan bien a las claras que la suposición que poco ha se indicó de ser perypteros hexastylos el templo no ha sido fallida, pues habiendo tomado desde la columna del ángulo las medidas de seis imoscapos y de cinco intercolumnios, que juntos hacen 56 pies, 3 pulgadas y 6 líneas, y habiendo hecho excavar al fin de esta medida se ha encontrado el extremo de la sexta columna del Póstico, y la prolongación del cimiento hacia sudeste de la fila de columnas paralela a la de las cinco que aún existen en pie. Y habiendo también supuesto que las alas laterales contuvieron doble número de intercolumnios que las del Pronao y Póstico, y tomados 126 pies, 10 pulgadas, 2 líneas de las 11 columnas y de los 10 intercolumnios, se halló al extremo de está medida (centro de la casa del horno de pastas dicho de Santiago) el cimiento de la columna angular H. común a la fachada lateral, y a la principal, o Pronao del templo.

     La prueba de ser la línea G. H. la fila de columnas de dicho Pronao, se ha hallado a los 24 pies de distancia hacia afuera, el cimiento H. (de 4 pies de grueso) (406) de la pared en que apoyaba la bóveda que sostuvo la escalinata del frente del templo; y como el podio o basamento tiene de alto 10 pies, 8 pulgadas, se echa de ver que aquella contenía n.� 13 peldaños de cuasi 10 pulgadas (407) de alto y de 1 pies de huella, suponiendo una mesilla o descanso encima de ellos, y al piso del templo de 5 pies, sin contar lo que ocupaba el vuelo de la basa (408).

     Es también de advertir que en nuestro templo corría el podio, en el Póstico y en sus dos costados (409).

     El templo en cuanto a su longitud era algo más de un intercolumnio que el duplo de su ancho; cuya relación no fue usada de los romanos, sino de los griegos (410).

     Por lo que respecta a la nave del templo, insiguiendo al mismo Vitrubio (411) se echa de ver que cuando pasaba de 20 pies de ancho, debía tener dos columnas entre las dos antas que separan el Pronao de los otros Pósticos, resultando entre las tales antas y las columnas tres intercolumnios; cuyo precepto está precisamente aplicado en nuestro templo.

     En cuanto al Pronao y al interior del templo, en donde existía la Deidad, tienen juntos de longitud 8 partes, es decir, el doble de su ancho; a saber: 5 partes tiene el interior de la Cella o nave, y otras tres dicho Pronao (412).

     La primera de estas tres circunstancias últimamente indicadas, prueba con evidencia, según el mismo autor, que nuestro templo no fue obra de romanos.

     A falta de datos históricos, de medallas, de lápidas, etc., ha tenido que recurrirse a las mediciones de las partes de columnato, a los preceptos de arquitectura griega, a las excavaciones que con grandes dificultades han podido ejecutarse, y a la comparación de este edificio con otros varios de gustos diferentes, cuyos caracteres particulares marcan las diversas épocas de incremento o de decadencia que tuvo el arte. Deduciéndose de todo ello que el templo en cuestión fue erigido por un pueblo que apenas conocía la belleza de la arquitectura, bien que se esforzaba en seguir los preceptos griegos.

     Y como por otra parte se nota gran semejanza entre la construcción y molduraje de este columnato con las que ofrecen los restos del puente del Diablo, y del arco dicho de Aníbal, no menos que con la construcción rústica pero sólida, y el mal molduraje de las cornisas de los torreones de las murallas de esta ciudad, por lo mismo no debe extrañarse que el artista que medite se incline a creer que esta obra fue erigida por los cartagineses, que se hallaban poco adelantados en la arquitectura.

     Antes de hacer esta relación parecía deber preceder otra sobre los varios pueblos que dominaron en Barcelona con antelación al romano; pero como los varios escritores no están conformes sobre esta intrincada materia, atribuyendo los unos la primitiva fundación de esta ciudad a Orón o sea Hércules Líbico, que suponen fue griego, pero diferente del otro Hércules Tebano que floreció 100 años después de Orón, hijo de Osiris Jovis, el cual saliendo de Grecia hizo grandes hazañas en Egipto y en otras partes; otros la creen fundación griega (413), y los más están en que Barcelona fue fundada por Amílcar Barcino (414), por estas controversias es el no haber precedido relato alguno sobre la primitiva ciudad.

     A esta Memoria la acompañan 16 planos; a saber: 8 del llamado templo de Hércules, 1 del arco de Martorell y 7 de la muralla antigua de Barcelona. Contiene cada uno lo siguiente: =Del templo: -1.� planta general que lleva marcadas las excavaciones y las columnas existentes con todo lo demás que debió tener el templo: -2.� puerta de la Cella y corte del pórtico y paredes: -3.� fachada lateral entera: -4.� columnas, basamento y arquitrabe tales como existen: -5.� base y capitel perfilados en grande, con su corte: -6.� capitel en grande con todos sus detalles: -7.� podio y corte de su cimacio: -8.� fachada principal y escalinata tal como debió de existir: =De la muralla: 1.� plano general de Barcelona romana y situación del templo: -2.� detalle en grande de una cornisa con que remataba en algunos parajes la muralla en la parte que se demolió en la calle de la Tapinería: -3.� planta y alzado de tres torres de la misma calle: -4� planta y alzado de dos torres en el jardín de la Enseñanza: -5.� planta del trozo de muralla de todo el Palau: -6.� planta y alzado de dos torres y muralla en la calle de Basea: -7.� detalles en grande de varios fragmentos de cornisa de la muralla. Además del restante diseño del Arco de Martorell, hay tres planos mucho mayores para formar los de la planta del templo y su fachada.

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