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Abajo

A la intemperie

Gladys Carmagnola



cubierta

imagen



  —7→  

a una mujer
y a un hombre
que acunaron en mí un antiguo sueño

a Josefina Plá,
quien de su oculto armario me legó vestidos
que nunca tuve y que vestí en secreto

a Cecilia
y a Julio, que comprenden
el afán de apresar un mínimo lucero

a mis hermanos
de sudor y sangre,
que buscan aferrarse de algún modo al cielo





  —[8]→     —9→  


ArribaAbajoOfrecimiento


Abajo En este corazón,
pleonasmo de amor y de fisuras,
despilfarro de sueños,
mustio eco
del que ahíto de llagas y ajetreos  5
durmió entre la maraña de las horas
y los vientos...

En este corazón,
cueva perdida en el confín del tiempo,
no hay túnel, no hay salida  10
para el hato vandálico de trinos
que golpean sus muros desde siempre...

Arrímate a mirar en este corazón
y arranca cuanto quieras.

1965

  —10→  


ArribaAbajoPersuasión


A ti, Poesía




ArribaAbajoDurante mucho tiempo
me disfracé de ruiseñor herido;
o lo fui en realidad; no lo recuerdo;
o quizá duele aun el admitirlo.

¡Cuánta fecundidad la que frecuento  5
de tu grandeza, de tu poderío!
Si sólo meditándolo, proyecto
mis circunstancias hacia algún prodigio
y no existe palabra o sentimiento
que pueda transformar su mecanismo.  10

Y éste habrá de ser nuestro secreto:
ya verdad, ya disfraz, tu cometido
ha de estar corroyéndome por dentro
irrenunciablemente persuasivo.

1984

  —11→  


ArribaAbajoIdentidad


ArribaAbajoIgual que tú,
tengo lo que llamamos nombre y apellido.
Un pequeño cartel plastificado
y un número chiquito.

(¿Señas particulares?  5
Las verdaderas, muy poco visibles).

Quién soy o quién no soy nadie lo ha dicho
y nadie va a decirlo.

Si al misterio de ser
alguna vez lo cobijó algún libro,  10
yo no encontré sus páginas,
ni sé si por casualidad las habré visto.
(Sí. Tal vez por azar, ávidamente,
me salté, sin querer, ese capítulo).

Pero sé que no soy dieciséis letras en un visor de plástico  15
con unos pocos, tristes jeroglíficos.

Sé que no soy un número -ni estrictamente polvo-
que volverá de un modo u otro alguna vez a sus dominios.
—12→
Tal vez mi identidad es la que tú me das
mientras buscamos juntos el camino.  20

Tal vez el mejor nombre
que ser humano alguno habrá tenido
es el que yo encontré
cada vez que he amado y he sufrido,
y es ése el único  25
con el que voluntariamente hoy me identifico.

1981

  —13→  


ArribaAbajoMujer


a Cecilia




ArribaAbajo¿Mis manos son débiles?
No ha de doblegarlas el mero contacto del viento
que azota la estirpe de mujer
que llevo.

Sentirse, saberse mujer, es hermoso.  5
Es perfecto.
Y es hermoso
saber que se lleva en el pecho
algo que lastima,
algo como un peso  10
que es suma y esencia
del Verbo
que he de compartir -aunque a veces duela-
contigo, o con ellos.

Lo sé. Soy humana.  15
Y aunque no me acucia en la vida otro anhelo
que el de ser mujer
-alma, forma, sueños;
mujer
nada más, ni menos-  20
a mí me han legado
este peso
dulcísimo, amado, infinito,
—14→
que no lleva huesos,
que no tiene rostro de hembra o varón  25
ni se vanagloria de uno u otro sexo.

(Señor: tu poesía
me desborda toda, no cabe ya dentro).

A veces
me doblo y renuevo  30
y al hallar al paso una carga nueva extirpo la antigua,
aunque duela
y en algún lugar la olvido ex profeso
envuelta en ropaje real
o en harapos métricos.

No me han dado alforjas donde conservar  35
todo lo que encuentro.
Por eso,
sí, quizá por eso
habrás de encontrarlo
en cualquier rincón transformado en verso.  40

1966

  —15→  


ArribaAbajoNostalgia


ArribaAbajo¿Por qué este aroma que me trae el viento
me inunda de nostalgia, de recuerdos?

(Pétalo azul,
agua,
ternura,  5
cielo...).

Aquel amor
¿fue amor?
¿ha sido todo cierto?

Este aroma que vive desde entonces  10
¿es auténtico?

1967

  —16→  


ArribaAbajoAmigos


a Ester de Izaguirre




ArribaAbajoEs mejor hablar claro;
hablar sencillamente,
como viejos amigos.

Toma mi mano. Así.
Estemos juntos.  5
Tampoco a mí me basta el pan de trigo.
Compartamos el otro, el que alimenta
la sangre de este oficio,
y aunque jamás hallemos la respuesta
busquemos juntos.  10

Quiero saber quién soy y a qué he venido.

1981

  —17→  


ArribaAbajoRazones


a José María Gómez Sanjurjo




ArribaAbajo Para cuando no sirvan las palabras
aunque vivan las horas,
araño la corteza de una sílaba
e intento atrapar su magia
ahora.  5

Para cuando no guarde misterios
con los cuales nutrir mi corazón, la aurora;
o su luz no me alcance
para desbaratar las sombras
o te hable y no me escuches  10
o me mires
y no me reconozcas,
debo seguir acumulando letras
ahora.

1982

  —18→  


ArribaAbajoImpotencia


a Dora Gómez Bueno de Acuña




ArribaAbajoEste escurrírseme la vida entre las venas
y no poder pararla...
Este sentirme herida en cada aurora;
este saberme inválida,
y esta angustia que me trepa al alma  5
y me envenena
mintiéndome que nada sirve para nada;
que no podré quedarme
en un rincón perdido de la casa;
que la profundidad del pozo apenas sirve  10
para saciar mi sed de agua;
que tú, que yo, estaremos borrados
-como algún error o alguna mancha-
y aún estará la piedra,
la inevitable podredumbre entre las plantas,  15
el kupi'i entre las vigas
o una aureola gris de humedad en las paredes blancas.

Sí. Yo -estirpe única privilegiada-
soy
indiscutible exponente de la raza humana.  20

1982

  —19→  


ArribaAbajoDe repente es otoño


a Carlucho, Negra, Chino




ArribaAbajo¿A qué ilusorio afán doné mis horas?
¿En qué estéril empresa, cometida
en nombre del amor, gasté las lágrimas
y derroché la libertad, la risa?

Ya no hay lugar para malentendidos:  5
de repente es otoño; y parecía
que las festividades del verano
jamás acabarían.

Procuro establecer identidades
entre el otoño y la melancolía,  10
el ejercicio pleno del amor
y la íntima razón de la alegría,
entre alguna esperanza desairada
y esta fe aumentada y corregida,
entre una larga búsqueda  15
y la verdad que esconde la poesía.

Y aunque sé que sinónimo de edad
no es experiencia, ni sabiduría,
hoy comprendo que sí valió la pena
tanta escondida suerte (tanta vida  20
ineludiblemente sojuzgada
con una que otra pena compartida).
—20→
Si acaso celebramos esta noche
la ceremonia de mi despedida
déjame a la intemperie: estoy ansiosa  25
de admitir mis estériles fatigas,
mi ingratitud, mis dudas, mis fracasos
-esta incompleta, inacabable lista
que empecé un dos de enero y desde entonces
impregna mis sandalias de ceniza.  30

Déjame a la intemperie: estoy dispuesta
junto a mi Dueño a inaugurar la vida.

1984

  —21→  


ArribaAbajoReencuentro


a Carlos Villagra Marsal




ArribaAbajo Yo (también peregrina), habitante
de un hermoso país de flor y fuego,
albergo, como tú,
una patria de voces y silencios,
áspera y dulce como la guayaba,  5
de aroma de jazmines y madero.

Patria de voces puras,
de adjetivos sencillos, simples verbos;
de sustantivos parcos; comedidos
-andamiaje aborigen: rudo, escueto-  10
y patria de quebrachos desgajados
y de cañaverales de silencio
regados por el vil brebaje amargo
y viscoso del miedo.

(Palomar, campanarios y sonidos  15
-ansia testimonial de un hemisferio).
Antigua voz oculta
que todo ser humano lleva dentro
es la que escapa hoy a los caminos
de tajy, yerba mate y cocotero  20
para decirte sólo una palabra
breve, imperturbable ante el horror del vértigo
—22→
y fiel -como se dice sólo han sido
algunos pocos perros.

Sus dos sílabas puras  25
en las que crees tú, en las que creo,
viven aún aquí, en esta tierra
que nos une a los dos como en un beso
y han de darnos la voz en esta hora
impostergable ya para el reencuentro.  30

1983

  —23→  


ArribaAbajoTe amo, abril


a Neiny y Charly




ArribaAbajoTe amo, abril, te amo
por tu sol,
tus hojas amarillas
y tu Semana Santa.

Te amo por las notas que entregas a este otoño  5
embriagado de música y fragancia.

Te amo porque de ti
una oscura garganta
se nutre y fortalece, y es feliz, y canta.

Te amo porque en ti  10
hallo mi alma y la luz sintetizadas.

Te amo, abril, porque estamos.
Y te lo digo
como si hiciera falta.

1966

  —24→  


ArribaAbajoEn mayo


a Josefina Plá




ArribaAbajoSi pudiera esta tarde
soleada, perfecta,
destrabar las ventanas del alma
y que todas mis ansias fundidas en un diminuto poema
al fin desprendieran su vida  5
del mundo que oculta mi forma imperfecta...

Con sólo soñarlo me siento hecha vid siempre renovada en uvas eternas.
Quizá alguna tarde -como yo en las tuyas-
alguien pose su planta insegura en mi huella,
y aunque ya mis cenizas abonen -¡ojalá!-  10
la tierra,
de las ansias que esconde
un minúsculo poema
extirpe la fuerza
que esta tarde me arrastra hecha sílaba trémula.  15

1965

  —25→  


ArribaAbajoSuposición


a Marta Elena Walsh




ArribaAbajoSi hubiéramos estado hechos de metal,
quizá me habría tocado ser de lata.
Somos de carne y hueso y nos pudrimos.
Tampoco el óxido me gusta nada.

Si hubiésemos estado hechos de madera  5
me habría gustado ser la viga de mi casa.
¿Haría tic-tac igual mi corazón
si en vez de ser mujer, fuese una caja?

¿No hubiera sido preferible acaso
tener en el cerebro cien mil patas  10
y en vez de corazón
una hermosa cajita de hojalata?

Definitivamente no. Y estoy quejándome
de que a veces me faltan las palabras
para admitir que de lo más valioso  15
que esconde nuestra cáscara
lo más hermoso es verdaderamente el corazón
mientras sea realmente corazón y no una vieja y oxidada
pieza de hojalata.

1981

  —26→  


ArribaAbajoCalaguala y limón japonés


para Ana Maná y Carlos




ArribaAbajo No recuerdo haber visto en «La Alcándara»
calaguala ni limón japonés.

Pues entonces, germinen sus letras
en el humus vital de un papel.
Acaricie sus ramas el tiempo  5
generoso obsequiado a los tres
mientras vamos andando la vida
y el cariño los hace crecer.

Calaguala: pronuncio tu nombre
y disfruto al besarte, tal vez  10
más que el breve, mezquino momento
cuando algunas te sorben la vida en un té.

Calaguala: germina en mis versos
porque es junio y hay sol; y después
deja sitio a tu lado a las letras  15
de un fructífero, exótico, bello y jugoso limón japonés.

1984

  —27→  


ArribaAbajoProfesión


para Ana Iris y Óscar Ferreiro




ArribaAbajoUñas y dientes hundidos en la carne dura
que no muere
ni sangra.

Lamentos.
Y plegarias.  5

Ella, inconmovible;
y nosotros,
temerosos y débiles,
siempre hacia algún lugar, con nuestros sueños.

Esfera de ansiedades en el hombre  10
que contempla aterido
su propia fuga en piel herida, seca,
y en gusanos.

Inmutable verdad:
nos vamos.  15
Sí.
Nos vamos.
¿Pero no queda nada, nada
de un huésped transitorio que ha entregado
un poco más de amor  20
y alguno que otro sueño -común o diferente?
—28→
Sí.
Ya lo sé.
Es inútil:
no puedes contestarme.  25

Pero alguien,
aquí;
alguien
escondido, atisbando en el fondo de mis átomos,
siente que algo vibra y se mueve y se levanta  30
y sale y va de mí
y pretende quedarse
y no puedo evitarlo.

Ah,
nuestros sueños.  35

1964

  —29→  


ArribaAbajoIgnorancia


ArribaAbajoNo.
No puedo explicar por qué la vida,
aunque sí da -y mucho-
exige en trueque siempre tanto.

Si todo fuera como ir de compras  5
con monedero y bolso hasta el mercado...

Mas no es así:
la vida no recibe
-como tal vez aceptaría un ser humano-
pago en papel moneda o en metálico.  10

1978

  —30→  


ArribaAbajoDetrás de mi ventana


in memoriam R. T.




ArribaAbajo¿Será para mi corazón una diadema blanca?

Todo perfume
guarda;
y esconde casi el infinito
hecho rocío y llama  5
en su pétalo azul único
y su forma perfecta, pura, diáfana.

¿Será definitivamente para mí
una diadema casta
hecha para mi corazón por unas manos  10
desconocidas, ásperas?
¿Ha de seguir el grito
anudado en el fondo, en la garganta?

¿Ha de seguir royendo
las entrañas  15
esa gota
amarga?

Mientras de alguna forma al fin encuentro
la respuesta que falta,
quédate junto a mí a mirar la vida  20
correr allí, detrás de mi ventana.
—31→
Y no preguntes más
el porqué de estas lágrimas.

1996

  —32→  


ArribaAbajoPor ese solo beso


ArribaAbajo Toma, viento, mi mano.
Llévala a la frontera de esta herida
lenta y larga.

Por ese solo beso.
De infancia.  5
De olas y raíces.

Beso también de un tiempo y de un espacio viejos.
(Tiempo:
proyección de minutos lentos, torpes,
en la minúscula ilusión de noches y mañanas).  10

Por ese solo beso.
Manso. Vivo.
Fusión de llama y nieve.

(Espacio:
un ciprés de sepulcro descuidado  15
y una triste abeja soñadora
en trajín afanoso entre las flores).

Por ese solo beso.
—33→
Toma, viento, mi mano.
Llévala a la frontera de esta herida  20
que me opaca la voz, me traba el gesto,
porque es demasiado lenta y larga.

1965

  —34→  


ArribaAbajoAvaricia


ArribaAbajoToma lo que te he dado y vete
sin pronunciar palabra.

Es deliciosamente mansa y tibia
la caricia del sol esta mañana,
y quisiera soñar  5
con la pura pasión del agua clara
mientras van diluyéndose
lágrima y rebeldía en mis entrañas.

No insistas. Vete ya.
Déjame ser al menos esta vez insobornablemente avara.  10
para que cuando alguna vez regreses
con tus ojos a implorarme migajas
pueda aún entregarte
una sílaba intacta.

1965

  —35→  


ArribaAbajoInstante


ArribaAbajo Fue como un soplo.
Fue como un suspiro:
Aún te aguardaba
y ya tú te habías ido.

Sólo quedó después  5
algo así como un grito
amarrado a una sílaba
que se volvió gemido.

Alguna vez sabré
si realmente fuimos,  10
y aún entonces
estará excluido
de mi vocabulario
tu camino.

1963

  —36→  


ArribaAbajoVergüenza


ArribaAbajo Tener esta forma
tan vívida y plena
y no guardar dentro lo que tú
entre escuálidos huesos, displicente, llevas.

No ser lo que tú:  5
espiga repleta.

Sí. Duele a mi alma
hasta la sonrisa que tu boca ostenta.

Mira:
si mis manos, mis ansias, mi boca pudieran  10
lograr que no fuese sólo cuanto soy,
quizá de mi voz no se oirían blasfemias
y quizá tendría tu misma mirada
confiada, serena.

Lastima decirte que al verte pasar a mi lado  15
esta siesta
preferí otra muerte
que ésta tan lenta
de simple, vulgar pasajera vacía
con ansias de tener un retazo siquiera  20
—37→
bien suyo
que dar con gemidos de luz a la tierra.

Es bárbaro admitirlo.
Y es ardua, terrible tarea
ser  25
bajo el dolor que oprime las venas
mujer como tantas
-dócil, mesurada, tranquila, discreta...

Es duro admitirse envidioso de la dicha
ajena.  30
Y es duro sentir en los párpados
el peso de piedra
de lágrimas torpes, brutales, calientes,
que no osan fluir de los ojos de tanta vergüenza.

1965

  —38→  


ArribaAbajoTuve el mundo


ArribaAbajo Quise un mundo de flores y frutas
en mi forma de oscura mujer,
y una fuente en el pecho
que fuera el hogar donde él fuese
él.  5

Tuve el mundo de flores y frutas
y tuve la fuente
que a nadie permití beber.

(Tantos muros guardaban el mundo
que mi amor construyó para él  10
que hasta él
que pasaba apurado
pasó;
-y pasó sin ver).

Y aquí estoy,  15
con el mundo de flores y frutas que siento crecer,
y un dolor que se quiebra en el pecho
y perfora esta forma de ayer
y me arrastra consigo amarrada de manos y pies.

1965

  —39→  


ArribaAbajoHoras


ArribaAbajoHe andado.
(He vivido).
He pensado también.
He comprendido.

Miré mis propios ojos  5
contener su mirada entre los cirios.
No. No lloré. Entre mis brazos
cobijé mi dolor; y sus racimos.

Horas.

¿Qué son al fin las horas?  10
Sólo el filo
de lo que fue, lo que vendrá,
y lo que -sin poder nosotros evitarlo- se ha perdido.

Y tú
has andado también. Has entendido.  15

1966

  —40→  


ArribaAbajoDomingo gris


a Ida Talavera de Fracchia




ArribaAbajoDomingo gris
sin vuelo de palomas.

Domingo que revive los recuerdos
aunque mueran las horas.

Domingo gris,  5
con minutos de penas duras, hondas.

Domingo de no estar conmigo a solas.

Domingo gris:
¿también tú sabes el secreto, ahora?

¡Y se mueven las hojas!  10

Por eso estás así.
Y no hay palomas.

Y en la vereda fría
la flor azul también lo sabe
y llora.  15

1965

  —41→  


ArribaAbajoArabescos


ArribaAbajoUn papel
o una minúscula hoja seca.

¿Eso somos?
Y en nuestros sueños
¿llevamos un círculo de soledad todos  5
como éste
intensamente dibujado en tinta oscura?

-verde o azul,
o roja o negra-
y el croquis persistente,  10
a veces suave;
y a veces tan intensamente lleno,
con arabescos largos, enredados
en todos nuestros sueños.

Un papel sofocado.  15
Una hoja seca.
Y la tinta que fluye, inacabable
con asfixiantes, largos arabescos.

1965

  —42→  


ArribaAbajoOtoño


ArribaAbajoLlegan las horas siempre.
Idénticas parecen unas a otras en la perpetua ronda.

Es otoño otra vez.
Comienzan a caer, a nuestro alrededor,
amarillas, las horas,  5
y como de un rosario antiguo se desprenden
casi tímidamente, algunas gotas.

Recuerdo
un domingo de otoño
de ésos en los que el sol en tibios rayos se desborda  10
y todo se hace luz sobre la tierra
y canta
hasta la piedra que sus rayos tocan.

En su espera tenía el corazón
como brioso corcel que se desboca  15
y cuando fui a su encuentro
-como se va hacia un sueño-
se extendieron mis brazos
y se incendió de cánticos mi boca.

Una mañana  20
se adormecieron de esperar mis brazos,
—43→
y dentro, el corazón,
repletas sus alforjas,
empezó su misión transmutatoria.

Un marzo y otro marzo.  25
Una mirada dentro de la otra.

Nada es igual a nada en esta ronda:
Yo estrangulo,
sonriente, mi congoja,
porque es marzo otra vez  30
y parecen idénticas las cosas.

No importa que en el umbral,
perdida en el silencio y en las sombras
una oscura forma
esconda, erguida, su sonrisa rota  35
y en línea vertical mire otra aurora
aún llena de cánticos la boca.

1966

  —44→  


ArribaAbajoIteración


ArribaAbajoAmor:
te vas.
Una vez más te vas.
¡Pero si ya te has ido!

Y sin embargo estás en mí  5
cada mañana
yéndote
y yéndote cada vez más
y cada vez más lejos.

Amor:  10
te vas.
Y hace ya tanto tiempo que te has ido.

1966

  —45→  


ArribaAbajoMuro


a Raquel Chaves




ArribaAbajoNo. Los pies no nos sirven
para horadar la niebla de las cosas.
No son estas partículas
de sangre, hueso y piel tibia y rugosa
las que nos hacen traspasar el muro  5
y nos llevan al germen de la aurora.

No son los pies.
Nunca serán ellos los que lleven al sitio de la copa
que busca quien la beba
y se niega, rotunda, a tantas bocas.  10
Jamás serán los pies
-tan torpes, pobres, para tantas cosas-.
Fíjate en cuántos corren o caminan
con el alma dormida, oscura, sola.

Tampoco a mí los pies me sirven  15
ni servirán mañana más que ahora,
cuando, mudos mis pies,
físicamente sola,
mi alma se confunde con la arena,
con el aire, la luz; con las olas;  20
se impregna
de todos los aromas
y llega
—46→
hasta el germen de todas las auroras
para hacer de la vida al mismo tiempo  25
espina y rosa.

1965

  —47→  


ArribaAbajoSí. «Hay un sitio»


a José-Luis Appleyard




ArribaAbajoSí.
Hay un sitio.
Es una oscura fosa de reptiles
y humanos confundidos.
En ella se une la sílaba infinita  5
con la oscura palabra sin sentido
y se encuentran veladas Mesalinas
platicando con Judas y Dionisios
enmedio de plegarias
y rugidos.  10

Sí.
Hay un sitio
que no se lavará con la palabra
que nos lacera casi hasta el martirio
y nos quiebra la voz  15
porque de estar guardado tantos siglos
nuestro murmullo
se ha trocado en grito
que no encuentra en las cuerdas ni la forma
ni en la ansiedad del corazón, sonido.  20

Es cierto:
hay un sitio
—48→
donde todos los sueños se emponzoñan
de tanto y tanto recibir mordiscos.

Pero  25
también desde el umbral del sitio
se divisa una flor
como sobre las fauces de cualquier abismo.

1965

  —49→  


ArribaAbajoIndia


ArribaAbajo¡Qué triste vas
rumiando historias viejas
con un rudo bastón
por la vereda!

Mis ojos -tiempos nuevos-  5
como eras entonces, india, te contemplan,
y ven
no las llagas de ese mudo dolor que ahora ostentas;
no lo que de tu blusa asoma como un harapo más
-eso que fue semilla, flor y agua mansa y fresca  10
para nutrir de amor
los hijos de esta tierra.

India: qué triste vas,
y cabizbaja y ciega
que no ves cómo estoy arrebujada  15
en un turbio rebozo de vergüenza.

1965

  —50→  


ArribaAbajoRéquiem


ArribaAbajo Flores de agosto
-pétalos amarillos de mi infancia.

Frescas aún
sólo serán despojos cuando el alba.

El viento, el sol, las nubes,  5
están tejiéndoles tenue mortaja,
y desde el corazón
ya surge incontenible el cortejo de lágrimas.

Luciérnagas azules
llevan breve ataúd sobre las alas  10
y en cada susurrar de hojas
en las ramas
se escucha, trémula, una plegaria.

No ha vuelto el sol aún.
Aún duerme el alba.  15
Y ya el suspiro último
ha encendido su lámpara.

Se duerme cada flor,
acurrucada
—51→
en la amarilla luz  20
de su fragancia.

Entre el son de los grillos
que cantan
se oye un silbido agudo
y se estremece la última fibra que esconden mis entrañas.  25

(Es la voz de la muerte que pasa).

Adiós, flores de agosto
-símbolos amarillos de mi infancia.

1966

  —52→  


ArribaAbajoImportancia


ArribaAbajoNo importa que nadie comprenda esto que te digo.

Retazo de piel
que yo visto:
cómo puedo mostrarte los árboles del bosque
donde mi corazón ha renacido palmo a palmo.  5

Es tal vez una valla, algún cerco;
o quizá el camino que escogí
-escarpado, en penumbras, sin semáforos.
O podría ser esta carga que llevo sin ayuda de nadie
la que impide que seamos los de antes.  10

A veces, como hoy,
me detengo al llegar al umbral
tambaleante de azul y marañas
y allí me siente a meditar el horizonte roto
y a llorarte.  15

Porque tampoco tú comprendes ya lo que te digo.
Y eso sí me importa, hermano.

1965

  —53→  


ArribaAbajoDos


ArribaAbajoCuánto tardaste
ya no me interesa.
No escondían
mis venas
ni una gota  5
de sangre de pelea.

Las flores estaban marchitándose
sangrando savia triste en primavera.

Y tú -aquél que yo reconocí
y separé de la ingrata leyenda-  10
eres
quien impide a la voz volverse vieja.

Aquel insomne canto ya no existe
ni el eco gris del huerto.
Igual que sus naranjas, pudieron recobrar su real color  15
y los zapatos perdieron al final las riendas
y cruzaron los cercos de los algodonales
y las siembras.

-Síntesis del abrazo
hecho febril substancia de flor y de madera-  20
—54→
(No podía caminar entre peñascos, sola:
era dura la tierra
y la gracia no daba un atisbo de piedad
sobre la oscura piedra).

Quise reconocerme en tu mirada  25
y busqué confundirme en tu silueta.

¿Eras así, ya?
¿Era tan importante tu presencia?

En realidad, ya jamás lo sabré.
Pero era la mañana tan blanca, tan perfecta  30
y eran tus manos como son aún
tibias y protectoras y serenas.

Estás.
Y haces caso omiso de esto que todavía pesa.
Juntos lo cargaremos en los hombros  35
y juntos
lo llevaremos -aun a rastras- por la tierra.

1966

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