Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

  —55→  


ArribaAbajoEn defensa propia


ArribaAbajo ¿Quién pretende exhibir su corazón
como un colorido trapo de vidriera?

Tal vez yo anhele encontrar un alma
hecha guadaña inflexible, fiera,
que me ayude a segar -ya para siempre-  5
esta hierba tenaz llamada indiferencia,
o tal vez necesite quien me alcance
-para dártela a ti-
la luz de alguna estrella.

-¿En este tiempo?  10
-Sí. En este tiempo.

Quizás entonces este zumo amargo
que en vez de sangre a veces corre por mis venas
se evapore
y la vida de pronto se convierta  15
en algo más que una desteñida flor artificial.
En algo más que una marchita rosa vieja.

1982

  —56→  


ArribaAbajoDistancia


ArribaAbajoQuise convertirme en caricia infinita
que impregnara de toda ternura tu alma, tu cuerpo.
Intenté doblegarme ante el mínimo capricho
que desde tu voz me ordenara el deseo
y ser una forma pacífica y trémula  5
que tus ansias pudieran palpar hueso a hueso.

Pero algo, en el fondo,
muy dentro,
se alzó como un muro
en el medio.  10
Y no pude, aun cuando todo mi ser se escapaba
hacia el tibio contacto que guarda tu mano en su hueco
-tal vez porque supe que iba a ser muy fácil
así convencerte- ahora lo comprendo.

Ojalá lo asumas también, y lo aceptes.  15
Por eso
he vivido esta forma de amarte
en la cual todo es siempre imposible o ajeno.

Como antes no pude ser la forma dócil
en la cual prolongarte contra todos los garfios del tiempo,  20
como antes, te digo
que no; no pretendo
—57→
esgrimirlo como arma,
galardón o mérito.
Sólo pido me dejes  25
conservar de tu amor el más puro recuerdo
quedándote ahí donde estás:
muy cerca y muy lejos.

1967

  —58→  


ArribaAbajoSuerte


ArribaAbajoYo decidí una vez dejar de amarte
y me negué la vida de repente:
por esa misma puerta entró el dolor
a incrustarme una llaga permanente.

¿Fue entonces quizá cuando traspuse  5
los frágiles umbrales de la muerte
llevándome conmigo una campana,
mi colección de lluvia transparente
y unos cuantos suspiros,
por si acaso retorno alguna vez y logro verte?  10

(Recuerdo aquel arroyo de mi infancia,
la tarde azul,
cañaverales verdes
y nubes como inmensos potros blancos
cabalgar cada tarde hacia el poniente.  15
Y te recuerdo a ti:
cómo teníamos
la misma voz -ni el timbre diferente-
una sola mirada,
un camino  20
y el mismo empecinado corazón rebelde).
—59→
Sí.
Yo arrojé las llaves de la dicha
a un negro pozo, lejos de tu suerte;
y al trancarme la vida sus ventanas  25
me dejó a la intemperie.

Pero entiéndelo bien;
estoy segura
de que sí tengo suerte:
aún me restan lágrimas  30
y a veces
diferencio la vida de la muerte.

1982

  —60→  


ArribaAbajoYo


ArribaAbajoDentro de mí se anudan
flores, insectos, mares
y campanas y vientos
y turbias tempestades.

Albergo en mí colmenas y cantares, y hay cien niños
aquí, en mis entrañas.
 5

¿No me crees?
¿No escuchas cómo bullen en mí las tempestades?

(Perro que ladra, al fin...)
¡No me amordaces!

Es cierto: me amedrentan los grillos humanos.  10
No insistas. No me hables.

A veces mis raíces se desprenden de mí y cantan por
el campo
y la tarde se arma de cuchillos para matarme.

Quizá estoy muerta ya
y no guarde colmenas ni campanas.  15
—61→
Pero son cien los niños
que aguardan todavía en mis entrañas.

1966

  —62→  


ArribaAbajoPosesión


ArribaAbajoHoy desperté
al escuchar el trino de los pájaros.
Había llovido. (Olvidé la ropa
por contemplar la flor azul del patio).
Me aturdió súbitamente un trueno  5
y no me enceguecieron los relámpagos.

(Cómo dejarme avasallar teniendo tanto).

Haré café. Enjuagaré dos tazas.
Entretanto
caerá la lluvia  10
y guardarán trino y retorno para mí los pájaros.

Y muda ante el milagro
de la hija que será cuando los mangos,
seré como una más este domingo
de lluvia y de relámpagos  15
que no logra pintarme de gris
porque hoy abarco todo el mundo en una mano
(¿débil mortal?)
yo que lo tengo todo
sin haber esperado nunca tanto.  20

1967

  —63→  


ArribaAbajoMinuto


a José Antonio Bilbao




ArribaAbajo¿Que se nos van las horas?
Sí: se borrarán los siglos uno a uno
y aún estará el tiempo.

¿Que se deshace ya en partículas
esta vida que guardo entre los huesos?  5
Sí.
Que los más ávidos gusanos,
que los más hambrientos
sean los que abracen este cuerpo
cuando el sueño me venza.  10

¿Que todo debe ser así?
Que todo sea así,
tal como debe ser
-sin darme cuenta-
y en derredor  15
prudente y silencioso aguarde el cielo.
Pero que entre la incertidumbre de la vida
y la certeza de lo otro
que carcome mis ansias en silencio,
tenga un minuto al menos, sólo mío,  20
para dejar
—64→
un retazo siquiera, diminuto, de esto.

1968

  —65→  


ArribaAbajoPara decir amor


ArribaAbajoPara decir amor necesitamos
despojarnos de sílabas impuras;
abrir la realidad, y de su entraña
elegir de entre todas las verdades, tal vez una.

Para decir amor ¿ayuda comprender  5
que el ser tiene sus letras ineludiblemente ocultas
en la brutal certeza de una palabra
hecha de tierra oscura?

Para decir amor necesitamos vivir.
(Y vivir no es hacer con nuestras dudas un paquete al
cual dar pronta y piadosa sepultura,
 10
sino entender que aunque enterremos todas
habrán quedado siempre varias insepultas).

Para decir amor...

¿Decir?
¿Amor?  15

¿Y por qué no aceptar esta verdad
sin evasivas, sin rebeldías turbias,
sin
excusas?
—66→
¿Por qué sencillamente no aprendemos a amar  20
mientras vivimos esta larga búsqueda?

1981

  —67→  


ArribaAbajoHonoris causa


a Josefina Plá




ArribaAbajo¿En qué universidad se otorga el título
de oráculo del tiempo?

A veces imagino sus aulas como grutas
o como laberintos decorados de sombra y de silencio
en donde se oyen milenarias voces  5
enmarañadas en su propio eco.

A veces la imagino sólo un patio
-luz y verdor eternos-
en donde la verdad -flor rara y bella-
vive pronta a entregarse hasta el último pétalo.  10

A veces la presiento con ojivas
con un sencillo altar, igual que un templo
donde una mujer y un hombre velan
esperanzados, un antiguo féretro
donde la humanidad depositó sus sueños.  15

Patio (verdor y luz)
o laberintos pétreos
o diminuto altar donde detiene a veces
su empecinado andar el universo:
—68→
pelando la palabra  20
llegó a ti una mujer
abrazada a la cruz de su misterio.

1981

  —69→  


ArribaAbajoJuego


ArribaAbajoEmpecé como un juego
a recordarte.

Fue fácil oír tu voz
hablándole y hablándole a mi corazón como tú sabes.

Hoy  5
es un poco demasiado tarde:
no sólo te recuerdo
más que antes, sino que este amor
inagotable
no sabe cómo hacer para olvidarte.  10

1966

  —70→  


ArribaAbajoGracias


a tus poemas, Ester




ArribaAbajoContéstame:
¿Puedo decir con «gracias» lo que siento?

¿Puedo acaso explicar cómo la vida
de repente me envuelve en un hondo misterio
y no existen la luz, la sombra, el agua,  5
la flor azul, el viento
ni la porción de eternidad
huidiza y tenaz llamada tiempo?

(Y sin embargo es mucho más
lo que me oprime dentro).  10

Contéstame:
¿Puedo expresar cómo de pronto
la luz, la sombra, el agua, el viento,
la flor azul, el tiempo
son uno solo en mí  15
sin yo misma entenderlo?

Pero ven.
Siéntate.
Díctame, por favor, algún final de cuento.
Pero antes  20
—71→
dime:
¿Puedo decir con «gracias» lo que siento?

1980

  —72→  


ArribaAbajoCon tus mismas palabras


a Lidia Lancieri de Ferrón




ArribaAbajo¿Dónde estarás,
inolvidable dueña de mi infancia?
¿Dónde están tus oídos, que he dañado
con mis yerros, torpezas e ignorancia?
¿En dónde está tu voz, que aún recuerdo  5
mejor que cualquier regla de gramática
aquélla con la cual, para mí sola
todo el amor del mundo conjugabas?

Ahora cuando el viaje que transito
no lleva ya a tu casa  10
entiendo que es ésa tu sonrisa
la que falta en el aula.
      (Es otra aula
donde el tiempo
va dejando severas enseñanzas  15
y donde es imposible en eufemismos
disimular las marcas).

¿Dónde estarás?
¿Existe algún lugar, en algún mapa
donde no viva el tiempo  20
ni medien las distancias,
donde puedas tomar entre tus manos
—73→
mi mano
y dibujemos juntas el mañana?

Si te encuentras allí  25
donde sólo el amor tiene importancia,
deja a tus ojos
resbalar su ternura en estas páginas
y oye cómo te digo que te quiero
con tus mismas palabras.  30

1981

  —74→  


ArribaAbajoRetorno


ArribaAbajoDe la distancia oscura de un insalvable abismo;
de lejos,
de donde, agazapadas de temor
están debilitándose y cayendo
las alas  5
de los sueños;
desde la soledad sin fin de la tristeza;
de lejos,
callada, mansamente,
entretejo  10
este réquiem de amor
a tu recuerdo.

Hoy otra vez -como sucede a veces-
aprisiono tus restos
con el temor de entonces  15
de lastimar tu nombre en el encuentro.

Sostiene el vuelo aún el ala rota.

Detrás, el corazón ha desgajado uno a uno
estériles lamentos.

Así cual hoy, a veces  20
te nombro; te recuerdo
—75→
con esa plenitud que sólo existe
donde moran los sueños.

1966

  —76→  


ArribaAbajoA la intemperie


ArribaAbajo Deja en mi reposo una flor.
A mí, déjame afuera.

No amo encierros de cárcel.
Yo quisiera
quedar así nomás  5
con besos de luciérnagas
y lluvias en la cara.
Entonces sí todo valdría la pena
-y que tal vez el viento me llevara
ceniza ya; y que tú comprendieras  10
que si he dejado el alma a la intemperie
preferiré seguir de la misma manera.

Entierra ya el jazmín.
A mí, déjame afuera.

1965

  —77→  


ArribaAbajoDudas


ArribaAbajoNo comprendo si estoy
o si me he ido.

No entiendo si mi cuerpo es esta cáscara
-tuya quizá- que visto
y no sé si morir sería vivir  5
más que el vivir que algunas veces vivo.

Escúchame:
tú y yo somos realmente bastante parecidos.
Sólo que mientras niegas cuanto ves,
yo afirmo  10
acerca de lo tuyo
y de lo mío;
sólo que cuando escucho
tú les echas cerrojo a tus oídos;
sólo que mientras callas  15
yo me busco y te busco en alaridos.

Si lo pensamos bien,
en realidad tú y yo somos casi lo mismo.

1981

  —78→  


ArribaAbajoPiedra bruta


para Annie Granada y Luis Alberto Boh




ArribaAbajo ¿Cómo puedo nombrarte?
¿Qué palabra
penetra tu substancia categórica,
tu firme pulsación,
la fortaleza tenaz de tu misterio?  5

Si pudiese auscultarte el corazón
y descubrir tu esencia.
Si pudiera entender por qué me habitas
como si fueras tú mi propio tiempo,
como si compartieras mis latidos  10
y todos mis secretos.

Tú estás aquí.
Palparte se asemeja
a rasgar con mis uñas
las raíces del alma  15
y destrozar a gritos el silencio.

Sé que me entenderás, noble materia;
y sé que tu aspereza desbordante
me lastima las venas
porque me reconoces, y comprendes  20
el desamparo
y la fragilidad de mis cimientos.
—79→
¿Cómo nombrarte?

Déjame que te inunde el corazón;
que te muerda la vida que recorre  25
todos tus poros, todos tus senderos;
y deja
que te llame a mi modo
semilla, luz, sonido, pan y fuego,
indicio, realidad,  30
amparo, vuelo,
ternura, tosquedad, espina y pétalo.

Y ya que estás aquí,
amarra a tu verdad todos mis sueños.

1981

  —80→  


ArribaAbajoA mi papelera


ArribaAbajo Porque me has sido fiel
desde que mi memoria lo recuerda,
préstame tus oídos
y recibe mi confidencia:

creo que tú comprendes desde entonces  5
que pretendo escribir mi nombre a mi manera,
que deseo elegir yo sola el molde
y trazar sin ayuda cada letra.

Por eso ensayo, tacho, borroneo,
y te regalo páginas enteras  10
o hermosas pelotitas de papel.
Son tuyas más de las que yo quisiera.

No te asombre. Tú sabes que este oficio
de buscar la palabra verdadera
tiene extrañas,  15
sutiles herramientas.

Ayúdame a buscarlas
quedándote a mi lado, servicial, atenta,
hasta que alguna vez
ya vieja -tú-  20
—81→
desde tu imprescindible sitio veas
cómo logro escribir
tras una antigua puerta.

Y ahora sigamos.
Pero antes recuerda  25
que nunca como hoy
he valorado tanto tu prudencia.

1982

  —82→  


ArribaAbajoCrear


a Luis Szarán




ArribaAbajo La irreductible puerta del misterio
no había sido tal:
sin magia, sin astucia, una palabra
y el cerrojo se dejó violar.

Tal vez los alquimistas predijeron  5
-aproximadamente- la fórmula eficaz
o algún filósofo intuyó la clave
de la unidad verídica esencial:

Cierro los ojos (miro, oigo, siento).
Y del misterio  10
emerge una palabra y otra.
Nace así, letra a letra, la verdad.
Y la vida se deja
-no muy dócilmente- aprisionar.

1982

  —83→  


ArribaAbajoConsejo


a Pepa Kostianovsky




ArribaAbajo Siempre han tenido algunos
oxidadas, filosas herramientas.

Mejor vacúnate, porque hay heridas
que conozco también por experiencia
de las que inevitablemente  5
se nos trepa a la sangre una gangrena.
No sea que haga falta
que te extirpen un brazo o una pierna.

Eso sería fatal
-ya seas zurda o diestra-  10
a menos que comiences hoy tu práctica
de trepar con muletas.

1982

  —84→  


ArribaAbajoPedido


a Julio




ArribaAbajoExiste algún lugar en mí
que invariablemente ocupa la tristeza
-oscura
madriguera
con pasadizos largos  5
y escaleras
que van hacia algún cielo turbio
que se llena
de alambradas de púas que me punzan
y arrojan como a una intrusa afuera.  10

Pero ven, compañero.
Quédate. Acompáñame. Saberte cerca
me retarda la huida hacia el crepúsculo;
pone a la angustia singular barrera;
arropa mi quejumbre, me acoge el corazón  15
y sus torcidos sueños endereza.

Quédate aquí como has estado siempre,
querido, insobornable centinela.
Aguárdame cuando mi corazón
me arroje, malherida, afuera.  20

1982

  —85→  


ArribaAbajoCrepúsculo


ArribaAbajo Ahora, cuando cruzo
-sin posibilidad de detenerme-
hacia el crepúsculo,
constato que he tenido un pequeño lugar
donde desparramar mis utensilios  5
y donde cobijarme en los inviernos;
en donde amar (¿se dice así, aún?)
y estar y parecer
y ser -reiterada, y creo, merecidamente- amada;
donde colgar de la pared un espejo ovalado  10
para reconocer de vez en cuando
un rostro diferente, similar a tantos.

¿Es que alguna ecuación ya lo predijo?
Tal vez mi desamparo es una llamarada sin remedio;
quizá esta arquitectura antigua  15
(moldes de adobe -lágrimas y lodo-)
ya no alcance a albergar
este bullir y rebullir de sueños;
o tal vez sus oscuros caminos cenicientos
sean tan sólo  20
ásperos recuerdos
cuyo destino es el común destino de polvo
después de alguno que otro rudo crujir de huesos.
—86→
Tal vez.
En realidad ahora no importa demasiado la gran Verdad  25
cuando por fin comprendo
que esta lucha no es tan desleal como parece:
es cierto que no tiene clemencia y no acepta rescate;
simplemente lo exige todo, todo lo arrebata.
Pero todo está bien así.  30
Todo está bien ahora que lo entiendo.

1982

  —87→  


ArribaAbajoDomingo


a Gonzalo Zubizarreta




ArribaAbajoLo sé:
mañana lunes venderé mis horas,
alquilaré mis manos y mi voz
(empeñaré una dosis que ha de quedar allí).
Sólo conservaré la cáscara  5
de lo que soy y de mi real motivo.

Pero cuando repiquen en sordina las campanas
que llaman a cruzar diariamente
la invisible barrera hacia el crepúsculo,
iré a buscarme a las entrañas de mí misma.  10
Alguien sin rostro me dará sin duda
algo
-unas manos-
que reconoceré como las mías, diferentes,
y tal vez una voz  15
más monocorde que antes,
han de ayudarme a retomar las alas arrumbadas
en un rincón cualquiera.

Y esta voz unicorde
-cuando la inmensa noche me prometa  20
el verdadero día-
será la que por mí rendirá cuentas:
—88→
«No he podido dar más. Disculpa.
He alquilado o vendido lo tuyo y regreso vacía».

Entonces  25
-ojalá-
la voz del único que acepto como Dueño,
dirá sencillamente: «Pasa».

1982

  —89→  


ArribaAbajoMisterio


a Ramiro Domínguez




ArribaAbajo Hay veces cuando todas las palabras
parecen eludirme sin remedio
(no sólo las palabras específicas
que describen un acontecimiento
sino hasta aquella diminuta sílaba  5
de mi simplísimo ritual doméstico).

Entonces es cuando un temor anónimo
trasciende cada uno de mis gestos;
me opaca la visión, y sin permiso
se me apretuja en cada uno de los huesos  10
hasta que no doy más, y al fin me rindo
a la oscura plegaria del silencio.

Es en esta oración donde reviven
-de mi orfandad cuasi sometimiento-
color y forma, aromas y sonidos,  15
vértebra y sangre, luz y movimiento
de todo cuanto alguna vez ha sido,
es o será una vida, algún objeto.

Y es entonces cuando yo renazco,
y al recobrar la voz, también recuerdo  20
—90→
que todo tiene su razón de ser,
que no es improvisado este misterio.

1984

  —91→  


ArribaAbajoBrindis


ArribaAbajo¿Cuánto tiempo pasó? Tiene lo nuestro
de pronto un especial sabor antiguo.
Y sin embargo, amor, de qué manera
todo se vuelve novedad contigo:
el gusto de la sal, la luz del patio  5
y el lento desayuno los domingos.
Hay algo entre nosotros que convierte
cada instante en milagro renacido.

Ven. Levántate ya. Cecilia duerme.
Pongámonos nuestro mejor vestido;  10
vayamos a la mesa a festejar
sin ni siquiera ella por testigo.

Sé que no observarás nuestro desorden
pero sí el mantel que he elegido.
Está crujiente y oloroso el pan;  15
y ¿sabes? hoy te preparé cocido.

Nada tiene que ver el calendario
con la celebración que compartimos.
Ninguna agenda tiene registrado
su motivo;  20
ninguna enciclopedia lo menciona;
no consta en ningún libro:
—92→
Es sólo que yo sé que aún te amo
y aún es como entonces, tan sencillo.
Pero por sobre todo, es porque entiendes  25
que entre tantos afanes, tantos ritos,
en aquél de estafar a las estrellas
nadie podrá jamás contar conmigo.

Alcánzame ya el pan. Sigamos siendo
siempre nosotros mismos.  30

1983

  —93→  


ArribaAbajoNunca me llamaste hermosa


ArribaAbajo Tu voz -con anillos y poros-
me habla un lenguaje de flores y espinas
cuando es primavera y
me miras.

Alzan al ocaso el roto evangelio  5
tus manos cautivas;
una voz musgosa
-reloj de agonía-
habla su cansancio
mientras tú me miras;  10
y una boca triste,
dura, entumecida,
cuenta del sudario que besas y lloras
quizá porque es primavera y me miras.

Sí. Claro que entiendes:  15
abril en el patio; flores amarillas.

Nunca me llamaste hermosa.

1967

  —94→  


ArribaAbajoY sin embargo...


ArribaAbajoY sin embargo he sido, soy hermosa
porque me amaste; porque yo te quise.
Y sigo hermosa ahora, ya marchita:
el pasado es presente. Así de simple.

1984

  —95→  


ArribaAbajoPortadores


ArribaAbajoSi -porque soy mujer- algo conozco
igual que tú, del ritual de la vida,
¿he de gastar mi tiempo en una historia
tan antigua?

Ser hombre. Ser mujer. La diferencia  5
antes que en formas, en verdad radica
no en quién tiene poder de engendrar hijos
sino en quién será siempre albergue de la vida;
no en quién consigue el pan, sino en quién debe
darle además su dosis de alegría.  10

¿Para qué revivir estas polémicas
patológicamente repetidas
-óvulo de quebrantos,
esperma de rencillas?

Si tú y yo somos hombre o mujer,  15
eso de ningún modo significa
que no podamos ser realmente seres humanos
-portadores, cada cual a su modo, del germen de la vida.

1983

  —96→  


ArribaAbajoAmor



I

ArribaAbajoDe pronto me sucede, patria mía,
que entiendo haber violado un viejo pacto.
Te busco entonces. Me respondes. Siento
al besarte el cariño de tu abrazo.
Y ya no dudo más: Aquí me tienes  5
con el antiguo sentimiento intacto.

Hoy sé que no debí callar por miedo
de mancillar la flor de tus lapachos,
desafinar la nota en tus guitarras,
desabrir con mi angustia tus naranjos,  10
arrebatar de rojo tus jazmines,
estorbar con mi furia tu descanso,
ensombrecer con mi ansiedad tu cielo
o asesinar con mi dolor tus pájaros.


II

Cuando intenté gritar, un centinela  15
me señaló el incendio en aquel patio
(el mismo sitio donde un dos de enero
acordamos tú y yo nuestro contrato
—97→
-allá a lo lejos, donde aún la vida
inaugura sus sueños y presagios).  20

Sí. Sólo por callar, sobre los hombros
cargué una espesa nube de quebranto,
se enredó la tristeza entre mis sílabas,
se arrinconó debajo de los párpados
un paisaje hecho flor en la dulzura  25
empecinada del amor y el llanto.
Y siempre estabas tú
en el sabor más puro de mis labios.


III

Qué importa ya
que no pudiera liberar mi canto  30
contigo y para ti, quizá por no estorbarte
con un antiguo sueño traicionado.

Importa sí que sepas que comprendo
que también guardas tu terrón amargo
y no impides que a veces se te esparza  35
y germine en los campos.

Es esa libertad sutil que ejerce
tu inmenso corazón mediterráneo
la que en verdad sostiene
-más que tus tiernos y valientes brazos-  40
las raíces, los frutos:
la cosecha de todos mis hermanos;
y es esa libertad la que me aferra
—98→
libremente, a tus átomos
y me insta por siempre a confesarte:  45
patria mía, te amo.

1983

  —99→  


ArribaAbajoVoz


ArribaAbajoDijo la voz al hombre aquella vez
en el engendro de los siglos:
«Tiempo y lugar te doy. Suficientes
para llenarlos a tu modo y arbitrio».
Y lo dejó, con su forma y un corazón de sueños  5
sólo consigo mismo.

Anduvo el hombre.
Cabalgó con sus ansias el potro del destino.
Doblegó piedra, bronce, agua,
y se armó de cuchillos  10
contra las bestias
y contra todo hocico.

Se hizo una voz.
Vistió sus desnudeces contra el frío.
Edificó cabañas y columnas  15
y sus manos moldearon monumentos que se desmoronaron
por sí mismos.

Luchó. Sufrió. El hambre
más de una vez minó sus intestinos
y brazos invisibles lo tentaron (lo tientan)
a entregarse a otros sueños y a otros ídolos.  20
—100→
Compró y vendió a su hermano por nada.
O por un grano mísero.
Y de su propia venta
su corazón fue el único testigo.

Y sigue el hombre hoy.  25
Porque es el mismo
éste que anda y desanda
los caminos
con sus sueños, sus dudas y esperanzas,
sus pies cansados, su llorar distinto.  30

Tanto ya el hombre vio;
de tantas ilusiones muertas fue testigo
que sólo a veces, como hoy, recuerda
aquella voz que oyó en el engendro de los siglos.

1965

  —101→  


ArribaAbajoBalance


ArribaAbajoHa llegado la hora del balance
y es preciso un recuento:
cuánto me debes tú,
cuánto te debo.

No. No por ser mujer;  5
pero hoy prefiero
-si no hay inconveniente,
desde luego-
que se mencione aquí
mi haber primero.  10

Me desangré, disfrazada de angustia
durante mucho tiempo.
Fui flor, semilla, fruta
olvidada a la orilla del sendero.
Todo era igual: la lluvia, las tormentas,  15
y hasta el filo de aquel feroz cuchillo negro.

Cuántas veces alcé mi voz con plegarias frenéticas
entre el fragor del trueno
y con hachas al hombro traté de derribar tu puerta
para asomarme de algún modo al cielo.  20
—102→

Inútilmente: con lentitud de siglos que no llegan
aguardé la luz de un mínimo lucero
con la mirada vertical y el nombre
sumergido más y más dentro del tiempo.

Me fue difícil:  25
demasiado, creo.
Es muy duro esperar cuando se lleva a cuestas
más que la forma que llamamos cuerpo
una obsesión hecha columna dura, firme
¿como acero?  30

Pero esperé. Y ahora estamos tú y yo
en inventario previo.

Cuando ya no quería
abandonar la protegida cárcel de mis sueños
tus manos se aferraron  35
de mis manos, mi boca, mis cabellos,
y me arrancaron a golpes
el silencio.

Juntos reconocimos
el infinito don del universo  40
y exploramos ansiosos
una parte vital de su misterio.

Y aquí empieza tu haber y se agrandan mis deudas.
Perdóname. Pero el balance quedará en proyecto.

1966

  —103→  


ArribaAbajoConfesión


ArribaAbajoSí.
Yo llamé a tu puerta día tras día
y mendigué cuanto pudieras darme
-como una pordiosera.

¿Por qué hablo en pasado?  5
Todavía
tiendo mi mano a ti cuando la tarde
disimula mi angustia y mi vergüenza.

Te amo más que nunca
y tu avaricia me duele siempre igual;  10
pero dejarte,
yo,
Poesía,
¿dejarte?

¡Muerta!  15

  —104→  


ArribaComo un padrenuestro


a Cecilia




ArribaSi muero hoy,
conoces el modelo
-color y forma-
de lápida que quiero.

Que silbe, cuando cave la tierra  5
un eficaz sepulturero
buscando dónde arrinconar
mis huesos.

Que nada importe ya de mí
-camino hacia el reencuentro.  10

Pero que alguna vez, alguna tarde
propicia, singular para el recuerdo,
leas una palabra, un poema
que derribe los muros del silencio
y llegue a mí, sencillo, elemental,  15
como un Padrenuestro.

1983