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ArribaAbajoII. Embajadores de Castilla encarcelados en Córdoba en los últimos años de Alhaquem II

Francisco Codera


En el penúltimo mes del año 363 de la hegira (Julio, Agosto de 974) se presentaba ante el califa Alhaquem II la última embajada, de que nos da noticia Aben Hayyan en el tomo del Almoktabis, existente en Constantina: las relaciones entre la corte del califa y los condes de Castilla y demás príncipes cristianos, que parecían muy cordiales, eran solo una tregua aconsejada por las circunstancias por las que habían atravesado los estados cristianos del Norte y que estaban dispuestos á romper en cuanto creyeran que era oportuno hacerlo.

Aunque por las palabras de Aben Hayyan, al referir la recepción de los embajadores, podría creerse que en la última decena del mes de dzulhicha habrían salido para su país, parece debe entenderse que recibidos en audiencia de despedida, fueron autorizados para marcharse, y que se prepararían á hacerlo, cuando al día siguiente llegaron á Córdoba noticias muy graves, que quizá sorprendieran tanto á los embajadores, como al mismo califa.

El sábado á 21 de dzulhicha del año 363 (22 de Setiembre de 974), llegaba á Córdoba la noticia de que el conde de Castilla, García, hijo de Fernán-González, rompiendo la paz que tenía pactada con el califa, y cuya continuación pedía con insistencia por medio de sus enviados, el jueves, 11 del mismo mes (el 11 era miércoles) (2 de Setiembre de 974), había acometido el castillo de Deza y territorios inmediatos, que constituían el gobierno de los Banu Amril; que presentada la batalla, ó mejor dicho, aceptada por los del castillo, García había quemado los sembrados y llevádose muchas caballerías; que Zarwel y Madhe, hijos de Amril, gobernadores de la región, habían salido tras él con su gente, recobrando ganados y botín y matando algunos rebeldes de los que se llevaban la presa; pero que habiendo salido contra ellos   —188→   considerables fuerzas de caballería, que los marranos habían emboscado y con las cuales no contaban los muslimes, se había trabado una batalla en el lugar conocido por Fahs Albarca (Alboreca) en las inmediaciones del castillo de Madhe, muriendo este de una lanzada.

Al recibir el califa esta noticia, mandó despedir á los enviados del maldito García, á cuyo efecto se adelantó á ellos un correo intimándoles que se marchasen; pero no solo se negaron á ello, sino que quisieron matarle, y luego se marcharon; inmediatamente el califa hizo salir en pos de ellos á Aflah, intendente en el cuartel de caballería, con un escuadrón de 30 á 40 caballos del chund, entre los cuales iban Tsaaban ben Ahmed, el destituído Hoçain ben Ibrahim y otros, quienes habiendo alcanzado á los fugitivos, que separándose del camino se habían ocultado en uno de los barrancos de ¿Caracuey?, los echaron á su pesar de un modo muy duro, siendo dura la cárcel de ellos.

El texto que ponemos á continuación y traducimos literalmente, no ofrece grandes dificultades.

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«Relación de la noticia del motivo que llevó al rebelde García ben Ferdinando, señor de Castilla y Álava, á quebrantar la paz   —190→   á seguida de haber manifestado ardiente deseo de que se prolongase y de haber enviado sus mensajeros y de haberla consolidado, aprovechando la ocasión de estar ocupado el sultán con la guerra de los que se le habían rebelado en la tierra de enfrente (al otro lado del Estrecho) y de haber enviado los mayores de sus capitanes y la mayor parte de los soldados del chund al otro lado del mar para combatirlos y de haber hecho este tirano causa común con la mayor parte de los tiranos cristianos y de los que ¿rodeaban?52 el país del islam; pero no produjo esto la protección de Allah para la gente de su coalición, sino que hizo caer sobre el enemigo las consecuencias de su ¡impudencia! y abyección.

»El sábado á 8 por andar de dzulhicha (22 de Septiembre de 974) llegó desde la frontera de en medio la noticia de la súbita ruptura de la paz de parte del tirano García ben Ferdinando ben Gundisalbo, señor de Castilla, á continuación de haber manifestado ardiente deseo de confirmarla, -la noticia de la celeridad con que había salido contra el país de los muslimes y de la incursión de sus gentes de guerra contra el castillo de Deza53, y lo que había inmediato del distrito de los Banu Amril ben Timlet en la mañana del jueves 1154 de dzulhicha (3 de Septiembre de 974) de dicho año (363 de la hegira), -que la gente del castillo había presentado la batalla, y que él había incendiado las mieses llevándose muchas caballerías de los muslimes; pero que Zarwel y Madhe, hijos de Amril ben Timlet, walíes del distrito, habían salido tras él con los que salieron con ambos de entre sus soldados y habían recobrado el ganado vacuno y demás presa, matando algunos rebeldes de los que llevaban el botín; pero que habiendo salido contra los muslimes de una emboscada de los   —191→   marranos mucha caballería, con la que los muslimes no contaban, se trabó por algún tiempo entre ellos un combate, el cual, habiéndose agravado, el capitán Zarwel fué atravesado de un bote de lanza, por cuya herida respiraba (era por ella respiración ó vida de él) y murió martir (la misericordia de Allah sea sobre él), acometiendo con su escuadrón: tuvo lugar la batalla en el día mencionado, en el lugar conocido por Fahs Albaracat (Alboreca, según cree el Sr. Saavedra), en las inmediaciones del castillo de Madhe.

»Al llegar esta noticia al califa, mandó expulsar á los enviados del maldito García, los cuales habían llegado y estaban en su corte para fortificar el negocio de la paz, é iban á volverse con la contestación que el príncipe les había dado el viernes anterior, cumpliendo el ardiente deseo de él (de García). Adelantóse hacia los enviados un foránik (correo), y habiéndoles mandado que se marchasen, ellos se negaron y quisieron matarle y luego se fueron su viaje; pero el sultán mandó salir tras ellos á Aflah, waquil (intendente) en el cuartel de la caballería, con un escuadrón de 30 á 40 de los principales del chund, entre los cuales estaban Tsaaban ben Ahmed, el destituído Hoçain ben Ibrahim y otros; acompañábalos número de gentes de varias clases: alcanzados en un valle ó barranco del país de Caracuey55, donde se habían escondido, separándose del camino, los embajadores fueron enviados (á Córdoba) del modo más violento56 y fué dura la cárcel de ellos.»

No dice el autor cuál fué posteriormente la suerte de los encarcelados embajadores, pues no vuelve á hablar de ellos: es de suponer que la prisión durara bastante tiempo, al menos hasta   —192→   los primeros años del califato de Hixem II; pues las relaciones de ambos estados no mejoraron en los dos últimos años del califato de Alhaquem, antes bien, debieron agriarse con el extraordinario, aunque inútil esfuerzo, que poco después hicieron los príncipes cristianos del Norte para apoderarse de San Esteban de Gormaz, cuya tentativa es muy posible que costase muy cara á los encarcelados embajadores, quienes si salieron con vida, y es verdad lo que nos dice Aben Hayyan de su imprudencia con el correo, que les intimara la orden de marcharse, quizá en ninguna otra corte de aquel tiempo hubieran sido mejor tratados ó menor maltratados.

El país en que se dió la batalla en que se inicia la guerra entre D. García de Castilla y Alhaquem II, pertenecía á los Banu Amril, familia sin duda bereber, de la que sospecho que no teníamos noticia alguna en los libros publicados, y de la cual Aben Hayyan nos proporciona datos que creo oportuno continuar aquí, por el interés que tienen para la historia de las provincias de Soria y Zaragoza.

Al folio 37 verso del original, 40 verso de la copia de la Academia, leemos lo siguiente:

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«A fines de racheb de este mismo año (361=17 de Mayo de 972) el califa Almoçtánçir billah confirió á los cinco hijos del difunto Amril ben Timlet el fronterizo, á saber, á Abderrahman, Haquem, Madhe, Galib y Zarwel, la investidura sobre el distrito de su padre Amril, repartiéndolo entre ellos por estar satisfecho de los mismos, siendo ¡saludados! en presencia de los wacires, en el palacio de estos, donde fueron investidos con los trajes de honor, y despedidos con las espadas elevadas, como se había hecho con los Banu Razin sus contemporáneos: con esto se volvieron a su país muy envidiados (por los honores de que habían sido objeto).»

Poco después vuelve Aben Hayyan á hablar de los mismos personajes, dando noticias más concretas del distrito que había gobernado Amril, y que ahora se distribuía entre los hijos por recomendación de Gálib, generalísimo y jefe de la frontera superior. Dice así, en el folio 39 recto del original, repitiendo en parte la noticia anterior y refiriéndose á la misma fecha.

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«A fines de racheb del mismo año (361=17 de Mayo de 972) llegó (á Córdoba) uu escrito del wazir y generalísimo Gálib ben Abderrahman, llevado por Gálib, Zarwel y Haquem, á quienes (el generalísimo) describía como valientes y de firme resolución, aconsejando que fuesen investidos del gobierno de su padre Amril ben Timlet; accedióse á esto, y Abderrahman de entre ellos fué investido del mando del Castillo de imagen ¿Budiel?59,   —194→   Gálib quedó con el mando del castillo de imagen ¿Ateca?, su hermano Madhe con el de imagen Peña Roya ¿Villarroya?60 y su hermano Zarwel con el de imagen hoy monasterio de Piedra?61, siendo todos ellos obsequiados con trajes de honor y con regalos.»

Nada se dice en este último texto de Haquem, á quien en el anterior se menciona el segundo entre los cinco hijos del difunto gobernador Amril: como el castillo de Deza, que fué el blanco de la incursión del conde D. García de Castilla, no se cita en este reparto, en el cual no se asigna porción á Haquem, á pesar de haber sido uno de los tres que llegaron á Córdoba con la carta de recomendación del generalísimo, walí de Medinaceli, sospechamos que Haquem sería el designado para gobernar el castillo de Deza, que no sería de los menos importantes.

Aunque no podemos fijar los nombres actuales de los castillos gobernados por los Banu Amril, ni el del punto donde se dió la batalla, parece casi seguro que estaban comprendidos los de Deza y Ateca, y que los otros, cuyos nombres no son tan claros, corresponderían también á las actuales provincias de Soria y Zaragoza.

Madrid 18 de Enero de 1889.

Francisco Codera