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ArribaAbajoIV. Embajadas de príncipes cristianos en Córdoba en los últimos años de Alhaquem II

Francisco Codera


La corte de Abderrahmán III, y la de su hijo y sucesor Alhaquem II, habían presenciado espectáculos por demás halagüeños para el amor propio musulmán, al ver llegar á sus puertas príncipes cristianos que, en sus luchas de familia, ó destronados por sus pueblos ó rivales, imploraban el auxilio de los califas de Córdoba. En los últimos años del semisecular reinado de Abderrahmán III habían sido recibidos con solemnidad extraordinaria Doña Toda, reina regente de Navarra, su hijo D. García y el destronado rey de León, Sancho el Craso, que, echado de su reino por su primo Ordoño el Malo, había ido á contar sus cuitas á su abuela Doña Toda, la cual, no pudiendo con las fuerzas de Navarra restaurar en el trono á su nieto, hubo de pasar por la humillación de pedir la protección de Abderrahmán, quien la concedería sin dificultad, aunque con su cuenta y razón, como era de suponer.

No conocemos la descripción detallada de esta recepción, sino indicaciones generales que nos hacen formar una idea grandiosa de la magnificencia que en tales casos se desplegaba417; lujo y aparato que Alhaquem II tuvo también ocasión de manifestar en la recepción de alguna otra ilustre dama que, como la reina, de Navarra, se presentaba en Córdoba como medianera entre el califa Alhaquem y su hijo Rodrigo Velázquez418, conde de Galicia, ó del Algarbe, como veremos que le llama Abén Hayyán al mencionar una nueva embajada de este mismo conde.

Si, como tenemos en el medio tomo del Almoktabis la historia no completa de cinco años del reinado de Alhaquem II, tuviéramos el tomo íntegro, podríamos formarnos idea exacta del   —454→   número de embajadas que llegaron á Córdoba en estos años, y probablemente encontraríamos alguna, referida con todos sus detalles; pues con haber sido las de los últimos años menos importantes, por cuanto las embajadas parece que solo tenían por objeto hacer declaraciones, no siempre sinceras de amistad y casi sumisión, y no concurriendo circunstancias excepcionales en los embajadores, sin embargo las recepciones son muy ostentosas.

Por desgracia la narración de la primera embajada que se conserva en el manuscrito de la biblioteca de Çidi Hamuda en Constantina419, no está íntegra, pues faltan algunas palabras; pero aún puede rehacerse casi por completo. (Folios 2, 5 y 6.)

A fines de xabán del año 360 (=970) llegaba á Córdoba una embajada del conde de Barcelona Borrell I, hijo de Sunyer; era el embajador el conde Bon-Fil ó Bon-Filio, hijo de Sinderedo?420, confidente de Borrell, encargado de las fortalezas y negocios graves. El objeto de la embajada parece haber sido dar al califa noticias de Borrell, hacer protestas de verdadera obediencia y amistad (clientela ó patronazgo), presentándole como regalo 30 esclavos entre hombres, mujeres y niños, cuantos había podido encontrar en la corte y los confines de su estado; pues creyó que nada sería más grato al califa. El conde Bon-Fill iba acompañado de 20 magnates de Borrell, y entre ellos se notaban los enviados del conde Guitard421, adelantado de Borrell en Barcelona, los cuales llevaban también su carta para el califa, ó iban acompañados de tres caballeros.

Acompañó á los embajadores, en todo ó parte del viaje, Hixem ben Mohammad ben Otsmán, oficial de la guardia422 y capitán   —455→   en Tortosa y la cora (ó distrito) de Valencia. La comitiva parece que se había hospedado en el campamento de Fahs Aççaradik, y después, al llegar al puente de Córdoba, en la almunia de Nasar, en la orilla del Guadalquivir; esto tenía lugar el martes, á fines de xaabán del año 360 (= 27 de Junio de 971 de J. C.)

Dejando sin duda á la comitiva instalada en su alojamiento, el gobernador de la frontera de Valencia se presentó al califa en Medina Azzahra y le dió cuenta de su cometido; el califa mandó honrar la mansión de los embajadores, y el sábado inmediato, á 4 de ramadhán (1.º de Julio de 971) fueron recibidos en audiencia solemne, si bien, como era natural, la solemnidad no fué extraordinaria.

Sentado el califa, como de costumbre en tales casos, en el trono en la plataforma del salón oriental de audiencias, salón que daba, á los jardines, fueron llegando los wacires, quienes se sentaron por su orden, ocultándole á las miradas423, de entre ellos por la parte de la derecha el wazir y kaid Galib ben Abderrahmán, y debajo de él, Káçim ben Mohammad ben Thomlos, wazir y prefecto (¿oficial?) de la familia (¿intendente de palacio?); á la izquierda prestaba el mismo servicio el wazir y gobernador de Córdoba Chafar ben Otsmán, y debajo de él el gobernador de Medina Azzahra Mohammad ben Aflah: en busca de los embajadores de Borrell salió Xahwar (ben Abderrahmán) ben Axxeij, acompañado de un piquete del chund, y algunos de los principales cristianos de Córdoba, que habían de servir de intérpretes.

Al adelantarse Xahwar, ya los embajadores llevaban los regalos de Borrell para el califa, los cuales consistían, como se ha dicho, en 30 cautivos, entre hombres, mujeres y niños, ¿con hermosos vestidos de seda y armas?424: Xahwar condujo á los   —456→   embajadores á sus asientos en las salas de estancia del chund (¿el cuerpo de guardia?) en Medina Azzahra, hasta que estuviese completo el preparativo de la audiencia del califa: dióse la orden de entrar, y entraron yendo delante de todos el conde Bon Fill.....425, y cuando (¿estuvieron?) en la puerta de la sala en que estaba el trono, se postraron..... hasta que llegaron cerca del califa, cuya mano besaron..... y permaneciendo en pié, entregaron el escrito ¿de Borrell?: mirólos el califa, y abrió la conversación con preguntas acerca del estado de Borrell, su amo, y de su país, recordándoles el buen concepto de su pueblo para con él y su buena correspondencia426: los embajadores dijeron lo que les plugo, y los intérpretes declaraban al califa lo que decían los embajadores y á ellos lo que éste decía; terminada la sesión, Xahwar ben Axxeij se marchó con ellos á la almunia de Nasar, el campamento, que se le había preparado para servirles con su gente; el califa dió orden de levantar las cadenas de los esclavos, para que fuesen conducidos á sus moradas, cuya orden fué cumplida.

El tesorero en Medina Azzahra, Ahmed ben Ibrahim, por haber sido encargado de ¿acompañar? á los enviados de los rebeldes y de acercarse á ellos, dijo en alabanza del califa unos versos, de los cuales se copian cinco.

Cuando fué sábado (no sabemos qué día del mes de xaval)427, el califa celebró otra audiencia en el trono del salón oriental del alcázar de Azzahra saliendo..... ben Chauxán428 acompañado de un piquete de caballería en busca del elche Bon-Fill; rodeábanlos varios cristianos de Córdoba, que habían de servir de intérpretes, y llegados á presencia del califa, cumplieron su cometido; el califa mandó..... del comitente de ellos Borrell en contestación al escrito   —457→   de él, y dió á Bon-Fill, su enviado, los grandes ¿regalos? que correspondían á los esclavos á quienes había dado libertad, y dió á conocer á ellos lo que habían de decir á Borrell de su parte, y le proponía acerca del fin de la obediencia (paz entre Barcelona y Córdoba); Bon-Fill y sus compañeros fueron autorizados para regresar, y se les dieron los regalos, vestidos y acémilas según sus categorías..... saliendo de Córdoba, de regreso, á mitad de xawal antefechado (10 de Agosto de 971).

De esta embajada enviada á Córdoba por el conde de Barcelona Borrell I, no sabemos que se conserve noticia en otra parte; al menos M. Dozy, en su Histoire des musulmans, ninguna referencia hace á la misma, ni la encontramos mencionada en la Historia de Cataluña de nuestro compañero el Sr. Balaguer.

Al día siguiente de haber salido de Córdoba el conde Bon-Fill y los suyos, el califa Alhaquem II celebró audiencia con las mayores solemnidades de costumbre para recibir á otros embajadores de príncipes cristianos; pues el sábad o á 16 de xawal (11 de Agosto de 971) el califa se sentaba en el trono del salón oriental del alcázar de Azzahra para recibir á los embajadores, que se habían reunido en su puerta; presenciaron la solemnidad los wazires, y ¿estaban al lado? del califa sus hachibes, según costumbre, y las diferentes clases estaban de pie dentro y fuera del alcázar.

Entraron los primeros los enviados de Sancho ben García, seflor de los Bastones (García I de Navarra), que eran el ¿Abad Basal? imagen429 y Velasco, cadhí de Navarra? imagen430, con cada uno de los cuales iban dos de los magnates del rey.

A continuación se presentó al califa el arif Abdelmélic, que venía de la corte de Elvira, hija de Ramiro II431, con su embajador   —458→   imagen432; entraron después Habib ben Thawila y Çaâda, como enviados de Fernando ben Filin ben Comes Talamanca433; luego entró García ben ¿Aton?434, mensajero de García ben Ferrando ben Gundisalbo, señor de Castilla y Álava435: á continuación se presentó ¿Ximeno?436, enviado de Fernando ben Axxur, con sus dos compañeros Ferrando Elgas (y Elgas) su compañero, y por fin entraron dos enviados del conde Gonzalo437, Çuleimán y Jalaf ben Çaad.

Cada grupo de representantes dió cuenta del estado de su país, y cumplió lo que le había encargado su principal acerca de pedir la continuación del vínculo de la paz; se contestó á todos ¿favorablemente? y después de habérseles hecho grandes regalos, se marcharon á su poderdante (folios 22 v., 23 r.)

El sábado á 6 de dzulhicha438 de este mismo año 360 (1.º de Octubre de 971) hubo otra recepción de embajadores, también en el alcázar de Azzahra, llegando á presencia del califa en el orden   —459→   siguiente: el califa acercó á su persona al Abad ¿Maleh? imagen439 enviado de Elvira, hija del difunto rey Ramiro, la cual regentaba el reino por el rey sucesor, Ramiro ben Sancho ben Ramiro, señor de Galicia en esta sazón; el califa se enteró del enviado (de su cometido), y éste se salió, entrando luego el conde ¿Ximeno? ben García ben Sancho, el que estuvo en rehenes por su hermano Sancho ben Garcia, señor de Pamplona440; luego entraron Jamiç ben Abu Çelith imagen señor de Castilla441, y Didaco ben ¿Çebrit? enviado de Abén Axxur442.

Con los agemíes iban de los principales de los cristianos de Córdoba, el kadhí de ellos Asbag ben Nabil443, su obispo Iça ben Mansur444, su conde Moawia ben Lupo445 y el metropolitano de Sevilla Obaidallah ben Kaçim446, quienes servían de truchimanes; el califa se enteró de lo que llevaban de parte de sus comitentes,   —460→   y recibida contestación satisfactoria se fueron á su camino (folio 33 v.)

De sola una embajada hace mención Abén Hayyán en el decurso del año 361.

El domingo, á 9 por andar (en el texto dice 7) de chumada 1.º (10 de Marzo de 972) llegó á Córdoba el imagen447 conocedor de la vía oculta? enviado del emperador de Constantinopla, elevado (recientemente) al trono de los rums: hab ía intentado matarle (al emperador anterior?)448 este magnate (ó rey) que enviaba este su legado al califa Almoçtansir billah: era su nombre (el del emperador?) Abu Aççemiçkin? (¿Zemisces?) y no era de familia real, sino de los domésticos (prefecto de provincia oriental) de Jaforun (Nicéforo) su antecesor, en cuyo lugar se proclamó independiente: el califa honró al enviado, mandando hospedarle en la almunia de ¿Albanti? imagen y que se le dieran amplios estipendios.

Hasta fines del año 362 no encontramos en Córdoba embajadores de príncipes cristianos; el martes á 22 de dzulhicha (23 de Septiembre de 973), el califa celebró sesión solemne para recibir, no solo á embajadores de príncipes cristianos, sino que en la misma sesión fueron recibidos primero, aisladamente de los enviados de los cristianos, los de varios jefes de tribus de la costa de África; y después que estos fueron despachados con las solemnidades correspondientes, se llamó á los embajadores de los reyes de los agemíes, presentándose los primeros los enviados de Sancho ben Garcia ben Sancho, señor de Pamplona; luego se presentaron los enviados de Fernando Anxurez; á continuación los de   —461→   los Banu Gómez449, y por fin los de Rodrigo Velázquez450, conde del Algarbe; todos cumplieron lo que llevaban de parte de sus comitentes, y pedida la contestación, obtuvieron sus regalos (folio 83 v.)

La narración de dos recepciones de embajadores en el año 363 merece particular estimación, ya por los detalles que da el autor respecto á nombres de personajes, ya por un incidente desagradable que en una de ellas ocurriera.

A 17 de safar del año 363 (17 de Noviembre de 973), el califa Alhaquem Almoçtansir billah se sentaba en el trono en el alcázar de Azzahra con el mayor aparato y adorno; presenciaban el acto los wacires y las diferentes clases de la servidumbre, haciendo de hachibes para este acto, según costumbre, los mayores de ellos; el califa recibió primero, no como enviados, sino al parecer solo para cumplimentarle, á varios individuos de la familia de los Banu Hanun de África; después entraron á presencia del califa los enviados de Elvira, tía y regente del rebelde rey de Galicia, y hablaron de parte de su poderdante, comenzando el discurso con una ¿injuria? Interpretaba á la letra el discurso de ellos Asbag ben Abdallah ben Nabil, kadhí de los cristianos de Córdoba, nombrado para esto por los agemíes; el califa lo acriminó en el acto, y acercándose al truchimán le echó de su presencia á voz en grito, mandando que se retirasen los embajadores, á quienes hizo algunas amenazas; imputó al intérprete sus crímenes y mandó separarle y destituirle del cadiazgo de los cristianos, rebajándole; luego hizo saber á los enviados el disgusto á que lo había llevado por parte de ellos; Ziyad ben Aflah, oficial (ó prefecto) de la caballería, los recibió en su casa, en el palacio del chund (en el cuartel) ¿disputando con ellos? y haciéndoles saber que, de no haber tenido la inmunidad que les daba su carácter, hubieran sido castigados inmediatamente; atribuyó la culpa de   —462→   la reprensión al intérprete Asbag, por haberse adelantado, como lo hizo, con tan malas palabras; también le echó la culpa de las fuertes amenazas, haciéndoles saber por qué el emir de los creyentes había hecho llegar á ellos el castigo duro y enérgico; para que sirviera de enseñanza á estos rebeldes y lo tuviesen entendido, por lo que hacían llegar á él de palabras; pues estaba investido por ellos y por sus compañeros los enviados de los rebeldes; (suponía) que si así no fuera, no lo hubiera añadido por su cuenta.»

El jurisconsulto Ahmed ben Arux, el de Morón, recibió orden de salir para Galicia como enviado á la rebelde Elvira, en compañía de los embajadores de ésta, que regresaban de Córdoba; á Ahmed se unió Obaidallah ben Kaçim, el Metropolitano, como intérprete, y salieron con los enviados, que se marchaban, á fines del datado mes de racheb.

Estaba, entonces en la parte del Algarbe Mohammad ben Motarrif, y recibió comunicación mandándole salir con ellos (fol. 88 r. y v. del manuscrito de la Academia, 79 r. y v. del original).

En el mes de xawal del año 363 (23 de Junio á 24 de Julio de 974), llegó á Córdoba el walí de la frontera de Lérida y Monzón, Mohammad ben Rizak, acompañando al enviado del conde Borrel, al conde Guitard, gobernador de Barcelona y uno de sus magnates451, el cual iba seguido de algunos de los suyos con carta para el califa, recordándole su amor, su clientela y alegría, por su salud, deseándole que se renovasen.

También entró el conde ¿Axdak ben Omar Daud?452 embajador   —463→   de Otón, rey de los francos, con su correspondiente carta, repitiendo el ¿regalo?: luego se adelantó Esteban ben ¿Inik?, enviado del obispo ¿Harix?453; Nuño ben Gundisalbo454, señor de Castilla, también con su correspondiente carta, suplicando renovar la paz, y ¿pidiendo humildemente? su continuación por la necesidad de la prolongación en esta fecha: también se adelantó Peláez ben Çuyth, enviado de Fernando Anxurez455 con su carta, pidiendo la renovación de la paz... el califa hospedó á todos, honrando sus alojamientos (fol. 100 v. y 23 v. y 24 r.)

El sábado, 9 del mes de dzulkada del año 363 (31 de Julio de 974) el emir de los creyentes se sentó en el trono del alcázar de Azzahra en sesión de gran honor: los diferentes órdenes de empleados estuvieron de pié dentro y fuera del alcázar, haciendo de hachib á la derecha del califa el wazir, kátib y gobernador de Córdoba, Chaâfar ben Otsmán; y debajo de 61 (ó á sus órdenes) el   —464→   jefe de la caballería y de la familia (¿intendente de palacio?) Ziyad ben Aflah; unían las dos filas con los hachibes, series de los criados según sus categorías, y el califa hizo llegar á sí al enviado del rebelde de Barcelona, Guitard, gobernador de la misma ciudad por parte de su príncipe Borrell ben Sunyer, que presentó su escrito (sus credenciales), haciendo presente la permanencia de la obediencia y firmeza de su conducta.

Después llegó Axdaco, enviado de Otón, rey de los francos, quien presentó también su escrito, renovando la alianza y asegurándola: á continuación llegaron Esteban ben ¿Inico? obispo de... y Nuño ben Gundisalbo, señor de Castilla y Peláez ben Xerith, enviado de Fernando ben Anxur: estos dos presentaron sus escritos y dijeron lo que se les había mandado de la alegría por la permanencia, pues ya sabía por él que se ¿apresuraba á conservarla?; á ambos se dió la contestación y les fueron enviados los correspondientes regalos, recibiendo licencia de marcharse á su camino en la última decena de dzalhicha (fol. 101 del manuscrito de la Academia, 96 r. y v. del original).

El estudiar y comentar el contenido de cada uno de los textos, que he procurado traducir con la mayor exactitud posible, hubieras sido trabajo demasiado largo, y que cae ya, dentro de aficiones particulares: Quiénes sean cada uno de los príncipes ó magnates que envían embajadas á la corte de Alhaquem II, no es fácil determinarlo, y en todo caso para intentar hacerlo, se necesitan aficiones y conocimientos regionales, que yo no tengo: los dedicados especialmente á la historia de Cataluña y de las diferentes comarcas del Noroeste de la Península, que constituyeron estados más ó menos independientes, son los llamados á identificar los nombres de los embajadores mencionados y el carácter de quienes los enviaban: lo poco que sin revolver muchos libros, podía yo hacer, va indicado en las notas correspondientes.

Madrid 23 de Noviembre de 1888.

FRANCISCO CODERA.