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ArribaAbajoPrimera relación anónima de la jornada que hizo Nuño de Guzmán a la Nueva Galicia.

Desde el río del Espíritu Santo fue el gobernador Nuño de Guzmán hasta el río de Hastatlan, como él dice, que habrá diez o doce leguas, el cual era una provincia bien poblada y grande: allí le aguardaron de guerra los naturales, aunque no a que aguardase a romperse, porque luego los desbarataron. Aquí asentó el gobernador su real encima de la barranca del río, y recogieron toda la más comida que pudieron para invernar allí, por respeto que las aguas estaban recio: aquí fallaron tanta provisión de comida, de gallinas de las de México, e maíz, e patos, e otras aves, que fue cosa extraña. E ansí con el buen pasto que fallaron, como por las aguas que eran recias, y el pesado ejército que llevaba, estoviéronse de asiento dos meses, de lo cual no poco daño se siguió al real, porque estando un día muy seguros, vino un deluvio tan grande que el río salió de madre por ciertas barrancas que tenía, y por muy ancho que era, que se llevó muchos de los pueblos de los indios que estaban poblados cerca del calor cristiano, e puso en tanta necesidad, que se salieron de sus ranchos e tiendas e se subían a los árboles, porque las tiendas estaban casi cobiertas de agua; y en todo la que podían determinar de sobre los árboles, no vían tierra, sino todo agua, si no eran las sierras que estaban lejos, y todos pensaron que era ya cumplida la voluntad de Dios, e que todo el mundo era agua, porque eran tantos los venados e otras alimañas e géneros de caza que el agua llevaba, que les ponía espanto; e ansí les llevó a los cristianos mucha cantidad de puercos, que después les hizo mucha falta. Duró esta venida todo un día, e luego abajó.

Después de vuelto el río a su madre, e ir en su ser como de antes, como la tierra quedó mojada, y con aquel vapor de la lluvia, adoleció la gente de amigos que Nuño de Guzmán llevaba, naturales de México, e muriéronse en muy gran cantidad, e asimismo muchos cristianos; y de los naturales de la tierra quedaron pocos, porque como los cristianos les habían tomado los bastimentos, y el ríos vino tan crecido, acabó de mojárselos, porque entró por los más pueblos dellos, por manera que esta provincia se vino a destruir e despoblar, que no hay agora casa ni señal della; e algunos de los indios que aquí quedaron vivos se fueron veinte, treinta leguas a la sierra a vivir e juntar con otros que en ella estaban. Los ritos e cirimonias destos indios son como los de Xalisco, salvo que son grandes flecheros, y cárganse diferente de los de Xalisco, porque toman un palo en el hombro, y ponen la mitad de la carga en el un cabo del palo colgando, y de otro cabo otro tanto como pesó, y así caminan.

Desde esta provincia en fin de los dos meses pasó Nuño de Guzmán a la provincia de Chametla, que estaré doce o quince leguas la costa adelante: en esta provincia le salieron de guerra, porque es una provincia muy grande y de mucha gente, e flecheros como los otros, aunque aquí usan porras y rodelas; y todas estas armas trae un indio, porra y rodela y flecha; y la rodela es hecha de unas varillas muy junta una con otra, con su hilo tejidas, e tráenlas cogidas debajo del brazo, con una cuerda por debajo del brazo, que ellos traen, en que anda arrollada; y cuando quieren aprovecharse de ella sueltan la cuerda y descógese, y queda como pavés, el indio cobierto, y algunas veces, desque ve que el de a caballo va tras él y que le va alcanzando, se deja caer en el suelo, y se cubre con su rodela, y ha de ser buena la lanza que la pasare, porque las varillas de que son hechas son de palma, que es un palo muy recio. Al cabo desbarataron los indios los cristianos e se aposentaron en Chametla. Pasa por aquí otro río grande, el cual es muy buen puerto en la mar: estará cinco leguas de la provincia el puerto. Aquí se detuvo Nuño de Guzmán también hartos días: hallaron mucha provisión para comer, e muchas gallinas como las de México, las cuales no hay ya de aquí adelante. De aquí pasó adelante y descobrió la provincia de Quezala, que es otro río, aunque no tan grande, y descobrió otra provincia que se dice Piazcla; y el de Quezala estará ocho leguas de Chametla, y el de Piazcla estará doce de Quezala: por aquí en estos ríos ovo algunos recuentros con los indios, porque eran bien poblados. Desde Piazcladescobrió el río de la Sal, que estará ocho o diez leguas, al cual le pusieron así porque hallaron allí una pila de sal muy grande. Ya aquí la tierra es más arcabucosa y cerrada de monte, y es toda tierra llana, porque todo es costa a cuatro e cinco leguas de la mar, y este río de la Sal estará cuatro leguas de la mar. Aquí tovieron recuentro con los indios, aunque no mucho, porque no es mucha gente. Aquí hay muy buenas casas de diferente hechura de las pasadas, e tienen las casas de los caciques hecho un palenque alto al derredor, con su puerta, e su plaza dentro, e muchas de las otras casas; y esto es por la guerra que tienen unos con otros.

Los ritos desta tierra son que tienen por dios al demonio, e hacen algunos sacrificios como los de atrás; y en muchas casas de las desta tierra tienen muchas culebras mansas, e tiénenlas en una parte de lo más oscuro de la casa en un rincón, y están revueltas unas con otras hechas un montón, que había montón dellas bien grande; y como estaban hechas una bola redonda, y sacaba una la cabeza por arriba, y otra por abajo, y otra por en medio, era cosa muy espantosa, porque son gruesas como el brazo, y abrían la boca; las cuales no hacen mal ninguno, antes las toman los indios en las manos y las comen. A estas decían que tenían en figura del demonio que adoraban, e les hacían mucha honra, y les daban de comer. En esta provincia y en todas las demás pasadas hay mucha cantidad de algodón y ropa, e así anda la gente bien vestida con sus mantas e naguas, e hay mujeres hermosas. De aquí pasaron adelante por la costa como iba, e llegaron a una provincia que se dice la Lagunilla, e a la villa de Horabá donde está la villa de San Miguel; e de aquí pasaron al valle de Coliacan que está doce leguas adelante. En este valle tovieron muy gran guazabara con los indios, porque era la tierra más bien poblada que en Indias se ha visto; por este valle de Culiacan pasa un río muy bueno, mayor que ninguno de los pasados. Habrá desde la mar hasta el principio de las sierras nueve leguas de tierra llana. Todas estas nueve leguas iban cuajadas de pueblos del un cabo e del otro del río, a tres cuartos e a media legua, que cada uno tenía quinientas, seiscientas casas. Eran las casas muy largas e muy bien hechas, e collertas de paja por muy gran arte; tenían encima de los caballetes de los tejados sus inviciones como acá en Castilla, de barro muy pintadas, especialmente tenían hombres y mujeres que se juntaban unos con otros, y hombres con hombres, porque en esta tierra son muy sucios los hombres en este pecado, y así casi lo tienen por fe. Aquí ya digo tovieron muy gran reencuentro con los indios los cristianos, mas al fin los desbarataron, y el gobernador Nuño de Guzmán se entró en la tierra e se aposentó en ella, y como era tan bien poblada comenzó a traer su trato con los naturales, e a llamarlos de paz, e así vino toda la tierra de paz, porque los indios deste valle eran de muy gran razón, e tenían en mucho a los caciques, e en su vestir e traer eran muy cortesanos, e en sus tratos muy delgados, porque en todos estos pueblos había muy grandes tianguez e contrataciones unos con otros, de pescado y ropa e frutas y de todas sus menudencias como en México, salvo que no saben qué cosa es oro; y plata hay alguna, porque entre ellos se usan zarcillos de plata. Hay muchas turquesas de que traen hechos puñetes los hombres e las mujeres en las piernas y brazos, los que son señores.

Desde aquí envió el gobernador al alcaide de las Atarazanas de México, que se decía Samaniego, a descobrir lo que había adelante, e llegó hasta el río de Petatlan, y como halló que las casas eran de aquellas esteras, y la gente de tan ruin arte, y que no había ropa, e que la tierra se iba disminuyendo, volviendo100 a dar razón dello a do Nuño de Guzmán estaba, el cual acordó de pasar las sierras, para ver lo que había adelante, porque de la demanda que de las Amazonas había tenido, ya se le había deshecho, e quiso seguir la de las Siete Cibdades, de que tenía noticia al principio que de México salió; e ansí envió delante de sí al capitán Gonzalo López, que era mariscal de campo, para que pasase las sierras e del otro cabo buscase algún poblado donde se poder aposentar, y él comenzó a caminar tras el Gonzalo López; e comenzando a entrar por las sierras, como la tierra era áspera e agria, comenzó a perder lo que llevaba; en una parte se les despeñaban los caballos y en otra se le huían los amigos porque no hallaban que comer; y en otra se le quedaban las cargas, por manera que cuando llegó al cabo de las sierras, que duraron cerca de cuatro leguas, se halló muy falto de todo, e allí vino a él Gonzalo López, que ya había días que había pasado las sierras, a dalle cuenta de lo que había hallado, el cual le dijo cómo él había andado sesenta leguas por la tierra más llana que nunca había visto, e toda despoblada, e que si no fue al abajar de las sierras, que halló una estancia de indios de siete o ocho casillas que estaban a orilla de un río, que no había visto otra gente ni manera de haberla, la cual el día que allá llegó le mataron dos hombres de dos flechazos, e que no había pasado adelante por la comida que le había faltado: e visto el gobernador la cantidad del despoblado que había, e la necesidad que ya él llevaba de comida, acordó de volverse al valle de Culiacan donde había salido, como lo hizo, aunque en esta jornada llegó muy al cabo para morirse del trabajo e enojo de verse él e la gente perdido. Vuelto al valle de Culiacan, después que ya se ovo reformado la gente del trabajo del camino, como la tierra estaba de paz acordó de poblar una villa, e andando a buscar la mejor comarca de la tierra, vínola a poblar en el río de Horabá, cinco leguas arriba de donde agora está, porque después se mudó, porque allí estaba en comarca del valle de Coliacan e del río de la Sal e del río de Piazcla e de toda la comarca de la tierra, a la cual villa puso por nombre San Miguel, e dejó en ella por capitán a Diego de Proaño, e cient hombres por vecinos, y él dio la vuelta por donde había venido, a poblar a Xalisco, donde pobló la cibdad de Compostela de Santiago, y de allí envió a poblar la villa de Guadalajara con un capitán que se dice Juan de Oñate, el cual la pobló en la provincia de Tonalá que está treinta leguas de Xalisco hacia México y hacia Pánuco. E después de poblada, todo salió de paz, e luego sirvieron a los cristianos. Tardó Nuño de Guzmán en hacer esto dos años, y en todo este tiempo no se había sabido de él, e ya estaba por presidente del audiencia de México el obispo D. Sebastián Ramírez. Cuando Nuño de Guzmán estuvo en Chametla a la ida que iba descobriendo la tierra, envió desde allí al veedor Pedro Almindez Cherinos que se volviese a su casa, y envió con él al capitán Francisco Verdugo para que hiciese gente y volviese a poblar a Tonalá e a Xalisco, creyendo de hallar él la tierra que iba a buscar, e que no traía necesidad de venir él a poblar aquello: y con las residencias que en México se ofrecieron e nuevos oidores, el Francisco Verdugo no tuvo tiempo de volver tan presto como quisiera, y el marqués del. Valle, como capitán general de la Nueva España, y por cumplir la capitulación que con S. M. había puesto, envió a D. Luis de Castilla con gente a poblar a Xalisco; y esto era en el año de 31. Y a Francisco Verdugo diole licencia el audiencia real que fuese a poblar a Tonalá. Al tiempo que D. Luis de Castilla llegó a Xalisco, halló ya poblado a D. Nuño de Guzmán, el cual como supo que D. Luis andaba por la tierra haciendo daño, envió a Cristóbal de Oñate, hermano del capitán Juan de Oñate, con gente a prenderle, como lo hizo; e traído a Xalisco, Nuño de Guzmán le trató muy bien e le aposentó en su casa e le hizo todo buen tratamiento, como quien él es, e le dijo que se podía ir a México quando quisiese, pues vía que aquella tierra estaba poblada, e ansí D. Luis se volvió a México.

Al tiempo que Nuño de Guzmán salió de México a descobrir, que fue el año de 29, como era gobernador de Pánuco dejó por teniente en su lugar a Lope de Mendoza, e dejóle mandado que entrase por la parte de Huxitipa descobriendo, e que poblase donde hallase disposición. Este Lope de Mendoza entró y pobló en los valles de Huxitipa, que es en la misma provincia, veinte leguas de la cibdad de Pánuco, el cual se estuvo en ella. Después de estar el gobernador en Xalisco poblado, fue allí el capitán Cristóbal de Barrios, hermano deste Andrés de Barrios que aquí está, con cierta gente a ver al gobernador, e pocos días antes que él llegamos el capitán Francisco Verdugo e yo, y el gobernador mandó a Cristóbal de Barrios que se aderezase con la gente que había llevado de México e con la demás que allí estaba, e que fuese a la provincia de Chametla a poblar una villa, y a mí mandóme que fuese a la villa de San Miguel, que había dejado en Culiacan después que el Cristóbal de Barrios oviese poblado, que dende allí me diese gente que me acompañase hasta la villa: y esto lo hizo el gobernador por hacerme honra, porque tenía que la villa de Coliacan había de ser la mejor que había en todas las Indias; la cual lo fuera si no fuera por la mala orden que el capitán que en ella dejó tuvo; y fue que como el gobernador dejó la tierra de paz, los españoles dejaron de sembrar e diéronse a comprar el maíz de los indios, e a contratar con los indios, e ansimismo las otras comidas que habían de comer; porque lo que los indios contribuían no bastaba para la sustentación de los españoles y de sus casas; y después que a los cristianos se les acabó el maíz e los rescates para comprarlo de los indios, sin saber el capitán dar orden para que los cristianos se sustentaran sin destruir la tierra, permitió que los cristianos fuesen a tomárselo a los indios por fuerza a sus casas, y a vueltas de tomalles el maíz les tomaban las mantas e chaquira, que es aquellas turquesas, e las otras cosas que ellos tenían de hacienda, por manera que los indios, visto que no se les guardaba la paz, determinaron de alzarse y esconder lo que tenían en los arcabucos y en los montes, y quemar sus propios pueblos, como lo hicieron; y en lugar de remediar este daño, los cristianos comenzaron a dar tras las rancherías e a robar la tierra, como ya estaban alzados, y comenzóse a destruir la tierra como agora está, y los indios moriéronse de hambre, porque dejaron de sembrar dos o tres años con la golosina de aquella conserva del maguey; que en la ranchería donde estaban en los montes en los hornos hacían su conserva, e como era melosa e hecha con miel, dioles cámaras e muriéronse todos, que ya no han quedado sino muy adiados indios e muy pocos, puesto que como agora se han descobierto ricas minas, se sustentan los cristianos en aquella villa; y por esto lo que desmerece un capitán que no se sabe dar maña a sustentar una tierra tan buena, y tan poblada y abundantísima como esta era, merecen otros que lo saben hacer, e de lo que no es tal como esto, hacerlo mejor, como V. M. lo tendrá mejor entendido.

La provincia de Cuiseo, que es de la primera que trata Nuño de Guzmán en su relación, está junto a la de Mechoacan, y es de la misma lengua de Mechoacan: ya esto estaba descobierto de antes. Los ritos e cirimonias que estos tienen son como los que tienen en México, puesto que la lengua es otra. Llámanse los indios entre ellos Tarascos, y no traen maures,101 sino sus desvergüenzas de fuera; salvo que traen unas camisetas como los indios del 102que les llega hasta la rodilla. Tienen entre estos indios una costumbre, que cuando están algunos caciques en compañía de otros, tienen muy grande humildad y respeto al mayor. El Cazoncí que Nuño de Guzmán dice que quemó, era tan gran señor corno Motenzunba, y aun más rico de oro y plata: tenía treinta cabeceras de tierra, que es como acá cibdades, sin sus subjetos, subjetos a él, y treinta señores dellas.

La villa que está poblada en los valles de Huxitipa se dice San Luis; poblóla como he dicho Lope de Mendoza: está veinte leguas de la cibdad de Pánuco, la tierra adentro hacia Xalisco. Esta villa de Huxitipa quedó en la gobernación de Xalisco después que mandó el rey estar a Pánuco debajo de la gobernación de México. Hay desde esta villa de Huxitipa ciento e dos leguas a Tonalá. Los ritos e cirimonias desta provincia de Huxitipa e Pánuco son como los que se hacen en México, e así se hacen los sacrificios, aunque difieren en ciertos fanos103 que entre ellos hay, como es la lengua diferente, e así tienen sus cues altos hechos de adobes con sus gradas; e los indios traen sus mantas e maures como en México: tienen sus maneras de brebaje para sus borracheras: tienen muy gran cantidad de pulcre de aquellos magueyes, que es el vino que ellos beben. Es tierra abundantísima de frutas y de caza de venados y otras cosas: hay muchas gallinas de las de México. Sale desta provincia de Huxitipa un río grande que pasa por Pánuco e sale a la Mar del Norte, el cual es puerto. Estará Pánuco de la Mar del Norte trece leguas poblada: es tierra no muy doblada y caliente: usan el pecado nefando los indios: cuando están en sus borracheras e fiestas, lo que no pueden beber por la boca, se lo hacen echar por bajo con un embudo. Tienen sus maneras de instrumentos de flautas, trompetas y atabales y cornetas. Cázanse en esta tierra codornices, perdices, tórtolas e otras muchas aves. Es tierra abundantísima de muchos comidas.

(Original).