Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

  —59→  

ArribaAbajoCiertos pájaros


Y lo que vuela en mí se manifiesta
en la ecuación errante de sus alas


PABLO NERUDA                


a Rubén Bareiro Saguier
camarada cardinal

  —60→     —61→  

ArribaAbajoAcendra su vuelo el kuarahy mimby1



Rauda lengua solar, incisión amarilla
que practica el invierno en el aire del lunes:
cada vez más cenceño, cada vez más preciso,
tu pico ansioso entiende la gira de las nubes.

   La falange inmediata de tu airón sensitivo  5
azuleja la frágil sucesión de las luces
en esta siesta fría que convoca tu vuelo,
que enaltece tu aliento, que te suelta y te cubre.

   Dulce flauta trasversa, grisalla musicada
sobre el suelo propenso del raigón a la cumbre;  10
instrumento templado por el cerro y los árboles,
de tus hermanos brotas, hacia tu padre subes.

(agosto 1993)

para Luly Codas



  —62→  

ArribaAbajoLos engaños del guyrapaje2



   Aunque tus bruscas timoneras
enfilen a contracorriente,
en un momento te disipa
la resolana de setiembre.

   Y aun cuando, en la flor de la piedra,  5
parezca que tu sombra crece,
la fronda trabuca tus alas
y humea tu pluma y se pierde.

   Ligero tabaco encendido
por desaparecidos duendes:  10
como en sus ojos; en tu pico
se toma el azul por el verde.

   Trampa en el viento alucinado,
fino y vidrioso del naciente:
quien te mira en la rama, sueña;  15
quien dijo que te escucha, miente.

(setiembre 1993)

para Helio Vera

  —63→  


ArribaAbajoLarga danza inmóvil del mainumby ka'aguy3



   Ya seas
colibrí
el jubiloso joyelero
del tiempo glauco en su cenit
o sólo un súbito incidente  5
del rocío más sutil
aunque gires de frente
y de perfil
tu pico es tu copa tu pinza tu verga
tu espadín  10
orfebre del pistilo y del estambre
catador de un mínimo elixir
guerrero iridiscente
violador carmesí.

   Multifloral solitario polígamo  15
hasta el frenesí
penetras en la rosa siete hermanas
en la guaireñita en la sinesia en el jazmín
de leche y en el niño azoté
en perlas y corales en el alelí  20
en la dama de noche
en el manaká en la hortensia y de allí
en la coronita de novia
—64→
en el apeyvá del país
en la orquídea suelda con suelda  25
en el raído sombrero y en el torongil
cuya corola sexualmente te obsede
con su olor a limón ceutí.

   Secuestrador de los nectarios
trompo de aéreo carril  30
la ráfaga del sol
es tu piolín
y tu lujosa zarabanda fija
es un laberinto añil
un remolino de topacios  35
una morada transparencia sin fin
mientras tu cola
como blanco exornado violín
concierta el redondel de la mañana
y las vislumbres del confín.  40

   Para que los sépalos sepan
de tu vertiginoso mal cariz
con zumbido de avispa de derrame
norteas por ahí
y cuando junto al estigma y al ovario  45
estalla tu quieto éxtasis danzarín
ni el hilo de un dios pasaría
entre el tubo de tu lengua y el cáliz febril.

   Por último tanto revuelas
del racimo al capullo inverniz  50
que no hay diferencia si ejecutas
la nupcial parada motriz
—65→
o el famoso
pichichí
duro baile antiguo  55
de las lloronas y el espolín.

   Mas después de bañarte
y de sorber y hacer el amor por mil
te aplaudes a ti mismo entrechocando
tus alas con punta de marfil.  60

   Pero no sabes
que portas el aura del feliz
que tu visita
asegura una suerte gentil
y entonces nos conmueve  65
que se concentre tu impaciencia aquí:
ésta es tu casa tu campo tu monte
tu altura colibrí.

(setiembre 1993)

para Edgar Valdés



  —66→  


ArribaAbajoContrariedades del ypekû sayju4


   Asoleado asolador
de brotos del oscuro maíz guaikurú
y asimismo azuelador de alta madera;
opalino robador del albur
de nuestra siembra  5
y también arcángel de florido capuz.

   Rápido gastrónomo
de la sustancia morena del yvapurû
de la pingüe mariposa del coco
pocos al igual que tú  10
alternan el escoplo del carpintero fino
con la sinvergüencerías del tahúr
y en tu pelaje entonces se mixturan
(lomo y cogote gualdos pico azul)
el tenue rebozo de la Virgen  15
y el botellón de caña áurea de Belcebú.

   Las alboradas te atavían
con una baticola de tisú
y al propio tiempo con un áspero
tatuaje de urukú.  20

   Tu vuelo verticalmente violento
quiebra del este al sur
o -bordado en aire blando y lentas ramas-
se ciñe como en pausas de laúd.
—67→
   Tu voz misma  25
entre aquella y esta luz
puede ser un solemne cloqueo aguardentoso
o el silbo legendario del urú.

   Cerrado en la capuera
trozador de la salud  30
de rozas y cosechas
no has de recular ante ningún
espantahombres ni espantasombras
ni espantapájaros en cruz
y en busca del salado gusano de la ura  35
del moscón intrincado del verde lembú
eres capaz de horadar el herraje
de un ataúd.

   Desde temprano retumba tu trabajo
tu tornadiza inquietud  40
picando del lapacho de cerro
hasta un apepú:
de tal modo estamos cantando
bienhechor perjudicial ah ypekû sayjú
esa tu condición bifronte  45
esos vicios de tu virtud.

(setiembre 1993)

para Maybell Lebron



  —68→  

ArribaAbajoLa ambiciosa jornada del tukâ hovy5



   De bucanero y artista exorbitante
te vamos a calificar:
lúcido saltimbanqui,
voluptuoso rapaz,
entre volantines empinas la garganta  5
y sobrevienes y saqueas y te vas
del goce purpúreo
de un guayabal
a los riesgosos pichones
de karakará,  10
del huevo sagrado
de la perdiz tataupá
al cauteloso pimpollo
de la canela montaraz,
y se malicia  15
que hasta sabes volar
sin alas, mascando la semilla soltadora
del kurupa'y itá.

   Un breve espejo recamado
es para ti la aurora enhiesta del palmar;  20
en ella te contemplas,
cónyuge de la luz ungido ya,
—69→
desde tu grácil bañadera:
la corola intensa del ñandypá.
   Pero el resplandor embiste  25
y es menester aparejar
-pirata de párpado pelado,
polícromo capitán-
tu navegación
de bandera negra y azafrán,  30
de verde espolón
descomunal.

   Así empieza y ocurre el abordaje
de las presas que aliña tu afán;
sin embargo, apenas anochece  35
por la oscilante ramazón, estribas el gran
pico en la espalda
y además
le cobijas con tu cola;
ahora bien, arduo tucán:  40
ese cumbreño anclaje en el silencio
tampoco te saciará.

(setiembre 1993)

para Ramiro Domínguez



  —70→  

ArribaAbajoArrullo del jeruti pytâ en la siesta de los bosques6



   Cuando agravas tu zureo
la siesta juzga y espera,
pero el monte se exaspera
como en un denso goteo
de sueño y sombra y deseo;  5
monótono desconsuelo,
junta de amor y recelo
desde tu garganta roja,
y empeño torcaz que arroja
purgatorios contra el cielo.  10

(setiembre 1993)

para Gladys Carmagnola



  —71→  

ArribaAbajoAcometida del taguato'i7



   Con el silencio violento
de tu penacho azulejo
hincas y ejerces un viejo
embate oblicuo en el viento
un choque, un destello hambriento  5
bastan: la sangre despena
tu sed, el aire refrena
su ardor o su sobresalto,
y un vago plumón en alto
declara la muerte ajena.  10

(setiembre 1993)

para Francisco Madariaga



  —72→  

ArribaAbajoEl cheoropara, artífice de su pasión8



   Trino de carbón y espuma
bajo el celaje fragante,
y el mismo ajedrez constante
en el trazo de tu pluma;
luz que esparce, azul que suma,  5
van desanudando el día
mientras tu oficio confía
su intimidad clamorosa
y un limpio quebranto acosa
tu altanera simetría.  10

(octubre 1993)

para Luis Szarán



  —73→  

ArribaAbajoCanto fiel del masakaragua'i9



   Nueve sílabas veloces
infundes, congregas, sueñas
de la fronda que desdeñas
hasta el resol que conoces;
honra de las otras voces,  5
fiesta de alhaja temprana,
tan liberal como ufana
tu música condesciende
y nítidamente aprende
nutre y salva la mañana.  10

(octubre 1993)

para Emilio Pérez Chaves



  —74→  

ArribaAbajoCantilena del aka'ê hovy10


Con crugido de nuez cascada,
Ritma sus saltos de perfil


LEOPOLDO LUGONES                




   Con un sermón copioso
y tres capotes índigos,
fácilmente difundes
tu jactancia de obispo.

   Pero el ocaso apunta  5
que al final no eres sino
monago descuidero
o insensato domínico.

   Como frunciendo el aire
turbas nido tras nido,  10
más curioso que osado
y voraz más que pícaro.

   Centinela espontáneo,
cuadrillero imprevisto,
por un instante azoran  15
la penumbra tus gritos.
—75→

   Comprobatorio inútil
de crótalo y colmillos,
distrae antes que avisa
tu plagueo aturdido.  20

   Y así tu obtuso moño,
tu antiguo ladronicio,
justifican y empujan
sólo este romancillo.

(noviembre 1993)

para Pilar y Carlos Filártiga



  —76→  

ArribaAbajoDoble loor del suruku'a11

Los brillos y esmaltes del macho son superiores a los de los picaflores... No prolonga sus vuelos que son violentos y a ondulaciones... Toda la cabeza y cuello son negros, con bellos cambios azules y morados; el pecho hasta la cola es escarlata, con el costado del cuerpo y tapadas, aplomado. La espalda hasta la rabadilla, con las cobijas menores, de un verde bellísimo en conjunción con la luz y dorado en oposición. Las cobijas mayores son una conjunción de puntos menudísimos, agraciados, blancos y negros... La central de la cola es azul con la punta negra... Todos los colores brillan lo que la imaginación no puede concebir... Es sin duda alguna el más hermoso de los pájaros del Paraguay


CARLOS GATTI, Enciclopedia Guaraní-Castellano de Ciencias Naturales y conocimientos paraguayos, II, 265, 266                



I



   Aderezo suntuario
que se abrocha o se desata,
exhalación escarlata
de encendimiento plumario
y encandilante inventario  5
del ámbar verde, el morado,
—77→
del azabache, el dorado,
cumpliendo frente a la siesta
parábolas de ballesta
en nuestro cielo exaltado.  10




I


... pájaro raro, suruku'a


CANCIÓN POPULAR                




   Tu deudo el quetzal norteño
pliega su lluviosa espalda
y una envidia de esmeralda
roza su sagrado ceño:
columbra, como en un sueño,  5
tus fulminantes alardes
cuando surcas marzo y ardes
con tu diamantado giro,
con impulsión de zafiro
contra el nácar de las tardes.  10

(marzo 1994)

para María del Carmen Paiva

para Elinor Puschkarevich





  —78→  

ArribaAbajoSolo soberbio del havia corochire12


Minha terra tem palmeiras,
Onde canta o Sabiá


GONÇALVES DIAS                




   Tu flautín de platino
rebana el aire,
alertando las albas
de parte a parte.

   Se escalofría el monte,  5
riñen los árboles;
tu seguidilla pasa
no hay quien la guarde.

   Melodiosa de engaños
o claridades,  10
tu pasión no pronuncia
la última frase.

   Corochiré, tu endecha
vuela sin nadie
y te clava en el alma  15
hasta la carne.

(abril 1994)

para Abelardo de Paula Gomes



  —79→  

ArribaAbajoSe yergue de amores desiertos la calandria13

... en su libro «Pájaros del Paraguay»... Azara dice, con precisión, que la Calandria no remeda o imita los cantos de otras aves... En conjunto, el canto es emitido de un modo distinto al de cualquier otra ave..., pues las mismas notas no son nunca repetidas por segunda vez en el mismo orden, y aunque la Calandria tiene muchas notas favoritas, puede variar cada una de cien maneras distintas... también emite notas parecidas a las de la flauta, a las que suceden otras agudas y quejumbrosas... luego hermosos floreos musicales o frases...


GUILLERMO ENRIQUE HUDSON, Aves del Plata, 26, 27                




Tu cántico se inflama
como si pretendieras
con la sola quejumbre
ganar tu guerra.

   Ah monja enamorada  5
que su tortura ostenta
con hábitos de lino
y de arpillera.
—80→

   Sumisión anhelosa
y denodadas penas,  10
ofertorio de aromas,
leche y pimienta.

   Mas las horas desairan,
calandria volandera,
tus remontes intactos,  15
tu sed perfecta.

(abril 1994)

para María Teresa y Gustavo Laterza



  —81→  

ArribaAbajoEstrépito y luces del sakuaju14



   Tu rapidez, salpicada
de vino y oro,
ilustra este tiempo raso,
zurce el verano al otoño.

   Duro celaje pequeño  5
de acerbos rojos,
de turbulentos celestes
y de verdes licenciosos.

   Va codiciando mazorcas
tu errante asombro,  10
mientras embriagan la aurora
tus coléricos antojos.

   Qué griterío caliente
hueco de pronto
cuando el naranjal concita  15
tu trabajado reposo.
—82→

Lampadario entre las ramas,
nítido loro,
rindo aquí pleito homenaje
a tus hambres y a su arrojo.  20

(abril 1994)

para Aldo Delpino



  —83→  

ArribaAbajoPlenilunarmente baladra el urutau15



   Vertical en la noche, tu alarido rubrica
el altivo follaje que la sombra escarmienta
y tu estertor precoz de bruja parturienta
la rogación destrenza, los agüeros complica.

   Pero un hervor de luna severamente rica  5
acentúa tu crudo diapasón, alimenta
tu quebrantoso curso, tu pureza violenta,
y monda ese suplicio que en tu pecho repica.

   Tu lamento es tu escudo, tu aventura, tu dueño,
y hasta el confuso invierno se sabe poseído  10
por tus anchos agravios, por tu espantoso empeño.

   Gritas como si un sueño descuajara tu oído
o como si tu lengua te trepanase el sueño:
reclamo contra viento, delirio contra olvido.

(agosto 1994)

para Adolfo Cáceres Romero



  —84→  

ArribaAbajoPreámbulo para el ataque del halcón morotî16


Quejándose venían sobre el guante
los blancos torbellinos de Noruega


GÓNGORA                




   La majestad mutante de las nubes
atestigua el preludio:
las pulsaciones lentas de tu insomnio,
la primaria paciencia de verdugo.
Centella predispuesta que atalayas  5
plumajes y terrores errabundos,
tu deseo concéntrico recauda
tolvaneras y rumbos,
tu engañoso gemido
vaticina cercano tu triunfo;  10
cetrero de ti mismo,
no se dará en los nortes el disturbio
sino en este fragoso contrafuerte:
desde su pétrea gravedad consulto
esa luz que te hamaca  15
y el asalto presumo:
el precipicio de tu incendio blanco
que con fiebres idénticas saludo.

(setiembre 1994)

para Rafael Montesinos



  —85→  

ArribaAbajoPreñado reposo augusto del taguato apyratî17

Cuando el azor águila encopetado, uno de los más bellos y feroces cazadores de las selvas neotropicales, descubre una presa o presiente un enemigo, pliega su copete occipital. En realidad este adorno, patente durante el descanso, contribuye a descomponer la silueta de su cabeza... Esta formidable rapaz alcanza el tamaño de una pequeña águila perdicera. Sus garras, no obstante, son mucho más fuertes y desarrolladas que las de las cazadoras mediterráneas. En el plumaje, de belleza asombrosa, se combinan los tonos oscuros del dorso con los claros, ocres y barreados de las partes inferiores, de tal manera que su aspecto resulta increíblemente imponente y exótico... También captura mamíferos de extraordinaria robustez


FÉLIX RODRÍGUEZ DE LA FUENTE
Enciclopedia de la fauna, VIII, 144
               




   Tu descanso geométrico procura
menguar la transparencia de la espera,
como si usases garras de madera,
como si encaneciese tu negrura.
las amnistías de la primavera,  5
es propiamente un banderín que altera
la aciaga ordenación de tu postura.
   Ejecutante sobrio del venado,
imparcial asesino del enjuto
tigrillo y del lagarto novelero,  10
   tormenta quieta, príncipe surcado
de miel abrupta, de granizo y luto,
escudriño en el verbo, y te pondero.

(octubre 1994)

para Jorge Escobar Argaña




ArribaAbajoUn soneto shakespeariano al ñakurutû hû18



   Con un aullido de mastín remoto
y un ácido siseo encapuchado,
tu envergadura atisba desde el roto
murallón del crepúsculo vidriado.

   Troquel de la sapiencia, percutor  5
en nuestras altitudes fragorosas
de una verde impiedad, y tomador
de carne oculta y lunas minuciosas.

   Cepo de piedra y ceño embosquecido,
uñas amargas, cuerno rotatorio,  10
tu tarso alberga el eco del graznido,
del tardío aletazo mortuorio.

   Cofrade bruno, ávido sargento
y capataz del aniquilamiento.

(noviembre 1994)

para César Alonso de las Heras



  —88→  

ArribaAbajoImitaciones o apariencia del guyraû pakova19



   Al borde de tu atril basculante
en el acaudalado bananal
-emporio de tus ensueños
teatro de tu nidal-
eres el roturador  5
inicial
del mutismo convexo de los amaneceres
pero no con tu trova natural
sino lealmente plagiando
la de tu tío carnal  10
el guyraû chopî
concertino del maciegal.

   Y al paso que la lumbrería
reconcilia el fluyente lindero
con los coágulos azules  15
vas contrahaciendo el cancionero
de tu parentela eficaz:
el amargo guyraû estero
el carmíneo
guyraû tropero  20
y el picoblanco guyraû choré
en su mentidero
del caraguatal.
—89→

   Mientras se vanagloria el día
expandes tu premiosa afición zahorí  25
copiando verbigracia al chiricote
que revela su nombre porque sí
o a la calandria que llora un bien perdido
como aquel rey granadí
o al tumultuario quinceliño  30
con su acre reclamo baladí
o al havía cejijunto
disuelto en su trino turquí
o al suruku'a esmaltado
y su melancólico piripipí  35
o al cheoropará celoso
en su algebraico gorjeo y así
también el risueño eneasílabo
del marakaragua'i
o el ronco cheuchéu alarmista  40
de la urraca de hirsuto bigudí
o el silbato que anuncia amor y muerte propia
del solitario isócrono chochî
o la infusión metálica
de la perdiz chororí  45
cuando está pardeando el chircal...

   Y justamente a boca de noche
ensayas tu grito personal:
la voz diverge
pero el tono es otramente general;  50
por consecuencia
tu visible acentuación sentimental
ímprobo guyraû paková
—90→
es una resonancia apenas espectral
o sea extraña o de nadie o de nada  55
en el desierto áureo del bananal.

(diciembre 1994)

para Carmen y Enrique Riera



  —91→  

ArribaAbajoSombría matriz estival del yvyja'umi20



   Dilacerada, rasante,
tu bruñida melopea
entra en la noche y puntea
la estrellería rampante.

   Ojos de fósforo ciego  5
y oídos de tierra suelta,
no es de amores tu revuelta
ni tus sueños son de fuego.

   Frota, ofusca los caminos
de golpe el descendimiento  10
de tus dudosos destinos.

   Cruz de arenados anhelos,
es de polvo tu ardimiento,
son de ceniza tus vuelos.

(enero 1995)

para Gonzalo Lema





  —92→     —93→  

ArribaAbajoEntremedio frutal


   ...no de purpúrea fruta, o roja, o gualda
a tus florestas bellas
falta matiz alguno


ANDRÉS BELLO
a Óscar Gustavo Oddone
hermano y consultor
               


  —94→     —95→  

ArribaAbajoPakuri loma21



Mediodía
que restalla
sobre las escabrosas
ensenadas
de selva,  5
sobre el vértigo de las barrancas.

   Y allí, ramaje adentro,
cuajan la quebrada penumbra
fosforescencias quietas,
candiles de callada tersura,  10
conmociones
redondas, frutas
de cáscara solar
y frescor sustantivo de luna.

   Pakurí de los altos,  15
resumen fugaz de la espesura,
silabario perfumado
y cruza
de repentina miel de lechiguana
con astringente limasutil profunda.  20
—96→

   Entretanto,
el mediodía
no acaba de ensañarse
encima
de esta trabazón empinada  25
de islerías.

(octubre 1993)

para Raquel Saguier




ArribaAbajoÑandypa guasu22



   Estuche
de leves azúcares ardientes
y tintura
de antiguas guerras.

   Mágicamente habidos del arco  5
del Gemelo Mayor,
sus maderos arredran al jaguar,
su hojarasca se percata
de los silentes pasos moteados.

   Oleo  10
elemental
y zumo
que en la piel se hace cárdeno violento.

   Frutos
que penden de su padre abierto  15
como imperiosos
genitales cenicientos,
de linaje tan pródigo
—98→
que aun caídos,
deshechos ya en su madre,  20
huelen a espíritu de vino célebre
o a bálsamo secreto.

   Pequeño dulzor de fiebre,
ungüentario
de lejanos pleitos.  25

(octubre 1993)

para Tadeo Zarratea



  —99→  

ArribaAbajoYvaporoity23



   Licor de irrupción segura,
el rescoldo de la aurora
cose, apresta y condecora
su exacta camisa oscura,
punza y cuece su dulzura,  5
pulimenta su turgencia;
trámite, señal, sentencia
del trimestre generoso
y compacto ejemplo umbroso
de la frutal insurgencia.  10

(octubre 1993)

para Luisa Moreno



  —100→  

ArribaAbajoÑangapiry24


   El jalde Ñangapiry
   Agridulce


VICTORINO ABENTE Y LAGO                




   Naranjado primo hermano
de la exultante guayaba
y apremiante baya brava
que agrupa el sabor montano;
diminuto miliciano  5
de la arisca especiería,
en la verde algarabía
manda tu yelmo de escamas
y desde su alcor proclamas
tu gustosa nombradía.  10

(noviembre 1993)

para Raquel Chaves



  —101→  

ArribaAbajoYvapurû25


Como a un amante Noviembre espera
Con impaciente savia feraz


IGNACIO A. PANE                




   Cuando te desflora
algún desfrutador,
prorrumpe en un sollozo duro
tu desnudo tornasol.

   Convite de pupilas hondas  5
y virgo crujidor.

   (Para que te beban luego con azúcar,
fermentado chacolí mareador),

   Noviembre disemina
en tu corazón  10
una leche que entrecortan
simientes de recóndito arrebol.

   Noviembre,
tu amador,
tu continente,  15
tu sazón.
—102→

   Iris negros
engarzados en su tronco surtidor.

Y atezado,
dispuesto pezón  20
amamantando
a su mismo suelo criador.

   Oh simultáneo privilegio
de ser -en el solsticio mejor-
apetito y sacramento,  25
bombonera y galardón.

(noviembre 1993)

para Meca y José Félix Fernández Estigarribia



  —103→  

ArribaAbajoAratiku26


   ...la chirimoya,
talega de brocado, con su envoltura impide
que gotee el dulzor de su nieve redonda


JORGE CARRERA ANDRADE                




   Bestia o esfera primordial
suspendida
en los márgenes ambiguos
del sotobosque.

   El rigor  5
de tu caparazón inmóvil
de veras defiende
esa delicadeza fácil
que las nubes
acendran.  10

   Carapacho amarillo,
tedio
y hartazgo de vieja tortuga
insolándose
sobre el sospechoso  15
matorral.
—104→
   Pero también
dorado coracero firme
vigilando sin relevo
la conjuración meticulosa de las hojas,  20
la temática crueldad
de las hormigas atigradas,

   Y para tus adentros
la ambrosía blanca
que el consecutivo cielo  25
condensa.

(diciembre 1993)

para Jorge Enrique Adoum



  —105→  

ArribaAbajoGuavira pytâ27



   Rubio subido del diciembre y suave
adobador de fauces o de labios
o de picos que infrinjan tu hermosura;
túnica complaciente, hollejo blando

   que acidula una franca dulcedumbre,  5
casi pulpa lustral y casi ensalmo,
sabor rotundo que nos limpia el pecho
de humedad, de tinieblas y de espasmos.

   Y en el linde del agua y de la roca
derramas tus rubores sosegados,  10
el piso de la selva se esclarece,
comienza el escrutinio del verano.

(diciembre 1993)

para Nila López



  —106→  

ArribaAbajoJakarati'a28

El fruto es una baya ovoideo cilíndrica de 3-8cm. de largo por 1-3 cm. de ancho, anaranjada, con pulpa jugosa, dulce y comestible, colgante en el tallo. Hay numerosas semillas amarillas de 1-3 mm. de diámetro. Fructifica en enero-febrero... Esta especie habita la selva de la Región Oriental, formando una parte del estrato medio en los sitios húmedos... se ha observado que los monos (Cebus apella) comen los frutos.


JUAN ALBERTO LÓPEZ et al
Árboles comunes del Paraguay, 112
               




   Morrión de enmarañadas lujurias,
almagre azufrado
contra la magnitud cerúlea.

   Camafeo suculento
y granazón que relumbra.  5

   Un mástil espinoso
mantiene
tu explosión simétrica,
bienhallada de cristianos trajinantes
y monos oriundos.  10
—107→

   La escarcha tibia de tu tallo expulsa
crasas crisálidas del cuerpo
o a veces abejas irritadas del ánima.

   Y bajo la ceniza del fogón
tu cariñoso tuétano  15
se enternece más todavía
para bañar después
los pómulos de un niño.

(enero 1994)

para Alfredo Stevens



  —108→  

ArribaAbajoArasa pytâ29



   Una luz permisiva,
cimera, oronda,
tu madurez sostiene,
tus perfumes adorna.

   Zarcillo del verano  5
y juntadora
de zumbos, de gorjeos
que apetecen tu forma.

   Esta virtud de enero
calma la boca;  10
toda mi infancia cabe
en tu médula roja.

   Latir de la inocencia
o de otras cosas.
palpo tu piel y entiendo  15
la sumergida historia.
—109→

   Candela del guayabo
ingente y poca:
el conjuro no basta,
su jarabe me sobra.  20

(enero 1994)

para Francisco Pérez-Maricevich



  —110→  

ArribaAbajoMburucuja30



   Rubicundo confitero
de aglutinadas delicias,
con qué celos acaricias
la cintura de febrero;
fresco gentil, prisionero  5
de su tirante vestido,
fundas tu manso estallido
en un tiemblo reluciente,
en un fuego transparente
y en un tumulto escondido.  10

(febrero 1994)

para Esther González



  —111→  

ArribaAbajoNaranja ombligo ygatimi31



   Si tu corteza distante
finge sortijas de bronce,
el dictamen de tu almíbar
nos fecunda y nos compone.

   Dignidades del boscaje  5
y golosina del pobre
vecino de estas escarpas
y arriero de los desmontes.

   En India aprendió tu ombligo
a descorrer su horizonte  10
y de Ygatimí regaste
el aliento de tus orbes.

   Pomo de placer aurífero,
ofrecida curva prócer,
unes la enjundia castiza  15
al lujerío del porte.
—112→

Yo digo de tu apogeo,
del cristal de tu renombre,
con el designio inocente
de poner letra a tus dones.  20

(mayo 1994)

para Susana Gertopan



  —113→  

ArribaAbajoMandarina cazapa32



   Abril y mayo te fraguan,
pero junio es el que elige
esa crispada fragancia
que bien te ciñe.

   Múltiple luna cubierta  5
que sus disfrutes repite
en un suceso de gajos
y jugo firme.

   Las caravanas del Asia
desatracaron tu origen,  10
y así es hoy nuestro arrebato
el que te rige.

   Vegetal crisoberilo
que con resplandor audible
tramonta aquí sus favores,  15
sus limpios índices.
—114→

   Juventud de mis recuerdos,
casta mandarina insigne,
te debía esta alabanza
pulida y triste.  20

(junio 1994)

para Hugo Rodríguez-Alcalá