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Escena I

 

DON ROQUE y después MUÑOZ.

 
 

(DON ROQUE observa si alguno le escucha, y luego llama a MUÑOZ.)

 
DON ROQUE
Solos parece que estamos;
entra, Muñoz.
MUÑOZ
¿Y qué es ello?
DON ROQUE
Nada más que preguntarte
del encargo que te he hecho,
y qué has podido observar. 5
MUÑOZ
¿Qué encargo, lo del ungüento?
DON ROQUE
¿Hombre, al salir no te dije
que los dos quedaban dentro?
MUÑOZ
¿Qué dos?
DON ROQUE
Don Juan e Isabel;
y que vieras...
MUÑOZ
Me acuerdo;
10
yo no he visto nada.
DON ROQUE
¿No?
Conque ¿don Juan se fue presto?
MUÑOZ
Un buen ratillo tardó.
DON ROQUE
Ya, pero en ese intermedio
¿no se hablaron?
MUÑOZ
¡Qué sé yo!
15
DON ROQUE
Pues ¿no te encargué que, luego
que yo me fuese, estuvieras
escuchando muy atento,
si los dos...?
MUÑOZ
En el portal
me he estado casi durmiendo. 20
DON ROQUE
Conque ¿nada has hecho?
MUÑOZ
Nada.
DON ROQUE
¡Hombre, nada! Pues es cierto
que se puede descuidar...
¡Válgame Dios!
MUÑOZ
Yo me entiendo.
DON ROQUE
¿Qué entendiduras, Muñoz, 25
son esas, ni qué misterio
puede haber?
MUÑOZ
Yo lo diré;
yo lo diré claro y presto.
Que no quiero andar fisgando,
que no quiero llevar cuentos 30
entre marido y mujer;
yo sé muy bien lo que es eso.
Está un marido rabiando,
hecho un diablo del infierno
contra su mujer; encarga 35
para apurar sus recelos,
a un criado que la observe
palabras y pensamientos.
Bien: observa, escucha, cuenta
lo que vio, y arma un enredo 40
de mil demonios. Hay riñas,
voces, lloros, juramentos,
palos... La mujer conoce,
(y es fácil de conocerlo),
que toda aquella tronada 45
vino por el soplonzuelo.
Trama un embuste, de suerte
que el marido hecho un veneno
se irrita con el fisgón,
le atesta de vituperios, 50
y le echa de casa. Agur:
perdió de una vez su empleo.
Pues ¡cierto que las mujeres
no tienen modo de hacerlo
con primor! Está el marido 55
rechinando y ¿qué tenemos?
Nada. Viene la señora;
él se irrita, bien, y luego
anda el mimito, el desmayo,
la lagrimilla, el requiebro, 60
y ¿qué sé yo? De manera
que destruye en un momento
cuanto el amo y el criado
proyectaron. Y yo creo
que, cuando un marido tiene 65
medio trabucado el seso
con las caricias malditas,
irá en mal estado el pleito
del chismoso del criado;
porque ellas no pierden tiempo. 70
Entonces entra el decir
que es un bribón embustero
el pobre correveidile,
respondón, pelmazo, puerco,
con un poco de borracho 75
y otro poco de ratero.
El maridazo es entonces
voto de amén, no hay remedio;
ella logra cuanto quiere
de este modo, y... ¡Yo me entiendo! 80
DON ROQUE
¡Hombre, por amor de Dios!
MUÑOZ
Si digo que yo no puedo,
no puedo, no hay que cansarse,
ya está dicho. A perro viejo
no hay tus tus.
DON ROQUE
Mira, Muñoz,
85
coge un cordel...
MUÑOZ
¿A qué efecto?
DON ROQUE
... y ahórcame.
MUÑOZ
No necesita
de cordeles ni venenos
quien se casa a los setenta
con muchacha de ojos negros. 90
DON ROQUE
¡Dale bola con la edad!
MUÑOZ
¡Dale con pedir consejo!
DON ROQUE
Tú mismo me aconsejaste,
no ha mucho, sobre el suceso
de ayer noche, y me dijiste... 95
MUÑOZ
De lo dicho me arrepiento.
DON ROQUE
Mira, Muñoz, como soy
cristiano, que ya no puedo
aguantarte. ¡Qué maldita
condición!
MUÑOZ
Pues yo ¿qué he hecho
100
de malo? ¿Hice yo la boda?
¿Di mi consentimiento
para que viniera el huésped,
la hermana, ni el tacañuelo
de Ginés, ni la criada 105
que me sisa los almuerzos?
¿Yo he de pagarlo, sin ser
arte ni parte? ¿Qué es esto?
DON ROQUE
Hombre, ven acá, ¿quién dice
que tengas la culpa de ello? 110
Sólo digo que he sentido,
que hayas andado tan lerdo
en hacer lo que te dije.
Esto es regular, sabiendo
que se quedan en casa, 115
y, juzgando... ¿Ladró el perro?
MUÑOZ
No ha ladrado, ni se acuerda
de ladrar.
DON ROQUE
Juzgué que el medio
más prudente, era observar...
MUÑOZ
Muy en la memoria tengo 120
que no ha diez meses, decíais:
«Muñoz, ya este es otro tiempo,
ya enviudé; ¡qué bien estoy
sin desazones ni enredos!»
Diez meses ha, no hará más; 125
no se me olvidan tan presto
las cosas. Ya estáis casado,
lleno de desasosiegos.
Lo pasado se olvidó;
y atarugado y suspenso 130
con lo presente, «Muñoz,
¿qué dices?, dame un consejo,
un arbitrio...» ¿Para qué?
¿Para deshacer lo hecho?
No hay escape; ¿no os casasteis? 135
¡El que os ha metido en ello
que os saque!
DON ROQUE
Yo no te digo,
Muñoz, que busquemos medios
de descasarme, no tal.
MUÑOZ
Conque no tal, ¿eh? Me alegro. 140
Conque el arbitrio mejor
de lograr algún sosiego
que era separarse de ella...
DON ROQUE
¡Ay Muñoz, déjate de eso!
¿Separarnos? No, señor. 145
Vaya, por ningún pretexto;
el mal era para mí
entonces... Lo que pretendo
es echar de casa a todos
esos huéspedes molestos. 150
Para conseguirlo, es fuerza
que me ayudes; esto quiero.
Pues, aunque he dicho a mi hermana
que se vaya, y siempre observo
las palabras de don Juan, 155
para ver qué pensamiento
es el suyo, ella me aturde,
me saca mil argumentos,
y tengo a bien de callar.
Él, afectando misterios 160
nunca responde a derechas,
de suerte...
MUÑOZ
¡Para mi genio!
DON ROQUE
De suerte que yo no sé
cómo salir de este enredo.
Ellos al cabo se irán; 165
pero entre tanto no es bueno
que don Juan con Isabel,
dándole nosotros tiempo,
tenga muchas conferencias.
Y hoy, para darme tormento, 170
ese diablo de ese inglés
quiere entregarme el dinero
de las granas. Fui allá;
ya no estaba; conque tengo
que volver precisamente 175
tres mil duros, nada menos
importa; es fuerza volver.
MUÑOZ
¿Y qué quiere decir eso?
DON ROQUE
Que es menester que me ayudes;
Muñoz, por Dios te lo ruego. 180
Una especie... (por la calle
lo he venido discurriendo),
una especie me ha ocurrido
muy bella para el intento.
MUÑOZ
¿Qué es la especie?
DON ROQUE
Una bicoca,
185
que ha de surtir buen efecto.
MUÑOZ
Y bien, decid la bicoca.
DON ROQUE
¿Cómo?
MUÑOZ
Que lo digáis presto.
DON ROQUE
No es más sino aparentar
que los dos nos vamos luego. 190
Tú recogerás la capa,
y dentro de tu aposento
te has de esconder. Yo me voy,
y observando si hay silencio
en esta pieza, te subes 195
pasito a pasito, y viendo
que no hay nadie en ella, entonces
te ocultas con mucho tiento,
que nadie te llegue a ver.
Satisfechas allá dentro 200
de que tú también te has ido,
vendrán aquí sin recelo
a patullar. Isabel
descubrirá sus secretos;
Beatriz hablará con ella, 205
y de este modo sabremos
cuanto hay que saber... ¿Te ríes?
MUÑOZ
¡Y qué mala gana tengo
de risitas! Pero a veces
no está en un hombre ser serio. 210
DON ROQUE
Pero ¿y a qué viene...? ¡Dale
con la risa!
MUÑOZ
Viene a cuento,
sí señor.
DON ROQUE
¿Por qué?
MUÑOZ
¿Por qué?
Está muy lindo el proyecto
del escondite; una cosa 215
solamente echo de menos;
ya se vé, ¡no es esencial!
DON ROQUE
¿Y qué cosa?
MUÑOZ
El agujero,
el rincón, la gazapera
donde ha de estar encubierto 220
el centinela.
DON ROQUE
Es verdad.
Se me fue del pensamiento...
¡Debajo del canapé,
que es muy fácil!
MUÑOZ
Ya lo veo.

  (Al decir esto, se va MUÑOZ, y vuelve después.) 

DON ROQUE
¡Muñoz, Muñoz! ¡Hombre, mira! 225
¡Muñoz! ¡Pues estamos buenos!
Si no me cuesta la vida
este embrollo, soy eterno.
Muñoz, amigo Muñoz,
por Dios, mira.
MUÑOZ
¿Qué hay de nuevo?
230
¿Otro proyecto mejor?
DON ROQUE
Que es preciso...
MUÑOZ
Ya lo entiendo;
es preciso, bien está.
DON ROQUE
Mira...
MUÑOZ
Si todo el infierno
viniera a casa, no juzgo 235
que hubiera más embelecos
¡Caramba! Es cosa de chanza.
¿Yo agazaparme? Primero...
¡Digo! ¡A la vejez viruelas!
Yo debo de ser un leño, 240
un zarandillo, un...
DON ROQUE
Muñoz,
mira, Muñoz: ya no quiero
nada de ti. Ya conozco
lo bien que pagas mi afecto.
¡Qué ley, qué ley! Yo creí 245
que tu aspereza y tu gesto
de vinagre era apariencia
nada más. Y yo, ¡camueso
de mí!, sin quererle echar
por más que me lo dijeron 250
sus amas... Pero, señor,
¡que haya de olvidar tan presto...!
¡Qué ingratitud! Cuantas veces
se le ha ofrecido dinero,
sabe que se le he prestado; 255
sabe que yo he sido empeño
para todos sus parientes;
sabe que en mi testamento
le dejo cuanto en conciencia
puedo darle.
MUÑOZ
¿Y yo sé eso?
260
DON ROQUE
Pues qué, ¿no sabes las mandas
que dejo allí?
MUÑOZ
No por cierto.
DON ROQUE
¡Toma! Un año de salario
contado desde el momento
en que yo fallezca; mando 265
que si alguna cuenta tengo
contra ti, se dé por nula;
mando también...
MUÑOZ
Yo no debo
nada a nadie.
DON ROQUE
Hombre, pudiera
suceder que en aquel tiempo 270
me lo debieras.
MUÑOZ
Ya estoy.
DON ROQUE
Te mando un vestido nuevo,
como le quieras, y todos
los míos; también te dejo
la caja de plata... En suma, 275
ya lo he dicho: cuanto puedo
dejarte. ¡Y por una cosa
tan fácil como te ruego,
te enfureces como un tigre...!
En fin, se acabó; yo espero 280
que te ha de pesar bien pronto.
Vete, que yo no te fuerzo.
¿No quieres hacerlo? ¡Vete!
MUÑOZ
Yo no he dicho que no quiero.
DON ROQUE
Pues ¿qué has dicho?
MUÑOZ
Qué sé yo.
285
 

(Suena la campanilla. MUÑOZ quiere irse y DON ROQUE le va deteniendo.)

 
DON ROQUE
No entiendo ya de rodeos;
di lo que quieres hacer.
MUÑOZ
Han llamado. Que... veremos.
DON ROQUE
No hay veremos; habla claro.
MUÑOZ
Si voy a abrir...
DON ROQUE
No; primero
290
has de resolverte.
MUÑOZ
Digo,
que sí lo haré.
DON ROQUE
¿Cierto?
MUÑOZ
Cierto.


Escena II

 

DON ROQUE y después DON JUAN.

 
DON ROQUE
¡Ay qué Muñoz! ¡Qué carácter
tan temoso y tan soberbio!
En fin dijo que lo hará. 295
Y bien don Juan ¿qué hay de bueno?
DON JUAN
Nada ocurre.
DON ROQUE
Cansadillo
vendréis de correr el pueblo
buscando casa. Es un diantre,
es un diantre. Esta que tengo 300
ya veis qué estrecha, qué antigua,
llena toda de agujeros,
sin conveniencia ninguna.
Me cuesta un horror, y siento
infinito no hallar otra; 305
porque, pongo por ejemplo,
viene un huésped: es preciso
todos los trastos ponerlos
hacinados, arrastrar
colchones... Y removiendo 310
las cosas de su lugar
se destruyen sin consuelo.
Y todo por no tener
siquiera un par de aposentos
donde poner unas camas. 315
Es trabajo.
DON JUAN
Ya lo veo.
DON ROQUE
¿Qué decís?
DON JUAN
Sólo dije
que tenéis razón en eso.
DON ROQUE
¡Ah!, ¿pues no la he de tener?
Como que mi hermana, viendo 320
la mucha incomodidad
que hay en la casa, ha resuelto
irse a la suya. Si aquí...
Vaya, es necesario verlo.
Es mucho engorro. Yo a vos 325
os trato sin cumplimiento.
Ni puede ser de otra suerte,
ya lo veis; para poneros,
por una noche no más,
esa cama, se ha revuelto 330
la casa y cierto me pesa
en el alma no poderos
dar posada...

 (Aparte. 

¡Nada! ¡Como
si se lo dijera a un muerto!)
Beatriz viene, voyme al cuarto, 335
que hoy es día de correo,
y aún me falta que cerrar
unas cartas.


Escena III

 

DON JUAN y DOÑA BEATRIZ.

 
DON JUAN
¡Cómo puedo
sufrir a este mentecato!
¿Quién me detiene? ¿Qué es esto? 340
¿Para qué quiero ver más,
si alivio a mi mal no encuentro?
DOÑA BEATRIZ
Ginés ha guardado ya
todos los trastos, y creo
según las señas, que os vais. 345
Yo, Juanito, sólo vengo
a decirte que, en cualquiera
parte y en cualquiera tiempo,
puedes mandarme, que siempre
soy la misma, y te deseo 350
mucho bien. Te conocí
desde chiquito, y por eso
te quiero tanto.
DON JUAN
Es verdad;
yo, señora, os lo agradezco.
DOÑA BEATRIZ
¡Qué triste, qué triste! ¿Tienes 355
algún pesar?
DON JUAN
Nada tengo.
DOÑA BEATRIZ
¡Tanta seriedad! No es esa
tu condición, no por cierto...

  (Mientras BEATRIZ dice estos versos DON JUAN se pasea pensativo por el teatro.) 

La turbación, el disgusto
que en ella y en él advierto... 360
Anoche... ¡Válgame Dios!
Cierto es ya lo que sospecho.
Mira, Juanito, es preciso
aclarar este misterio.
Hablemos bajo; ¿qué tienes?, 365
dímelo, ¿qué tienes?
DON JUAN
Tengo...
Qué sé yo; dejadme.
DOÑA BEATRIZ
Mira,
nadie nos oye, podemos
hablar con seguridad;
mi hermano estará allá dentro 370
con sus cuentas; Isabel...
DON JUAN
¡Ay!, dejadme.
DOÑA BEATRIZ
Ya te entiendo.
Ya lo sé todo. Bien haces
en irte; yo te aconsejo
que lo dispongas muy pronto, 375
apresúralo. Primero
es la estimación que todo
lo demás; eres muy cuerdo,
muy hombre de bien, no sabes
cuánto me agradas con eso. 380
DON JUAN
Pero... ¿y a qué?...
DOÑA BEATRIZ
Lo sé todo,
no me gastes fingimiento.
Ninguno me lo ha contado,
pero desde ayer observo
y... Vaya, sé tus niñeces, 385
las ocasiones, lo tierno
que has sido siempre, el cariño...
en fin, de todo me acuerdo.
Dios lo quiso de otro modo:
¿qué se ha de hacer? Yo ya veo 390
qué pesadumbre habrá sido
para ti, ya lo comprendo.
Pero, ¿y qué remedias? Nada.
Juanito, pon tierra en medio,
y esto muy pronto, muy pronto; 395
lo demás lo cura el tiempo.
DON JUAN
¡Cuándo, cuándo borrará
esta pasión!
DOÑA BEATRIZ
Yo no puedo
decirte nada que tú
no alcances; sólo deseo 400
tu bien; si no tienes casa
donde vayas, yo la tengo;
pero si quieres quedarte
en Cádiz, que no lo apruebo,
en fin, si te quedas, mira 405
que mudes el pensamiento

  (DON JUAN se sienta en una silla.)  

a otra parte. No caviles,
ni dentro de un aposento
te consumas. Tus amigos,
que tienes muchos y buenos, 410
te divertirán; no des
que decir. Es muy mal hecho
turbar la paz de una casa,
y, en vez de amor y sosiego
introducir disensiones. 415
¿La quisiste? Sí lo creo.
¿Correspondió? Bien está;
ya no es tuya.
DON JUAN
Si un perverso
no la hubiese violentado,
ni hubiera por viles medios 420
seducido su inocencia,
no la viera yo en ajeno
poder, ella fuera mía.
Si para amarse nacieron
nuestras almas y debían 425
unirse con nudo estrecho,
¡ay! ¿quién pudo desatarle?
¿Quién le rompe?... ¡Qué tormento!
DOÑA BEATRIZ
Está muy reciente el mal,
no extraño que digas eso; 430
pero después...
DON JUAN
Sí, después,
cuando ya me hubiere muerto.
DOÑA BEATRIZ
Por Dios que...
DON JUAN
¿Y hay en la tierra
justicia, virtud, respeto
a la religión...? ¡Que así 435
usen del poder paterno
con una niña inocente!
¡Que validos del pretexto
de educación, tiranicen,
un corazoncito tierno, 440
donde ya reside amor!
¡Qué iniquidad, qué violento
sacrificio! Ella turbada
entre el pudor y el respeto,
tímida, engañada y sola... 445
Ya se ve, no pudo menos.
¡Tantos contra mi querida
Isabel! Yo, sin saberlo,
ausente de ella cien leguas,
de tristes sospechas lleno. 450
Ella, celosa de mí
sin motivo, resistiendo
mil astucias. ¡Desgraciada!,
¡qué aflicción, qué desconsuelo
el suyo! Y ¿hay en la tierra 455
piedad, virtud? No lo creo.

 (Se levanta.) 

DOÑA BEATRIZ
¡Válgame Dios, yo estoy muerta!
Juanito, ¡qué descompuesto,
qué perdido estás!
DON JUAN
¡Ginés!
DOÑA BEATRIZ
Un hombre de entendimiento 460
ha de conocer...
DON JUAN
¡Ginés!
DOÑA BEATRIZ
¿No me escuchas?


Escena IV

 

GINÉS, DOÑA BEATRIZ y DON JUAN.

 
DON JUAN
Vuelve presto.
Mira...
GINÉS
¡Señor!
DON JUAN
Ve a la plaza,
y en casa de don Anselmo
pregunta, porque él me ha dicho 465
que verá de componerlo
con un capitán su amigo,
en cuyo buque podremos
salir hoy mismo...
GINÉS
No acabo
de entender...
DON JUAN
Mira, don Pedro
470
de Arizábal no nos puede
llevar, pero podrá hacerlo
un amigo suyo en otra
embarcación. A este efecto
quedó en hablarle y llevar 475
la razón a don Anselmo
de si puede o no su amigo.
Con la respuesta te espero
en su casa... Pero no;
vente por acá primero, 480
que ya habré vuelto. ¿Don Roque
otra vez? Guárdeos el cielo.


Escena V

 

DON ROQUE y DOÑA BEATRIZ.

 
DON ROQUE
Beatriz, pregunta.
DOÑA BEATRIZ
¿Qué quieres?
DON ROQUE
Sólo preguntarte quiero
cuándo me dejas en paz, 485
cuándo mudas de aposento;
más claro: cuándo te vas
a tu casa.
DOÑA BEATRIZ
Estoy en eso;
se dispondrá.
DON ROQUE
No me empieces
con tranquillas ni rodeos. 490
Ya te he dicho que te vayas,
que te vayas. ¡Pues es cierto
que están las cosas baratas!
Y, sobre todo, no quiero
más huéspedes. ¡Hay tal tema! 495
Yo no digo que pretendo
que te vayas y no vuelvas
en toda la vida a vernos,
no señor: una vez u otra
cuando quieras, santo y bueno. 500
Pero eso de estarte aquí
regalando, ni por pienso.
Mi mujer no necesita
a su lado consejeros;
conque, así, fuera.
DOÑA BEATRIZ
Está bien,
505
no te has de enfadar por eso.
DON ROQUE
Pero vete.
DOÑA BEATRIZ
Ya me iré,
ya me iré.
DON ROQUE
Sí, pero quiero
que te vayas al instante.
DOÑA BEATRIZ
Pues al instante. ¡Qué empeño! 510
No faltaba más. Cuidado,
hombre, que te vas haciendo
el ente más fastidioso,
más ridículo y más fiero,
que se puede imaginar. 515
Tú quieres que en el momento
que mandas, te sirvan; quieres
que hasta el mismo pensamiento
te adivinen, porque todo
lo sueles pedir a gestos. 520
Si encuentras alguna cosa
puesta tres o cuatro dedos
más allá de donde tú
la dejaste, armas un pleito.
Si estás alegre, por fuerza 525
han de estar todos contentos;
y si te da la morriña,
que dura meses enteros,
ninguno se ha de reír.
Si ves hablar en secreto, 530
al instante te malicias
(como eres tan majadero)
que te burlan o disponen
asaltarte los talegos.
Si echan en la lamparilla 535
un poco de aceite menos
son ladrones, porque todo
lo sisan para venderlo.
Si echan aceite de más,
que no tienen miramiento 540
ni conciencia y se conoce
bien que no lo pagan ellos.
Genio como el tuyo, vaya,
no lo he visto; y lo que siento
es que siempre va a peor. 545
Por esto, hermano. Por esto
no me voy. Isabelita
antes de su casamiento
apenas te conocía;
yo la digo, yo la advierto 550
lo que ha de hacer; déjala
que te vaya comprendiendo,
que sepa tus extrañezas,
en fin que te trate, y luego
verás como, sin que nadie 555
me lo diga, dejo el puesto.
Que por no verte se puede
dar muchísimo dinero.
Adiós.


Escena VI

 

DON ROQUE y después MUÑOZ.

 
DON ROQUE
¡Beatriz! A otra puerta.
Pero no perdamos tiempo; 560
esta es la ocasión. ¡Muñoz!
Lo primero es lo primero.
¡Muñoz!
MUÑOZ
Vaya.
DON ROQUE
Mira, ahora
es ocasión. Mientras veo
si alguno viene, te escondes 565
como tenemos dispuesto.
Vamos, hombre, ¡qué pesado
eres!
MUÑOZ
No soy más ligero.
DON ROQUE
Despacha; por este lado
puedes entrar.
MUÑOZ
¡El proyecto!
570
DON ROQUE
¡Hombre!
MUÑOZ
¡Dale! Si es inútil
todo. ¿Qué pensáis que haremos
con el escondite? Nada
nada, si lo estoy ya viendo.
¿A qué es cansarse? Y supongo 575
que hoy se van; lo doy por hecho
que los tres quedamos solos.
Las desazones, los celos
no se acabarán jamás.
DON ROQUE
¿Por qué?
MUÑOZ
Qué, ¿no dais en ello?
580
Porque no puede hacer migas
una niña con un viejo,
no señor. Si ella es alegre,
antojadiza en extremo,
amiga de cortejillos, 585
de comedias, de paseos,
y aquí de todo carece,
siempre metida en encierro,
condenada de por vida
a vestiros y coseros, 590
a ver ese gesto, a oír
el continuo cencerreo
de la tos, a calentar
trapajos en el invierno
para el vientre, a cocer aguas, 595
preparar polvos, ungüentos,
parches, cataplasmas, ¡digo!,
¿cómo la ha de gustar esto?
Vaya, si no puede ser,
todo será fingimiento. 600
DON ROQUE
Hombre, vamos.
MUÑOZ
Quiero hablar,
que no soy ningún podenco.
Sí señor, a cada paso
habrá silbidos, acechos,
billeticos, tercerías. 605
DON ROQUE
En parte, Muñoz, comprendo
tu razón; su genio es ese.
MUÑOZ
¡Dale bola! No es el genio:
la edad, la edad, ahí está,
en la edad está el misterio. 610
Los hombres y las mujeres
todos, poco más o menos,
son de una misma calaña.
Los chicos gustan de juegos,
de alborotar y correr, 615
y poner mazas a perros.
Las muchachas, transformando
en mantellina el moquero,
van a misa y a visita,
se dicen mil cumplimientos, 620
y en cachivaches de plomo
hacen comida y refresco.
Luego que son grandecillas
olvidan tales enredos:
ni piensan en otra cosa 625
que en uno u otro mozuelo,
que al salir de casa un día
las hizo al descuido un gesto.
Señora madre las guarda,
las refiere mil ejemplos, 630
y las hace por la noche
repasar un libro viejo
donde dice no sé qué
de pudor y encogimiento.
El padre piensa que tiene 635
en la chiquilla un portento
de virtud, y ella entre tanto
piensa en su lindo don Diego.
Pues no digo nada el cuyo,
que anda que bebe los vientos, 640
y pasa noches enteras
hecho un arrimón eterno
aguardando la ocasión
de ver un postigo abierto
por donde doña Mencía 645
le diga: ce, caballero.
Ella y él a voces piden
matrimonio, presto, presto,
y en eso no piden mal.
Y ¿por qué no lo pidieron 650
cuando el uno en el corral
con otros chicos traviesos
jugaba a la coscojilla,
y ella en el recibimiento
con las muchachas de enfrente 655
se estaba haciendo muñecos
de trapajos, y les daba
sopitas de cisco y yeso?
¿Por qué? Porque con los años
es preciso que mudemos 660
de inclinaciones, señor;
y cuando se acerca el tiempo
de que la sangre nos bulle
y nos pide galanteo,
los mocitos se aficionan 665
a las mozas, no hay remedio.
Porque cada cual se arrima
a su cada cual, ¿no es esto?
Y pensar que el genio causa
esta inclinación, es cuento; 670
o es menester confesar
que todos tienen un genio
cuando tienen cierta edad.
Yo, señor, en mí lo veo:
fui muchacho y mozalbete 675
y tuve por aquel tiempo
las travesurillas propias
de un chiquito y de un mozuelo;
pero después se acabó,
¡ojalá no fuera cierto!, 680
y no espero... ¡Qué esperar!;
ni por acaso lo pienso,
que ninguna muchachuela
que la rebosa en el cuerpo
la robustez y el calor, 685
se aficione de mi gesto.
Vamos, eso es disparate,
y aunque es doloroso el verlo,
señor don Roque de Urrutia,
es preciso conocernos. 690
DON ROQUE
Muñoz, calla, calla, calla,
por Dios, y no hablemos de eso,
que cada palabra tuya
me parte de medio a medio.
MUÑOZ
¡Así pudiera explicarme 695
del modo que lo comprendo!
DON ROQUE
Pues ¿qué más has de decir?
Mal haya, amén...
MUÑOZ
El camueso
que...
DON ROQUE
Calla.
MUÑOZ
Callo, y me escurro.

 (Hace que se va.)  

DON ROQUE
Vuelve, mira.
MUÑOZ
Miro y vuelvo.
700
DON ROQUE
Hombre, si te he dicho ya
que tienes razón, que es cierto
cuanto acabas de decir...;
pero, Muñoz, quid faciendum?
¿Quieres que me tire a un pozo? 705
¿Quieres...?
MUÑOZ
Yo, señor, no quiero
más que decir mi sentir
sin disfraces ni rodeos.
DON ROQUE
Ya me lo has dicho mil veces,
y cada vez que te veo 710
predicar sobre el asunto
me degüellas. Lo que quiero
es que te escondas.
MUÑOZ
¿En dónde?
DON ROQUE
Aquí. Vamos, entra presto.
Nadie viene. Vamos, hombre. 715
MUÑOZ
Por el alma de mi abuelo
que disparate mayor
no lo pensara un jumento.
No conocéis...
DON ROQUE
Muñoz, vete,
marcha de mi casa presto, 720
vete, recoge tu ropa.
MUÑOZ
Si...
DON ROQUE
Vete, que no te quiero
volver a ver en mi vida.
Vaya, marcha.
MUÑOZ
Ya me meto.
DON ROQUE
Por aquí.
MUÑOZ
Vamos allá.
725

  (Empieza MUÑOZ a meterse debajo del canapé.)  

DON ROQUE
Luego que te metas dentro,
te tiendes de largo a largo
y descansas.
MUÑOZ
Ya lo entiendo.
DON ROQUE
Qué, ¿no cabes?
MUÑOZ
No lo sé.
DON ROQUE
¿Cómo?
MUÑOZ
Que allá lo veremos.
730
DON ROQUE
Parece que viene gente.
 

(Dirá este verso DON ROQUE cuando MUÑOZ está ya medio escondido; hace diligencias para salir, y le ayuda su amo.)

 
MUÑOZ
Esta es otra.
DON ROQUE
¡Vaya, lerdo!
MUÑOZ
Aquí te quiero escopeta.
DON ROQUE
¡Que vienen ya!
MUÑOZ
¡Si no puedo
ir a adelante ni atrás, 735
mas que venga un regimiento!
DON ROQUE
Pues haz por salir, a ver.
MUÑOZ
No hay que tirar tan de recio.
DON ROQUE
Es porque salgas aprisa.
MUÑOZ
Ya salí.
DON ROQUE
¡Jesús, qué aprieto!
740
MUÑOZ
¡Más aprieto ha sido el mío,
que por poco no reviento!


Escena VII

 

DON ROQUE y DOÑA ISABEL.

 
DON ROQUE
Si habrá visto... Pero no.
DOÑA ISABEL
¿Me llamabais?
DON ROQUE
No por cierto.
(Esta es excusa.) Parece 745
que los huéspedes se fueron.
DOÑA ISABEL
Pienso que sí.
DON ROQUE
¿Qué me dices
de ese don Juan? ¡Ves qué atento,
qué bizarro y entendido!
Quien le conoció chicuelo, 750
y ahora le ve... Vaya, vaya,
los mozos nos hacen viejos.

  (Aparte. 

¡Cómo calla la bribona!)
Y aún me parece que tengo
especie de haberte visto 755
alguna vez, allá en tiempo
de don Álvaro, en su casa.
DOÑA ISABEL
Es verdad.
DON ROQUE
Sí, bien me acuerdo.
¡Qué traviesos erais todos!
Qué chillidos y qué estruendo 760
andaba en la sala oscura
por las noches del invierno,
cuando íbamos a jugar
al revesino, don Pedro,
don Andrés y don Martín 765
de Urquijo. ¡Qué hombres aquellos!
Aquellos sí que eran hombres...
¿Lloras?
DOÑA ISABEL
No, señor.
DON ROQUE
Yo veo
que lloras. Di la verdad,
¿qué tienes? Algún misterio 770
hay aquí. Di, ¿por qué lloras?
DOÑA ISABEL
No lo extrañéis, pues me acuerdo
con eso que me decís
de aquel venturoso tiempo...
DON ROQUE
De aquel tiempo cuando os ibais 775
a retozar...
DOÑA ISABEL
No por cierto.
DON ROQUE
... tú, don Juan, y otras muchachas,
y el hijo de don...
DOÑA ISABEL
No es eso.
DON ROQUE
... de don Blas, y en la cocina
no dejabais en su puesto 780
ni vasija ni cacharro.
¡Isabel, aquellos juegos,
aquellos juegos...!
DOÑA ISABEL
¡Ay triste!


Escena VIII

 

GINÉS con un papel en la mano, y dichos.

 
DON ROQUE

 (Aparte. 

Hola, recado tenemos,
y billetico también; 785
yo he de verle.) ¿Adónde bueno,
señor Ginés?
GINÉS
A buscar
a mi amo.
DON ROQUE
(Ya te entiendo.)
¿Conque al amo?
GINÉS
Sí, señor.
DON ROQUE
¿Y ese papelillo abierto 790
es para el amo también?
Dádmele acá.
GINÉS
¡Bueno es eso!
Si no es para vos.
DON ROQUE
No importa.
GINÉS
Advertid...
DON ROQUE
Yo nada advierto:
es empeño el verle ya. 795
GINÉS
Ahí le tenéis, si es empeño.

  (Le da el papel y DON ROQUE lee.) 

DOÑA ISABEL
(¿Qué dirá el papel?)
GINÉS
(El hombre
gasta mucho cumplimiento.)
DOÑA ISABEL

  (Aparte.) 

Llena de temor estoy.
DON ROQUE
Pues toma, llévale presto. 800
GINÉS
Pero ¿está en casa mi amo?
DON ROQUE
No está en casa, según creo.
DOÑA ISABEL
No está, no está.
GINÉS
Agur, señores.
DON ROQUE
Adiós, amigo.


Escena IX

 

DON ROQUE y DOÑA ISABEL.

 
DON ROQUE
En efecto,
se va don Juan.
DOÑA ISABEL
¿Cómo? ¿Adónde?
805
DON ROQUE

 (Aparte. 

¡Si será el lloro por esto!)
Hoy mismo se ha de embarcar.
¿Qué dices?
DOÑA ISABEL
Yo nada.
DON ROQUE
El viento
es propio para salir.
Y me parece muy bueno 810
que vaya a América. Allí
si se da por el comercio
hay muy buena proporción;
es verdad que no le veo
inclinado a comerciar; 815
pero, en fin, cuando lo ha hecho
él sabrá por qué se va,
y adónde va, que no es lerdo...
¿Qué dices?
DOÑA ISABEL
Nada, señor.
DON ROQUE
Es un mozo muy atento, 820
y de bella inclinación.
Yo he celebrado en extremo
haberle tenido en casa;
y aunque ha estado poco tiempo,
he comprendido que tiene 825
prendas de muy caballero.
¿Qué te parece? ¿Es verdad?
DOÑA ISABEL
No hay duda, señor; es cierto.
DON ROQUE
¿Estás triste?
DOÑA ISABEL
No, señor.
DON ROQUE
Qué, ¿no te gusta que hablemos 830
de nuestro huésped?
DOÑA ISABEL
A mí,
¿qué se me puede dar de eso?
DON ROQUE
Dices bien. ¡Hola, ya es tarde!

 (Saca el reloj.) 

DOÑA ISABEL
¿Salís otra vez?
DON ROQUE
Sí, tengo
que hacer mil cosas. Muñoz 835
también ha de salir luego.
Cuando se vaya, tened
cuidado, y estad atentos
por si alguno llama. Adiós.

  (Aparte. 

Tú caerás en el anzuelo.) 840


Escena X

 

DOÑA ISABEL y DOÑA BEATRIZ.

 
DOÑA BEATRIZ
¿Vienes adentro, Isabel,
o te agrada que saquemos
a esta pieza la labor?
DOÑA ISABEL
¡Ay, Beatriz!
DOÑA BEATRIZ
Dejemos eso,
Isabelita.
DOÑA ISABEL
¡Ay de mí!
845
DOÑA BEATRIZ
Vamos, hermana, ¿qué es esto?
¿No ha de haber prudencia en ti?
¿Es ese el ofrecimiento
que me has hecho de olvidarle
y, siguiendo mi consejo, 850
despedirle para siempre
antes que llegue el extremo
de que lo sepa mi hermano?
DOÑA ISABEL
Ya lo sabe, ya no es tiempo
de disimular con él; 855
mis ojos se lo dijeron,
mis suspiros...
DOÑA BEATRIZ
Pues ¿qué ha dicho?
DOÑA ISABEL
Nada; pero yo, que advierto
en sus palabras y acciones
mucho artificio y misterio, 860
he llegado a conocer
que está celoso e inquieto,
porque no se va don Juan.
DOÑA BEATRIZ
¡Ay, hermana, qué mal hecho,
qué mal hecho! Pero yo 865
no lo supe, que a saberlo...
DOÑA ISABEL
¿El qué, Beatriz?
DOÑA BEATRIZ
Que venía
a Cádiz; yo te prometo
que si hubiéramos sabido
su venida, conociendo 870
al uno y al otro, yo
hubiera sabido hacerlo
de modo que él no viniese
a renovar sentimientos,
a turbar nuestra quietud, 875
a dar a mi hermano celos.
Pero, Isabel, todavía
si eres honrada hay remedio.
DOÑA ISABEL
¿Dudas de mí?
DOÑA BEATRIZ
No; confío
en tu virtud y, por eso, 880
con franqueza he de decirte
lo que has de hacer.
DOÑA ISABEL
Dilo presto.
DOÑA BEATRIZ
No verle más; los combates
de amor se vencen huyendo.
No le escuches, no le veas, 885
y entre tanto dispondremos
que se vaya.
DOÑA ISABEL
En vano es ya,
pues su partida ha resuelto
él mismo y ha de embarcarse
muy pronto, según entiendo. 890
DOÑA BEATRIZ
Eso es lo que debe hacer;
pero ¿lo sabes de cierto?
¡Ay, Isabel, esas son
palabras que lleva el viento!
En fin, tú debes hacer 895
lo que he dicho. Yo te ofrezco
que hoy mismo estaré con él;
sabré cuál es su deseo,
y de una manera u otra
saldrá de casa muy presto, 900
muy presto.
DOÑA ISABEL
¡Válgame Dios!
DOÑA BEATRIZ
Si es noble, si es caballero,
ha de conocer la fuerza
de la razón, y no creo
que permita que mi hermano 905
viva de ti descontento.
Si te estima, no querrá
verte notada del pueblo,
sin honor, aborrecida
de tu marido. Si es cuerdo, 910
si teme a Dios, con dejarte
dará a tanto mal remedio.
DOÑA ISABEL
¡Qué bien dices! Tú me das
volver a ver en mi vida
Sí, primero es la virtud... 915
Pero, ¡ay de mí!, ya resuelvo
lo mejor. Yo, yo sabré,
dando fin a tantos yerros,
decirle que me abandone,
que se vaya, que no quiero 920
volver a ver en mi vida
a un hombre que ya aborrezco.
DOÑA BEATRIZ
¿Le aborreces? ¿Y tendrás
valor para decir eso?
¡Ay, Isabel, lo que importa, 925
es que, por ningún pretexto,
le vuelvas a ver jamás!
Yo le diré todo eso
que tú le piensas decir;
vente conmigo allá dentro 930
y, fingiendo que estás mala,
a nuestro engaño daremos
principio; ven.
DOÑA ISABEL
Ya te sigo.


Escena XI

 

DOÑA ISABEL y luego DON JUAN.

 
DOÑA ISABEL
Gente viene; pero ¡cielos!
Él es; me voy. ¿Qué he de hacer? 935
¡Triste de mí! No, no quiero
verle.
DON JUAN
Isabel.
DOÑA ISABEL
Si venís
o enamorado o atento
a despediros de mí,
guarde vuestra vida el cielo, 940
y os lleve con bien. ¡Ay triste!
DON JUAN
A sólo decirte vengo...
DOÑA ISABEL
Sí, que te vas, ya lo sé.
Vete, yo te lo aconsejo.
Vete, ¡cruel!, si tú tienes 945
valor, ¡ay Dios!, para hacerlo.
Para rogártelo yo,
si no le tuve, hoy le tengo.
DON JUAN
¡Ah, que no sabes la pena...!
DOÑA ISABEL
Sí, ya sé lo que te debo; 950
vete, y déjame morir.
Pero en fin, ¿te vas? ¿Es cierto,
es cierto, don Juan? ¿Después
de un amor tan verdadero,
pude esperar este fin? 955
¿Esto mereció mi afecto?
DON JUAN
¿Y esto he merecido yo?
¡Ah, ingrata mujer!, ¿qué has hecho?
¡Qué facilidad la tuya!
¿Cuál violencia, qué respeto 960
así te pudo obligar,
para deshacer tan presto
la unión más apetecida
que formó el trato y el tiempo?
¡Ay, qué tiempo aquél! ¿Te acuerdas? 965
¿Te acuerdas?
DOÑA ISABEL
¡Yo desfallezco!
DON JUAN
Cuando de nuestra fortuna
tú contenta y yo contento
esperábamos de amor
galardones lisonjeros. 970
El trato, la inclinación,
la edad, los alegres juegos,
los mal fingidos desvíos...
DOÑA ISABEL
Don Juan, ¡ay de mí!, yo muero.
DON JUAN
Un suspiro, una palabra 975
de tu boca, un halagüeño
mirar, toda mi ambición
era, todos mis deseos.
Ya se acabó. Si te quise,
si es verdad que en otro tiempo 980
nos amábamos los dos,
pasó como sombra y sueño.
Tú cediste a las instancias
de un hombre vil y perverso;
cediste, y una ilusión, 985
unos aparentes celos
te pudieron obligar
a olvidar mi amor primero...
¡Debilidad femenil!
DOÑA ISABEL
Tarde lo lloro y lo siento. 990
DON JUAN
¡Tarde, es verdad! En la muerte
toda mi esperanza tengo,
ella acabará mi mal.
DOÑA ISABEL
¡Oh! ¡No lo permita el cielo!
Yo sí moriré de angustia, 995
que no hay valor en mi pecho
para tanto, ¡ah, infeliz!
DON JUAN
Adiós, ya no nos veremos
otra vez. De ti apartado
buscaré climas diversos. 1000
Isabel, querida mía,
no te olvides del afecto
que nos tuvimos los dos.
Ya nada de ti pretendo,
sino que mi fe, mi amor 1005
viva en tu memoria eterno.
Quiéreme bien, piensa en mí.
Quizá hallará mi tormento
alivio, cuando imagine
que de la hermosa que pierdo 1010
alguna lágrima, algún
tierno suspiro merezco.
Pero, ¡ay de mí!, no, Isabel,
olvida el cariño nuestro.
No te acuerdes más de mí; 1015
borra de tu pensamiento
la memoria de un amor
tan malogrado y funesto.
Ama a tu esposo y no más,
ámale, yo te lo ruego, 1020
y déjame ya partir.
DOÑA ISABEL
¡Señor!
DON JUAN
¡Isabel!
DOÑA ISABEL
Ni puedo
hablar, ni sé qué decirte.
¡Ah, si vieras cómo tengo
mi corazón!
DON JUAN
¡Ah, si vieras...!
1025
Pero adiós, y este postrero
abrazo confirme...

  (Quiere abrazarla, y ella le detiene retirándose.) 

DOÑA ISABEL
¡Aparte!
DON JUAN
¿Huyes?
DOÑA ISABEL
Sí, de ti me alejo,
que me ofreces mil peligros
en cada vez que te veo. 1030
DON JUAN
¡Cruel!
DOÑA ISABEL
Ah, don Juan, ¿qué quieres,
que quieres de mí? Si el cielo
lo ordena así, ya lo ves.
Cedamos a su precepto.
Vete, ya que de este modo 1035
mi desgracia lo ha dispuesto;
vete, sí, nunca me veas.
Nuestro honor lo está pidiendo.
Mas no te vayas de Cádiz,
ni me des mayor tormento; 1040
no porque te llore ausente,
quieras que te llore muerto.
Que a un infeliz más le sirve
de aflicción que de consuelo,
buscar provincias remotas 1045
con tantos mares en medio.
Una ciudad populosa
ofrece muchos objetos,
y tus penas cederán
a la reflexión y al tiempo. 1050
Baste a infundirte valor
ver que yo te doy ejemplo,
que me separo de ti
entregada al más acerbo
dolor. Sí, que si no fuese 1055
este amor tan verdadero,
no fuera virtud en mí
dejarse como te dejo.
Pero es preciso, don Juan;
casada estoy, honor tengo. 1060
¿Qué disculpa hallar sabré
a mi ceguedad? ¿Qué premio
puedo esperar de un delito,
y delito tan horrendo?
¿A dónde iremos entonces? 1065
¿Qué harás?... Ah, si no hay remedio,
separémonos entrambos.
Muera yo de sentimiento,
ausente, desamparada
de mi bien, que alegre muero 1070
si, a costa de tales penas,
pura mi opinión conservo.
DON JUAN
¡Ay, querida de mis ojos!
¡Quién te ha dado tal esfuerzo!
DOÑA ISABEL
¡Oh virtud! ¡Oh dolorosa 1075
virtud!
 

(DOÑA ISABEL se va por la puerta de la izquierda, y DON JUAN, después de una breve suspensión, por la parte opuesta.)

 
DON JUAN
Dios me dé consuelo.


Escena XII

 

MUÑOZ solo.

 
Llegó el caso: no hay que darle
vueltas, es preciso hacerlo.
Válgate el diablo por hombre,
¡qué perdido tiene el seso! 1080
¡Ay qué boda! ¡Ay qué don Juan!
Muñoz, ánimo y a ello.
 

(Estando ya medio escondido debajo del canapé, suena la campanilla. Entonces dirá los dos últimos versos, y acaba de esconderse.)

 
No, pues ya no he de salir
aunque echen la puerta al suelo.


Escena XIII

 

BLASA atraviesa el teatro, y sale después con GINÉS.

 
BLASA
¡Ya van, ya van! ¡Hay tal prisa! 1085
GINÉS
Juzgué que estaba durmiendo.
BLASA
No, sino que se ha marchado
sin decir nada allá dentro.
¡Vaya, que es muy fastidioso
el tal Muñoz!
GINÉS
Yo no entiendo
1090
cómo don Roque le aguanta.
BLASA
¿Cómo? Bien fácil es eso;
porque hace doscientos años
que está en la casa sirviendo;
porque es viejo, que los dos 1095
no se llevan mes y medio;
porque es ruin como su amo;
porque le ha cogido miedo;
porque para cualquier cosa
se vale de su consejo, 1100
y si Muñoz no lo dice,
no puede haber nada bueno;
porque le sirve de espía,
le va con todos los cuentos,
y cuando sale su amo 1105
se está en el portal, fingiendo
que duerme o reza, y no hay cosa
que él no sepa; viene luego
don Roque, y el estantigua
maldito de su escudero, 1110
ce por be, todo lo sopla.
GINÉS
¡Haya viejarrón perverso!
¡Miren el cara de angustia
qué modos tiene tan bellos
de hacerse querer! ¡Bribón! 1115
BLASA
Yo siempre la estoy diciendo
a mi ama que volvamos
a nuestra casa, y dejemos
a esos hombres, que parecen
dos espantajos de un huerto. 1120
Vaya, que los dos...
GINÉS
Pues yo,
Blasilla, pronto los dejo.
BLASA
¿Sí? ¿Cómo?
GINÉS
Como nos vamos
allá, ¿qué sé yo?, muy lejos...
BLASA
¿Y cuándo?
GINÉS
Hoy mismo, si el aire
1125
no nos pone impedimento.
BLASA
Dichoso tú, que de hoy más
no verás a ese estafermo
de Muñoz, ni a mi don Roque
tan fastidioso, y tan puerco. 1130


Escena XIV

 

DOÑA ISABEL, GINÉS y BLASA.

 
DOÑA ISABEL
Blasa.
BLASA
Señora.
DOÑA ISABEL
Beatriz
te llama.
BLASA
Allá voy corriendo.

 (Vase.) 

DOÑA ISABEL
¿En dónde estará tu amo?
GINÉS
En la playa, mientras vengo
por el cajón que quedó 1135
sobre la mesa allá dentro.
DOÑA ISABEL
Ve por él.


Escena XV

 

DOÑA ISABEL sola.

 
¡Ay infeliz!
No hay que hacer, se va en efecto.
¿Y adónde, adónde? ¡Oh dolor!
A buscar peligros nuevos. 1140
¿Qué precisión puede haber
de cruzar un golfo inmenso
que nos ha de separar
no sólo para no vernos,
sino para no saber 1145
si mi bien es vivo o muerto?
¡Ah, no! Sepa yo que él vive,
y que logra algún consuelo
en su patria, acompañado
de sus amigos y deudos. 1150
Esto importa.


Escena XVI

 

DOÑA ISABEL y GINÉS con una caja.

 
DOÑA ISABEL
Ginés, dile
a tu amo que le espero
sin falta, al instante, ahora;
pues no ha nada que salieron
don Roque y Muñoz. En fin, 1155
dirásle que a todo riesgo
venga, que le quiero hablar.
GINÉS
Voy, señora, pero temo...
DOÑA ISABEL
¿Qué?
GINÉS
Que es ya mala ocasión,
pues está todo dispuesto, 1160
y al primer tiro de leva
saldrán las naves del puerto.
DOÑA ISABEL
¡Mísera! Corre, ¡ay de mí!


Escena XVII

 

MUÑOZ solo, que sale del canapé.

 
Gracias a Dios que se fueron.
¡Canallas! Si tardo un poco 1165
en salir, pierdo el pellejo.
¡La Blasita! ¡Pues el otro
bribón...! Y cómo me he puesto
de basura... ¿Si será
verdad lo del testamento? 1170
¡Qué buena gente hay en casa!
Los demonios del infierno
no son de raza peor.
Don Roque, ¡malo va esto!



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