Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.


ArribaAbajoActo segundo

 

La misma decoración.

 

Escena I

 

DOÑA MENCIA, ISABEL

 
MENCIA
¡Qué liviano atrevimiento!
ISABEL
¿Qué decís, doña Mencia?
MENCIA
Yo misma vi que salía
don Nuño de ese aposento.
No hago mal en referir
hechos que públicos son:
entraba por el balcón;
muchos le vieron subir,
—69→
y a Juana hallaron con él.
ISABEL
De otra fueron los deslices.
MENCIA
¿Qué?
ISABEL
La condesa...
MENCIA
¿Qué dices?
Calla por Dios, Isabel.
Juana Inés es muy ligera;
no sé dónde dejaría
su mucha sabiduría
para obrar de esa manera.
Nueva en palacio, la ley
que rige aquí desconoce;
llegada ayer, se conoce
que no conoce al virrey.
¡Provocar una pendencia!
Debe ignorar en verdad
la austera severidad
que despliega su excelencia.
ISABEL
Tal vez Juana no esté pura,
mas la condesa... A fe mía...
MENCIA
Calla, Isabel. ¡Qué osadía!
ISABEL
Mucho la corte murmura...
como allí viven las dos...
como don Nuño la adora...
MENCIA
¿Sospechas de mi señora?
Isabel, calla por Dios.
ISABEL
Yo no aseguro...
MENCIA
Enconosa
es la calumnia, ¡Dios mío!
ISABEL
Yo pensé que el desafío...
MENCIA
Fue por causa de la rosa
que Juana le dio, ya ves...
ISABEL
Será; pero yo creí...
MENCIA
Vámonos presto de aquí,
que se acerca Juana Inés.

 (Vanse.) 



Escena II

 

JUANA INÉS

 
INÉS
De liviandad, ¡oh dolor!,
gente liviana me arguye,
pretende mi deshonor...
¡Pobre mujer es la flor
que hasta el gusano destruye!
Luchemos, luchemos, sí.
¿No sabes, alma, vencer?...
La gloria se encuentra aquí...
Soy desdichada, ¡ay de mi!,
por hermosa y por mujer.
Dolo, maldad, ambición,
señores del mundo son;
si es el mundo polvo inmundo,
¿en dónde cabe este mundo
que siento en mi corazón?
¡Oh calumnia! Mi alma es dueña
del honor y te desdeña:
que Dios su fuerza me mande,
y la calumnia más grande
para alcanzarme es pequeña.
Mancharme intentan... ¡Qué anhelo!
¡Oh!, razón, no tengas duelo,
mira el insulto con calma.
Yo tengo un cielo en el alma,
¿quién puede manchar el cielo?


Escena III

 

El VIRREY, dicha

 
INÉS
¡Ah!, mi dueño, ¡gran Dios!

 (Corriendo hacia él.) 

VIRREY
¡Alma del alma!
INÉS
¡Mi bien, al fin te miro!
VIRREY
¡Tu aliento al fin respiro!
INÉS
¡Ésta es la dicha, sí! Guarda un tesoro
de amor mi corazón.
VIRREY
¡Y yo te adoro!
INÉS
Repite esa palabra venturosa.
VIRREY
¡Oh!, ¡sí te adoro, Inés! (¡Y cuán hermosa!)
(Es horrible mi dicha, que es horrible
amar un imposible.)
INÉS
Pero volviste al fin. Déjame verte.
VIRREY
Verte quiero también.
INÉS
¡Cuánto te quiero!
VIRREY
Mi gloria es bendecirte y es quererte.
INÉS
Cesó el dolor.
VIRREY
Te estrecho entre mis brazos.
INÉS
Y lloro de placer, lloro y sonrío...
VIRREY
Inés, en ti deslumbran
del genio la grandeza,
la noble discreción y la belleza.
INÉS
Cuando rayos de amor el alma halagan,
belleza, ingenio y sol su luz apagan.
VIRREY
¡Ven a mis brazos, ven!
INÉS
Y siempre unidas
estén cual nuestras manos nuestras vidas.
VIRREY
(¡Fatalidad odiosa!)
INÉS
Muy venturosa soy tu rostro viendo.
VIRREY
Estoy al fin la gloria comprendiendo.
INÉS
Tu ausencia lamentaba
en vena amarga, en lágrimas copiosas.
VIRREY
Amante suspiraba.
INÉS
Y siempre tu recuerdo acariciaba
—70→
regando con mis ojos esta rosa,

 (La muestra.) 

y nunca la apartaba
del pecho palpitante.
VIRREY
Instante por instante
tu imagen contemplaba.
INÉS
¡Oh dicha!
VIRREY
¡Juana mía!
INÉS
No te apartes de mí, que me parece
que vas a abandonarme todavía.
VIRREY
(¡Oh, Dios!)
INÉS
¿Por qué te fuiste?
Responde por piedad.
VIRREY
¡Inés!
INÉS
¡Bien mío!
VIRREY
¿Dónde hay gloria más grande que mirarte
y sin cesar amarte?
Dios sabe que contigo
mi edén encontraría.
Dios sabe que este amor nació conmigo.
INÉS
Yo te juzgaba infiel...
VIRREY
¡Infiel! (¡Oh, cielos!)
INÉS
Y devorando enojos,
en la loca inquietud de mis anhelos,
pasaba ante mis ojos
la sombra de los celos.
VIRREY
¡Inés!
INÉS
Lloraba tanto,
que aquella sombra disipóse en llanto.
VIRREY
Sí.
INÉS
Mas tú, ¿no me dijiste
que nunca de mi amor te apartarías?
VIRREY
Juana... mi patria...
INÉS
Es cierto;
más hoy, ya no tirano
quieras dejarme, no, pide mi mano.
VIRREY
(¡Ah!, ¡maldición!)
INÉS
¡Mi bien!
VIRREY
(Me siento yerto.)
INÉS
¿Mas piensas en tu patria todavía?
¿No es tu patria, mi bien, el alma mía?
A la palabra santa
Lázaro alzóse del sepulcro frío,
y al verte a ti, bien mío,
mi dicha del sepulcro se levanta.
VIRREY
¿Pero en palacio tú? No lo comprendo.
INÉS
Ya soy dama de honor de la condesa.
VIRREY
(¡Oh, Dios!)
INÉS
Y tú, mi bien, dime tu nombre.

 (Pausa.) 

Eres noble...
VIRREY
(¡Ay de mí!)
INÉS
No desconfío.
Tu nombre has ocultado,
razón, razón tendrás; no con enojos
me mires.
VIRREY
Nunca, no. (Soy un malvado.)
INÉS
Nunca, ¿es verdad? ¿Ya nunca
de mí te apartarás? Son tus amores
cual brisa lisonjera.
VIRREY
Tu amor mi corazón llena de flores.
INÉS
Tu amor es luz, es sol, es primavera.
LUISA

 (Dentro.) 

¡Juana!
VIRREY
(¡Qué oí!)
INÉS
Me llama mi señora,
¡adiós; ya nos veremos!
Habla a mi padre pronto.
VIRREY
(¡Oh, Dios!)
INÉS
Y unidos
ya jamás nuestra vida apartaremos.


Escena IV

 

El VIRREY

 
VIRREY
¡Oh, desdicha! Este afanar
del alma debo calmar;
pero calmarlo no puedo,
de sentirlo tengo miedo,
y este miedo es mi pesar.
Cuando el astro de mi amor
vierte su luz apacible,
he de apagar su esplendor:
¡oh, cuán horrible dolor
es amar un imposible!
Cuando mitigan mis penas
palabras de encanto llenas,
se abre a mis pies un abismo:
y en mi desdicha yo mismo
he de ponerme cadenas.
Después de tanto anhelar,
tras de tanto desear,
debes morir, amor mío,
arroyuelo que al ser río
halla su tumba en el mar...
Huye, pues, de mi memoria,
no te quede ni tu gloria,
porque eres tú, por tu suerte,
guerrero que halla la muerte
al alcanzar la victoria.
El deber de la nobleza
a herir mi pecho me obliga.
¡Oh!, se pierde mi cabeza...
¡Qué infeliz es la grandeza
cuando es del alma enemiga!
Me manda el deber sufrir;
—71→
y en otros lazos cautivo
un corazón debo herir;
¡y sin ella he de vivir
cuando sin ella no vivo!
¡Oh, cielos! A mi dolor
piadosos debierais ser:
¡qué implacable es el honor!
O haced que calle el deber,
o que me mate el amor.


Escena V

 

Dicho. RAMIRO

 
RAMIRO
Si permite, vuecelencia...
VIRREY
¡Oh!, ven, Ramiro, ven aquí,
que necesito de ti;
un infierno es mi existencia;
recuerda que siendo niño,
en tus brazos me meciste,
mi padre segundo fuiste;
necesito tu cariño.
Hoy que penas a millares
aumentan mi agitación,
busco, amigo, un corazón
que comprenda mis pesares.
RAMIRO
¿Qué os pasa, señor?, ¿quién es
el que disgustos os da?
VIRREY
¿Sabes, Ramiro, que está
en palacio Juana Inés?
RAMIRO
Sí, desde ayer.
VIRREY
Cuando apenas
este amor se adormecía
vuelve a herir el alma mía
con el dardo de sus penas.
Su fuego apagar no es dable,
y me atormenta inflexible,
poderoso, irresistible,
dominador, implacable.
Y este afán que me conmueve
y que mis ansias aviva,
es el águila cautiva
que en vano las alas mueve.
Mi propio afanar me espanta,
que entre mi amor y el bien mío
audaz el destino impío
un imposible levanta.
RAMIRO
Olvidad.
VIRREY
¿Lo puedo hacer
cuando esta ardiente pasión
que agita mi corazón,
es el alma de mi ser?
Al cielo quise llegar
soñando en amante anhelo,
y estoy contemplando el cielo
y no lo puedo alcanzar.
Su rostro acabo de ver;
oí su dulce suspiro.
¡Es tan hermosa, Ramiro!
¡Es un ángel!
RAMIRO
Es mujer.
VIRREY
¡Calla!... ¡La infame maldad
se atreve al ángel sublime!
Calla.
RAMIRO
Por más que os lastime,
he de decir la verdad.
VIRREY
¿Qué? ¡Vive Dios!
RAMIRO
Su hermosura
cien amantes ha tenido,
y hoy un escándalo ha habido
y ya la corte murmura.
VIRREY
Habla, di con brevedad.
RAMIRO
Entró a su aposento un hombre.
VIRREY
¡Ira de Dios! ¿Y su nombre?
(Callad, ¡oh, celos!, callad.)
RAMIRO
Como en el mismo aposento
viven la condesa y Juana,
la corte mordaz y vana
calumnias arroja al viento.
VIRREY
¡Esto más!
RAMIRO
Él ostentaba
como conquista de amor...
VIRREY
¡Ira del cielo!
RAMIRO
Una flor.
VIRREY
¡Su nombre! ¡Su nombre! Acaba.
RAMIRO
Don Nuño de Alba.
VIRREY
¿Qué oí?
¿Y así el sagrado atropella
de palacio?
RAMIRO
Hablad con ella,
que se dirige hacia aquí.

 (Vase.) 



Escena VI

 

VIRREY, JUANA INÉS

 
INÉS
Qué triste el tiempo, bien mío,
pasa lejos de tu lado.
VIRREY

 (Severo.) 

Bien lo habéis aprovechado.
INÉS
¿Qué es esto? Yo desvarío...
Tú eres la gloria del alma,
tú eres mi vida, mi dueño;
serena el airado ceño,
vuélvele al pecho la calma.
¡Mi bien!
VIRREY
Apartad.
INÉS
¿Qué oí?
Son injustos tus enojos.
(¡Está mirando mis ojos
—72→
y puede dudar de mí!)
Escucha.
VIRREY
Basta, señora.
INÉS
Yo deliro, cielo santo...
¿Gozas acaso en mi llanto?
VIRREY
(¡Y llora la aleve, y llora!)
INÉS
Habla, dime; la amargura
deja, por Dios, de verter
en mi pecho.
VIRREY
Es mi placer
el verte sufrir, perjura...
INÉS
¡Yo...! ¡Yo perjura! ¡Y no estalla
mi corazón a este nombre!
VIRREY
Entró en tu aposento un hombre
y tú eres su amante.
INÉS

 (Con indignación.) 

Calla.
VIRREY
Don Nuño...
INÉS
Basta. No quiero
más oír...

 (El VIRREY quiere hablar.) 

Por compasión,
si no tenéis corazón,
sed al menos caballero.
Ofendéis vuestra hidalguía.
VIRREY
Explicación necesito.
INÉS
Hasta la duda es delito
si se atreve a la honra mía.
Si ciego no estáis...
VIRREY
¡Inés!
INÉS
Ved espléndida y luciente
la alba pureza en mi frente
y la calumnia a mis pies.
VIRREY
La corte os está culpando:
todos murmuran.
INÉS
¡Qué he oído!
Me avergüenza haber querido
al que me ofende dudando.
Honor como rey se abona,
y mi honor en su grandeza
ciñe en su altiva cabeza
la inmaculada corona.
VIRREY
(Ah, ¿qué escucho? Hay en su acento
la magia de la verdad.)
Explicadme.
INÉS
Apartad
que hablaros me da tormento.
VIRREY
Oye...
INÉS
Dejadme.
VIRREY
¡Por Dios!
Yo bien sé que es tu inocencia...
INÉS
Para Dios y mi conciencia.
VIRREY
¡Juana Inés!
INÉS
No para vos.
VIRREY
Yo te adoro.
INÉS
Yo arrancar
vuestro amor, del alma quiero.
VIRREY
Calma este afán.
INÉS
(Yo me muero,
siento mi pecho estallar.)
VIRREY
Con la calumnia esparcida
yo dudé... se dijo aquí...
INÉS
Pues gozad lejos de mí
con vuestra duda homicida.
VIRREY
Bien, señora; pues la suerte
goza con vos en mi daño,
iré con mi desengaño
sin vos a buscar la muerte.
INÉS
¡Ah!
VIRREY
Libre os llegaréis a ver,
sed feliz con mi agonía.
¡Maldito el hombre que fía
en palabras de mujer!
Resuelto sabré apagar
de este amor la ardiente llama.

 (Se dirige a la puerta.) 

INÉS
(¡Y no vuelve!)
VIRREY

 (Deteniéndose.) 

(¡Y no me llama!)
INÉS
(¡Y no lo puedo llamar!)

 (Se dirige INÉS a su habitación.) 

VIRREY

 (Corriendo hacia ella.) 

¡Ah!, ven; tu perdón ansío.
INÉS
Yo no puedo perdonaros.
VIRREY

 (Con ira.) 

¡Oh!
INÉS
Debéis de mí alejaros.
VIRREY
Juana: adiós...
INÉS
Adiós.
¡Dios mío!

 (Prorrumpe en llanto.) 



Escena VII

 

JUANA INÉS

 
INÉS
¡Ay!, destrozan por mi daño
las flores de mi esperanza,
el hielo de la mudanza
y el áspid del desengaño.


Escena VIII

 

Dicha, DON PEDRO

 
INÉS
Padre y señor.
PEDRO
He sabido
que mis canas ultrajando,
triste ejemplo a damas dando,
hoy el objeto habéis sido
de las lenguas; y por Dios,
que atento a vuestro saber
tan ligero proceder
no imaginaba de vos.
  —73→  
INÉS
Os ruego que vuestro labio
tal ofensa no me infiera,
que al hablar de esa manera
vos mismo os hacéis agravio.
Soy vuestro propio reflejo,
sangre vuestra, y muerte hallara
antes, señor, que manchara
de vuestro honor el espejo.
Sé que con noble valor,
y hechos que al mundo admiraron,
mis abuelos consignaron
que no hay vida sin honor.
De vuestro ejemplo aprendí,
y aquí en el alma lo llevo,
lo que es honor, lo que debo
a mi Dios, a vos y a mí.
Mi alta frente he levantado
que herir la calumnia intenta:
del que calumnia es la afrenta,
la gloria del calumniado.
Soy inocente. Mi honor
está como el cielo puro...
Yo por la madre os lo juro
del Divino Redentor.
PEDRO
Soy Asbaje, y se os advierte
que nadie ultrajó a un Asbaje
que no llorara el ultraje
entre el afán de la muerte.
Honrada estáis. La serena
virtud, Juana, en vos admira,
mas culpada el mundo os mira
y la apariencia es condena.
Hoy mismo por vuestro amor
dos hombres aquí han reñido:
don Diego se encuentra herido,
y don Nuño os dio una flor.
Lenguas hay que arrojan menguas
con pensamientos arteros,
y no hay en el mundo aceros
para cortar tantas lenguas.
Lo que ha de hacerse pensé;
y es el camino más llano
que al ofensor deis la mano,
o que yo muerte le dé.
INÉS
¡Ah, señor!, terrible pena
mi desdicha me previene;
a la que culpa no tiene
a sufrir se le condena.
PEDRO
Lo manda el deber.
INÉS
Piedad
aguardo, ¡oh!, padre, de vos.
PEDRO
Hoy os casáis.
INÉS
¡Nunca!
PEDRO
¡Oh, Dios!
¡Nunca ha dicho!
INÉS
Perdonad.
PEDRO
¿No sois, Inés, hija mía,
que me hacéis tal desacato?
¿Mi voluntad no es mandato?
INÉS
Compadeced mi agonía.
PEDRO
Basta.
INÉS
Mirad condolido
a la mujer desdichada.

 (Se arrodilla.) 

A
vuestras plantas postrada,
de rodillas os lo pido.
PEDRO
Ya mucho en oíros tardo,
basta ya, y obedecedme.
INÉS

 (Levantándose.) 

Bien, señor; resuelta vedme
y de vos la muerte aguardo,
piadoso debéis matarme,
que será menor suplicio
que el odioso sacrificio
a que queréis condenarme.
PEDRO
Poniendo a las lenguas muro
elijo el medio más sabio,
que así mi honor desagravio
y vuestra paz aseguro.
Voy a su excelencia a ver;
y mirad que yo lo quiero.
INÉS
Mirad, señor, que me muero.
PEDRO
Mirad, vos, que así ha de ser.

 (Vase.) 



Escena IX

 

JUANA INÉS

 
INÉS
Sufre y llora, alma ofendida,
si tal situación te asombra,
que a llorar eres nacida,
y es la gloria de la vida
humo, polvo, viento y sombra.

 (Vase.) 



Escena X

 

(DON DIEGO e INIESTRA, por la galería.)

 
DIEGO
Va la fiesta a comenzar;
es el preciso momento.
INIESTRA
¿La dama?
DIEGO
En su cuarto entró,
procura estar en acecho.
INIESTRA
¿El pasaporte?
DIEGO
Helo aquí.
¿Tu gente?
INIESTRA
Lista la tengo.
DIEGO
Evita cualquier escándalo.
INIESTRA
Estad tranquilo, don Diego.
DIEGO
Mucha prudencia y sigilo,
y sobre todo, silencio,
porque hay secretos que matan.
  —74→  
INIESTRA
Para callar soy un muerto.
DIEGO
El virrey viene hacia aquí;
que no te mire.
INIESTRA
Obedezco.

 (Vase.) 



Escena XI

 

DON DIEGO, el VIRREY

 
DIEGO
Señor virrey.
VIRREY
Dios os guarde,
secretario de la Audiencia.
DIEGO
Mis plácemes, gran señor,
os doy, pues estáis de vuelta.
VIRREY
Don Diego, la cortesía
es propia de vuestras prendas.
DIEGO
Señor conde, me retiro
si permite vuecelencia.
VIRREY
Esperad.
DIEGO
Señor.
VIRREY
Don Diego,
en palacio una reyerta
provocasteis.
DIEGO
¿Yo, señor?...
VIRREY
La causa saber quisiera.
¿Estáis herido?
DIEGO
No es nada.
VIRREY
Hablad.
DIEGO
Permitid...
VIRREY
Si intenta
enmudecer vuestro labio,
será que la culpa es vuestra
y avisaré a la justicia.
¿Qué ocasionó la pendencia?
DIEGO
Una dama.
VIRREY
(¡Oh, Dios!) ¿Su nombre?
DIEGO
Dejad que evite su afrenta.
VIRREY
¡Ira del cielo! ¿Calláis?
DIEGO
Temo, señor, que os ofenda
el saberlo.
VIRREY
¡Vive Dios...,
que se agota mi paciencia!
Su nombre...
DIEGO
Señor...
VIRREY
Su nombre.
DIEGO
Mi señora la condesa.
VIRREY
¡Villano!, ¿y os atrevéis
a inferirme tal ofensa?
DIEGO
Yo al infame he perseguido,
señor.
VIRREY
(Horrible sospecha.)
DIEGO
Reñimos...
VIRREY
Decidlo todo:
pero ¡ay de vos! si a mi excelsa
y noble esposa, atrevido
calumniáis con torpe lengua.
DIEGO
Digo, señor, la verdad.
(Ya mi venganza comienza.)
VIRREY
Ya escucho.
DIEGO
Al caer la tarde,
volviendo yo de la Audiencia,
vi salir de ese aposento
un hombre.
VIRREY
¡Decid quién era!
DIEGO
Don Nuño de Alba.
VIRREY
Seguid.
DIEGO
No notando mi presencia
exclamó: «ya Luisa es mía,
mi dicha a la gloria llega.»
VIRREY
Callad.
DIEGO
Señor...
VIRREY
Proseguid.
DIEGO
Airado por su insolencia,
«mentís», exclamé, «¡cobarde!»
VIRREY
Acabad. (La ira me ciega.)
DIEGO
Y la espada desnudé
de vuestro honor en defensa;
reñimos, pero a las voces
y estruendo de la pelea,
cien caballeros llegaron,
evitando que muriera
don Nuño.
VIRREY
Basta. (Llamando.)  ¡Ramiro!


Escena XII

 

Dichos, RAMIRO.

 
RAMIRO
¿Qué me manda vuecelencia?
VIRREY
A Nuño de Alba llamad.
¿Qué os detiene? ¡Vive Dios!
RAMIRO
Esta carta para vos
me dio un paje.
VIRREY
Despachad.


Escena XIII

 

(Dichos, menos RAMIRO. El VIRREY, abre la carta.)

 
DIEGO
(Mi carta... Apenas respiro...)

 (Pasan por el fondo varios enmascarados, recatándose cautelosamente.) 

(Ya Juan Iniestra ha llegado:
si acierta a verle Ramiro...
Temblando estoy... No ha notado
su presencia.)
VIRREY
¡Oh, Dios! ¿Qué miro?
DIEGO
Señor...
  —75→  
VIRREY
¡Infame! No hay duda.

 (Viendo la carta.) 

¡Él, su retrato!...
DIEGO
Señor...
VIRREY
¡Sangre, sangre!, mi furor
vibre el acero y acuda
en defensa del honor.
Mirad.

  (Le da la carta a DON DIEGO.)  

DIEGO
¡Oh, Dios!
VIRREY
No concibe
el alma tanta maldad.
DIEGO
(Triunfé.)
VIRREY
Ramiro  (Llamando.) , llamad,
que es cada instante que él vive
espantosa eternidad.
DIEGO
Reportaos.
VIRREY
¡El villano
osa atreverse hasta mí!
Tiembla el puñal en mi mano.
DIEGO

 (Leyendo.) 

El traslado soberano
de vuestra esposa...
VIRREY
Sí, sí...
¡Don Nuño de Alba! ¡Insolente!,
no hará de su triunfo alarde.
DIEGO

 (Hipócritamente.) 

La condesa es inocente.
VIRREY

 (Sin oírlo.) 

Yo aplastaré a la serpiente.
¡Ah!, por fin llega el cobarde.


Escena XIV

 

Dichos, NUÑO

 
NUÑO
Señor...
VIRREY
Venid. A mi honor
osáis hacer desacato.
NUÑO
¿Yo?
VIRREY
¿Comprendéis mi rencor?
Dadme al punto ese retrato,
dádmele al punto.

  (DON NUÑO le da el retrato.)  

NUÑO
¡Señor!...
VIRREY

 (Viendo el retrato.) 

¡Ah! ¿Y osasteis mancillar
mi honra y mi sangre? Matar
sabe mi mano.

 (Desenvaina el puñal y corre hacia DON NUÑO.) 

NUÑO
Teneos.
DIEGO
Es justicia.
VIRREY

 (Arroja el puñal y desnuda la espada.) 

Defendeos,
nunca supe asesinar.
NUÑO
¿Os irritáis contra mí?
VIRREY
¡En guardia!
INÉS

 (Dentro.) 

¡Favor! ¡Favor!
DIEGO
(¡Cielos!)

 (Se oye rumor de espadas dentro.) 

INÉS

 (Dentro.) 

¡Socorro!
VIRREY
¿Qué oí?
Esa voz...
 

(DON NUÑO y el VIRREY se dirigen hacia el cuarto de JUANA INÉS; ésta aparece en el momento en que corre DON DIEGO a la galería.)

 
INÉS
¡Guardias, aquí!
VIRREY
¡Juana!

 (Entran guardias y caballeros.) 

INÉS

  (Señalando a DON DIEGO.)  

Prended al traidor.
 

(Los guardias prenden a DON DIEGO.)

 

 
 
CAE EL TELÓN