Ante David, Amnón justifica su petición (mapa número 15). Tamar debe venir sola a visitarle por cualquiera de las causas que expone76. Las versiones que tienen el «final del coloquio» son 60 en total; nos encontramos ante una innovación, si ampliamente difundida, no de forma muy densa. E incluso dentro del motivo hay variantes notorias, según vamos a ver.
El pretexto más difundido reza así:
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(Mapa 15, motivo I) |
o con una breve modificación de las últimas palabras: «...mis penas son aumentadas» (I a).
Emparentados con I (al menos coinciden con él en el primer octosílabo) hay unos cuantos temas que van desde la singularidad absurda «(...de un rayo será estrozada», Roiz, 80) hasta la no menos absurda difusión. Procedamos con orden; en ocho puntos aparece el versillo «soy capaz de rechazarla» (II), que en una ocasión se manifiesta como «... de arrebatarla» (Bamba, 57). Ahora bien en otras siete ocasiones se llega a una nueva, pintoresca, degeneración: «soy capaz de devorarla» (II a).
Un grupo independiente de los anteriores está constituido por las versiones de la forma siguiente:
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(III) |
que está muy cercanamente emparentado con las variantes «...la cabeza se me arranca» (72, 73, 75), «...el mi mal se redoblara» (44), «...Me pongo peor que estaba» (27). (Todas incluidas en III a.)
A este conjunto de versiones hay que añadir las que alteran ruido por bulla o mucha, y el segundo hemistiquio suele presentarse como «... a veces también enfada». Entonces obtendríamos los puntos marcados con un rectángulo en el mapa 15 (IV). A ellos incorporo (IV a) dos variantes esporádicas («...mucho mal (pena) me causaba», 13, 34; « ...honda tristeza me causa», 18, 29, 95).
Queda, por último, el verso:
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(59, 60, 67) |
con la variante del segundo hemistiquio, « ...la compañía es muy mala» (punto 91), que, como otras formas ocasionales documentadas una sola vez (punto 135), no aparece cartografiada.
Contemplando en el mapa número 15, notamos que las variantes I (círculo) y II (triángulo), que supongo ligadas, dan al motivo una relativa unidad, al tiempo que aparecen aislados los temas III (rombo) y IV (rectángulo), que es de presumir tengan alguna dependencia.
Acaso se pueda concluir que al norte del Guadiana existió cierta uniformidad, establecida por la lógica del pretexto («con el ruido de la gente — la calentura me carga»); este criterio lucha con el meridional -¿acaso innovador?-, que en su progreso hacia el Norte adopta algunas formas degeneradas. Estas adulteraciones son, sin embargo, bastante abundantes y se muestran dotadas por cierta conexión.
Tirso de Molina
incluye una precisión en el relato bíblico:
¿Viste jamás tal calor? | |||
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . | |||
...a mi amor junto al bochorno | |||
que hace... |
(I, 4)
Esta determinación pasa al romancero tradicional, y desde él, a García Lorca77. Claro que, creando el ambiente propicio para el desarrollo de la tragedia, Tamar va hacia su hermano con atuendo ligero.
En las versiones orales, la forma más difundida es normalmente:
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Alguna vez se oye: «... en el verano» (punto 76), «como estamos en...» (12, 142, 143, 144) o «como era en el veranito...» (101, 109, 115, 135, 168, 162), mapa 16, tipo I78.
Las enagua(s) blanca(s) no son fácilmente comprensibles (de aclararlo me ocupo luego), y son sustituidas por ropa (punto 12), falda (94), saya (98, 100), sayas blancas (71), enagüilla (119), o sustituyendo el sustantivo enojoso, «la niña sube en enagua» (32, 57, 118, 122, 125).
Este tipo de sólo dos versos aparece incrementado a veces por otros dos que pueden emparentarse con el motivo descrito en el § 12 o ser interpolación directa:
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con las enaguas (mapa 16, I a) o con las faldas y sayas (16, I b). Otras alteraciones, poco significativas y totalmente aisladas, son incorporadas a las variantes-base (punto 168).
Lo más notorio dentro del tipo I es el cambio de rima experimentado por algunas versiones (punto 16, I c):
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(85; con variantes en 58) |
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(54, 69, 70, 102) |
y más remotamente:
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(Punto 63) |
En el tipo I d señalo variantes ocasionales.
Otro
préstamo que el romancero tradicional ha tomado del teatro
es el camino de Tamar hacia las habitaciones de su hermano
(vid. §
15). Quiero recoger aquí también la acotación
de Tirso (II, 13): «sale Tamar con una
toalla al hombro y una escudilla de plata entre dos platos de lo
mismo»
79.
Esta sencilla nota ha pasado al romancero bajo diversas formas.
Ocupémonos primero de las más próximas a ella
(tipo II):
1)
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(punto 35) (tipo II) |
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(89, 90, 91) |
versión muy próxima a otra más difundida:
3)
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(18, 28, 33, 34, 41, 55, 61, 97, 99, 133)81 |
En íntima dependencia con ésta aparece otra variante, en la que se repiten los versos iniciales de la introducción (vid. pp. 9-10 y mapa 7):
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(40, 82, 95, 107, 132) |
Las «salas de Altamor» se convierten en «escaleras de amor» (puntos 1782, 51, 52, 66), en «escalera arriba» (2, 47)83, o en «escalerita dorada» (36), o en los «campos de Aragón» (26). Las más bellas de estas variantes coinciden en dos pueblos muy distantes: Figueruela de Arriba, 43 (Zamora) y Carbonero el Mayor, 96 (Segovia). Dicen así:
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(Agrupo todas estas variantes en II a)
Antes de considerar versiones en las cuales se altera el comienzo de este fragmento, quiero indicar un grupo que prescinde del ajuar de la doncella para demorarse en su atuendo (mapa 16, II b):
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(10, 14, 15)85 |
Un nuevo grupo de versiones presenta el primer verso sustituido por un enunciado lógico: «Por los palacios del rey... » Teniendo en cuenta unas cuantas subdivisiones necesarias, hemos de considerar:
1) Variantes que comienzan «Por los palacios del rey...» y prosiguen según el mencionado tipo II (23, 25, 5386, 81 y, con error manto por plato, 9) [mapa 16, II c].
2) Variantes en las que aparece alguna peculiaridad: Tamar lleva plato y cuchar(a)) (24, 33); lleva «una jarra de buen vino — por ver si le antojaba» (42, 44, 50, 51, 52) [mapa 16, II d].
3) Variantes ocasionales, pero que pertenecen a este tipo por figurar plato y toalla (59, 60), caldito y toalla (46), plato, pan y jarra (22), dos platos (21, 27, 31), plato (102, 134) o versiones incompletas, cuya vinculación es clara con los motivos de que disponemos: figuran dos platitos de oro (83, 86), una tacita de oro (65), el platito (113).
Un grupo independiente de los tipos anteriores está formado por unas cuantas versiones que, de un modo general, se pueden reducir a la siguiente (tipo III):
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Dentro de esta versión, algunas variantes (20, 39, 88 y acaso 93) están contaminadas por las del tipo II. Esto vendría a indicarnos que si tales formaciones son arcaicas (por carecer de interpolaciones teatrales), están modificadas ya por el tipo septentrional.
La inclusión de estos elementos creo que procede del teatro, porque, frente al texto bíblico, Calderón (y Tirso también) y el romancero de ambas orillas hacen que Tamar guise fuera de las habitaciones de su medio hermano, y así se explica la acotación -platos, toalla, jarra- que he aducido para indicar una posible referencia. Únicamente de esta manera pueden aclararse algunos rasgos de la tradición oral, silenciados en el relato bíblico. Creo que estos pasajes han salido del teatro, porque tal como se cumple el desarrollo de las obras, era más fácil que Tamar cocinara fuera de la escena, y para los espectadores resultaba un halago seguir su paso hacia las habitaciones de Amnón con un vistoso cortejo de servidores y un vibrante acompañamiento de cantos. Poco podían importar las dificultades técnicas o el espectáculo al romancero; sin embargo, aceptó algunos de estos rasgos, que quedaron definitivamente incorporados a la narración88.
El mapa 16 es de una excepcional claridad. Hay dos áreas perfectamente establecidas: una, al Norte; al Sur, otra. Como ocurre casi siempre, el tipo meridional avanza hacia el Norte. El carácter andaluz de la segunda de estas áreas está asegurado por las (e)nagua(s) blanca(s), puesto que en el dialecto de la región se oponen las enaguas blancas «enaguas», a las simples (e)nagua(s) «falda». De ahí que en muchos sitios se haya sentido la necesidad de traducir el concepto (por saya, por falda). En el mapa 17 señalo el área léxica de enaguas «faldas», y enaguas blancas «enaguas», en el Mediodía español89.
Lo que más llama la atención es que si ambos motivos proceden del teatro, se haya producido tan perfecta discriminación. Habrá que pensar en dos hechos simultáneos e independientes o en una casual coincidencia de la innovación meridional y el teatro áureo. La aclaración de estas cuestiones queda pendiente del estudio del mapa 17. Dentro de las dos posibilidades que se cartografían se presentan con poca homogeneidad. No obstante, en el Mediodía podemos señalar la cohesión de Extremadura y de la Mancha, y en el Norte, la muy relativa de Zamora.
El tipo III, más arcaizante, parece ser peculiar (dentro de la escasez de mis datos) de Castilla la Vieja y Cataluña.
El análisis del mapa 18 es en todo paralelo al 16. Salvo contadas excepciones, coinciden las dos áreas estudiadas. En efecto, la aparición de la doncella con el manjar, platos, jarra y toalla determina un breve coloquio con Amnón, mientras que el liviano atuendo veraniego precipita tumultuosamente en el incesto. Así, pues, en correspondencia con la zona con rectángulos del mapa 16, está el diálogo que voy a considerar. En todo el Mediodía falta la conversación; de acuerdo en esto con la carencia del motivo teatral.
Dentro de la unidad norteña, se pueden señalar algunas subzonas. La más dilatada presenta un texto semejante a éste:
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(Variante a)90 |
Muy próxima a ésta es la variante que modifica ligeramente los últimos versos:
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Una variante poco difundida (punto 17), pero que se cruza en dos ocasiones (puntos 30 y 59) con la b y una (91) con la d, aparece «cristianizada»:
(Variante c) |
En oposición al último verso («no te muevas de esa cama»), un nutrido grupo de variantes concluye por «ojalá te levantaras» (variante d).
Mayor diferencia señalan los textos que llevan estos versos (hay discrepancias léxicas):
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(Variante e) |
Estos versos finales vuelven a aparecer en la variante que llamo g:
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cruce, al parecer, de e y una redacción f, emparentada con:
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(45, 53) |
Quedan por considerar unas cuantas variantes, difíciles de clasificar. Unas (como las de Castañosín, 2, y Orense, 5) están mutiladas, aunque creo que la de Castañosín se relaciona con las que en el mapa señalo con un triángulo92 y otras carecen de algún elemento distintivo93.
Queda por considerar la variante de Vilanova, 128 (Lérida). Hay en ella un cambio de rima que la aparta de todos los grupos, pero figura el coloquio, sin que luego se cumpla el incesto. La redacción de que dispongo hace imposible cualquier conato de clasificación.
La distribución geográfica de las variantes señala muy claramente dos zonas: 1) zamorana, con irradiaciones hacia Salamanca y Galicia y brotes esporádicos hacia el Este; 2) asturiano-castellana, que ha penetrado como una saeta en la provincia de Albacete.
El texto sagrado
narra así la violación de Tamar: «trauo della e dixole: hermana, ven e duerme
comigo. E ella dixole: ¡o mi hermano! non me afligias, que
bien sabes que en Israhel lo tal no se costunbra fazer en Israhel,
e non fagas esta vileza. ¿E yo dónde auía de
lleuar la mi verguença e desonrra?... E non la quiso
escuchar lo que dizia, e asio della e afligiola e durmio con
ella»
(11-14).
En el romancero tradicional, estos versículos han sido interpretados de muy diversas maneras, siempre distanciadas del relato bíblico. Y es que en esta lamentable escena la plebeyez y la delectación en el crimen aportan sus infinitas interpretaciones: unas prosperan, otras se agostan rápidamente. Sólo así se explica la gran cantidad de variantes recogidas (mapa número 19).
1) El diálogo de Amnón y Tamar -su remota referencia- aparece en la siguiente forma:
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(I a) |
Las diez variantes de este tipo son bastante uniformes; tan sólo en la de Madrona, 98 (Segovia), el último verso se ofrece como «Tiés que ser mi enamorada», y en la de Real de San Vicente, 108 (Toledo), «a nadie le importa nada».
Una versión, la de Alcaraz, 136 (Albacete), conserva los cuatro versos del diálogo, incrustados en un texto que pertenece al tipo I.
Formas híbridas se encuentran en 74, 75, 76, 135, 138, 139, 142 y 150 (I a × IV), 105 y 150 (I a × III a).
2) Muchas de las
variantes recogidas pertenecen en este motivo a los romances de
ciego. De ellos, sin duda, proceden algunos versos que ahora vamos
a considerar. En una latísima geografía encuentro
repetido el «hizo de ella lo que quiso,
— hasta escupirle en la cara»
. La aparición
más simple tiene esta forma:
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(II a) |
pero a veces los cuatro versos se continúan con otros dos:
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(II b) |
Como ese lumia95 no es fácilmente comprensible, está sometido a ciertas modificaciones: gumia (punto 10), alumia (15 y 65), bruja (23), mujer traidora (32).
En el punto 65 (Ciudad Rodrigo), la versión recogida es mixta, de II b y IV, y la de 116, 119, 152, de II a y III a.
Puestos en trance de avulgaramiento, la cintura es sustituida por los cabellos96, y como en los folletones, por ellos se arrastra a la víctima (89, 90, 91):
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Los versos que nos han servido de partida («hizo lo que quiso...», etcétera)98 aparecen en versiones independientes de las anteriores. Su forma más difundida es:
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(II c) |
En La Roda, 132, hay una variante mixta, de II a y III a.
3) El comportamiento de Amnón en el momento del incesto permite estudiar un nuevo estrato del motivo:
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(III a) |
Los híbridos de éste con otros tipos quedan consignados en los lugares pertinentes del texto y en la leyenda del mapa 19.
4) Otro de estos motivos de ajuglaramiento actual son ciertas morosas detenciones en la forma de consumarse el crimen. No hay demasiada imaginación en ellas.
Desde el punto de vista de la poesía tradicional, debo considerar que no se dan nunca aisladas, sino en dependencia de alguno de los motivos ya considerados.
a) Relacionado con I a:
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(135, 138, 139, 140, 142) [IV a]100 |
b) En conexión con II a:
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(79101, 81, 86, 102, 121, 145, 148, 149, 159, 161, 162, 164, 165, 167, 169) [IV b]102 |
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(144, 146, 160103 [IV c] |
c) Otras variantes presentan complejidad mayor: tienen motivos de este grupo IV, junto a otros de II a y de III a:
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(Alcázar, 115)104 |
5) Un grupo de cierta importancia, a pesar de su diversidad, está constituido por las recitaciones en las que Amnón arroja el presente ofrecido por Tamar. El tema está en conexión con los tratados en II a (22, 73, 88, 109, 113) y tal vez con los que considero en IV (39 y 87) [tipo V]. En el punto 78 parece darse el motivo aislado.
6) Quedan por considerar unas cuantas versiones aisladas:
a) Tamar ofrece el guisado a través de una ventana (78, 79, 143, 153, 155, 163; las tres últimas, en relación con el tipo IV, figuran en el mapa como IV d).
b) Amnón espera alcanzar dispensa de un tío que tiene en Roma (gallega sin localizar, 5, 8). Creo que puede relacionarse con II a (figuran en ellas los versos de «hizo lo que quiso», etc.).
c) Variante de Orense, 6, independiente de todas, pero con los versos citados en II a.
d) Variantes caóticas, que ordeno con cierta inseguridad: la de La Roda, 132 (III a); la de Jumilla, 137, (II c); la de Castañosín, 2 (II a), y la de Valladolid, 58 (II a)105.
El mapa 19 nos permite deducir las siguientes conclusiones, que atañen a la transmisión de este motivo:
1.ª La existencia de una región (tipo I) central -tal vez en apariencia la más antigua-, a la que debieron pertenecer Extremadura y Andalucía occidental (hoy contaminadas por innovaciones meridionales).
2.ª Todo el Occidente español pertenece a una sola familia. Las variantes actuales parecen ser innovadoras -al menos, con respecto al apartado anterior. La consideración del mapa debe hacerse teniendo en cuenta juntamente los motivos II y III, ya que éste parece derivación de aquél. Y uniendo a las grandes manchas de triángulos y círculos toda la Andalucía oriental.
3.ª Las variantes de III -Castillas, Albacete- presentan un motivo innovador sobre la estructura de II.
4.ª Andalucía está escindida en dos áreas muy claras: una occidental, que se une al tipo I, y otra oriental, dependiente del II. Ahora bien, ambos tipos están uniformados por una innovación plebeya -romance de ciego-, que, nacida en Andalucía, gana terreno hacia el centro y con saltos bruscos hacia el Norte.
5.ª Teniendo en cuenta los resultados anteriores, hay que intentar unas conclusiones de conjunto, siempre dentro del mapa 19. Parece que los tipos II, III, IV y V tuvieron en algún momento cierta unidad, ya que III es innovación sobre II; IV, un motivo vulgar incrustado sobre II o sobre III, y V, otra plebeyez en dependencia de II y IV. Entonces I se presenta como único arcaísmo dentro de una anterior unidad. Pero en la forma que yo documento tampoco parece remontar a una época muy antigua. Creo que -ante tanto hecho- es lícito sospechar en la modernidad del motivo I, en apariencia el único que conservaba ciertos ecos del diálogo bíblico. Es posible que las quejas de Tamar sean un neologismo que -casualmente- han coincidido -en verdad que sin gran precisión- con el espíritu del libro sagrado.
Esta hipótesis creo que está reforzada por la geografía folklórica, paralela a la lingüística: el área central es más innovadora que las laterales. Y tal era el estado del romance en los temas estudiados hasta ahora. Así, pues, la estratigrafía del motivo se podrá reconstruir de este modo:
1) El cumplimiento del incesto se desarrolla en la poesía tradicional con independencia del texto sagrado (donde falta).
2) Rasgos típicamente plebeyos caracterizan la narración en este punto.
3) Una primera escisión de la unidad está señalada en el tipo III. Otro momento de ruptura va consignado con los triángulos que surgen, sobre todo, en la zona central, entre Duero y Tajo.
5) Andalucía aporta un nuevo neologismo, que unifica todo el sur de España, pero que permite reconocer (persistencia de I y III) la estructura anterior.
6) El mismo carácter (plebeyez, incorporación a temas anteriores) tiene el motivo V.
Según la fuente inspiradora del romance, Amnón, tras el incesto, repudió a su hermana106. Unos cuantos textos conservan este motivo (mapa número 20):
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(I a) |
que en ocasiones se amplía con elementos que pertenecen al motivo II:
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(I b) |
Sin embargo, abundan más las variantes (II a), en las que aparece únicamente la desesperación de Tamar107:
I)
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(2, 39, 43, 45, 49108, 88, 93) |
2)
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(10, 13, 14, 17) |
3)
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(28, 131, 132)109 |
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(21, 31)110 |
Variantes de II a son aquellos romances en los que Tamar pide justicia (II b):
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(23, 25, 35, 41, 64, 73, 83, 146, 167)112 |
O un grupo poco numeroso (II c):
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(52, 53, 62) |
La maldición de Tamar agrupa unos cuantos textos, dando lugar a versiones bastante grotescas. Su forma más austera es (III):
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(43, 46, 69)113 |
En otras ocasiones, el motivo agrupador son las súplicas de la muchacha (IV):
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(71, 75, 105, 110, 111)114 |
El resto de los textos recogidos no ofrece ningún criterio agrupador; su localización queda simplemente consignada.
Como puede verse, la distribución geográfica de las variantes es relativamente uniforme, aunque el número sea siempre escaso. El motivo II -el más difundido- es propio de una región situada al norte del Duero; como otras veces, algún punto de Albacete coincide con estas lejanas tierras.
El motivo IV es del centro, y por su carácter de consideración moral habrá que interpretarlo como reciente.
De los materiales allegados ninguna nueva conclusión se obtiene, como no sea una ex silentio. El motivo falta en Andalucía y en todas las regiones con Andalucía vinculadas; incluso es desconocido por las versiones aragonesas, que tanta relación tienen con las meridionales.
El final del romance aparta totalmente a la tradición oral del texto sagrado. De acuerdo con la psicología popular, se buscan unas cuantas soluciones, que van desde el puro disparate hasta la contaminación romancesca (vid. mapa 21):
1) En conexión con las cuestiones estudiadas en el mapa 20 (III) está el final de Losacio de Alba, 51 (Zamora); la petición de justicia al cielo (119, 146, 152, 159, 163, 169) recuerda los motivos II b del mismo mapa.
2) No son escasas las versiones en que el rey salva la honra familiar enclaustrando a la hija (o a los dos vástagos) [II a]:
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(*23, *25, 28, *33, *34, 131, 132, 134, 136)115 |
Versiones abreviadas de este motivo aparecen en 17, 18 y 42.
Otro grupo está constituido por -nuevo recurso familiar- los desposorios de los dos hermanos116, aunque para arbitrar la situación se recurre a cínicas justificaciones (2, 81) (11 b), o ante la protesta de Tamar, a una interpolación del tema conventual (II c):
[Tamar cuenta su violación según los versos estudiados en el mapa 19]
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(10, 13, 14, 16, 24, 29, 65, 90)117 |
Otro miembro de este conjunto lo forman las variantes en las que Tamar, ante el riesgo de ir al convento, se suicida:
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(59, 61, 91, 97, 126) [II d] |
El tema del suicidio con puñal aparece en 35 y 55 (sin alusión al convento), pero contaminado con el rasgo II a de este mismo mapa.
La versión de Gajano, 86 (Santander), ofrece con bastante claridad un nuevo tipo de interpolaciones sobre II:
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(38, 83, 86, 88, 89) [II e] |
3) Aparte hay que considerar los casos en los que Tamar se encuentra con la madre, preocupada por la salud del enfermo. Unas veces (III a) desea u ordena la muerte de su hijo (20, 22, 52)120; otras desdeña la suerte de su hijastra (43, 50, 66, 96) o se muestra indiferente (44, 45), aunque en uno y otro caso el motivo está contaminado por el tema III b del mapa 20.
Íntimamente relacionado con este encuentro el conjunto de localidades, en las que el rey es quien toma la iniciativa de la venganza, ya sea decapitando (9, 27, 30, 41), ya sea mandando descuartizar (73, 113) o mezclando novelescamente el motivo con otros (21, 26, 31) [todos figuran en III c].
4) Un grupo numerosísimo está constituido por unas versiones en las que el desenlace depende -según veremos- de una consulta de doctores:
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(IV a) |
Variantes de esta introducción es la que empieza «Un día que iban a misa...», la que reducida a dos versos («A eso de los nueve meses, — la niña cae en la cama», 150, IV b121; o las que ofrecen cierta modificación («y del susto que pilló — cayó malita en la cama», 150, IV b; «a eso de los nueve meses, — ha nasido una medalla / y de nombre le pusieron — hija de hermano y hermana» 77, IV b).
5) Diversos finales (la niña muere del susto, 63, 166; moralizante, 72; o versiones no agrupables) quedan consignados sin asignarles ningún signo en el mapa; simplemente consignando el número122.
La geografía de estas versiones autoriza a dividir España en dos regiones (Norte y Sur). En cada una de ellas, sendas subzonas. En las áreas septentrionales -como otras veces-, Sanabria y el norte de León coinciden, estableciendo cierta discontinuidad en una gran zona que -con diversos matices- aparece caracterizada con círculos. También, como en algunos casos ya considerados, pueblos albaceteños vienen a coincidir con motivos septentrionales.
Al sur de España hay una compacta unidad, rota por algunos puntos no conexos (tipo I). La mancha del rombo -según viene ocurriendo- gana terreno hacia el Norte, donde aparecen numerosas salpicaduras meridionales.
La reunión de médicos se inspiró en el romance de La muerte del príncipe don Juan123. La procedencia de los galenos (mapa 22)124 da lugar a una clara ordenación de los materiales: al norte del Tajo, los hacen venir de La Habana; al sur, son, casi exclusivamente, de origen granadino; quedan, por último, unos cuantos casos en los que, genéricamente, son «de España».
El diagnóstico médico (mapa 23) es siempre el de embarazo; sin embargo, el eufemismo desplaza a veces al término demasiado brutal (preñada, embarazada) y entonces aparecen los esporádicos manchada (155), chiflada (98), muy mala (101), mala (151) y el muy extendido de opilada. Esta última forma da lugar a ciertos pormenores del parto, basándose en la proximidad opilada, pila de agua «bolsa en la que está encerrado el feto».
Obsérvese la coincidencia de las áreas de cada uno de los dos temas cartografiados en el mapa: Habana / embarazada (preñada) y Granada / opilada.
Por último, el romance de Jumilla 137 (Murcia) está contaminado por el de Virgilio125.
Si inventariamos los resultados que hemos obtenido a lo largo de los comentarios anteriores, podremos inferir una serie de hechos por más que los límites geográficos deban considerarse en un sentido lato y no con la rigurosa precisión de los amojonamientos administrativos.
1.º Más de una vez nos encontramos con una división geográfica en dos grandes áreas: la septentrional y la meridional126. Andalucía, tierra fértil siempre para las proliferaciones romancescas, presenta una clara uniformidad y coherencia frente al Norte (mapas 11, 12, 13, 14, 18, 19, 21); en muchos casos la fuerte tradición meridional proyecta hacia el Ebro y más allá del Duero sus procesos caracterizadores, sean de carácter innovador (mapas 5, 11, 12, 13, 15) o tengan carácter vulgar (mapa 19). En algún caso, la oposición Sur contra Norte se encuentra y neutraliza sus fuerzas expansivas entre los ríos Tajo y Duero (mapas 16, 21), desde esta línea se pueden irradiar los procesos hacia Aragón (mapa 20) o, incluso, hacia el norte cantábrico (mapa número 4). El equilibrio que señalo en la línea entre Duero y Tajo puede forcejear consiguiendo mutuas penetraciones más allá de esa esquemática simplificación (mapas 21-23), por más que quede muy claramente señalado el proceso que comento. Incluso ex silentio, Andalucía innova (falta de motivo en el mapa 20)127.
2.º Otra región de una gran personalidad es Asturias128. Acaso la única que se puede contraponer con energía a la mancha que se va extendiendo desde Andalucía. Unas veces, Asturias innova con éxito y sus logros van hacia Aragón (mapas 2, 7), Cataluña (mapa 7) y la Mancha (mapas 2 y 3) y otras, las más, es arcaizante en rasgos que habitualmente afectan a otras regiones leonesas de carácter también arcaizante (mapas 8, 9, 19, 20, 21), desde donde se proyectan sus particularidades hacia Extremadura (mapas 19, 21) y otras regiones (mapa 10). Rasgos que afectan a todo el dominio tienen su peculiaridad en esta región cántabro-leonesa (mapa 14).
3.º Cataluña es arcaizante, vaya de acuerdo con Asturias (mapas 6, 7), con Castilla la Vieja (mapa 16) o sea independiente (mapa 13).
4.º La región leonesa (norte de León, Sanabria) tiene una fuerte personalidad. Presenta rasgos tradicionales, tales como algunas precisiones de gusto popular, que -por su popularismo- se difunden muy extensamente (mapa 4), se caracterizan por su relativa modernidad (mapas 13, 15) o, lo que es más habitual, por su manifiesta personalidad (mapas 6, 12, 18). En relación con el mundo leonés está la versión -deturpada y original- de Lousa 174.
5.º Castilla la Vieja acaso sólo en el mapa 19 ofrezca una personalidad capaz de ser proyectada más allá de sus fronteras.
6.º El centro es una región de transición. En ocasiones va con el Norte (mapas 15, 18) y puede irradiar hacia Albacete; otras es innovador (mapas 10, 20) o en ese medio geográfico se interfieren una y otra corriente (mapa 19). Lugar aparte merece la Mancha, que representa personalidad innovadora en rasgos extraordinariamente nuevos (mapa 4).
Los resultados obtenidos en estos comentarios son bastante elocuentes. España se divide en dos zonas horizontales (Norte-Sur), cuyo límite está entre Duero y Tajo; pero -al mismo tiempo- podemos señalar otras subregiones de fisonomía bien caracterizada. Y, como en lingüística, la uniformidad meridional se convierte en abigarramiento en el Norte. Andalucía -también igual que con su dialecto- es fuertemente innovadora y fuertemente extrovertida. Frente a ella, otra región, la leonesa, presenta un carácter reacio a cualquier tipo de claudicaciones; sin embargo, la personalidad del dominio cántabro-leonés se encuentra comprometida por los ataques venidos del Sur. Dentro de este complejo -otra vez la identidad con la lingüística-, Asturias y Sanabria tienen su propia e inconfundible personalidad, y, como ocurre con el cancionero tradicional, la cornisa cantábrica puede proyectar su carácter más allá de sus propios valles.
Si el centro suele ser tierra de luchas, y de su carácter participan la Mancha y la provincia de Albacete (manchega o no), la vinculación con la lingüística tampoco sería inútil en este momento. Mientras que Cataluña se aferra a su arcaísmo y Aragón tiene una indecisa personalidad, que -en dialectología también- le llevó a renunciar a su propio vehículo expresivo para aceptar la lengua de Castilla129.
Proyectados estos hechos sobre un mapa, los resultados obtenidos son de evidente claridad, por más que los trazos característicos no tengan, como decía al principio, otro carácter que el de su aproximación. Conviene no olvidar que mis versiones, por muchas que parezcan, son pocas para establecer unos hitos que impidan la vacilación, carecen de la absoluta homogeneidad que hubiera querido para su distribución y presentan grandes lagunas de ignorancia. Así y todo, el mapa de la recapitulación tiene un positivo valor (mapa número 24).