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Colmenares publicó80 un tanto mermado el diploma de Fernando IV, fechado en Palencia á 29 de Agosto de 1302, que sirve de fundamento á los datos posteriores que luego expondré. Lo ha reproducido esta Real Academia81.
«D. Ferrando, por la gracia de Dios rey de Castiella, etc., á la aljama de los judíos de Segovia, é á las otras aljamas de las villas é de los logares dese mesmo obispado, que esta mi carta, ó el traslado della, firmado de escribano público viéredes, salud é gracia. Sepades que el obispo82 é el dean83 se me enviaron querellar, é dicen que non les queredes dar, nin recudir á ellos nin á su mandadero con los treinta dineros que cada uno de vos les habedes á dar por razon de la remembranza de la muerte de nuestro sennor Jesuchristo, quando los judíos le pusieron en la cruz. É como quier que ge lo habedes á dar de oro, tengo por bien que ge lo dedes desta moneda que agora anda84, segun que los dan los demás judíos en los logares de mios regnos 85. Por que, vos mando que dedes é recudades é fagades recudir cada anno al obispo, é al dean é al cabildo, sobredichos, ó á qualquier dellos, ó á los que lo hobieren de recabdar por ellos, con los treinta dineros desta moneda que agora anda, cada uno de —369→ vos, bien é complidamente, en manera que les non mengüe ende ninguna cosa. Et si para esto complir menester hobieren ayuda, mando á los concejos, alcaldes, jurados, jueces, justicias, alguaciles é á todos los otros aportellados, que esta mi carta, ó el traslado della firmado de escribano público, vieren, ó á qualesquier dellos, que vayan hi con ellos é que les ayuden, en guisa que se cumpla esto que yo mando. Et non fagan ende al, etc. Dada en Palencia veinte é nueve dias de agosto, era de mil é trecientos é quarenta años.» |
El Cabildo, juntamente con el obispo, percibía la renta de los treinta dineros, así en la ciudad como en las villas y lugares del obispado hasta el año 1323. De ello hace mérito el más antiguo Libro de acuerdos capitulares, muy gastado por la humedad, que afortunadamente se conserva en el archivo de la catedral86.
En los años consecutivos no se hace mención de los judíos de —370→ la ciudad. Conjeturo que intervino partición, quedando las rentas de la capitación en la capital para el Obispo, y casi todas las demás del obispado para el Cabildo.
Hé aquí el cuadro interesante á la estadística, que resulta de las listas de arriendo durante el cuadrienio siguiente:
AÑOS. | SEPÚLVEDA. | Pedraza, Fresno, Maderuelo, Montejo y Fuentidueña. | Sotos-albos, Pelayos, La Cuesta y El Espinar. | Águilafuente. |
1324 | 143 maravedís. | 112 | 18 | 21 |
1325 | 211 » | 144 | 12 | 28 |
1326 | 220 » | 103 ¼ | » | » |
1327 | 201 ¼ » | 50 | » | » |
Faltan los Libros de acuerdos desde el año 1328 hasta el de 1345, cuyo cuaderno va seguido de otros tres (1346-1348), habiéndose perdido, ó extraviado, los restantes del siglo XIV hasta el año 1399; mas no los subsiguientes, sin parar hasta el año 1404.
AÑOS. | SEPÚLVEDA. | Pedraza, Fresno, Maderuelo, Montejo y Fuentidueña. | Sotos-albos, Pelayos y Espinar. | Águilafuente. |
1345 | 170 ¼ | 38 | 15 | 12 |
1346 | 205 ½ | 67 ¼ | 13 ¼ | 13 |
1347 | 255 | 40 | 9 ¼ | 14 |
1348 | 197 | 26 ½ | 10 ¼ | 9 ½ |
1399 | 213 | 149 | 80 | » |
1400 | 206 | 269 | 33 | 31 |
1401 | 220 | 229 | 61 | 30 |
1402 | 276 | 323 | 80 | 44 |
1403 | 310 | 186 | 59 | » |
1404 | 301 | 240 | 86 | 30 |
Estas cifras en maravedises no representan el censo absoluto de capitación, sino las ofertas de los arrendatarios, que pujaban más ó menos, atento el caudal de que disponían, y no rara vez —371→ el obstáculo proveniente de diferentes causas á la realización del cobro efectivo. ¿Era este el décimo de la capitación total?
Más importante es el acta del 16 de Setiembre de 1412, que indica expresamente la edad del judío, catorce años, que empezaba á ser incluído en la capitación, y descubre manifiestas huellas de las conversiones operadas por San Vicente Ferrer87 y compelidas por la reciente ley ú ordenanza de la reina Doña Catalina.
«Viérnes, diz é seys dias del mes de setiembre, anno domini millesimo CCCC.XII, estando los señores del cabillo de la eglesia cathedral de la çibdat de segovia ayuntados en su cabillo or su canpana tañida, segund que lo han de uso é costumbre, personas88, canónigos, é ferrand lopes canónigo lugarteniente dean, raçioneros é conpaneros, entro otros tratamientos que y ovieron los dichos señores, é seyendo término asignado para este dicho dia para echar en rrenta todos los treynta dineros, que cada uno de los judíos del obispado de Segovia é de toda su tierra, é de todos otros Judíos viandantes, son tenudos á pagar, cada uno de quatorse años arriba: É echáronlos con las condiciones de los años pasados; é qualquier que alguna cosa dellos sacare, que lo pague al mayordomo de las oras á los terçios del año, sopena de falta. É sacáronlos estos que se siguen.
Los Judíos de fresno é de maderuelo, é de montejo é del espinar é de villacastin con tierra de Segovia, é los Judíos de águilafuente é de sotos alvos é de pelayos están este año vacos.» |
Cantiga CVII. -Guardóu da morte huna iudea, que espenaron en Segobia; et porque s'encomendóu á ela, non morréu, nen se feríu.
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El tiempo en que acaeció el prodigio, el fallo injusto de que había sido víctima la hebrea, la visión que tuvo y que contó á la gente apiñada, donde hoy está el parque del alcázar y descollaba la catedral, y de donde se divisaban las peñas Grajeras, ó de la Fuencisla, lugar del suplicio, el nombre que recibió al ser bautizada y el sobrenombre que le dió el pueblo segoviano; todo ello nos consta por un testigo de mayor excepción, el sabio y virtuoso dominico Fray Rodrigo de Cerrato99, cuya narración inédita he tomado de un manuscrito del siglo XIII100. Dice así101:
«In eodem regno102 circa idem tempus103 accidit simile miraculum. In civitate namque segobiensi quedam hebrea diffamata est quod peccabat cum quodam milite coniugato. Uxor autem militis, iniuriam sibi fieri reputans, predictam hebream convenit coram iudicibus civitatis, proponens quod cum viro suo adulterium perpetrasset. Qui in detestationem tanti criminis et in favorem christiane religionis, presumptiones quasdam pro attestationibus admittentes, dederunt contra eam sententiam ut pena —375→ precipicii puniretur. Consuetudo enim fuit segobie ut iudei tantummodo, morti adiudicati, pena huiusmodi punirentur. Est autem locus precipicii quidam rupes ex sinistra104 adiacens civitati, ita sublimis quod timorem incutit intuenti. In cuius medio prerupti eminent scopuli, ex quibus illi qui precipitantur, antequam ad terram veniant, horribiliter discerpuntur. Cum igitur officiales, precepto iudicum, predictam hebream, preter camisiam exuentes omnibus vestibus, ligatis ut mos est post tergum manibus, de rupe predicta precipitassent, continuo ipsa beatam mariam invocavit, dicens: Sancta maria, adiuva me, sicut scis me ab hoc peccato inmunem! Ad hanc vocem, ut ipsa postmodum est confessa, vidit statim columbam quandam candidam sese usque ad terram concomita[n]tem. Quam cum vidisset, omnem timorem amisit; et nimium consolata cum omni suavitate, solutis manibus, in terra pocius sedit quam cecidit. Aderat ad hoc spectaculum multitudo hominum, non solum christianorum et sarracenorum, sed etiam iudeorum. Qui videntes quod acciderat, omnes in admirationem sunt conversi. Ipsa autem surgens, christiana fieri volens, baptismum petivit, et nomen marie chri[stianum] sibi imponi humiliter postulavit, et optinuit. Vocata est autem marisaltus: Maria quia ad invocationem beate Marie est liberata; saltus quia de rupe sublimi non precipicii supplicium pertulit, sed quasi de loco humili in terram saltavit. Parum postquam hoc contigit, veni ego segoviam; audivi huius miraculi famam; vidi predictam feminam; vidi de hoc multos testimonium perhibentes.» |
Bien se aviene esta manera de contar con la gravedad y entereza de juicio, que promete el autor en la introducción á su obra:
La feliz hebrea, Marisaltos, vivió largo tiempo después de recibir el bautismo, sirviendo santamente á Dios en la Catedral, donde fué sepultada. La pintura se encargó allí de mantener á la vista de los fieles la memoria del prodigio, que el rey D. Alfonso X y Fr. Rodrigo de Cerrato transmitieron á la voz de la fama en páginas inmortales. En 1459, desfigurando un tanto la verdad, escribía á su vez la narración Fr. Alonso de Espina, ó del Espinar105, judío converso y franciscano observante harto célebre106.
«De iudea precipitata in civitate segobiensi et per virginem mariam liberata. Nonum mirabile accidit in predicto regno, civitate Segobiensi. Cum enim cuidam mulieri iudee imponeretur crimen adulterii false, tradita fuit marito ut de ea faceret quod vellet107. Qui, cum eam duceret ad supercilium cuiusdam excelse rupis, civitati coniuncte, ut ex loco illo illam precipitaret108, et concurrentibus —377→ ad spectaculum pluribus gentibus109, predicta iudea, que immunis erat a crimine, et devota virgini gloriose licet occulta, in articulo illo, grandi cum devotione beate virgini se commendavit, ut sicut immunis erat liberaret; proponens in corde suo, si eam liberaret, tempore vite sue in sua ecclesia servire. Et ecce mox ut precipitata fuit, apparuit sibi virgo beata, eam suis in manibus recipiens110 et illesam in profundo vallis ponens. Cumque plurime gentes ad locum cucurrissent, invenerunt eam illesam, gaudentem et laudantem deum, et gratias referentem beate virgini; publice affirmans manibus eius111 fore liberatam. Deducta est ergo mulier illa iudea, ad petitionem eiusdem ad maiorem ecclesiam predicte civitatis, que sancta maria maior intitulatur; et ibi sacrum baptisma recepit; et vocata in vulgari nostro marisaltos: maria propter virginem mariam que eam liberavit; et saltos propter saltum miraculosum quem fecit. Vixit autem in ecclesia multo tempore112 in timore domini serviendo laudabiliter. Resplenduit spiritu prophetie; et feliciter cursum suum consummavit. Predicti miraculi adhuc in predicta ecclesia extat memoria in picturis, sicut ego vidi.» |
A la narración de Fray Alonso de Espina, escrita en 1459, he de allegar otra inédita, que trazó en 1523 el notario del Cabildo D. Juan de Pantigoso113 que he visto y copiado textualmente en el archivo de la catedral114.
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«Avia, dice115, en la dicha iglesia116 Sacristía, en que estavan los ornamentos, plata y cosas necesarias para el servicio del culto divino. Avia otros altares i capillas principales. Avia una claustra de las buenas destos reinos117: Sala, Capítulo mui rico i sumptuoso, donde se ayuntaban el dean i Cabildo á sus cosas Capitulares. Una torre harto fuerte, donde estava el relox y ciertas campanas de las buenas que en muchas partes se podian hallar. Abia otros muchos cumplimientos para el servicio de la dicha iglesia. Avía asimismo un enterramiento, ó sepultura de una Sancta muger, que se llamaba María Saltos; la qual, segun parece por çierta letura que se reça en el vrebiario Segoviano118, y tambien lo requenta el Maestro espina de la orden de los menores119 en el excelentíssimo tratado que hiço, que se nonbra fortalitium fidei, libro 3.º de Bello judeorum in X.ª consideratione [de] judeorum mirabilibus et sua obstinata malitia, in nono mirabili, que en el año del Señor de mill é duçientos i treinta i siete, siendo ella judía i casada, falsamente fue acusada con un Caballero desta ciudad; la muger del qual la acusó de adúltera ante cierto juiz seglar; el qual, algunos indicios ó sospechas avidas por entera provanza, la condenó á que fuese despeñada, i la entregó á su marido. I así el marido, aconpañado de la justicia i de mucha gente de Christianos judíos i moros, la llebó á una peña mui alta, que se dice la Peña graxera, que está fuera i çerca de la ciudad sobre la hermita, que agora se dice nuestra Señora de la fuentçisla120; que era lugar de donde en aquel tiempo despeñaban los —379→ malfechores121; i puesta encima de la peña, desnuda en camisa, las manos atadas atrás, hincada de rodillas, la echó de la peña abaxo. I la judía, como estaba sin culpa i era debota de nuestra señora (aunque ocultamente), en aquel artículo con grande devocion i lagrimas se encomendó á la madre de dios, diciendo: ô virgen maría, como vales á una christiana, vale á una judía; é como sabes que io soi sin culpa, así me socorre é aiuda! proponiendo firmemente en su coraçon, si la librase, de tornarse christiana i de la serbir en su iglesia todos los dias de su vida. I así como fue despeñada, incontinente nuestra señora le apareció, i la tomó en sus manos; i sin ningun mal ni daño bajó con ella, i la puso en lo mas bajo del balle. Ansi lo diçe [el Maestro espina] in fortalitium fidei. El vrebiario Segoviano dice que le apareció una paloma blanca i bajó con ella fasta bajo. Quitquid sit, pues idem est122; como la gente que la vió despeñar, vido que estaba abajo, puesta de rodillas, viba i sana, bajaron á ella, i alláronla goçándose y alabando á dios, i dando gracias á la virgen gloriosa, públicamente afirmando que en sus venditas manos fue librada. I pidió que la llebasen á la iglesia maior; que queria ser Christiana i cunplir lo que abia prometido. I así fue llebada á la dicha iglesia donde la bauptiçaron, i se le puso por nonbre María Saltos, como ar[r]iba digo: María, por nuestra Señora que la libró; Saltos por el salto peligroso que hiço. I así i así, vivió dentro de la dicha iglesia mucho tienpo en temor de dios, sirbiendo á él i á su madre gloriosa; teniendo spíritu profético, como se afirma por algunas personas fidedignas, que oieron á sus maiores, que un dean desta iglesia que era á la saçon, quiriendo ir á Roma y adreçando lo que era neçesario para su camino, viendo la vida y sanctidad de Maria Saltos, le dixo que rogase á nuestra Señora le endereçase aquel camino i llebase i trujese con bien; i que ella le dixo que no curasse de aparejar para ir á Roma, sino que procurase de aparejar su ánima i conçiençia, porque dentro de quinçe —380→ dias abia de ir otro camino más largo, i pasaria desta presente vida. I así el Dean dejó lo de Roma, i aparejó su conçiençia lo mejor que pudo, i falesçió el dia señalado que la sancta muger le dixo. I aunque esto no lo he leido, sino oido como digo, se deve creer; porque en lo que de ella diçe Fortalitium fidei «quod resplenduit Spiritu prophetie», aunque no declara en qué, deve ser estoria; [i] aun porque aquel dios omnipotente, que por medio de su gloriosa madre milagrosamente la guardó de la muerte preçipitada, i le dió gracia para que fuese Christiana, i le sirbiese en su santa iglesia como le sirbió, pudo darle espíritu de prophecía para aquello i para más. Y así, María Saltos en fin de mucho tienpo falleçió en la dicha iglesia, do fue sepultada; i en lo alto de una pared de la dicha iglesia está aún pintado el Milagro sobredicho; i cerca de [é]l pintada su sepultura, i junto á ella colgado su tocado.» |
Construída la nueva Catedral, á ella fueron trasladados en 1558 con solemne procesión los restos mortales de María del Salto. Refiérelo Colmenares123:
«Jueves, 25 de Agosto, la clerecía con las cruces, Cabildo, Obispo124 y Ciudad con gran concurso de gente fueron en procesion funeral á las ruinas del templo antiguo junto al Alcázar, donde en un gran túmulo, que cubría un paño de terciopelo negro estaba una caja con los huesos del Infante125 Don Pedro, cubierta con un repostero de brocado negro con las armas reales. Al lado derecho, algo atrás, otra caja con los huesos de muchos obispos, que se habian sacado de los sepulcros sin distincion ni memoria de sus epitafios: descuido culpable y dañoso. Al otro lado los huesos de María del Salto, en la misma caja en que se habian hallado en lo alto y hueco de una pared, con un cendal verde encima, y una gran argolla de hierro126, con esta inscripción —381→ en la piedra: Sepultura mui preeminente. Llegada la procesion se cantó un solene responso, y cuatro capellanes tomaron en hombros la caja ó ataud de María del Salto; otros cuatro la de los Prelados con muchas hachas á los lados; luego cuatro Regidores, la caja del Infante, y doce caballeros doce hachas con sus dos maceros delante. Con que la procesion volvió á la iglesia; y celebrado el oficio funeral con mucha solemnidad y luces, los huesos del Infante fueron sepultados en el claustro, en la capilla de Santa Catalina, caja ó fundamento de la torre, donde permanece el túmulo con la reja, en cuyo friso está la inscripcion siguiente: Aquí yaze el Infante Don Pedro, fijo del Señor Rey Don Enrique Segundo, Era M.CCCC.IIII, año 1366. Allí sus capellanes celebran sus misas y sufragios aniversarios127. En la misma capilla fueron sepultados los huesos de los obispos. Los de María del Salto fueron puestos en lo alto de una pared del mismo claustro, donde en una luneta se ve hoy pintado el milagro; y debajo, esta inscripcion: Aquí está sepultada la devota Mari Saltos, con quien Dios obró este milagro en la Fuencisla. Fizo su vida en la otra Iglesia. Acabó sus dias como Católica Christiana, año de M.CC.XXXVII. Trasladóse en este año de M.D.L.VIII.» |
Una obra, bastante anterior á la publicada en 1637 por Colmenares, traza con mayor exactitud el sitio y la leyenda del epitafio. Escribe el Licenciado Simón Diaz y Frias128:
Fr. Rodrigo de Cerrato, testigo de mayor excepción, nos ha demostrado que la célebre hebrea de Segovia no murió sino que fué bautizada cerca del año 1237. El descuido y la falta de sentido crítico, de que había alardeado la Relación (por otro lado muy estimable) del Sr. Pantigoso en 1523, se acentuaron todavía más bajo el impulso de quien compuso el nuevo epitafio en 1558. Equivocó la fecha de la defunción de Marisaltos con la del prodigio de la Fuencisla; y para colmo de torpeza se aventuró a fijar lo manifiestamente indeciso.
El resultado ha sido lamentable. Constando que la hebrea, ya bautizada, vivió largo tiempo sirviendo á Dios en la catedral, y sentado el error cronológico de que murió en 1237, se abrió paso forzosamente otro error; el de anticipar la fecha del milagro. Y con efecto la anticipó el doctísimo jeronimiano P. Fr. Juan de Orche en su Historia de la vida del glorioso San Frutos, que publicó en Valladolid, año de 1610 tomando el seudónimo, ó nombrándose el Licenciado Lorenzo Calvete Capellán de los Ilustrísimos Duques del Infantado, por no concederle licencia los superiores de la orden de San Jerónimo para que imprimiese la obra bajo su nombre verdadero. En el libro IV, que trata de las Grandezas de Segovia, y en el capítulo VII que intituló De la casa y hermita de mucha devocion, llamada Nuestra Señora de la Fuencisla, y del milagro que nuestro Señor obró en este lugar con una judía, está la Relación siguiente129:
«En el año de Christo de 1204 acaeció en la ciudad de Segovia, que una muger de un Cavallero, dió quexa á los jueçes, que á la sazon eran, de una judía, diziendo que cometía adulterio con su marido y la hazía mal casada. Los juezes, favoreciendo á la muger del Cavallero, tomaron algunos testigos, que más de presumpcion —383→ que de vista depusieron; y dieron sentencia contra la Judía á que fuese despeñada. El lugar, de donde en aquel tiempo despeña[ba]n, es una peña muy alta, que llaman en aquesta ciudad la peña Gragera, y está fuera de la ciudad, debaxo de la qual nace una fuente, que se llama oy dia Fuencisla, y tiene en el medio della tantos riscos, que la persona que della fuere echada se hará pedaços antes que llegue al suelo. Fue, pues, llevada á ella la Judía por los ministros de la justicia, y desnudándola todas sus ropas sino es la camisa, atáronle las manos atrás. Y viéndose la Judía en tan gran peligro, al tiempo que la querían echar de la peña abaxo, llamó con muy grande devocion á la Virgen nuestra Señora, que la favoreciesse y ayudasse, y dixo en alta voz: O Virgen Maria! como vales á una Christiana, socorre á una Judía; y como sabes que yo soy sin culpa, assí me socorre y ayuda. Luego los oficiales y ministros la arrojaron de la peña abaxo con muy gran furia; y vió la Judía (segun despues confessó) cómo una paloma muy blanca la llevó y la acompañó hasta ponella en el suelo tan suavemente, como si no uviera caydo de cabo alguno; y hallóse desatadas las manos y consolada grandemente. Estavan presentes á este tan señalado milagro gran muchedumbre de gente, assí Christianos como Judíos; los quales quedaron muy maravillados. Y la Judía, como se vió libre de tan cruel muerte, demandó luego el Baptismo queriendo ser Christiana, y pidió que fuesse su nombre Maria. La qual fue luego llevada á la Iglesia Cathedral desta Ciudad, y baptizada; y fuele puesto por nombre Marisaltos: Maria, porque llamando á Santa María fué librada de la muerte; y Saltos, porque de tan gran altura no recibió pena ni lesion alguna. Y quedóse por toda su vida dentro de la dicha Iglesia...130. Dios la favoreció á esta santa mujer, y le dió espíritu prophético; como se afirma por algunas personas fidedignas, que oyeron á sus mayores que un Dean desta Santa Iglesia de Segovia, que á la sazon era, queriendo yr á Roma, y aderezando lo que era —384→ necessario para su camino, viendo la vida y santidad de Marisaltos, le dixo que rogasse á nuestra Señora le enderezasse aquel camino, y le llevasse y traxesse con bien. Y que ella le dixo que no curasse de aparejarse para yr á Roma; que procurasse de aparejar su ánima y conciencia, porque dentro de quinze dias avia de andar y yr otro camino más largo, y passaría desta presente vida. Y que assí, el dicho Dean dexó lo de Roma, y aparejó su consciencia y alma lo mejor que pudo, y falleció el dia señalado. Y es bien de creer, por lo que della dize el Fortalitium fidei quod resplenduit spiritu prophetiae; aunque no declara en qué debe ser esto... Falleció la dicha Mari Saltos en la Iglesia Cathedral desta ciudad de Segovia año de 1237. Y en lo alto de una pared de la Iglesia vieja estaba pintado el milagro sobredicho; y cerca dél pintada su sepultura; y junto de ella colgado su tocado. Al presente está en la Iglesia nueva dentro en el claustro, como se vee oy dia.» |
Sentada como inconcusa la fecha de la defunción en 1237, conforme aparece del epitafio puesto en 1558, y de las líneas que se acaban de leer publicadas en 1610, dedujo cuatro años más tarde el Licenciado D. Simón Diaz y Frias131 un hecho singular, tan hueco de razón como brillante de fantasía. Imaginó que habiéndose llegado á Segovia San Fernando y su cuñado D. Juan de Briena rey de Jerusalen, y estando ambos en la ciudad «sucedió el milagroso caso de la inocente Hebrea, que está referido, y por orden de los Reyes, el uno el santo, y el otro el muy Católico, y de acuerdo del Obispo don Bernardo, se dio orden de hazer en baxo, y en el hueco del peñon, donde se apareció á la Judía la Virgen santíssima, una hermita y capillita pequeña, que por el poco espacio del sitio, por causa de las grandes y altas peñas, el camino Real y el rio, por entonces no se pudo hazer mayor. Y acabada, se passó el divino retrato de la madre de Dios132 con una solemníssima procesion y muchas fiestas.»
—385→EFIGIE ORIGINAL DE NUESTRA SEÑORA DE LA FUENCISLA.
(De fotografía sacada por D. Joaquín Castellarnau.)
—386→EFIGIE ORIGINAL DE NUESTRA SEÑORA DE LA FUENCISLA.
(De fotografía sacada por D. Joaquín Castellarnau.)
—387→Bien le refutó Colmenares; si bien anduvo á tientas indagando la fecha del milagro, por no haber examinado, ni leido la obra del Cerratense, que tan á la mano ó cerca de sí tenía. «Este caso, dice133, escriben fray Alonso de Espina y otros, sin señalar el año del suceso. Calvete en la vida de San Frutos dice que sucedió año 1204, sin dar autoridad. Y Simon Diaz escribe que la bautizó el obispo Don Bernardo, asistiendo al bautismo el rey Don Fernando y siendo padrino Don Juan Breña rey de Jerusalen, sin dar autor de noticia tan antigua y oculta. Cierto es que Don Juan Breña entró en Toledo en 5 de Abril de 1224 años; y este mismo año volvió á Italia, sin volver á España en su vida. Y nuestro obispo Don Bernardo entró en la silla año 1227, con que parece no pudieron concurrir al bautismo.»
Probablemente Diaz Frias recogió de Calvete el año 1204, y lo transformó en 1224; año que barajó distraidamente con el de 1237, en el cual puso á la vez el despeño y la muerte de la hebrea. Hay que agradecerle la estampación de la oda castellana, única en mi sentir digna de equipararse con la deliciosa cantiga de Alfonso el Sabio. Refiérome á los veinte tercetos del Licenciado Antonio Ordoñez134, premiados con joya de plata dorada en el certamen135, que abrió el obispo D. Antonio Idiaquez Manrique y mandó publicar á 26 de Agosto de 1613, para las fiestas (13-21 Setiembre) de Nuestra Señora de la Fuencisla en su traslación al nuevo templo.
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Madrid, 10 de Setiembre de 1886.